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Hada del pantano

~~Todavía recuerdo como me salvaste de la ciénaga al cogerme de la mano y como me conducías por los sitios seguros que solo tu conoces, esquivando las arenas movedizas y los insectos que inundan estas pantanosas aguas.
 También recuerdo como con tu serenidad me llevaste hasta la seguridad de las rocas que años y años de erosión no han podido desgastar por ser rocas formadas hace millones de años tras violentas explosiones volcánicas y ríos incandescentes de lava.
 Tampoco podría olvidar como me enseñaste tu morada, profunda, húmeda, plagada de una capa fina de musgo verde, donde te escondes de las maldades de este mundo y como cogiéndome de la mano me guiaste por las oscuras y laberínticas grutas que la recorren.
 Ni que decir tiene, mi bella hada, que cuando al llegar a tus aposentos escarbados con tenacidad por ejércitos de criaturas que desconozco, no pude disimular mi asombro, al descubrir que muy pocos seres han visto tan maravillosas estructuras y no solo me refiero a la construcción de tu aposento sino que, con esa luz que invadía cada rincón de piedra que no se veía de donde procedía, me refiero también a tu silueta, no me había fijado antes, ahora puedo ver tu cuerpo cubierto por sedas elficas transparentes y mis afortunados ojos pueden apreciar tus pechos dorados tibiamente a través de la seda, la aureola que los encumbra como marca en la seda puntos de referencia, la cintura que contrasta afrodisíacamente con el respingón y delicioso culito que se pega a la fina seda, se contonee mientras te alejas para coger algún tipo de liquido que no quiero saber ni de que esta echo, te acercas maliciosamente, lo puedo apreciar en tus pupilas brillantes, veo también como entre tus muslos se agita mientras te contoneas tu sexo, puedo apreciar su textura, puedo sentir su humedad, puedo oler su aroma.
 Como me iba a olvidar yo el momento en el que destapaste el liquido azulado y con unas gotitas colocadas en la yema de tu dedo recorrías mi cuello, mis hombros, mis pechos, mi vientre, mis caderas y mi espalda, no se lo que hace ese liquido pero te puedo decir hada hechicera que me dejaste inmóvil, a tu merced, y como seguramente tenias planeado, mi cuerpo solo respondía a tus deseos.
 Quien en su sano juicio podría olvidar cuando como místicamente me tumbaste en la gran mesa, que gobernaba el recinto, de piedra pulida y fría fue mi sensación, un leve arqueo de mi cuerpo lo revelaba y como una dominadora con una fuerte presión de tu brazo, impediste bruscamente que mi cuerpo se arquease. Una pierna asomó por encima de la mesa mientras con las manos retirabas la seda que impedía tu ágil movilidad, dejando al descubierto los muslos mas dulces y prietos que nunca ser humano ha visto. Como buena jinete montaste sobre mi cintura humedeciendo mi ombligo con los jugos de tu excitado sexo, con las manos me atrapaste mis mejillas y descendiendo la cabeza mordiéndote los labios acercaste tu lengua a mis labios que en esos momentos no deseaban otra cosa que sentir el calor de esa lengua que asuma viciosamente entre los dientes blancos de tu sonrisa.
 Cuando esa boca devoradora tuya, recorrió mi cuello, bajo por mi pecho y se detuvo en mis pezones duros como piedras, mi pene rozo ligeramente tus nalgas se incremento sensiblemente su erección ya de por si considerable.
 Agitaste tu cabeza delante de la mía y tus largos cabellos invadieron mi rostro como tentáculos mortales y seductores.
 Se lo que quieres, pero con ese liquido que me has untado no puedo moverme apenas, y con una mirada cómplice y sin articular ni una palabra, los dos pensamientos sincronizados, hicieron que te girases sobre mi vientre dejando que pudiera admirar la gema de las hadas, una delicia, increíble y única joya de la naturaleza, al mismo tiempo sentí como tus manos se apoderaban de mi pene, casi con avidez y con las dos manos exploraste cada milímetro de su longitud, a la vez bajaste tu cintura lo suficiente para que en mi boca aterrice suavemente tu sexo, húmedo, tan húmedo que moja mi boca, ahora cada aspiración es un éxtasis olfativo, cada sabor una explosión erótica, cada pliegue que siento bajo mi lengua es un tapiz cósmico, necesito recorrerlo en toda su magnitud, de delante a tras, busco la perlita que tímidamente sobresale de su reposo, es única también, pequeñita pero magnifica, tierna, delicada, y como tal con mi lengua y dibujando círculos en torno a ella la recorro y solo a veces, la aprisiono entre mis labios carnosos.
 Tampoco te olvides que mi pene en estos momentos esta en tu boca y desaparece tan deliciosamente entre tus labios como solo las hadas saben hacerlo, sujetándolo desde la base y jugando con los dientes y la lengua, llevándolo casi al limite, notas que esta lubricado y preparado para que entre en tu coñito mágico, dejas que mi lengua y mis dedos jueguen un segundo mas con lo tuyo y de un salto rápido, con precisión de un relojero ajustas las posiciones de ambos para que se acople suavecito, uuhhhmmmmm, no sabes bien la suerte que tengo de poseer a un hada de los pantanos elficos, ningún ser humano lo ha hecho antes y eso hace que mi miembro crezca aun mas dentro de ti, lo notas y aceleras el ritmo que tu marcas.
 Dos minutos o tres horas mas tarde, no recuerdo bien perdí la noción del tiempo, notas como comienzan las convulsiones de mi aparato, con tus manos en mis pechos y las mías en los tuyos, aceleras un poco mas mientras tu cabeza se inclina hacia atrás y tu pelo cae lascivamente por tu espalda, mi semen inunda tu ávido coñito desbordando todas las presiones, chorreando por los recovecos que quedan entre movimientos, has hecho y no se como que coincida tu orgasmico momento con el mío y se mezclan nuestros jugos en un éxtasis de aromas sexuales y perversos.
 Tampoco seré capaz de olvidar como tu cuerpo rendido cae sobre el mío, tu cabeza descansa sobre mi hombro mientras al oído te digo.
 Hada del pantano, no solo has salvado mi vida, sino que también me la acabas de quitar, ahora sabes que seré tu esclavo.
 Con un rápido movimiento de tu cadera, agitas en la mano lo que parece una daga, pulida, labrada íntegramente en diamante bruto, con certera precisión lo hundes en mi corazón. . Sé que no me heriste, por que de echo te estoy escribiendo esta carta, pero ahora comprendo lo que hiciste y es que me partiste el corazón al no querer que nunca nadie pudiera poseer mi corazón completo, lo hiciste trocitos pequeños, para que los pudiese repartir por el mundo de los humanos.
 Gracias hada mía nunca te olvidare. . ..

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