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Categoría: Flechazos

EN UN VUELO DE AMERICAN AIRLINES

Estaba sentado en el lounge esperando la salida del vuelo 121 de American Airlines desde Paris y de regreso a casa. Los veinticuatro días que pase en esa ciudad fueron un verdadero infierno.

Todo comenzó hace como cuatro semanas en Nueva York. Se suponía que mi jefe viajaría a París y ayudarnos en la filial que tenemos allí para iniciar un nuevo sistema. Unos días antes debía irse pero me dice:

- Tienes que irte a Paris y reemplazarme durante tres semanas. Los jefes creen que tú conoces mejor que nadie este nuevo sistema y que no es necesario que vaya y en lugar de eso me quede atendiendo otros asuntos. Ya te reservé el vuelo. Sales el lunes.

Salí el siguiente lunes. Imagínense si un norteamericano la puede pasar bien en Paris. No, porque la gente es mal educada y si buscaba ayuda no me hacían ningún caso, ni en los restaurantes, ni en las cafeterías y ni siquiera en la calle. Todo porque no sabía ni una palabra de francés y porque obviamente era norteamericano y a ellos no les caemos bien. Así que ya estaba listo para regresarme. Deseaba quería irme de ese lugar.

Ahora estaba sentado en primera clase esperando a que mi vuelo, ya demorado tres horas por fin saliera. Muy tranquilamente observé por la ventana del avión mientras tomaba un café, y miraba a las otras personas con las que me tocaría viajar en el lounge.

Cuando el vuelo salió con destino a Londres me quedé solo en primera clase porque todos bajaron. ¡Qué bueno fue eso!

porque quince minutos después entraron dos personas al avión. Uno era un hombre mayor, como de cincuenta años. Parecía de negocios y tenía un teléfono celular pegado a un oído y otro en la mano. Se sentó y comenzó a hablar con la otra persona en el otro teléfono. Por supuesto que estaban discutiendo sobre algún negocio porque lo hacían de manera muy impresionante.

La otra persona que entró era una mujer. Rápidamente me di cuenta que era su esposa. Tenía como 30 años, cabello rizado no muy largo, marrón y muy bonita. Se sentó y luego colocó el saco que portaba sobre sus piernas.

Como era lo único que llamaba la atención en este momento, la observé muy detenidamente. Tenía unos ojos muy bonitos de color verde que volvían loco a cualquiera; unos labios carnosos pintados de lápiz labial rojo brillante, una blusa satinada morada abotonada en la parte delantera.

Luego de algunos minutos de cuidadosa observación y sin lograr llamar la atención, noté que el botón de la blusa estaba abierto, fuera del ojal. Era una tremenda mujer con unas medidas como de 34 D en sostenes. La fuerza aplicada en ese botón de la blusa era demasiado grande por lo enorme de sus senos y esto hacía que la blusa le quedara tensa o apretada. Les puedo decir que con sólo mirarla, ya yo estaba algo excitado. Al parecer se debía a que hacía semanas que había tenido mi última relación sexual.

También se le veía el sostén negro, parcialmente visible a través de la blusa abierta. Siempre me han atraído las mujeres con ropa interior negra, y esta era muy sexy y elegante.

Intenté no mirar mas pero fue imposible. Ya me parecía que el esposo se iba a levantar del asiento en el avión y me iba a dar un golpe, pero en lugar de esto ella se dio cuenta que yo la observaba, y me sonrió.
Me dio pena. Le sonreí también, pero no por mucho tiempo porque mis ojos no dejaban de observar su boca tan sensual y esos pezones cubiertos por el sostén negro. ¡Dios mio! Yo ya no aguantaba. Mientras más miraba mas caliente me ponía.

Estaba sentado con unos blue jeans que me quedaban demasiado ajustados y ya se apretaban demasiado con el aumento de mi miembro. Ella me coqueteaba y me coqueteaba y yo le siguía el juego. Bajó la vista y finalmente supongo que lo hizo para abotonarse la blusa, pero no lo hizo. En lugar de esto, se abrió el único botón que quedaba arriba y se jaló la blusa un poco para que quedara más suelta.

El huevo se me paró por lo excitado que estaba y ya lo tenía bien duro. Me sonrió en forma seductora y se quedó mirando mi cuerpo detalladamente. Yo estaba intentando evitar que me viera el huevo que se me paraba mas y mas. Ya se notaba el bulto, pero de nada servía. El blue jean no dejaba espacio para nada y no me lo podía acomodar. Luego extendió la mano, tomó el abrigo de sus piernas y lo colocó en el asiento de al lado.

Por primera vez pude ver bien el resto de su cuerpo. Tenía puesta una mini falda algo corta, y bien apretada con una abertura bastante grande por un lado. También usaba unas medias negras y zapatos de tacones altos, de cuero. Con los zapatos hacía juego el cinturón de cuero en su cintura. ¡La verdad es que esta mujer si estaba buena!

Cruzó las piernas y el pié se le balanceaba hacia arriba y hacia abajo en forma muy ligera.

Yo sabía que cuando llegara a mi casa iba a tener fantasías con esta mujer. Pasaron diez minutos y luego cruzó las piernas al contrario, pero cuando lo hizo la abertura de la minifalda se abrió lo suficiente para mostrarme el lazo que sostenía sus medias de seda negras. Ya el huevo me dolía literalmente debido a la frustración y el deseo.

Yo creo que me la hubiera cogido allí mismo en el suelo del avión frente a su esposo si no hubiera controlado mis impulsos. Lo miré y todavía volteaba hacia otro lado, sin prestarle atención a su esposa, oyendo cuidadosamente lo que le decían por teléfono. Tenía papeles regados en el asiento de al lado y aparentaba estar demasiado ocupado.

Tal vez por esto fue que ni siquiera se dio cuenta cuando ella se puso de pié para dirigirse a los baños. Las puertas de estos estaban una al lado de la otra. No se podían ver desde el lugar en donde estaba sentado su marido, pero yo si.

La miré como se alejaba caminando con su apretada minifalda que le quedaba muy buena, mostrando su sobresaliente culo. También podía ver bien sus piernas hermosas a través de sus medias negras. Realmente esta mujer iba mas allá de lo que yo me había imaginado en todas mis fantasías.

Cuando llegó a las puertas, se dio vuelta y me sonrió seductoramente. La abertura de la falda estaba de frente hacia mi y ella movía la pierna para mostrarla mas. Tragué saliva cuando hizo esto. Luego se pasó la lengua por los labios lentamente y entró en los baños con el letrero para hombres. Me quedé mirando la puerta. No se si era mi imaginación, o si realmente ella había entrado a ese baño, así que esperé.

No… había entrado al baño equivocado, al de los hombres. Pero…¿sería que deseaba que yo entrara también? ¡Dios mio! ¿Acaso mi mala suerte pudo cambiar en apenas una hora?

Me paré y me hice el que caminaba hacia la puerta sin darme cuenta, pero estaba inseguro. Tenía que hacerlo, no quedaba mas remedio. Entré al baño y no estaba allí. Me dirigí al lavamanos para lavarme la cara con agua fría y ya me estaba mirando en el espejo cuando vi los tacones altos por debajo de la puerta giratoria detrás de mi.

Miré por un rato pero no se movía ni siquiera un poquito. Luego, un par de pantaletas negras de seda y medias también de seda, negras cayeron alrededor de sus piernas y hasta sus zapatos. Levantó uno de los pies para sacarlo.
Ahora o nunca. Esta era la oportunidad. Me dirigí hacia el urinario y me agaché para verle las pantaletas. Estaban tibias y húmedas. Tenían un perfume que hizo que el huevo se me parara más contra los pantalones.

- Pase, si quiere. La puerta está abierta.

Fue una voz suave. Miré rápidamente alrededor y luego abrí la puerta. El baño era bastante grande. Ella me sonrió seductoramente de nuevo y extendió un brazo para agarrarme por la camisa y por el cuello de esta; me jaló hacia dentro del inodoro. Quise decir algo pero me colocó el dedo índice en los labios. Se arrodilló y me acarició el huevo duro a través del blue jean. Se sentía delicioso. Luego me abrió el cinturón con la seguridad de una mujer que quería guerra o mas que eso. Luego me agarró los pantalones por cada lado de la cadera y me los bajó de un tirón. Definitivamente yo tenía el huevo bien grande y erecto porque ella sonrió y lo acarició de nuevo.

Una ola de placer me recorrió la espalda. Miré sus labios exquisitos y me los imaginé alrededor de mi huevo. Sus dedos se metieron en la cintura del interior y los bajó hasta mis piernas. Ya mi huevo apuntaba hacia ella apenas a un centímetro de su boca. Se movió un poquito hacia delante y me besó la cabeza del huevo. Luego con la lengua entre los labios la pasaba suavemente por la punta del huevo justo en la puntita. Luego movió la cabeza y le pasó la lengua desde la base hasta llegar a la punta del huevo.

- Realmente usted tiene un huevo muy bonito. Es mas grande que el de mi esposo- dijo muy suavemente antes de comenzar a besarlo por los lados y luego a todo lo largo.

Los ojos me daban vueltas haciendo toda clase de esfuerzos para no gritar tan duro y nos descubrieran. No quería que terminara de mamármelo. Hasta que por fin ella, lentamente, se tragó todo mi huevo hasta introducirlo completamente en su boca. Nunca ninguna mujer me había mamado así el pene, tan profundo en su garganta, pero estoy seguro que eso era lo que ella trataba de hacer.

Lo que yo sentía no se puede describir. Baje la mirada para verle sus labios sensuales, como se desplazaban por mi huevo ya bastante lleno de saliva. Fue entonces cuando lo tomó alrededor con sus dedos y comenzó a hacerme la paja mientras me lo seguía mamando. Ya no aguantaba mas, sobre todo si se trataba de la mujer de mis fantasías ¡mamándome el palo!

Al parecer ella sentía como el huevo se me ponía cada vez más parado y duro porque lo comenzó a chupar con mas fuerza y a darle duro con las manos.

Le dije: - ¡Ya estoy acabando! - Entonces lo mamó más fuertemente y todo el semen le inundó la garganta. Le dio más duro con la mano mientras los labios apretaban fuertemente alrededor de la parte mas sensible del glande, en la parte de abajo de la cabeza.

El huevo lanzó un chorro, después otro chorro de semen dentro de su boca y garganta. Se sentía como chupaba y se tragaba todo y seguía sacándome todo lo que quedaba. Ya me temblaban las piernas cuando le acabé en la boca. Después de un tiempo que no parecía terminar, acabé totalmente pero cuando yo creía que habíamos terminado ella siguió arrodillada para comenzar a besar y lamerme el huevo de nuevo.

Ya se había bajado, aunque no mucho. Al parecer quería que siguiera parado por lo que hacía: siguió chupando y mamando y haciéndole la paja. Lo que yo sentía ya no lo aguantaba. Creo que no iba a poder seguir mamando tan rápido pero la mujer inventó algo nuevo: cuando se me paró otra vez como piedra se puso de pie delante de mi para decirme:

- ¡Mi esposo tiene tres semanas sin cogerme! Me parece que se está tirando a esas chinas putas que contrató como asistentes. Quiero sentir tu huevo duro dentro de mi.

No esperó mi respuesta. Se voltea, se inclina y se levantó la falda hasta la cintura. Tenía el culo mas sexy y bonito que alguna vez haya visto. Todo el mundo me decía que el culo de mi novia era un regalo de Dios, pero esta mujer era mil veces mejor. Abrió las piernas bien abiertas y puso su culo apuntando hacia mi. Tenía una forma muy bella, redonda con esas medias negras que le servían de marco. La parte de arriba quedaba solo a unos centímetros debajo de la cuca. Demasiado para mi. ¡Muy buena! Ya no me aguantaba.

Lentamente le restregué el huevo a través de los labios de la cuca y la sentí mojada y caliente. Gemía suavemente. Me eché hacia atrás y empujé mi huevo un poco mas. Ella daba griticos de placer. Con mi cuerpo apenas le tocaba el culo.

-¡Qué sabroso se siente!- dijo. Se lo seguí metiendo y todavía estaba a mitad de los labios vaginales. Luego le di mas duro hasta que mi cuerpo pegó del culo haciendo un ruido. Ella gritó pero a mi no me importó: La cuca no solo la tenía mojada sino también muy caliente. No se porqué la tenía tan apretada.

CONTINUARÁ

Traducido por Marcos Urbina
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Datos del Relato
  • Categoría: Flechazos
  • Media: 4.84
  • Votos: 63
  • Envios: 2
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