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El DESEO por una madura IMPONENTE (II)

Después de lo sucedido con Eugenia, no me podía dormir, algo que nunca antes me paso, porque no había nada que me quitara el sueño nunca. Pensaba en lo ocurrido y me maldecía por precipitarme. Empezó a clarear el día y había estado la noche en blanco. Así que como sabía que el gym abría a las siete, me preparé y me fui a hacer un poco de ejercicio.



          Me sorprendió la cantidad de gente que había a esa hora, tanto hombres como mujeres. Pero se notaba el no haber dormido. Me costaba más esfuerzo. Pero aun así estuve tres horas. El cansancio era total. Me fui para casa y me encontré a Santi, bueno encontrármelo precisamente no, que estaba esperándome. Volvió con el tema de sus padres y volvimos a charlar, yo creo que lo que quería oír era que ni sus padres eran unos depravados, ni raros, ni enfermos ni nada de eso, simplemente que eran personas que querían pasárselo bien.



          Después de unas dos horas sentados en la cafetería se quedó más convencido. Estuvimos luego hablando de la universidad que ya empezaba en unos días y cuando estaba totalmente tranquilo me despedí de él diciéndole que necesitaba descansar un poco.



          Me di una buena ducha, tomé un sándwich y un zumo. Luego me senté en el sillón a descansar un poco. Me quede dormido, cuando abrí los ojos, estaba tumbado en el sillón, eran más de las seis y media, pegue un bote me arregle y me vestí lo más rápido posible, cogí el coche y salí disparado para casa de mi tía.



          Llegue con más de una hora de retraso de la hora acordada. Llame y me abrió la puerta grande para meter el coche. Cuando lo hice, pude ver que había aparcado dentro un coche de gama alta.



          Vino mi tía a mi encuentro, diciendo que se las pagaría y que ya me podía aplicar por el retraso. La acompañe y nos dirigimos hacia el porche grande. Pude ver una mujer sentada, pero solo podía ver la cabeza por detrás, era entre castaña y morena, no sé si de bote o natural.



          Cuando nos oyó llegar se puso de pie y se dio la vuelta. Efectivamente mi tía tenía razón, la conocía y me gustaba. La cara de tonto fue monumental, era una periodista muy conocida. Y mi tía siempre me había oído decir que estaba muy buena, entre otras cosas, pero ella jamás me dijo que la conocía, lo cierto que siempre que hacia comentarios ella se reía.



          Mi tía chasco los dedos diciéndome que volviera a la tierra, las dos se rieron. Nos dimos dos besos y yo prácticamente volé. Mi tía se disculpó ante Nuria que así se llamaba, diciéndola…



TIA-es que además de universitario, para sacarse un dinero, es masajista titulado de un gimnasio. Que hoy había tenido más trabajo y por eso ha llegado tarde.



NURIA-Buen mocetón, nadie diría que tiene 19 años. Le alimentaron bien.



TIA-Entre los genes y todo el día haciendo deporte, pues ya me contaras.



NURIA-Es que hay que cuidarse.



YO-Y alimentarse bien. Y nada de vicios.



NURIA-Hombre algún pequeño vicio o alguno esporádicamente… tampoco está mal. ¿Tú no tienes ningún vicio?



YO-Vicio, vicio, no sé si llamarlo así, pero puede que sí, que tenga uno.



NURIA- ¿Qué vicio, si se puede saber?



TIA-Jajaja, si se ha puesto como un tomate. ¿Qué vicio será? Jajaja



NURIA-Jajaja, me parece que nos quedaremos sin saberlo.



          Nos sentamos y estuvimos hablando de todo un poco. Cambiábamos de vez en cuando de tema, pero volvíamos a repetir alguno y así durante un rato. Yo lo cierto que no quitaba ojo de Nuria y mucho menos de su blusa con un botón de más desabrochado.



NURIA-Y eso de los masajes… ¿A cuántos los cobráis?



YO-Solo es a socios y socias. (Como no era cierto lo que dijo mi tía, me invente una cantidad para salir del paso)



NURIA-Más o menos como donde voy yo.



TIA-Desde que vive aquí, de vez en cuando se acerca y nos deja a su tío y a mí como nuevos, nunca nos lo dieron tan bien.



YO-Pero eso también es por no tener prisa, no es lo mismo cuando estas con un horario.



NURIA-Claro, a mí son unos 20 minutos. Que yo creo que son pocos.



YO-Un buen masaje se va a la hora, hora y cuarto.



          Mi tía me hizo un par de señas. Yo no las entendía bien, no estaba seguro de lo que quería decirme. Pero como sabía que tenía prisa, ya que su amiga solo estaría esa noche, pensé que se refería a la piscina. Por lo que dije que iba a aprovechar y darme un baño en la piscina.



          Cuando ya me puse el bañador bajé y como no sabía si había acertado, le dije que me iba a la de dentro, que así luego me daba una sauna. Me di cuenta que mi tía aguantaba la sonrisa, por lo que pensé que, si no había sido lo que quería decirme, estaba encantada de que lo hubiera decidido. También me di cuenta de la mirada de Nuria, que no se cortó.



          Me metí dentro de la casa y me pare un momento, para oír lo que decían.



-Menudo sobrino que tienes, Lucia, vaya, vaya. ¿seguro que es tu sobrino? Jajaja



-Seguro. El hijo de mi hermana, que si fuera de la hermana de mi marido… jajaja.



-Pervertida… jajaja. Y que sepas que en bañador gana “muuuuuucho”



-Y me dices a mi pervertida, que cara que tienes.



          No quise oír más porque donde estaba podía ser descubierto, me fui a bañarme y a esperar que sucedía. Dejaría que la calentona de mi tía llevara de momento la voz cantante.



          Me encontraba nadando y cuando di el giro en la piscina, vi que las dos se encontraban allí, en el borde de la piscina mirándome. Por mi posición veía los muslos de dos mujeres estupendas.



          Mi entonces tomo la palabra para decirme que Nuria tenía una contractura desde hace varios días en un gemelo. Que podía mirarlo y ya de paso darla uno de mis masajes. Me guiño un ojo. Yo dije que no había ningún problema, pero que mejor se diera una sauna primero. Así sería mucho mejor. Mi tía dijo que buena idea y se fueron a cambiar.



          Mi tía bajo con una rapidez inusitada. Para hablar conmigo.



-Bueno, ahora tantea tú el asunto. Sin ir a saco, pero a por todas.



-Yo haré lo que pueda y más, pero ya veremos.



-Si ves que si me voy será más fácil, me haces una seña y me marcho hasta que estéis metidos en faena.



-De acuerdo.



          Yo ya me había secado, tenía los aceites preparados y lo único que faltaba que Nuria apareciera. Cuando lo hizo, apareció como mi tía, con una toalla, enrollada a la altura de su pecho y que llegaba hasta los muslos. Se metieron en la sauna, a los diez minutos más o menos salieron. Yo ya tenía preparada la camilla de masajes, la coloque de tal manera que mi tía quedara de cara a ella, para que no pudiera ver lo que yo hacía con las manos, porque pensé que eso tranquilizaría más a Nuria.



          Mi tía puso música ambiental y se sentó en un butacón, estaba expectante, al igual que yo. Nuria se tumbó, tenía claro que no llevaba sujetador, porque se notaba. Una vez tumbada, deje caer un chorro de aceite sobre los gemelos de Nuria. Primero empecé por el que supuestamente estaba mal. No note nada raro, pero…



          Paso de estar hablando con mi tía, a solo expresarse con monosílabos prácticamente. Se fue relajando y pude observar que llevaba braguitas puestas. Eso no me animo mucho, pero no estaba todo dicho. Haría que mis manos cambiaran todo.



          Ya había masajeado bien los gemelos, los tobillos y lo último fueron los pies, que hizo que se relajara más. Ahora fui hacia los muslos, al principio apreté un poco fuerte, pero no lo suficiente como para que el dolor fuera desagradable.



          Ahora ya masajeaba los dos a la vez y hacia lo que quería con sus piernas. No sé si ella se daba cuenta, pero ahora tenía la toalla más arriba, veía perfectamente las braguitas y notaba perfectamente el coñito de ella, con los labios bien abultados.



          Era hora ya de dar el siguiente paso y avanzar un poco más. Le hice un guiño a mi tía de que la cosa iba bien y le saqué mi lengua para provocarla, porque sabía que tenía que estar súper empapada. Efectivamente ella me miro y se mordió el labio inferior, su mirada era una mirada muy viciosa, libidinosa total.



          Fui subiendo muy lentamente con mis masajes, pasado un rato, prácticamente estaba al borde de rozar sus labios. Estire mis dos pulgares y de vez en cuando los rozaba, como si fuera de forma accidental en un principio. La primera vez que noto el roce, se le escapo un imperceptible gemido, que yo que estaba atento pude percibir.



          Luego fui siendo más descarado, como no encontré ningún rechazo, mis dedos pulgares rozaban ya descaradamente sus labios vaginales, eso sí, con el estorbo de las braguitas. Notaba como ella estaba disfrutando. En un momento, se medio incorporo sobre sus codos y miro a mi tía, que estaba con los ojos cerrados, yo sabía que, seguro que nos veía, pero parecía dormida. Nuria se volvió a tumbar.



          Ahora ya que creía tener la “autorización” de Nuria. Con una mano aparte las braguitas para un lado y no lo pensé más, mis dedos empezaron a tocar todo y a meterse bien dentro de ella, que se aguantaba los gemidos, pero que se dejaba hacer totalmente.



          Con las dos manos y como las braguitas me molestaban, decidí quitárselas, cuando ella noto que las agarraba por los lados, colaboro para que se las quitara y una vez que lo hice, la agarre de sus piernas y la atraje hacia mí. Una vez que la tenía como quería, me agache y con mi lengua se la pasaba por todo el coñito y por su culito.



          Ella solo dijo… “Chiquillo, menuda lengua… Ahhhh” yo creo que lo dijo inconscientemente. Mi tía que lo oyó se acercó y mientras yo la follaba con mis dedos, veía como mi tía empezó a acariciar su melena, ella trato de balbucear algo a mi tía, pero mi tía solo dijo… “Calla, disfruta, no hace falta que digas nada, tu solo goza…”



          Así era Nuria ya no ocultaba sus gemidos, la di la vuelta y sin nadie decirla nada, ella misma se quitó la toalla, quedando dos tetas fabulosas al descubierto, coronadas por dos pezones que estaban durísimos.



          Mi tía no se lo pensó, mientras yo me comía su coñito, pasando mi lengua, ahora si, por su clítoris, ella comía y lamia los pezones de esa mujer que tanto deseo. Mientras ellas se hablaron, yo me limite a seguir con lo mío y a escuchar.



-Vamos puta, cómeme bien las tetas. Que siempre lo deseaste, que me daba cuenta. Vamos, sigue…



-Ya veo que te gusta, no lo puedes negar…



-Aaaahhhhhhhh, quien lo niega, sigue, no pares no hables…



-Ahora quien es la puta… Ya verás como nadie te ha comido el coño como yo. (Me hizo apartarme y se puso ella. Yo me fui hacia la boca de Nuria con mi polla bien tiesa)



-Joder, joder, joder… que bien lo haces.



          Cuando puse mi polla en su boca, ni se lo pensó, se la metió en la boca, gemía mientras lo hacía. Se sacaba la polla para decirnos… “Me estáis matando de gusto” también nos decía que… “Vaya par de pervertidos” y cuando se la veía decidida a decirnos algo más, se puso a correrse y casi cae de la camilla, de tanto que se retorció.



          Mi tía nos dio la mano y nos fuimos en dirección a la habitación, en el camino nos besábamos los tres a cada paso. Mi tía decía a Nuria que esto era solo el principio.



          Una vez en la cama, Nuria sonriéndonos y con cara de viciosa, nos dijo… “Que bien montado lo teníamos” y mi tía se puso a morrearse con ella, mientras se acariciaban. Eran una imagen muy morbosa. Estuve a punto de irme para dejarlas disfrutar a solas, sobre todo a mi tía.



          Pero en pleno fragor entre ellas, mi tía gira la cabeza y me dice… “Ven a follarte a esta putita, que esta que se derrite…” Nuria con una voz temblorosa por el placer que le daba mi tía… “Si, si, que venga”



          Me acerqué a ellas, Nuria estaba boca arriba, abrió sus piernas, la cogí por los muslos, colocándome en medio de ella y metiéndosela poco a poco a continuación. Era digno de ver la cara de ella mientras se la iba metiendo, era totalmente excitante.



          Mi tía se acercó a su oído diciéndola… “Seguro que jamás tuviste un pollón así” “Que bien te entra” “Ya verás cuando te rompa ese culito de puta que tienes” Nuria a todo lo que iba diciendo mi tía, decía “Que gusto” “Nuca estuve así de cachonda”.



          El verlas así y oírlas, me hacían ponerme más cachondos, lo que hacía que se la metiera hasta mas no poder, cuando llegaba al fondo del todo Nuria resoplaba y se enroscaba con sus piernas en mi cintura.



          Mi tía Lucia también estaba “necesitada” de atenciones y se acercó a Nuria la dio un beso muy caliente, para luego preguntarla con voz ardiente… “¿Zorra te has comido alguna vez un coño” Nuria negó con la cabeza y también con apenas casi voz dijo NO. Lucia la dijo… “pues ya es hora”



          Se abrió de piernas y se colocó sobre su boca. Ella me miro y con una cara totalmente distintas a otras veces, se la veía más cachonda, me beso apasionadamente en la boca, nuestras lenguas estaban como en una batalla.



          Nuria se volvió a correr nuevamente y mi tía estaba casi por el mismo camino. Me quite y automáticamente Lucia se agacho, hasta quedar las dos en un apasionado 69. Cambie de posición y me puse detrás de mi tía, yo tenía ganas de correrme ya, acerque mi capullo a la entrada del culo de mi tía y se la fui metiendo. Según lo hacia mi tía chillaba de placer, era muy escandalosa.



          Mi tía se corrió, pero siguió con su 69, las dos estaban recuperando el tiempo perdido, lo hacían con muchas ganas. Cuando no pude más me corrí de una forma exagerada, como pocas veces antes.



          Saqué mi polla del precioso culo de mi tía y mi leche empezó a caer hacia su coñito, que pude apreciar como Nuria, cuando lo noto, se lo comía con más ganas.



          Estuvimos toda la noche follando como si se fuera a acabar el mundo, solo paramos un ratito para reponer un poco de fuerzas y tomar algo. Por la mañana temprano, Nuria se tenía que marchar no quedaba más remedio. Nos despedimos y Nuria sonriendo dijo… “Tendré que viajar más a Alicante” mi tía y yo dijimos que estaría bien que viniera más, sonriendo nosotros también.



          Una vez que se fue, mi tía me dio un beso agradeciéndome todo, por haber conseguido a su amiga. Yo tenía ganas de estar un ratito más con mi tía, pero ella me dijo que imposible. Que ahora llegarían varias mujeres, ya que tenía que seleccionar a una como asistenta interna, ya que la anterior se tuvo que volver a su país.



          Una vez que me duché y arregle me marche para mi casa. Mire el teléfono y vi que no tenía ninguna llamada, ningún mensaje, estaba claro que no habría café con Eugenia, Me imaginaba que estaría enfadadísima. Hoy en concreto me venía hasta bien, ya que así podría descansar de una noche tan ajetreada.



          Llegué a casa y me metí en la cama, poniéndome una alarma para despertarme antes de comer y no tirarme durmiendo todo el día. Estaba ya medio dormido, cuando sonó el teléfono, era Eugenia. Cogí el teléfono, con la intención de hacerme el arrepentido, el avergonzado…



-Dígame…



-Hola, Carlos. ¿te apetece que tomemos café hoy?



-Mejor que no. Estoy muy avergonzado por lo que paso. Desee que la tierra me tragara. No sé, no sé cómo hice…



-Tranquilo, no estoy enfadada. Primero porque sé que no volverá a ocurrir y segundo porque seguro que ha sido un impulso, una confusión en tu cabeza.



-Gracias por ser tan amable, pero no sé si poder mirarte.



-No seas tonto, ya verás cómo se te pasa.



-No de veras, además tu sabes casi todo de mí y tú no confías en mí, no me cuentas nada.



-No seas chiquillo. Claro que confío en ti y ya no me acuerdo de que pasara nada.



-Hoy desde luego no. A lo mejor otro día, estoy muy cortado.



-Ya verás cómo confiare más en ti.



-Sí, lo dices para que me sienta mejor, pero no sé yo… otro día.



-Bueno, vale, otro día te llamo. Pero tranquilízate que todo está bien.



-Gracias Eugenia, de verdad. Hasta otro día.



-Vale, hasta otro día.



          Una vez finalizada la llamada, me quede más relajado, había salido todo bien. Mucho mejor de lo que me podía esperar. Dormí pocas horas, pero me levanté totalmente pletórico. Por la tarde me acerque a la universidad, para hacer varias gestiones antes del inminente inicio del curso.



          Lo típico, saludando a compañeros y compañeras, a personal de la universidad y personas del profesorado, que estaban por ahí. Cuando estaba hablando con un grupo de compañeros, aparece una mujer deslumbrante.



          Metro setenta y… más o menos. Piernas larguísimas y bien estilizadas. Con una minifalda sugestiva de cuero, color rojo. Una blusa blanca, con varios botones abiertos, dejando ver un canalillo que insinúa que es poseedora de un par de buenas tetas. Un culo con muy buena forma, ni grande ni pequeño, respingoncillo. Ojos grandísimos oscuros y un corte de pelo muy singular, para mí, pelo corto y muy negro, pero para dos compañeras que estaban allí… “Lleva un pelo estilo bob con flequillo, a la guarra le queda muy bien” Su edad, era una edad bastante indeterminada, pero si me apuran diría que sobre los 35 o 45 años. Difícil de saber.



          Como es lógico viendo semejante mujer, pregunte quien ere y casi todos al unísono me dijeron que preguntara a Mi tía, ya que era una nueva profesora y que nos daría clase a nosotros. Me dijeron que llamara a mi tía y la preguntara, pero dije que tampoco iba a molestar a mi tía por eso. Pero ya estaba loco por quedarme solo para llamarla.



          Cuando me marche para casa aproveche y llame a mi tía.



-Hola Lucia. Mira he estado en la universidad y nos hemos quedado todos viendo a una morena, que es profesora y que… (me corto automáticamente)



-Ni lo sueñes, ni lo pienses, ni te lo imagines… ¡NADA DE NADA! TE LO AVISO. (Hablaba en voz alta y alterada)



- ¿Qué te pasa? Si no me has dejado ni hablar.



-Es la mujer del administrador general de la universidad. Es intocable. Recuerda que siempre te lo hemos dicho tu tío y yo, con ese ningún problema que no nos llevamos bien con él y es un imb… ¡UN GILIPOLLAS! Vamos.



-Pero si por lo menos se llevaran 30 años.



-Eso no tiene nada que ver, lleva ya varios años tratando de meterla a trabajar y ya lo ha conseguido. Pero te aviso ni con ella ni con el ningún problema.



-Vale, vale, tranquilízate.



-Pues ya está.



          Dejé la conversación, jamás vi a mi tía así, ni cuando era pequeño ni tampoco desde que estaba aquí. Ella siempre en todo era muy conciliadora y era la primera persona que veía que le caía mal de verdad. Por lo que decidí quitarme de la cabeza a esa mujer y no enfadar a mis tíos.



          Ya empezamos la universidad, las clases discurrían con total normalidad y todo iba como siempre. Bueno, a excepción de las clases de la nueva profesora, que para más inri se llamaba Morgana. Sus clases estaban siempre a tope. Nadie faltaba. Cada día su indumentaria era distinta, parecía más un pase de modelos. Si a todo eso unimos su hablar que era totalmente seductor, era el no va más.



          Un miércoles por la tarde tenía que asistir a una reunión del consejo parroquial. Ya llevaba varios días esquivando a propósito a Eugenia. Así que decidí ir, pero con la intención de llegar tarde y así lo hice. Cuando entré en la sala pedí disculpas por mi retraso y todos me dijeron que tranquilo.



          Con el rabillo del ojo notaba como Eugenia me miraba, tal vez esperando que yo mirara, pero me resistí y aguante para no hacerlo. La reunión se desarrollaba con total tranquilidad hasta que llego el punto donde había que confirmar quienes irían a Madrid, ya que era la semana siguiente. Me pilló por sorpresa, además suponía faltar una semana a la universidad y no podía.



          Todas las que había a excepción de Eugenia decían que les venía muy mal, que no podían dejar unas su casa, otras el trabajo. Dieron un receso para que lo pensáramos. El párroco y varias mujeres vinieron hacia mí para convencerme, yo alegue lo de la universidad porque además era cierto, pero intervino Eugenia diciendo… “Si se lo pides a tus tíos, seguro que podrán ayudarte” llame delante de todos a mi tía, en el pensamiento que me diría que de eso nada.



-Hola tía, mira, que estoy aquí en el consejo parroquial y están tratando lo que te conté de Madrid, de las convivencias…



-Ah, sí dime, ¿Qué es lo que sucede?



-Pues que quieren que vaya yo, pero como está la universidad y no quiero problemas…



-Si es por eso no te preocupes. No te pondrán ningún problema, además siendo algo con la parroquia hasta te “bendecirán”, que ahí todos son de golpe en el pecho.



-Entonces ¿Segura que no pasara nada?



-Segura, ya lo arreglo yo. Jajaja, tú en unas convivencias, jajaja.



          Una vez que acabe de hablar solo me quedo decir que yo iría también. Ya solo faltaban dos personas más. Al final de la reunión ya estábamos los que iríamos. Eugenia, Mariví, Mª Jesús y yo. Mª Jesús era la más joven delas tres. Era menudita, pero con una cara graciosa y era muy simpática.



          Bueno, la cosa no estaría mal, seguro que con Mariví no me aburriría. La hora de partida seria el domingo a las 10 de la mañana. En total seriamos 35 entre chicos y chicas, el párroco y nosotros cuatro.



          Cuando llegue a casa me prepare un sándwich de vegetal y cogí también un refresco. Me fui al ordenador, para meter varias cosas en mi agenda. Cuando vi que tenía tres mensajes. Dos eran mensajes sin importancia, pero uno era de una pareja, que tenía un anuncio que decía…



“Hola somos un matrimonio, ella muy guapa, con buenas tetas y buen culo. Nos gusta mucho el morbo y la fantasía. Ella de 44 años y el 50. Buscamos chico joven, bien cuidado, no fumador, NO PROFESIONAL, que este bien dotado. A ella la gusta que la traten vulgarmente delante de mi (su marido) y que la domen, ya que según ella soy un sumiso cabronazo y ella muy puta. Solo para personas serias. No largos correos ni historias raras. Interesados enviar contestación”



          El día que estaba leyendo este y otro anuncio fueron los que más me impactaron. El correo me decía… Que les había gustado lo que ponía en mi correo y me dieron el Messenger para poder hablar.



          Me conecte y estaban en línea. Por lo que nos pusimos a chatear. Estuvimos charlando un rato, ellos me caían bien, pero ahora venía la hora de la verdad, porque había mucho tío solo haciéndose pasar por pareja… les dije que lo mejor sería poner la cam para poder ver, que éramos lo que decíamos. La contestación fue que ahora era imposible porque tenían gente por medio. Pero me dijeron que en una hora aproximadamente volverían a conectarse. Y así quedamos.



          Yo seguí haciendo cosas que tenía que hacer en el ordenador, ya había pasado más de una hora, bastante más, por lo que pensé que sería otro “fantasma” metido en la red. Pero sonó un aviso, allí estaban nuevamente.



          No había contestado cuando me pedían autorización para la cam, lo di y allí los vi, aunque he de decir que esas cam no hacen normalmente justicia, a ella, que era lo que me importaba se la veía bien, por lo menos lo que se veía.



          En la charla me entere que eran de fuera de Alicante ciudad, pero de un sitio cercano. Me dijeron que se llamaban Pepe y Mencía. Yo no sabía si eran sus nombres de verdad o no, pero me daba igual. Al final de la conversación quedamos para el viernes noche. Sin ningún compromiso, simplemente para conocernos en persona y ver que podía suceder. Ellos dijeron de quedar en un pub que yo ni conocía, ni me sonaba, pero muy céntrico.



          Al día siguiente cuando regresaba de la universidad pase por la calle que me dijeron que estaba el pub y efectivamente existía, me entere que era un disco-pub.



          Los días pasaron sin vernos ni hablarnos Eugenia ni yo. Llego el viernes y después de cenar temprano, a la hora indicada me dirigí al pub.



          Cuando llegue y entre, era difícil distinguir nada ahí, en luz no gastaban mucho, pero lo que se veía estaba bien, un lugar cuidado y limpio. Había y gente dentro, no estaba lleno, pero había bastante gente, por lo que pude ver el 90% parejas. Lo que me hacía estar un poco desubicado.



          Me estaba tomando un refresco y pendiente de la gente que entraba. Todo eran parejas. Cuando veo unos que pueden que sean y efectivamente eran. Se acercaron y nos saludamos. No habían mentido ella estaba muy bien. El aparentaba más de los 50 que decía, pero me dio igual.



          A ella la notaba bastante cortada, yo diría que demasiado. Por lo que ponía en el anuncio, yo pensaba que ella era la que llevaría la voz cantante, pero no, él era el que hablaba y no paraba. Ella hacia comentarios corotos.



          Después de un buen rato decidimos irnos a una mesa, quise tantear en ese momento el terreno, el eligió una mesa en concreto y yo dije… “Esa no, mejor esa otra que está más apartada” ninguno dijo nada y fuimos a la mesa que dije yo. Eso me gusto.



          Pasado otro buen rato, yo ya me estaba aburriendo así que, sin cortarme, dije… “Mira Pepe, tu sigue hablando si quieres, pero yo me voy a bailar con tu mujer” no espere respuesta ni nada, la extendí la mano, ella la agarro y nos fuimos.



          En la pista sonaba música lenta y las parejas estaban muy acarameladas. Ella en un principio guardaba las distancias, ya que en teoría hoy sería un día de contacto y si nos caíamos bien, otro día seria el día definitivo.



          Me acerque a su oreja, se la lamí y se la mordisquee, para luego decirla que se pegara bien a mí, que así no me gustaba. Ella estaba un poco reticente, pero la apreté fuerte una nalga y automáticamente se pegó a mí.



          La dije que así me gustaba y que yo no era el cornudo de su marido, que a mí no me toreara. Eso parecía que le gustaba, porque se restregaba bien. Nos estábamos poniendo “morados” con tanta refriega, ella ya se dejaba hacer. Le dije que pensaba follarmela esa noche, que no pensaba esperarme a otro día, ella asentía, ahora con una mano tocaba por encima de su vestido una de sus tetas, estaba que explotaba. Le dije de volver al sitio y cuando salimos de la pista, la dije ves al baño, quítate lo que lleves debajo y cuando llegues se lo das al cornudo.



          Ella se fue para el baño y yo junto a Pepe. Antes de que me preguntara le dije que estaba en el baño.



-Bueno Carlos, ahora que estamos solos, ¿Te caemos bien?



-Si sobre todo tu mujer. Me tiene…



-Pues ya verás otro día como te va a poner.



- ¿Y por qué no hoy?



-Porque mi mujer y yo luego lo tenemos que hablar y decidir.



          Llego la mujer y a pesar de que estábamos solos y era difícil que nos vieran, ella como con mucho secretismo le dio algo al marido. La cara de él fue de total sorpresa.



          Antes de que la diera tiempo a sentarse, la agarre y la senté encima de mis piernas, de lado y mirando a su marido. Mientras hablaba como si no pasara nada, tocaba sus rodillas, para ir subiendo mi mano por debajo de su falda. El miraba como no creyéndoselo, pero ella facilitaba todo abriendo sus piernas y acariciando mi nuca, ella miraba a su marido.



          Se notaba que él quería decir algo, pero o no sabía que decir, o no le salían las palabras. Pero fuera lo que fuera, ella y yo ya estábamos metidos en harina, como se suele decir. Hasta que por fin hablo.



PEPE-Oye Carlos esto no es serio, habíamos quedado en que otro día. (Cuando iba a responderle yo salto su mujer)



MENCIA-Cállate la boca, que siempre pasa lo mismo, luego buscas excusas y nada de nada. Solo sabes calentarme para luego nada, ahora te jodes.



YO-Tranquilos, que lo pasaremos bien todos. Que esto es solo el primer instante luego pepe ya verás como no es para tanto.



PEPE-Seria mejor hablarlo a solas Mencía.



MENCIA-Mira pepe, cállate de una puta vez. Hacía tiempo que no me tocaban así, estoy chorreando, para que te enteres.



PEPE-Es que yo creo que…



MENCIA-Que de qué. Nada. O te callas o vete y déjanos tranquilos. Da gracias que te dejo mirar.



          Sin decir más me dio un beso, un beso con mucho fuego. Mordiéndome los labios, aspirando mi lengua. En plan desatado, como a mí me gusta. Ahora Pepe estaba con cara de funeral. Se levantó y se fue. Ella paso completamente de él.



          Después de un rato así, la dije que me la chupara y ella fue directa a mi pantalón, me lo desabrocho y cuando vio mi polla, dijo… “Y este imbécil quería que me perdiera esto…” primero la estuvo lamiendo y metiéndose mis huevos en la boca, lo hacía de maravilla.



          Ella me dijo necesito que me folles antes de que venga el cornudo y nos corte. Saque un condón y ella casi de un salto se sentó sobre mi polla. Moviéndose con muchas ganas.



-Ya veo que es verdad que eres muy puta.



-No lo sabes tú bien y si el cabrón de mi marido no fuera un aguafiestas sería un putón.



-Joder que bien te mueves, zorra.



-Y tú que buen nabo tienes, parece que me va a romper, Aaaahhhhhhhh



-Es una pena que tu cornudito se lo pierda. (ya que me gusta que lo vean, da más morbo)



          Ella estaba constantemente mirando para todos los lados, por si nos veía alguien. Da más morbo, pero hay momentos que uno no se concentra igual. Pero como la cosa iba subiendo de temperatura, ella se movía mas descaradamente, colocándose todo el tiempo el vestido por detrás, para que no se le viese nada.



          Cuando vi llegar a Pepe, en ese momento pensé que uno de los dos podía cortar el rollo. Pero ella fue verle y como si se abriera el cielo.



-Amor acércate, estoy llena por completo no veas el nabo que tiene el muchachito. Ni en las pelis porno. Mira acércate. (Él se acercó tímidamente, con algo de indecisión)



-Perdóname, tenías razón. ¿me perdonas?



-Claro que si, por fin eres cornudo lo que querías. Ahora méteme un dedito por el culito, como sabes que me gusta.



- ¿Así?



-SIIIIIIIIII… y ahora vigila por si viene alguien.



          En ese mismo instante, ella se dejó de preocupar y se dedicó a disfrutar, como lo gozaba. Se apretó contra mí, clavándosela hasta mas no poder y haciendo un movimiento más profundo de cadera, pero apretando, en ese momento se corrió, aguantándose el gritar. Luego se quedó relajada en la misma posición, abrazada a mí y sin moverse.



MENCIA-Pepe, amor, así no me ha sentado del todo bien. Podíamos ir a otro sitio, donde todos estuviéramos bien y tú me pudieras ver bien.



PEPE-En casa no podemos que hay gente.



MENCIA-A veces eres cortito, Pepe.



YO-Si queréis podemos ir a mi casa.



MENCIA-Por mí no hay problema, ¿Qué te parece Pepe?



PEPE-Prefiero que vayamos a un hotel.



MENCIA-Me da igual donde, JODER… pero vámonos a algún sitio.



          Fue visto y no visto, al rato estábamos camino de un hotel. Como no era muy tarde, llegamos a uno céntrico, por petición de Pepe yo me quede en la cafetería, ellos se registraron y luego subieron a la habitación. Recibí una llamada que me decían la habitación en la que estaban y me dirigí hacia allí.



          Nada más entrar ella estaba totalmente desnuda, tapada con una sábana. Me desnude y no había acabado cuando ella se destapo, me fui hacia ella y después de besarnos y acariciarnos, la fui lamiendo toda hasta llegar a su coñito, ahora si gemía fuerte y le decía a su marido que le estaba haciendo virguerías con la lengua.



          Cada vez se mojaba más, le dije a su marido… “ahora veras como me come la polla esta zorra que tienes”, ella no espero más se puso a comérmela. Veía como según me la chupaba y lamia, miraba directamente a su marido. Le provocaba. Y le decía que estaba riquísima.



          Yo mientras lo hacía, aprovechaba para acariciar su culito y era verdad los dedos entraban muy bien. Ese culito ya había sido estrenado. Ella se dio cuenta de lo que pretendía. Movía el culo bastamente para provocarme ahora a mí.



          La di dos buenas nalgadas y la dije que me iba a follar ese culo, ella me contesto que era todo mío. Le dije que se colocase a cuatro patas, ella lo hizo, pero antes de hacer nada, le dijo a su marido que se acercase y le ordeno que la comiera bien el culo, para prepáralo.



          Su marido se lanzó como desesperado al culo y obedeció totalmente. Cuando pasaron unos cinco minutos, ella le dijo… “Y ahora cabrón, mójale bien el nabo, para que me folle sin problemas” cuando me quise dar cuenta me la chupaba llenándola de saliva.



          Ella vio mi cara y dijo… “Menudo maricón que tengo por marido, ya está bien, para que me folle”



          Yo la empecé a meter, pero no como otras veces que lo hacía despacito, iba más rápido, ella se quejó y la dije… “Cállate puta y mueve el culo” “Que vea tu marido lo puta que eres y como te follo el culo que tienes”



          Siiiiiii, reviéntame, decía ella. Moviendo el culo como le había dicho. Así estuvimos hasta que esta vez nos corrimos los dos. Nos quedamos tumbados y yo le dije al marido que del mini bar sacara algo para beber. El sin rechistar lo hizo. Estuvimos hablando un rato y ella le decía al marido que estaba siendo la mejor noche de su vida. El solo asentía con la cabeza.



          Estaba claro que habían dado un paso sin retorno y ellos lo sabían, sobre todo ella, que empezaba otra vez a acariciar mi polla, que poco a poco fue poniéndose dura y ella mirando a su marido le dijo… “Uuuhhhmmmmmm, mira qué maravilla, otra vez firmes” la dije que esperara un momento y me fui a lavar, porque después de follar por el culo me gusta limpiarla.



          No había acabado y la tenía a ella dentro del baño, había cerrado la puerta. Una vez que acabé, hice una cosa que me encanta, fue ponerla apoyada en el lavabo, de cara al espejo y en esa posición empecé a follarla.



          Ella estaba gritando, gimiendo. Pepe tenía que estar oyéndolo, pero no entraba al baño. Me di cuenta de que no tenía condón puesto, así que le dije… “Zorra no me he puesto condón, te voy a llenar el coño de leche”, ella me contesto… “Hazlo si quieres, pero a Pepe no se lo digas” y seguimos follando hasta que se corrió para luego hacerlo yo.



          Luego volvimos a la cama y empezamos nuevamente hasta que nos volvimos a correr, fue cuando decidí marcharme y dejarles solos para que Pepe pudiera desahogarse. Una vez me vestí me despedí de ellos, ella se engancho a mi cuello abrazándome y dándome un cariñoso beso en los labios. Como despedida me dijo… “Espero que nos volvamos a ver” y yo dije… “Si estáis los dos de acuerdo, ya sabéis como localizarme”.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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