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Enculandome a Fabi

~~Pasamos disfrutando los dos días que nos quedaban, hasta la llegada de Fabi. La verdad es que no me explico, cómo era posible que Fabi teniendo esa belleza de mujer, tan ardiente, fogosa, cariñosa, y sobre todo tan preciosa, se dedicara a buscar placeres por la calle, de lo cual soy un testigo fidedigno.
 Andrea me siguió demostrando, que lo que habíamos experimentado en nuestro primer encuentro, no había solamente producto del gran deseo de amar y ser amada, sino que me mostraba que esa era la forma de sentir y de amar de ella.
 Nuestra pasión seguía desbordándose día a día en ausencia de mi mejor amigo . Nos amábamos con locura y hasta con frenesí diría yo. Es que era casi imposible amarla de otra manera. Andrea es tan ardiente y sobre todo es multi orgásmica, lo cual me volvía loco cada vez que estaba con ella. Vivíamos como marido y mujer, hasta que llegó el momento que tuve que dejarla sola, porque su marido llegaría en esa noche o a las primeras horas del día siguiente.
 Mi cabeza era un revuelo de ideas y pensamientos multiples. Qué le iba a decir a Fabi? Cómo me iba a comportar? Qué iba a decir él? Cómo repercutiría todo esto en Andrea? en fin estas preguntas y muchas más.
 Con el regreso de Fabi, él quiso que las cosas volvieran a la normalidad , o sea, nuestras diarias salidas a bailar a discotecas, a la playa, etc. Yo ya no estaba para eso y él lo notó, a lo que preguntaba qué me pasaba? Y yo respondiendo que nada, que simplemente no tenía ganas de salir y punto.
 Por otro lado, también notó un cambio radical en Andrea. Ella ya no le reclamaba nada, y mas bien, ni siquiera lo tomaba en cuenta, cuando era ella quien trataba siempre de congraciarse con él, siendo cariñosa.
 Fabi dada por hecho de que se trataba de un resentimiento de ella por lo hechos ocurridos la semana anterior.
 Pasaron tres días y la cosa seguía igual. Todo estaba pendiente, pero no se de qué! La situación se había tornado algo molesta. Yo quería ver a Andrea y estar con ella, pero me era imposible.
 Estaba en casa descansando de una larga jornada de trabajo, cuando recibí una llamada telefónica, y era ella. Me decía que me extrañaba y que en estos días que no nos habíamos visto, se había dado cuenta de que me amaba desesperadamente y que me necesitaba con locura. Le dije que a mí me pasaba lo mismo y deseaba verla, e inmediatamente me dijo que si, y que en dónde quería que nos viéramos. Le sugerí el apartamento de un amigo, que yo tenía las llaves, y quedamos en encontrarnos ahí a las 11 a.m. del día siguiente. Esa noche casi no pude dormir. Parecía un chiquillo a punto de recibir y gran regalo. Estaba ansioso, anhelante y desesperado porque amanezca pronto.
 Muy por la mañana me fui al departamento para dejar listo todo para nuestro ansiado encuentro. Llegada la hora, sonó el timbre, era ella, Andrea, que venía vestida con una mini falta roja y una camiseta de seda, sin manga blanca que la hacía lucir preciosa y cautivadora. Sus curvas eran resaltadas con esa ropa. Sus piernas se veían preciosas y apetecibles. Lucía como una muñequita sacada de alguna revista de moda.
 Al vernos nos abrazamos y besamos sin importarnos que nos pudieran ver. Solamente nos importaba nuestro amor. Era como si nadie más existiera en este mundo, solamente éramos dos amantes hábidos de amor y pasión.
 Cerré la puerta y de inmediato nos recostamos sobre el sofa, dónde dimos riendas suelta a nuestros deseos. Andrea me sacó mi camisa, me besaba las tetillas y a veces las mordía. Esto me encendía cada vez más y más. Yo la acariciaba su carita y luego bajé las manos para estrujar sus pecho por sobre la camiseta, sintiendo sus duros pezones que me invitaban a chuparlos. La separé y procedí a quitarle toda la ropa mientras la iba acariciando toda ella. Ella por su parte también hacía lo mismo, me desvestía, hasta que quedamos completamente desnudos. Cada uno acariciaba al otro, por todas la partes. Yo le apretaba sus tetas con una manos, mientras que con la otra la tenía en su vulva, friccionado fuertemente. Ella me chupaba las tetillas y con sus manos me agarraba el pene haciéndome una deliciosa paja, mientras que con la otra me acariciaba los testículos.
 Nuestro deseo subía y subía de tono que nos encendía aún más de lo que ya estábamos. Gemíamos como locos llenos de pasión y deseo. Bufábamos como dos animales en celo.
 La tendí sobre la alfombra y comencé a recorrer su cuerpo con mi boca y mi lengua. No dejaba un centímetro de su bello cuerpo sin ser probado y saboreado por mí. Su cuello, su nuca, sus deliciosas tetas, sus duros pezones, su ombligo, dónde me detuve un momento para jugar con mi lengua, para luego seguir bajando hasta llegar a su monte de Venus. Ahhh, que aroma!, que fragancia!, que olor!. Era algo que me encantaba también de ella. Con mi lengua subía y bajaba abriendo sus labios externos. Estaba completamente mojada. Destilaba sus líquidos y los saboreaba. No había lugar para el asco, solamente había lugar para el deseo y la pasión que nos desbordaba a los dos. Andrea se estremeció cuando sintió mi lengua urgar en su vulva. Mi lengua parecía lengua de víbora, jugueteaba, escarbaba y exploraba con una maestría única hasta lo más profundo de su cueva del placer. Andrea, se retorcía del placer, levantando su pelvis, contorneándose y tratando de introcudir mucho más mi lengua, que hacía su trabajo dentro de ella, llevándola a su primer orgásmo. Entre gritos y fuertes jadeos se vino, diciéndome cuanto me amaba y cuán feliz la estaba haciendo.
 En medio de su orgásmo, le dí la vuelta, poniéndola boca abajo, y le levanté la nalga en punta hacía a mí. Continué el trabajo de mi lengua en su raja, pero ahora me prendió de su clitoris, haciendo que ella se desesperara y volviera a acabar, pero esta vez con mayor fuerzas y mucho más prolongado. Yo seguía chupando su clitoris, hasta que me pedía: Ya no más por favor, ya no aguanto más. Ella seguía acabando como nunca antes lo había hecho. En medio de todo esto, cambia de lugar mi lengua y la guié directamente a su orificio anal. Ella me dijo Qué haces? Le respondí: Hacerte feliz, hacerte gozar. Mi lengua era un verdadero pincel en manos de un gran pintor. Volvía loca a Andrea. Era una nueva sensación la que estaba viviendo y sintiendo. Lo mejor de todo era que le encantaba y se dejaba estar. Le metí un dedo a lo que ella suspiró y apretó fuertemente su culito, creó que por reflejo. Le dije que no se preocupara y aceptó relajarlo. Mi dedo era girado en forma circular tratando de abrir su estrecho y delicado ano. Procedí a meter el segundo y ya no suspiró, sino que emitió un gemido, seguido por: Que delicia papito, síguelo haciendo, dame más. Le introduje hasta el fondo mis dos dedos, mientras ella se movía atrás y hacía adelante. Finalmente le dije que se lo iba a meter, ella me pidió que lo haga con cuidado, que nunca lo había hecho por ahí. Lubriqué muy bien mi pene en su vagina, para los cual tuve que metérsela varias veces, a lo que ella respondía con fuerte movimientos, luego ubiqué mi glande en la entrada de su ano y poco a poco se le fue encajando, mientras que con mi otra manos estimulaba su clítoris. Cuando pude meter la cabeza de mi pene, me detuve y comencé a besarle y a acariciarla sus tetas y su clitoris en forma alternada. Esto dió su efecto, ya que Andrea, se sumergió en una mar de deliciosas convulsions llenas de placer que le provocaba mis juegos. Esto la llevó a estar a punto de venirse nuevamente. Ahhh papacito, me duele, pero me gusta mucho, por favor sigue, mételo todo, que es rico. Yo iba empujando poco a poco hasta que finalmente mis bolas chocaron con sus nalga terminando mi penetración de todo mis 18 cm. Ella me dijo: Lo siento que me llena toda papito, ahhhh que rico, papito, Comenzó a moverse lentamente, para luego ir incrementado su velocidad. Aparte de nuestras jadeos, solamente se escuchaba el golpear de mis bolas contra sus nalgas. Estábamos prendidos el uno del otro. Dáme más, más, papito, soy toda tuya mi amor, reviéntame toda. Ahhhh que rico que siento, papito me vengo, me vengo, muévete más, más rápido que me vengo ahhhhhhh, que rico que rico, papito mi amor, no sabes cuánto te amo papacito. Yo seguí bombeado hasta que ella se desprendió de mí y me acostó. Yo estaba con mi pene que reventaba. Parecía una barra de hierro candente. Andrea la agarró y se la metió a la boca, chupando, succionando y mordiendo el glande, haciendo que me sintiera en las nubes. Ahora era yo quien jadeaba y hasta gritaba del placer que me estaba dando. Bruscamente se la sacó de la boca y se montó encima mí. Ubicó mi polla en la entrada de su cueva del placer y se la metió de un solo empellón tan larga como es.
 Me cabalgó deliciosamente. Se retorcía y giraba violentamente utlizando mi polla como un eje fijo y firme. Movía sus cadera en forma rítmica adelante y hacía atrás, cuando en uno de esos movimientos, sintió cómo estrujaba mi polla contra su clítoris, causándole un delicioso efecto lleno de placer. Siguió haciéndolo hasta que gritó que se venía y comenzó a moverse con mayor velocidad, lo cual me provocaba un inmenso placer, el mismo que me estaba llevando a acabar en un delicioso y terrible orgásmo. Estaba por acabar cuando ella grito: Me vengo, papito me vengo y dicho esto trató de meterse todo mi ser dentro de ella, apretaba su pelvis contra la mía, como si mis 18 cm no fueran suficiente. Ella estaba acabando al mismo tiempo que yo lo estaba haciendo. Los dos envueltos en un delicioso placer, entre gemido y jadeos y frases de amor.
 Ella cayó pesadamente contra mi pecho mientra me decía que me amaba y que conmigo era verdaderamente feliz.
 Nos estábamos besando cuando reaccionó y me dijo: Ya tomé mi decision, ya verás que seremos felices por siempre. Yo realmente no le tome mucha atención a sus palabras, porque tantas veces que decía que me quería, que me amaba, que pensaba que era otra más de esas tantas veces.
 Me preguntó la hora, le respondí que eran casi las dos de la tarde, y se levantó sobresaltada, diciendo que tenía que irse. Le pregunté a dónde y me respondió que su mamá llegaba a las dos y media que debería ir a recogerla al aeropuerto y que esa noche me esperaba en la casa, porque me iba a dar una gran sospresa.
 Andrea se aseó, se vistió y se fue dejándome todo pensativo e intrigado. Qué clase de sorpresa era la que iba a dar?
 Llegó la noche y acudí a su casa. Me sentía raro, ya que casi siempre por no decir siempre iba con Fabi o a ver a Fabi, pero esta vez era totalmente diferente, iba a ver a Andrea.
 Llegué y mi sorpresa ver a Fabi haciéndola de buen marido delante de su suegra. Al verme Andrea dijo: Bueno parece que ya estamos completos ahora. Fabi preguntó: Completos? Qué tiene que ver Gus en lo que quieres decir y hacer Andrea? Ella le respondió: Gus es la razón por la cual los he citado aquí el día de hoy. Y dicho esto se dirigió a su mamá y le dijo: Mira mamá, siempre te he hecho creer que mi matrimonio era una joya de felicidad, pero la verdad es que no es así, ni se acerca remotamente a la realidad Soy o mejor dicho era, totalmente infelíz, maltratada y despreciada como persona y como mujer por este individuo refiriéndose a Fabi, quien no podia creer lo que estaba oyendo He vivido mucho tiempo de agonía, que sólo por el hecho de no querer amargarte la vida no te he dicho nada. La mamá replica: Y qué tiene que ver Gus en todo esto? Fabi se adelantó a responder y dijo: Lo que pasa es que, Gus es mi gran amigo y siempre Andrea le echa la culpa de todo lo que ella se imagina. No, no es así dijo Andrea Es cierto que Gus es bien amigo de Fabi, pero la razón por la cual está aquí es otra. El es a quien yo amo con toda mi alma. El me consoló y me tendió su mano amiga cuando más lo necesitaba, y por ultimo me ha hecho volver a sentir mujer, si mamá y no me averguenza decirlo, me ha hecho sentir una verdadera mujer, una mujer que siente y que necesita ser amaba y deseada. Yo me quedé con la boca abierta, al igual que la mamá y Fabi, no podia creer lo que estaba oyendo. Reaccioné y apoyé las palabras de Andrea ella había tenido el valor de decir las cosas sin tapujos y necesitaba el apoyo incondicional de mi parte Si es cierto señora dije Es verdad todo lo que le ha dicho Andrea. Yo amo a su hija como nunca he amado a nadie y estoy dispuesto a luchar por el amor de ella. Solamente deseo verla feliz y creó que puedo hacerlo con mi amor y mi devoción. Fabi al oir todo esto, reaccionó y quiso atacarme con furia, pero lo detuve advirtiéndole que mejor no lo intentara, porque se podría arrepentir; la mamá de Andrea también le llamó la atención fuertemente, y le dijo: Es verdaderamente vergonzoso que hubieras hecho esto a mi hija, después de todo lo bien que te tratamos y te ayudamos. Por favor recoge tus cosas y vete inmediatamente de mi casa. Y dicho esto se dió media vuelta y se alejó, mientras Andrea venía junto a mí y me daba un delicado y tierno beso en la boca, aún delante de Fabi. Este nos miró con unos ojos llenos de odio y furia que nos aniquilaba y se retiró a recoger sus cosas. Andrea me abrazó mientras me dijo: Papi, quieres venirte a vivir conmigo?

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