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El carro, el chofer y la playa

~Soy una mujer casada de 38 años de edad, 1.70 de altura y un cuerpo bien conservado. Había ido de vacaciones a la costa. Mi marido se quedó en la sierra por cuestiones de trabajo. Un día decidí contratar un carro para que me lleve a la playa para pasear y matar un poco el estrés, quería ir a pasear por las playas como para relajarme y pensar un poco.

Bueno la agencia de alquiler de carros me envió el carro incluido chofer cerca de las 4 de la tarde, era un tipo alto, delgado, cabello negro y ondulado. No estaba mal.

Venia vestido con un polo ceñido al cuerpo y un short que le dibujaba la silueta.

Bueno nos fuimos por la playas de norte a sur y cuando estábamos llegando casi al final de la última playa el carro empezó a fallar y tuvimos que detenernos.

Era una playa poco concurrida por que el mar era muy movido y a pesar que ya bajo el sol yo sentía un calor terrible así que le dije al chofer que mientras intentaba arreglar el carro yo iría a bañarme en la playa.

Entonces empecé a sacarme la ropa y me quede en biquini que era con hilo dental de esos que deja mostrar todo, el conductor me miraba de reojo cuando yo me cambiaba.

Me estaba dando un refrescante baño cuando de repente me sorprendió una ola y me hace caer y casi me ahogo. Pero al percatarse el chofer que yo me había caído corrió para prestarme ayuda me tomo en sus brazos y me acostó en la arena húmeda.

Yo sentía su cuerpo duro y fuerte junto al mío y eso hizo que una corriente recorriera todo mi cuerpo, que por cierto no está nada mal.

El tiempo había trascurrido y ya se estaba ocultando el sol cuando él me preguntaba si estaba bien yo lo mire a los ojos y solo tuve que abrazarle para que el me correspondiera y empezáramos a besarnos y tocarnos. Me empezó a sacar lo poco que tenia de ropa de baño con una delicadeza que solo un hombre de verdad sabe hacerlo.

Sentía como su pinga empezaba a crecer y a ponerse duro lo que hico que mi conchita se moje deseando en lo más profundo ser penetrada.

Ya después de muchas caricias empezó a sepárame las piernas de forma suave y al mismo tiempo con firmeza.

Yo definitivamente no me iba a quedar con las ganas, empecé a abrir las piernas y sentí como su pinga empezaba a introducírmelo hasta el fondo de mi concha grande y arrecha.

Me cogió como un perro en celo que se gozaba de su perra que le pedía más y más; hasta que llegó el momento que con tal fuerza salió su leche caliente y espesa e inundo todo mi interior, era tan caliente que lo sentía dentro de mí.

Fue tan hermoso y rico que nos quedamos callados y corrimos al mar para darse un baño y luego ir al carro.

Él se sentó en la parte trasera con su pinga aun dura y parada, como seguíamos desnudos solo tuve que sentarme en sima de el para que me introduzca nuevamente esa pinga tan deliciosa, me cogió del trasero y me acariciaba fuertemente mientras me removía con su pinga al mismo tiempo me chupaba las tetas y las mordía con suavidad hasta que nuevamente me lleno con su leche caliente y espesa. Terminamos de cachar y me sentía satisfecha y relajada.

Seria arte de magia o un plan del chofer que el carro se arregló y regresamos. Nunca más vi a ese chofer tan delicioso que me cacho en la playa pero siempre me masturbo hasta la fecha pensando en él.

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