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Categoría: Maduras

Eduardo Peluquero de señoras

Hola a todos, me llamo Eduardo y quiero contaros una experiencia que viene durando desde principios de este verano.



Me presentaré, tengo 25 años, soltero y actualmente sin pareja estable, pues tuve una relación de cinco años con una chica pero se fue a estudiar fuera y la distancia y esas cosas hicieron que acabásemos separándonos, aunque seguimos siendo muy buenos amigos y de hecho ahora trabaja también fuera pero cuando vuelve de vacaciones seguimos quedando a veces, y ocasionalmente hemos vuelto a acabar juntos en la cama, pese a que tiene otra pareja con la que convive, pero supongo que todavía se acuerda de mi, para bien o para mal, quien sabe. Pero no quiero contaros mis asuntos con mi ex novia, sino lo que me ocurrió este verano.



Mis padres tienen una bonita casa de campo con piscina que solo se usa en verano, (el resto del año vivimos en un piso normal), tiene un gran jardín y un montón de comodidades que es mi padre jubilado quien se encarga de mantener en perfecto uso. De esta manera siempre tiene algo que hacer y está entretenido. Como digo en cuanto llegan los primeros rayos de sol y algo de calor nos cambiamos a esta caseta a pasar allí todo el verano y hasta bien entrado octubre. Mi madre lo utiliza como centro de reuniones y todos los días hay gente pasando allí la tarde (por las mañanas hace sus cosas) y sobre todo los fines de semana. Acude nuestra familia, incluidos niños de todos los tamaños y amigas de mi madre. A veces con mis amigos he preparado alguna cena allí pero con tanta gente alrededor pues nos corta el rollo.



Yo en verano tengo jornada intensiva y por tanto toda la tarde libre para haraganear y dedicarme a la buena vida, suelo comer, echar un poco de siesta y luego me pego un baño en la piscina y con un libro o una revista mato la tarde hasta que se hace hora de salir a dar una vuelta con los colegas.



Como digo tengo que compartir espacio con gente de la familia y amigas de mi madre, casi todas son de su edad y una verdaderas cotillas, que se pasan las tardes despellejando a todo el mundo. Yo me inhibo e intento pasar desapercibido por lo que cuando se acostumbran a mi presencia ya no se cortan y así acabo enterándome de todos los chismes.



Ocasionalmente suele venir Arancha que es la hija de una de las mejores amigas de mi madre, esta suele venir con sus dos hijos pequeños (6 y 10 años) que se lo pasan pipa y la madre encantada de despreocuparse de ellos por una rato. Arancha tiene 42 años muy bien puestos, pues está tremenda de buena. Siempre he tenido una predilección especial por ella pues es bastante simpática y con un gran desparpajo.



Suelen tomar todas el sol en el césped, mientras yo en una tumbona debajo de la sombrilla me dedico a leer o a dormitar, pero si está Arancha mis ojos no la pierden de vista. Alguna vez han comentado que no las importaría tomar el sol en topless, con el escándalo de mi madre y alguna de sus amigas más mayores, pero como siempre hay gente rondando se cortan y se queda en eso en palabras. Este verano Arancha vino con un bikini bastante pequeño que le sentaba estupendísimamente para envidia del resto de cacatúas.



Este primer día se le escapaban pelos por los lados de la braga del bikini, cosa que las otras señoras le hicieron notar, contestando Arancha que tenia que depilarse pero que con los chiquillos y tanto ajetreo no sacaba tiempo, que el fin de semana recortaría lo que sobraba. Yo me puse ciego de admirar su pubis peludo imaginado como tenía que estar el resto.



Esa tarde cuando me marchaba, después de ducharme, afeitarme y ponerme lo más guapo posible; Arancha estaba intentando recoger a sus hijos para marcharse también, le dije que si quería la acercaba con mi coche a su casa; me dijo que estaría bien así tenía más tiempo para prepara la cena para cuando llegase su marido, y yo en broma le dije que iguala así podía coger la brocha.



Me miró entre enfadada y mosqueada preguntando que era lo quería decir con ese comentario. Yo viendo que había metido la pata le dije que había escuchado lo que hablaban con las otras de algo de depilarse. Ella estaba mosqueada y me dijo que si tan mal estaba. Yo tragué saliva y le dije que para nada que estaba pero que muy bien, que estaba estupenda y que las demás se morían de envidia de ver lo bien que estaba con el bikini.



Empezó a tranquilizarse y me dijo que lo del pelo era un engorro, yo estaba super colorado pero le dije que si necesitaba ayuda me brindaba gustosamente a ayudarla con su problema. Entonces Arancha se rió y me dijo que creía que lo que pretendía era otra cosa no solo ayudarla. Yo seguía colorado y con la cabeza gacha y contesté que seguramente tenía razón.



Todo quedó en una broma con doble sentido y mi azoramiento con grandes risas por su parte. La deje en casa y me fui de fiesta, y al volver esa noche me hice una gran paja recordando su pubis peludo y el resto de su cuerpo.



Al día siguiente por la tarde también vino, pero había sacado tiempo y se había recortado los pelos que sobresalían para mi disgusto. Yo desde mi tumbona y con mis gafas de sol que permiten mirar sin que sepan que miras no deje de observarla y de admirarla.



Acabo dándose cuenta de que era mi objetivo de atención pues me deleitó con un montón de poses que me aceleraron el pulso y consiguieron levantar mi aparato. Ella que también me observaba, notó el efecto que había tenido su exhibición y se reía.



Acabé metiéndome al agua y la muy puta decidió bañarse también. En el agua estaban varios chiquillos incluidos los suyos que no paraban de entrar, a salir, tirarse agua y esas cosas que hacen los niños. Yo nadé un poco e intenté no acercarme mucho a ella, pero no sé como lo hizo pero acabó acercándose a darme charla, y a seguir provocándome.



Me rozaba así como sin querer y su parte de arriba del bikini muy suelta casi no tapaba sus tetas perfectas pese a los dos hijos que habían amamantado. Yo estaba salido y rabioso, me intentaba escabullir pero no podía salir del agua con una erección tan grande pues se iba a dar cuenta todo el mundo.



Ella me dijo así como de pasada que parecía muy nervioso y muy tenso, yo ya estaba alterado del todo y le dije que la culpa era suya que me estaba dejando ciego con tanta exhibición, y además le dije que se notaba que había acudido al peluquero.



Ella se rió y me dijo que no había quedado bien porque ella sola no podía dejarlo perfecto, así que volví a repetir mi ofrecimiento de ayuda, y contestó dejándome de piedra que aceptaba mi ayuda pero que debido a lo delicado del asunto ya me diría cuando y como.



Mi polla dio un estirón y se puso como nunca pese a que el agua estaba fría. Entonces todavía hizo algo más, acercándose y como al descuido me puso la mano encima del bañador cuidando de que ningún chiquillo lo notase y al ver lo empalmado que estaba se rió y me aconsejó que debiera hacer algo antes de salir del agua.



Y salió de la piscina dejándome con cara de tonto y con una erección de caballo.



Después de un rato y por efecto del agua o porque había rebajado la presión mi polla se puso más o menos normal y pude salir del agua. Evidentemente me fui adentro de la casa, a mi cuarto y me hice un pajote tremendo escupiendo un montón de leche en honor de Arancha.



Cuando volví a mi tumbona, ella se acercó a donde yo estaba y sin que le pudieran oír las otras me preguntó si ya había solucionado mi problema. Yo ya había perdido la vergüenza y el respeto y le dije bajito que me había hecho una gran paja pensando en ella y que había salido un montón de leche.



Ella haciéndose la escandalizada me dijo que era un gran desperdicio y que pena perder tan rico manjar. De oírla como me vacilaba mi polla empezó a animarse otra vez y por supuesto ella lo notó. Me dijo que me cuidase y me dejo allí como un idiota.



Al marchar como el día anterior me hice el encontradizo y ofrecí llevarla a casa. Por supuesto que accedió, ella iba atrás con sus hijos pero yo por el retrovisor no perdía detalle de su cara y ella me hablaba y seguía provocándome con dobles sentidos.



Al llegar (hay muy poca distancia) me dijo que si me venía bien el sábado por la mañana podía ayudarla "con su problema capilar" pues su marido iba con sus hijos que jugaban un partido de futbol. Pregunté a que hora estaba bien y me dijo que estuviese a las diez en punto en su casa.



Esa semana no volvió a venir a nuestra casa, pero yo el sábado a las nueve y media ya estaba en su calle camuflado y a la espera, sobre las diez menos cuarto salió su marido con sus dos hijos y esperando un poco más me fui hasta su casa.



Llame una sola vez al timbre e inmediatamente me abrió la puerta. Me recibió con una bata de estar en casa, nada del otro jueves, pero joder, al contemplar lo que había debajo casi me da un infarto.



Llevaba el conjunto de lencería mas impactante que he visto en mi vida. Luego me reconoció que lo había comprado para animar a su marido pero que el muy idiota no supo apreciarlo, pero a mi casi me da algo de la impresión.



Ella en su papel me dijo que deberíamos ir la baño, la seguí y quitándose la bata del todo y también la braguita se sentó en el bidet. Yo echándole valor dije que para no mojarme mejor me desnudaba también y sin preguntar en un periquete me quedé solo con el calzoncillo que ya marcaba un bulto terrible.



Pedí tijeras, jabón, etc. y ella me los acercó de los útiles de su marido. Pregunté si quería que se lo dejase peladito del todo o solo recortado. Arancha me dijo que estaba en mis manos, que lo decidiese yo.



Y me puse a la faena. Ver aquel coño fue un shock, tremendo, peludo, bonito, inquietante, maravilloso; que puedo decir sino que estaba embrujado por su visión



Recorte con la tijera el pelo, y ella se dejaba hacer pese a que la postura no era excesivamente cómoda. Luego con la brocha di jabón y no lo dude, pues pensé para mi si me la iba a follar también podría comerla el coño y que mejor que dejárselo calvito y reluciente.



Con la maquinilla y con mucho cuidado fui dejándoselo mondo y lirondo y ella con cada pasada daba pequeños gritos pero se dejaba hacer, cuando tenía el coño pelado, la dije que se pusiese de rodillas pues también tenía que hacerlo en el otro orificio, ella se quedó extrañada pero no opuso resistencia e hizo lo que la indique, rasuré bien también su culito y al acabar con una toalla despeje de jabón toda la zona admirando el resultado, pedí un espejo y le enseñe el resultado.



Al verse se rió y dijo que estaba perfecto. Yo le pregunté si su marido no iba a decirle nada y ella me confeso que posiblemente ni se iba a dar ni cuenta pues follan como mucho tres veces al mes, con la luz apagada y poco más.



Que solo los días que viene un poco cargado de alcohol aguanta un poco más follando y así a veces consigue correrse, porque sino se la mete, se mueve hasta llenarla de leche y luego se duerme, teniendo que irse al baño a lavarse y masturbarse a continuación.



Y eso que me confesó que tiene un rabo muy grande. Yo estaba que mordía de calentorro y pedí una crema o algo para evitarla escozores, se volvió a reír y dijo que llevaba mucho tiempo de picores, pero me acerco una crema hidratante, que extendí por su pubis y por supuesto aproveche para meterla mano.



Llegué a meter en su coño hasta tres dedos y Arancha se mojo dejando reluciente toda la zona. Yo con mis dedos en su coño, y ella mordiéndose los labios para no gritar, se corrió dando bandazos con sus caderas.



Se quedó totalmente derrumbada y sentada en el bidet apoyada en mi pecho. Y entonces nos dimos el primer beso. Fue un beso intenso y todo morbo. Me comió la boca y casi no nos dejamos respirar, por supuesto que además de besarnos no paramos de tocarnos, saque sus tetas del sujetador, dejándolas a mi total disposición, y no pude evitar la tentación de chuparlas y morderlas, hasta hacerla rabiar de gusto.



Seguíamos en el baño y bastante incómodos, por eso ella llevándome de la mano me guió hasta su dormitorio, al llegar se estiró encima de la cama ofreciéndoseme. No dude ni un segundo y abriendo sus piernas me metí entre ellas y con mi lengua busque su clítoris. Con el coño todo pelado era un espectáculo pues se mojaba por momentos, y su clítoris creció hasta hacerse más que visible y accesible a mis maniobras. No sé el tiempo que estaría comiéndome su coño, solo sé que Arancha se corrió al menos tres veces dando gritos y moviendo el culo como si estuviese poseída.



Llegó un momento en que mi lengua se estaba quedando pastosa de tanto darle y apoyándome en los codos me fui subiendo poco a poco; mi polla quedo a la entrada de su coño y besándole y comiéndole la boca le dije si quería que follasemos.



Contestó rugiendo que si no lo hacía me mataba, así que sin dudar puse mi cabeza en la entrada del coño y empecé a apretar. Estaba tan lubricada que de un solo movimiento entró hasta las pelotas. Ella para favorecerlo más abriendo las piernas todo lo que pudo las pasó por mi espalda y con los pies apretaba fuerte de mi.



Yo bombeé como si me fuese la vida en ello, y las emboladas que le estaba dando sonaban como un martillo pilón al chocar mis huevos con su pubis. Arancha entonces comenzó a gritar y cerrando los ojos se corrió como nunca antes lo había sentido.



Aquí he de reconocer que aparte de con mi ex tan solo he follado con otras tres chicas y siempre en condiciones poco adecuadas. La situación para mi era muy fuerte y aunque estaba intentando retener mi corrida llegó un momento en que no pude mas y me vacié entero en su coño. Le eche una lechada larga y cremosa y me quede dentro de ella totalmente inerte, ella me abrazó y me beso con mucho cariño.



Cuando mi polla se bajó y me salí de su coño nos tumbamos los dos boca arriba en la cama y comenzamos a hablar. Arancha me comentó que llevaba varios años de abstinencia pues su marido era un desastre en la cama y que siempre pensó en buscarse un amante pero no se decidía por miedo a ser descubierta, pero que el otro día se fijo en que la miraba con ojitos de borrego y decidió en jugar conmigo pero sin pensar en llegar a nada, solo como diversión y autocomplacencia, pero que cuando notó lo evidente de mis erecciones decidió que podía servirle para calmar sus ansias de sexo.



Yo en silencio asentía, y a la vez recorría con mis manos sus tetas, pellizcando sus pezones y poniéndolos tiesos. Arancha me dijo entonces que si alguien se enteraba de que habíamos follado se metía en un buen lío y pidió mi total secreto. Yo contesté que no había problema siempre y cuando lo volviésemos a repetir. Ella a carcajada limpia me dijo que por eso no me preocupase que me iba a dejar seco de todas las veces que me iba a follar.



Entonces sin más alargó su mano y agarró mi polla, que con el contacto se despertó y enderezó. Al notarlo Arancha se puso de rodillas y me la estuvo mamando hasta que ya estaba tiesa de nuevo. Cuando vio el resultado, se incorporó un poco y se sentó encima de ella, dirigiendo ella el ritmo del acoplamiento. De esta forma sus tetas quedaban a mi alcance y las di un repaso genial. Me cabalgó hasta que le dolían las piernas del esfuerzo pero antes se corrió dos veces sin bajarse de encima de mí.



Cuando se cansó se puso de espaldas otra vez y yo poniéndome encima suyo se la clave y bombeé hasta que el que se corrió fui yo. Acabamos exhaustos, y cuando miramos el reloj eran casi la una del mediodía. Arancha se asustó y me dijo que me marchase pues su marido podía llegar en cualquier momento. Me vestí a la carrera y me fui pitando. De hecho cuando me iba en el coche, me crucé en una calle cercana con su marido que llegaba, no nos pilló por los pelos.



Aquella primera vez me vació los huevos en condiciones. Arancha me había pedido el número de mi móvil y esa misma noche me llamó. Me dijo que había disfrutado como nunca pero que su marido llegó casi enseguida de irme yo, le dije que me había cruzado con él y se rió. Le pregunté si pensaba hacerle algún numerito especial para que notase la rapada que tenía. Y me dijo que todavía estaba con los amigotes jugando la partida, que al volver cenarían, verían un poco la tele y a la cama, que iba a intentar animarle, pero que no esperaba ningún milagro.



Estuvimos un buen rato de charla como dos colegas.



El domingo a mediodía volvió a llamarme, estando yo todavía en la cama, pregunté a Arancha que tal le había ido y me contestó que nada de nada; que al irse a la cama le dijo que estaba mimosa y su marido se limitó a quitarse el pantalón del pijama, espatarrarla con la luz apagada y enchufarle la polla, que estuvo un rato sin más follandola hasta que se corrió y cuando acabó, se dio media vuelta y se durmió.



Arancha me dijo que en el baño había estado llorando de impotencia, yo intenté tranquilizarla diciendo que mientras yo pudiese le iba a calmar todas sus ganas atrasadas de polla. Su marido todas las tardes se baja al bar a jugar la partida con su cuadrilla, y ella se las arregló para que sus hijos se pasasen a jugar a casa de unos amiguitos, y me llamó para decirme que se iba quedar sola un rato y que me acercase a verla. A la hora acordada como un clavo estaba en su casa, no me dejó pasar de la puerta pues fue cerrarla y echarse en mis brazos medio vestida con un a camiseta larga que dejaba sus piernas y lo demás al aire y a mi libre disposición.



Nos morreamos como locos y mis manos no dejaron de tocarla y acariciarla por todas partes. Como pudimos llegamos a su cuarto y para entonces yo casi estaba también desnudo. A la vez nos tumbamos en su cama de matrimonio y sin dejar de besarnos y tocarnos me sacó la polla del slip.



Arancha se quitó la camiseta y quedó desnuda del todo. Fue ponerse de espaldas, y sin más preámbulos se la enchufé, y empecé a moverme adentro y afuera de su coño. Al poco Arancha ya gritaba de placer y se corrió dos veces antes de que yo vaciase mis huevos dentro de su coño.



Cuando me salí no me dejó y me la estuvo meneando y cuando empezaba a animarse de nuevo se la metió en la boca y me estuvo chupando hasta ponerla otra vez tiesa. Cuando estaba a tope de nuevo le dije que se pusiese a cuatro patas y en la postura del perrito se la clavé en el coño desde atrás. Esa postura era nueva para ella y se puso a gritar como una loca, pues a la vez que la ensartaba le daba en el culo e incluso magreaba sus tetas colgantes y de vez en cuando mi mano llegaba a la entrada de su coño y le acariciaba.



Se estuvo corriendo sin parar un buen rato hasta quedar totalmente rota encima de la cama, pero conmigo en su espalda sin salirme del coño, solo que quieto. Me dijo que la iba a matar de placer, y yo contesté que eso solo era el principio. Cuando se recuperó un poco y se incorporó seguí bombeándola y con sus movimientos de cadera consiguió que me corriera yo.



Cuando nos separamos me dijo que me vistiese y me fuese porque nos podía pillar. Por supuesto que le hice caso pero en la puerta me dio un buen morreo y allí le dije que el próximo día quería estar más tiempo con ella y que la iba a follar por el culo. Me dijo que de eso nada que por ahí era virgen, a lo que le dije que mejor para mi.



En el resto de la semana no pudimos encontrarnos, vino una tarde con sus hijos hasta nuestra caseta y nos echamos unas miradas incendiarias pero casi no pudimos ni hablar, tan solo calentarnos desde lejos. A la semana siguiente se las ingenió para decir que tenía que hacer un montón de compras y dejo a sus hijos con los abuelos, juntos nos fuimos a nuestro piso que en verano está vacío.



Llegamos por separado y estuvimos en casa mas de 6 horas. Desde las tres y media hasta casi las diez. Fue la sesión de sexo más importante de mi vida. Arancha se pudo correr al menos doce veces y yo vacié mis cojones en cinco ocasiones, por supuesto que cumplí mi promesa de darle por el culo, pese a que protestó y al principio le dolió un poco, luego con mis caricias tuvo un orgasmo interminable y de hecho se ha hecho una adicta al sexo anal.



Cuando volvió a su casa casi no podía ni andar y yo estuve un par de días fuera de juego. Desde ese día hemos vuelto a follar un montón de veces buscando los momentos adecuados, pero ahora le están entrando escrúpulos de conciencia y quiere espaciar los encuentro o dejarlo, pero yo no estoy por la labor porque un coño como el suyo y su disposición al sexo no es fácil de encontrar.



Espero que siga estando dispuesta a acostarse conmigo como hasta ahora, aunque debamos ser aún más prudentes ó incluso vernos con algo de menos frecuencia.


Datos del Relato
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