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Categoría: Fantasías

EL REGALO

"Después de años en parejas nuestra relación se estaba enfriando. Decidimos hacer algo diferente que nos pusiera las pilas. "

Después de años en parejas nuestra relación se estaba enfriando. Decidimos hacer algo diferente que nos pusiera las pilas. Nos marchamos de vacaciones a Tailandia. Visitamos el país y nos dimos una sesión de masaje. Sin que mi mujer Silvia lo supiera, la prepare una sesión un tanto especial. Hable con la encargada mientras que mi esposa se desnudaba y se tumbaba en la camilla. Me tumbe al lado de ella en otra camilla y la dije, déjate llevar y disfruta del masaje, es mi regalo. A continuación entraron dos masajistas femeninas, nos quitaron los batines cortos que teníamos y con una luz tenue empezaron su trabajo. Silvia me miraba un poco cortada al quedarse desnuda de cintura para arriba y siendo tocada por la chica oriental, pero las avilés manos llenas de un aromático aceite, el olor de una hierbas que humeaban, y el calor pegajoso reinante envolvieron a mi esposa en un trance sexual cada vez mas caliente. La chica sobaba la espalda, costados y caderas con suma delicadeza, pero empezó a bajar por las nalgas quitando la toalla que la tapaba. Silvia abrió los ojos como pudo, me miro y los volvió a cerrar, como si un sueño la posellera.La otra masajista también me sobaba mi espalda y como a mi mujer también empezó a acariciarme las nalgas y piernas. La situación cada vez era mas caliente pues la hábiles manos se acercaban a zonas delicadas .Vi como al meter las manos por el interior de los muslos Silvia separaba lentamente las piernas ofreciendo el tesoro rapado. Los dedos empezaron a juguetear con los labios carnosos y bastante húmedos. Silvia soltó un pequeño quejido de placer al sentir como dos dedos entraban dentro de ella, acompañando el movimiento de entrada y salida con los de su cadera. Nos dieron la vuelta, y empezaron a tocarnos el pecho de forma que los pezones de los dos se nos pusieron de punta, sobre todo los de Silvia que sobresalía de una perfecta montaña dura. La masajista en un momento se metido un pezón en la boca después de haberlos sobado lentamente con la lengua y Silvia la empezó a acariciar la negra melena de la cabeza queriendo recompensarla. Me estaba poniendo a cien al ver a mi esposa entrar en un juego sin poner ninguna prava. Las manos de mi masajista bajaron por mi costado, se agarraron pringadas de aceite a mi pene y empezaron a suaves caricias , consiguiendo una erección inimaginable. La chica de Silvia también bajo pero con la boca, lamiendo sus costados, ombligo y por fin con ayuda de las manos de Silvia su afeitado coño.Cuando la lengua toco los labios, Silvia levanto las caderas separando las piernas, ofreciendo la raja abierta y empapada a lengua inquieta. Mi masajista mientras me dedicaba una chupada perfecta, sin prisa, lentamente entraba y salía de su boca la estaca, jugando con la cabeza, dándola suaves mordiscos. No pude aguantar más, la intente quitar la cabeza para no mancharla pero ella se agarro al mástil insertándoselo más profundamente en la boca y tragándose toda mi caliente leche. Mientras observe como disfrutaba mi esposa haciendo un sesenta y nueve con la masajista. En ese momento un chico oriental entro por la puerta. La masajista que me atendió a mi le quito la bata al joven chico, mostrando un cuerpo de gimnasio totalmente afeitado y con un ariete que nunca había visto, solo en las películas porno. La chica se puso de rodillas y empezó a chuparle el miembro, la otra compañera dejo a Silvia y acompaño en la chupada a su amiga. Silvia al ver al chico y a ese enorme miembro me miro con cara de asombro, diciéndome no con la cabeza. El joven me miro, buscando mi aprobación, se la di asintiendo con la cabeza. Silvia dijo, estás loco. Nunca te he visto follar con otro, no me dijiste que era una fantasía que te gustaría tener, ahí la tienes, disfrutala.El oriental se acerco a las piernas de mi mujer, comenzó a lamerla desde los pies y empezó a subir, mientras Silvia me decía que no con la cabeza, pero cada vez con menos intensidad. Cuando alcanzo el coño sus piernas se pusieron tensas y apoyadas el sus hombros. Se oía los chupetones que el joven le dedicaba a mi señora y los suspiros que esta daba. La escuche pedirle que la dejara chupar el tremendo rabo cosa el el chico accedió. Con las dos manos no abarcaba la estaca. Nunca vi a Silvia chupar una polla con tanta ansiedad. Me puse caliente, llame a las chicas que estaban mirando la escena del compañero, y nos pusimos a follar los tres. De vez en cuando mi mujer y yo nos mirábamos sin decirnos nada, pero no perdí de vista cuando la puso a cuatro patas y la empezó a penetrar lentamente .Al sentir la cabeza de esa vestía arqueo la espalda escondiendo el culo, pero el de un fuerte golpe la penetro dando un fuerte grito de dolor y placer. Cuando se sintió totalmente penetrada saco el culo para afuera permitiendo así que el ariete entrara dentro de sus entrañas. Vi como dos lagrimas resbalaban por su mejilla. La pregunte estas bien, solo pudo mirarme y mordiendo el labio inferior movió la cabeza afirmativamente. Sin decir tiene que mis chicas no me dejaban en ningún momento de hacer cosas ,muchas de ellas desconocidas para mí. Vi como el joven mientras bombeaba a mi esposa sacaba de un tarro una crema y le untaba el ano, metiendo primero un dedo y luego los dos. Cuando dilato suficiente saco la estaca del coño y la puso en el orificio, mi mujer al sentirla intento quitarse pues nunca pudimos hacerlo por ahí. El chico cogiéndola fuerte por las caderas la perforo dando un tremendo grito y agarrándose a las sabanas, me asuste ,pero pronto vi como la zorra de mí amada acompañaba las embestidas del joven con sus caderas, mientras le decía ,sigue cabron , destrózame el culo ,córrete dentro por favor. Chorros de leche salían del ano cuando saco la estaca, dedicándole después una estupenda chupada, limpiándole de toda leche. Sin llegar a correrme me acerque a Silvia se la metí en la boca corriéndome también en ella, mezclándose los sabores de las leches, tragándosela entera. Desde aquella aventura repetimos en muchos sitios dando rienda suelta a nuestra fantasías.

Datos del Relato
  • Categoría: Fantasías
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