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Fotografiando su culo

~~Al día siguiente me desperté temprano y comencé un ritual para limpiar mi equipo; Camila fue la primera en asomar la cabeza por el cierre de la carpa.
 ¡Levantence perezosas! Les dije que había que empezar a primera hora.
 Ya vamos. respondió la voz adormilada de Muriel desde el fondo.
 Fueron saliendo de a una en una, primero Camila, luego Sandra y finalmente Muriel. Luego de un rato, ya peinadas, algo arregladas y con ese hilo dental que me facinaba se acercaron.
 Ya estamos listas.
 No, no lo están.
 Pero si ya nos peinamos y arreglamos y.
 Nunca dudes de un fotógrafo, si él te dice que no estás lista es porque no lo estás. las tres guardaron silencio mientras terminaba de ensamblar las lentes ¿Quienes desean ser las modelos? pregunté una vez hube terminado y tal como esperaba Muriel era la más entusiasta (quizá la única). Me acerqué a mi mochila y saqué unos lentes oscuros y la casaca de cuero de motociclista que llevo en todas mis salidas. Quitate el top y ponte estas cosas. de reojo pude ver que Camila le ayudaba a desatar la parte superior de su ropa de baño y se la guardaba mientras se ponía la casaca y los lentes, mientras yo ya había encontrado el tenedor que una amiga había dejado olvidado en mi mochila de una aventura anterior, me acerque a Muriel y comencé a escarmenarle el pelo como alguna vez había visto en una peluquería. Sandra ¿me alcanzas tu maquillaje? Sandra se sobresaltó ya que su mente estaba tal vez en otra parte, pero obedeció sin chistar, entro a la carpa y salió de ella con un estuche completo. Quiero que resaltes el color de sus labios, pestañas y cejas. Dejé de arreglar su pelo y mientras Sandra maquillaba a mi modelo improvisada yo buscaba en alguna parte de mi mochila un tubo de bronceador que recordaba haber comprado una vez y que servía para camuflar la piel blanca para darle un aspecto más bronceado. Cuando Sandra terminó su tarea unté mis manos con el aceite y sin darle tiempo a reaccionar puse mis manos sobre el cuello de Muriel, untándolo, luego bajé mis manos su seno, rozando sus pechos que reaccionaron con un respingo mientras untaba toda la zona que deseaba que la casaca dejase descubierta, unté más loción en mis manos y la esparcí por su vientre, nalgas y muslos, inclusive me atreví a mover la parte inferior de su ropa de baño para poder distribuir uniformemente el aceite. Sus compañeras fueron testigos mudos de mis manoseos, la seguridad y velocidad con que movía mis manos planteaba una duda similar a la del vaso lleno a la mitad, un poco más despacio sería morbo, un poco más rápido era sólo dispersar la loción. La más idiotizada era Muriel, sus mejillas se estaban ruborizando, su respiración estaba algo alterada y su sexo empezaba a emanar un olor que me daba a entender que su vagina empezaba a humedecerse en respuesta al movimiento de mis manos. ¡Listo! dije al mismo tiempo que le daba una palmada en las nalgas.
 Al enfocarla con la cámara pude observar en sus ojos que Muriel desaba más, había empezado a exitarse y antes de llegar a cualquier orgasmo yo había dejado de tocarla, así que aproveché el pretexto de acomodarla según la luz para posar mis manos otra vez en algunas partes de su cuello, torso, caderas y nalgas. Podía sentir que su corazón se agitaba más, eso me exitaba también, pero debía recordarme cuál era mi plan. Camila tampoco había estado indiferente, pude observar en la manera como se balanceaba de un pie a otro y se mordía el labio, que ella envidiaba mis manos, que deseaba ser ella la que tuviese la oportunidad de manosear a su amiga del mismo modo que yo lo había hecho. Ajuste los lentes oscuros que le había dado a Muriel y le pedí que tomara una imagen más masculina. Ella puso las manos en los bolsillos de la casaca y puso el cuerpo más rígido, era evidente la frustación ante la falta de contacto, ella deseaba llegar al orgasmo, su cuerpo se lo estaba pidiendo, y no veía la forma de llegar a él. No, falta algo, mmm, Camila, quítate la ropa de baño y ponte frente a ella dándome la espalda. Esta vez si hubo algunas reacciones, aunque erráticas por parte de las chicas. ¿Qué pasa?, podría luego borrar la ropa de baño con algún programa, pero no sería lo mismo, además yo sólo veré tu espalda y el hilo dental que usas no cubre mucho que digamos. Sandra empezó a abrir la boca, pero cualquier comentario que fuese a hacer quedó olvidado cuando Camila saltó delante de Muriel tirando detrás suyo su ropa de baño y el top que tenía en las manos, estaba exitada ante la idea de mostrarse desnuda ante su amiga. Las dos chicas se miraron un momento, luego Camila tomó con sus manos las caderas de Muriel y acercó su cuerpo al suyo. ¡Perfecto! Sigan así y empecé a tomar fotos.
 No puedo recordar qué les iba diciendo mientras tomaba las fotos, sólo recuerdo que las fuí animando ante cada cosa que hacían y que les pedía que mostrasen su yo interior. Camila tomó la parte de la ropa de baño que aún le quedaba a Muriel y trató de quitarsela, ella se sobresaltó al principio, pero la exitación iba incrementándose y el deseo le obligó a ceder. Las dos chicas acercaron más sus cuerpos, sus sexos, en una pose similar a la de los bailarines de tango se pegaron la una a la otra, a mí me costaba trabajo seguir tomando las fotos en lugar de masturbarme (a ésta altura de los hechos mi pene estaba duro como piedra y sentía los testículos como dos talegos a punto de reventar). Sandra estaba atónita, pero evidente que no podía escapar a la exitación del momento. Finalmente las dos adolescentes se dieron un abrazo lo suficientemente fuerte como para dispararles un orgasmo, sus piernas se hicieron de gelatina y cayeron sobre la arena. Muy bien muchachas. les decía mientras les ayudaba a levantarse y quitarle la casaca y los lentes a Muriel Ahora vayan a darse un chapuzón y a descanzar que se lo merecen luego de tanto trabajo.
 Mientras observaba a esos dos cuerpos desnudos correr al agua Sandra se acercó a mi espalda y susurró al oido ¿Seguro que no has tomado fotos para Play Boy?
 Eso Sandra, es algo que tendrás que averiguar en persona. y al ver su ojos verdes pude descubrir el deseo de una buena revolcada.

Datos del Relato
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