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El chico del hotel

Después de unos meses de habernos conocido Beto y yo decidimos que era tiempo de hacernos novios e ir mas aya de unos simples roces. Así empezamos a salir y al poco tiempo decidimos por fin tener relaciones; quedamos de acuerdo un día para ir a un motel que esta a unas cuadras de la escuela a donde asistimos. Llegó el día y saliendo de la escuela nos juntamos y nos dirigimos hacia el motel sabiendo según nosotros lo que tenía que pasar. Nuestra sorpresa fue que llegando al la recepción del Motel para pedir una habitación quien nos atendió fue un muchacho un poco mayor que nosotros; era de piel morena clara (como me gustan) medio alto, realmente se notaba que le gustaba el deporte pues tenia muy buen cuerpo, tenía unos ojos verdes aceitunas como dicen, además que tenia una piocha que lo hacía ver mas sexy aún.

Estuvimos apunto de hablar para pedir una habitación pero mejor decidimos hacer como que nada mas íbamos a preguntar por precios; seguramente tramábamos algo pues al ver al chico tan guapo y que aparte de todo nos reconocimos de inmediato con el hecho de que éramos gays (osea que el este chavo también era gay), así que decidimos acabar con nuestros cuestionamientos y retirarnos.

En ese momento nos dirigimos de inmediato al centro de la ciudad donde sabíamos que hay un par de “sexshops” y obvio que entramos a una que ya habíamos visitado un par de veces nada más de mirones. Ya ahí decidimos comprar unos artículos como por ejemplo: algunos dilatantes, algunos aceites untables comestibles, algunos consoladores pequeños y por supuesto que no podría faltar las “esposas y algunas correas”, y también algunas películas para verlas cuando estuviéramos en la casa de algunos de los dos.

Al día siguiente nos quedamos de ver nuevamente fuera de la escuela para ir al motel, esta vez con algunos objetos extras, así pues caminamos hacia el lugar y al llegar ahí nos topamos otra vez al chico de recepcionista (obviamente eso era lo que esperábamos) y esta ves si pedimos una habitación y para insinuarnos a con él nos abrazamos e íbamos beso y beso hacia a la habitación a la que él nos guiaba, nos abrió la puerta y nos mostró las instalaciones y poniéndose a nuestro servicio se disponía retirarse. Solo que yo me puse frente a la puerta de salida y le impedí el paso diciéndole que por favor se quedara un momento. Él sin mas remedio se tuvo que quedar, se sentó en la cama mirándonos a los dos frente a él asumiendo ya lo que iba a pasar ps era mas que obvio nuestras intenciones (las de Beto y las mias).

Fue cuando todo se quedó por un momento en silencio y me le acerqué para decirle al oído que lo que estaba a punto de pasar jamás lo olvidaría. Lo besé en el cuello lenta y apasionadamente mientras el solo cooperaba conmigo, lentamente lo fui despojando de su playera al mismo tiempo que acariciaba su torso tan bien formado por el ejercicio, entonces Beto entró también en acción y de rodillas frente a Carlos comenzó a quitarle el pantalón el cual debajo escondía unos boxers súper ajustados color gris que hacia resaltar mas sus nalgas las cuales de inmediato comenzamos a manosear al ponerlo de pie; mientras yo besaba su pecho y Beto comenzaba a desalojar aquella ropa interior que trataba de ocultar un bello miembro aun semi erecto, de lo cual me encargué yo al empezarlo a tocar y pajearlo, y comencé a probarlo con mi lengua, a recorrer lo de arriba abajo en el momento en que ya estaba completamente erecto por efecto de mis movimientos en el miembro, lo metí lentamente en mi boca para que con mis labios recorrieran su prepucio y saborearan por completo aquel falo tan delicioso. Al tiempo en que yo me ocupaba de eso Beto se encargaba de darle pequeños besos en la boca que parecían no importarle demasiado por el goce que sentía por el sexo oral que yo le aplicaba, Beto bajaba hasta su pecho y mordisqueaba los pezones del muchacho.

Nos separamos un poco y lo acostamos en la cama, fue cuando de la mochila que llevábamos de donde sacamos lo aceites relajantes de masajes (ya mencionados) y comenzamos a aplicárselo por todo el cuerpo con nuestras manos, primero todo el frente; sus hombros, su pecho, su abdomen tan duro y sexy, sus piernas y sus pies, posteriormente la parte de la espalda y untamos perfectamente en el área de sus nalgas y su ano, para después ponerlo de nuevo de pie y coda uno por un lado con la lengua comenzaba a quitarle los residuos del aceite (que era de sabor a vainilla), Beto por el frente comenzó desde el pecho, pasando su lengua por lo ancho de sus hombros y bajando hasta el ombligo y mas abajo en su pene para hacerle sexo oral que pareciese que Beto estuviese chupando una paleta de caramelo, yo veía como sin usar sus manos metía y sacaba el pene del chico de una forma espectacular, como toda una puta que pasan en las películas pornográficas cuando se la pelan a los tíos, como sus labios recorrían todo lo largo y ancho de ese miembro tan erecto y sudado de la excitación que sentíamos todos. Yo por otra parte, decidí dejar de observar el trabajo de mi compañero y decidí comenzar con lo mió; besar todo lo largo de la espina dorsal del atento recepcionista del Motel, hasta llegar a la zona de sus glúteos los cuales saboreé tan bien que disfrutaba cada vez mas esa redondez y firmeza de aquellas nalgas, las cuales con mis manos separé para dejar al descubierto un pequeño hoyito completamente lampiño y muy limpio, con el que comenzaría juguetear y a penetrar apenas un poco con mi lengua, esto le complicó la vida por así decirlo al chavo, por que estaba recibiendo estimulo en las partes mas sensibles, el ano y el pene.
El chavo terminó por venirse en la boca de Beto y yo acercándome hacia él también para probar un poco de su leche y para que me compartiera un poco de leche de la que recibió mi compañero directamente de su boca (es decir me besé con Beto intercambiando semen de nuestras bocas).

Pasaron como 15 segundos en que mi compañero y yo nos besábamos frente al chico del Motel. Después de eso unas miradas de complicidad señalaron nuestro próximo set. Esta ves de la maleta salió una venda, con la que le cubrimos los ojos al bello joven, él solo se dejaba llevar, solo retobó un poco cuando sintió que le estábamos atando las manos con un cuerda, pero lo tranquilizamos diciéndole que no tuviera miedo, que todo estaba bajo control, bajo nuestro control.

Lo elevamos unos 70 cm del suelo, colgando y sujetado de las muñecas que no podía mover, además de que estaba ya completamente desnudo y con los ojos vendados, nosotros comenzamos a divertirnos.
Pasamos alrededor de él tocándolo un poco y de vez en cuando con algunos besos en las piernas y el torso, algunas risas quizá picaras o quizá algo sátiras, nos faltaba un instrumento de trabajo, un “látigo”, no lo pudimos conseguir pero usamos mi cinturón que llevaba, quizá no sea tan sexy pero servirá para nuestra diversión, así pues unas caricias más y el chavo afianzado y solo un poco más tranquilo comenzaron los golpes, él gritaba fuertemente por el dolor, era demasiado arriesgado así que decimos amordazarlo (pensaron que lo íbamos a dejar de golpear?), ahora si lo golpeábamos y sus gritos eran mas ahogados por la mordaza, nos tomábamos turnos para golpearlo cada quien, en las piernas, el abdomen, la espalda, hasta que sangrara un poco; y así fue comenzaron a brotar pequeños hilos de sangre a lo largo de su cuerpo, al ver esto nos acercamos y como si fuéramos vampiros lamíamos la sangre acariciando con nuestra lengua sus heridas que al parecer le lastimaban y en ocasiones nos acercábamos a su cuello y dábamos pequeños mordiscos, dejando unas huellas de sadismo.

Lo bajamos, el solo cayó en el suelo hincado con el rostro pegado al suelo llorando, así en esa posición nuevamente fuimos hacia él, tomé la cuerda que seguía sujetándole las manos y detrás de él se encontraba Beto con una vela de cera encendida, mi compañero, dejo caer la primeras 3 gotas de cera sobre las nalgas del mozo, él sentía el quemar de la cera caliente y se retorcía abandonando la posición en la que estaba pero que yo corregía jalando de la cuerda para que nuevamente quedara como inicialmente, tenía que soportar el calor tan irritante de la cera cayendo sobre su piel.

Después de un rato decidimos dejar de hacer eso, pero el martirio no se acabaría. Beto y yo cambiamos lugares (él sujetaba la cuerda y yo pasaba por detrás del recepcionista), volví a lamer un poco su ano y a meter y sacar un par de dedos para que se dilatara lo suficiente para que nuestro consolador de doble cara pudiese entrar también con la ayuda de un poco de lubricante, primero como era obvio tenia que jugar con la parte lisa pero un poco mas gruesa del consolador, al parecer esto el chico lo disfrutaba entre gemidos y lagrimas que aun emanaban por las acciones antes cometidas de nuestra parte, así esta parte del consolador estuvo trabajando pero le tocaba a la otra cara, el otro lado de ese largo falo de plástico, el otro lado que si no era muy grueso estaba lleno de pequeños picos, ligeramente flexibles pero que dentro del objetivo causaron un gran dolor, así es, se le introdujo eso al joven recepcionista que lloraba con mas desesperación que antes pues debe ser algo realmente doloroso que te penetren con ese tipo de artefactos tan llenos lujuria y perversión; esto fue por mucho menos tiempo, no queríamos que se “lastimase”.

El chico parecía a punto de morirse, tirado en suelo, lleno de sangre, sudor y lagrimas, era una escena realmente enternecedora, lo desatamos y le quitamos la venda, él no podía moverse, frente a él nosotros (Beto y yo) comenzamos a masturbarnos hasta echar nuestra leche encima de él, pocos minutos después, le orinamos encima, nos fuimos.

Al día siguiente regresamos al motel después del colegio y nos encontramos con el chico recepcionista, quien nos vio, sonrió y nos dijo, ¿Cómo se llaman? ¿Podemos salir algún día los tres juntos?

Jajajaja espero que le haya gustado y que lo hayan disfrutado, quizás no sea muy bueno pero bueno valoren tantito mi esfuerzo, y tengo que aclarar que esto es totalmente ficticio ¿ok?
Datos del Relato
  • Categoría: Gays
  • Media: 5.78
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
Heliodoro
invitado-Heliodoro 13-11-2006 00:00:00

El texto podría salvarse si hubieses evitado la escena de sadismo, por cuanto la experiencia entre los tres da como para que la hubieran disfrutado al máximo y, así mismo, nosotros los lectores; pero no hay felicidad completa y derivaste la situación a una escena ridícula y sobrante.

alonso
invitado-alonso 05-11-2006 00:00:00

Laverdad yo no se como pudiste escribir eso, aunque es ficiticio, no tiene nada de seductor, de placer verdadero, de cachondez, al contrario, al momento de leerlo me imaginaba las escenas y me daba asco y todavía muy sinicamente lo orinan estos dos tipos. A mi parecer este relato es horrible, no tiene sentido. Escribe mejores cosas para la proxima vez por favor!!

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