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Embriagado sexualmente

~~Esta no es una historia real, es la historia que me asalta todas las noches mientras duermo, y siempre me despierto en el mismo estado lamentable, de embriaguez sexual. Es el primer relato que escribo así que espero que me salga bien y que os guste. Me llamo Maricarmen y soy de Algeciras. Tengo un cuerpo bastante marcado y un pecho muy grande del que siempre me he avergonzado y he tapado con ropa ancha, tengo 19 años y ahora estudio en la universidad. Siempre he sido bastante tímida y no he tenido demasiadas experiencias sexuales. Todo empezó hace dos años, por aquel entonces estaba con un chico, se llamaba Alberto, era guapísimo (por lo menos a mi me lo parecía), me cuidaba mucho y siempre procuraba que estuviera bien. Duré dos meses con él, y nunca le deje que me tocara, lo dejé yo, y desde entonces se ha convertido en mi obsesión, creo que cometí el peor error de mi vida dejándole escapar. En mi mente sigue clavada una de las noches que estuve con él. Era sábado por la noche, habíamos salido y bebido bastante, y por el camino yo le había puesto bastante cachondo, dandole besos por el cuello y acariciándole por debajo de la camiseta. Cuando llegué tuve que entrar en mi casa para hacer creer a mis padres que había llegado, y volví a salir en pijama. Yo creí que era bastante normalito, ya que era de manga y pernera larga, pero cuando me vio aparecer, Alberto me agarró y empezó a besarme apasionadamente. Eso me puso muy cachonda y empecé a rozarme con él, y pude notar como el estaba completamente erecto, y que me seguía el juego con asombrosa habilidad. Era a partir de ahí cuando empezaban los problemas. Alberto con el calentón, empezó a acariciarme, primero por la espalda, por la tripa, el culo, pero cuando subío a cogerme las tetas, como siempre pasaba, yo le cerré el paso. No entiendo porque lo hacía; me encantaba y sabía que si me dejaba llevar lo podía pasar estupendamente, y que además a le haría disfrutar a él. En ese momento dejamos de besarnos, nos pusimos a charlar tranquilamente como si no hubiera pasado nada. Eso es lo que más admiro de Alberto, a pesar de lo caliente que lo ponía siempre, nunca intento ni tan solo forzar un poco; y aquí es donde empieza mi sueño; que hubiera pasado si él me hubiera forzado .
 El sueño empieza siempre igual, cuando salgo de mi casa ya con el pijama, pero Alberto no está. De pronto me asalta por detrás embistiendome con la polla por el culo, lo que hace que me suba todo el calentón de una vez, o eso creo yo, me agarra de la cintura con la mano izquierda, mientras que con la otra me agarra del cuello y de la barbilla girandome la cabeza para besarme suavemente. Yo me voy calentando más si cabe y por lo que notaba en mi culo, él tambien parece que le iban a reventar los pantalones. De pronto empieza a bajar la mano que tiene en mi cuello y yo vuelvo a sentir ese malestar al notar que se acerca a mis tetas e intento pararle, pero él lo esperaba, y esta con la otra mano listo para coger mis brazos y llevarmelos a la espalda. Me tiene inmovilizada completamente. De pie en medio de la cera de mi calle sujetandome los brazos con una mano y rodeandome la cintura con la otra. Esa sensación de impotencia hizo que me pusiera cachonda como nunca pensé que pudiera estarlo. Con la mano que tenia en mi cintura empezó a acariciarme las tetas por encima de la camisa, suavemente como si fuera su mayor tesoro, era la primera vez que alguien me acariciaba el pecho y eso me hizo estremecerme, paso la mano dentro de la camisa y bajo mi sujetador, jugando con mis pezones que estaban ya completamente desorbitados. Yo estaba con los ojos cerrados y jadeando con mi nuca apoyada en su torso. Todavía a pesar de la calentura seguia sintiendo la necesidad de parar y de vez en cundo hacia algun intento de zafarme de su inmovilización, sobre todo cuando bajo su mano por mi tripa y la metio por dentro de mi pantalón y bragas. Fueron dos o tres segundos de terror lo que senti mientras el bajaba, por lo que estaba a punto de hacerme, yo todavía era una niña, y casi estuve a punto de soltarme, pero en el momento que llego y empezó a acariciarme el clítoris, fue tal la sensación que me invadió que me entregue totalmente, relajé mis brazos, y el lo notó; pudo soltarme sin que encontrara en mi resistencia, y mientras que con una mano me estaba haciendo ver el paraíso en mi clítoris, con la otra manoseaba con sumo erotismo mis tetas. Yo pensaba que me iba a salir de mi, de la sensación, lo que no sabía es lo que quedaba por venir. Al rato cuando por fin llegue al orgasmo mas maravilloso que tendré jamás, él decidio cambiar de metodo. Me bajó los pantalones y las bragas hasta la altura de la rodilla, me hizó que me apoyase de cara a una pared y que sacase el culo para fuera, al principio le dije que era una locura, estar así en medio de la calle, pero de inmediato cambie de opinión, el se puso de rodillas detrás de mi, y empezó a lamerme el coño con mucha suavidad, lo que hizo que me fuera prácticamente la momento. Fue acelerando el ritmo y cambiando de vez en cuando al culo, que se iba relajando y dilatando por momentos, y cuando lo creyó oportuno empezo a meterme un dedo, luego dos, luego perdi la nocion debido al inmenso placer que estaba experimentando, en ningún momento me dolió debido a la suavidad y cariño con la que lo hacía. Dos o tres orgasmos más tarde, paro me dio la vuelta y me dijo que si había disfrutado, yo dije que si, que como en mi vida, aunque temerosa de que se fuera a acabar el placer, pero automáticamente le mire el paquete y parecia que iba a reventar. El me vió y dijo: si tu has disfrutado, ahora me toca a mi. Llevó mi mano a su pantalón y empecé a acariciarle. Estaba totalmente a su merced, y estaba dispuesta a hacer todo lo que el me dijera. Se desabrochó el pantalon, y se sacó el nabo, se lo cogí y empecé a menearsela primero suavemente luego más rapido, yo no podia dejar de mirarla, y Alberto mientras tanto me acariciaba y tocaba por todas partes.
 Me dijo que me arrodillara, sentí un poco de recelo, pero me forzó y lo hice, seguí masturbandole de rodillas, hasta que me dijo que abriera la boca, no me gustaba la idea, asi que la abri poco, y de mala gana; el dio un paso hacia delante metiendomela entera en la boca. El sabor, la textura, no se lo que fue, pero me volví a poner a mil en un momento. Empecé a chuparsela con pasión desmedida acompañando el movimiento con la mano, él disfrutaba, era evidente, pero yo también, era lo que más sorprendia, me estaba encantando. Decidí, ver hasta donde me entraba, y me la metí entera hasta que llegó a la garganta, noté una pequeña arcada, pero mereció la pena, al oir su bufido de placer. Repetí la jugada varias veces seguidas pero esta vez mirandole a la cara para poder ver su gesto de placer, hasta que el me dijo: No querras que esto se acabe ya no? Yo quiero follarte antes de correrme. Su actitud cambio, ya no estaba tan cuidadoso, se notaba que ahora estaba totalmente embrutecido por el calentón, y la idea de lo que había conseguido me excitaba bastante. Me puso de pie de espaldas a él apoyada en un coche, y me dijo apoyando la polla ennla entrada de mi vagina: no tenemos condón, pero solo te quiero desvirgar, y probaremos otros caminos, me sorprendió la rudeza con la que lo dijo, pero también me puso cachonda. De un solo golpe me la empalo entera fue una mezcla de dolor y placer, era todo tan nuevo para mi, tan contradictorio, estaba llorando mientras gritaba como una posesa de placer. Estuvo entrando y saliendo de mi nada más que 40 o 50 segundo, pero fue suficiente para que tuviera un orgasmo, y despertara a todo el vecindario con los gritos. La sacó y se puso de rodillas otra vez, volvió a atacarme el culo con lengua y dedos. La idea de que me fuera a dar por el culo me parecia repulsiva, pero a la vez estaba deseando que acabaran ya los preliminares para que me la metiera, y asi se lo dije: Metemela de una puta vez y dejate de jueguecitos. Mi actitud le sorprendió, se puso de pie y la enfilo, con un golpe certero me empaló, Ahora si sabia lo que sentia, esos gritos eran de dolor, pero rapidamente el dolor fue desapareciendo y se fue convirtiendo en placer a raudales, notaba como el ano se iba dilatando. Decidí tomar yo la iniciativa y empecé a moverme girando la cabeza para ver su cara, Estabamos los dos sudoroso, con toda la ropa puesta, y al observar la situación senti una ola de excitación que me llevaron al más largo y placentero orgasmo de la noche. Yo ya había tenido de sobra, y quería dejarle a Alberto, con un buen recuerdo, así que me saque su polla de mi culo, me arrodille y empecé a comersela a un ritmo desenfrenado, le dije que me avisara antes de irse y eso le decepciono un poco, aunque yo seguí con mi trabajo, rápido, profundamente, acompañando con la mano. Tardo poco, me la sacó de la boca y empezó a menearsela orientandola hacia otro lado, había caido en la trampa, justo antes de irse, puse la cara justo delante, apoyandosela justo en la entrada de mi boca entreabierta, se la cogi con las dos manos y empece a menearsela., me inundó un excitante sabor, que me salpicó por toda la cara, y yo cuidadosamente lo recogí todo y me lo fui metiendo en la boca.
 Así despierto cada mañana, buscando desesperadamente ese sabor, pero nunca lo encuentro. Fue cuando empecé a tener estos sueños cuando me lancé definitivamente al sexo. Mi primera vez no fue ni por asomo tan placentera como esta, me dolió muchisimo y además fue con un gilipollas, pero que cojones, para que sino están los sueñoss

Datos del Relato
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