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Categoría: Maduras

Dobles Parejas

Uno de los placeres más baratos que puede haber en un verano caluroso es salir a la terraza después de cenar a fumar un cigarrillo la brisa que empieza a correr refresca lo suficiente como para poder respirar y el sudor se detiene, la gente que pasea por la calle se divide en dos tipos los que vuelven a casa después de un duro día de vacaciones y los que se disponen a empezar una dura jornada de juerga.



María mi pareja se acerca a la terraza con su cigarrillo apagado en la mano para tomar el aire fresco de la noche.



A sus cuarentaytantos su figura se ha redondeado por todos lados y es ahora cuando me parece más excitante su culo grande sus caderas anchas y sus pechos grandes y caídos. La excitación que me produce es sin embargo reducida por nuestra vida sexual, rutinaria, siempre lo mismo, en el mismo orden y casi a la misma hora.



Desde la calle una pareja entra en el jardín de la casa y sus ruidosas risas llaman nuestra atención, nuestra vecina Alicia una divorciada de unos 50 años silenciosa y taciturna desde hace meses se ríe en voz alta. Vuelve a casa acompañada por una amiga como ella, algo gordas las dos, de la misma edad, vestidas las dos de negro pero con el pelo distinto, Alicia lo tiene negro tintado y su amiga rubio tintado.



Las dos parecen venir de una fiesta en la que hayan bebido demasiado, vienen cogidas de la mano como para mantener el equilibrio algo mejor, y sus peinados están desordenados. Aún así dan unos traspiés sin llegar a caerse porque la amiga se coge de la cintura de Alicia, se ríen más alto todavía y a continuación se callan. Alicia le dice algo en el oído a su amiga y se quedan paralizadas durante unos segundos.



Alicia está temblando con sus tetas grandes, su amiga levanta los brazos y le acaricia suavemente los pezones y al ver que Alicia asiente con la cabeza le masajea los pechos con toda la mano. Alicia pone las manos en la cintura de su amiga y ella le besa suavemente primero en la boca y apasionadamente después.



Un seto del jardín les medio oculta de la vista de la gente que pasa por la calle y de la gente que entra y sale del edificio, sólo nosotros desde arriba podemos ver la escena.



La amiga coge la mano derecha de Alicia y la lleva por debajo de su vestido, la introduce a través de sus bragas y le hace acariciar su coño mientras que ella mete sus manos por debajo del corto vestido de Alicia y le baja las bragas ayudada por unos movimientos sensuales de las piernas. Las bragas de Alicia caen al suelo, es un tanga blanco diminuto, y su coño es invadido por las manos de su compañera.



Se masturban mutuamente durante unos minutos y cuando empiezan a temblar las dos, la amiga lleva su mano a su coño, coge la mano con la que Alicia se lo acaricia y la aprieta introduciendo algún dedo en su vagina para a continuación llevar los dedos de Alicia, mojados de los jugos del coño, a sus bocas donde se unen con la mano de la amiga en un cóctel de salivas y jugos sexuales de ambas.



La mano libre de Alicia intenta bajar las bragas de su compañera y ayudada por la mano libre de ésta finalmente lo consigue, un tanga rojo diminuto deja al aire el coño de la amiga, depilado y brillante por la humedad, y cae al suelo justo encima del tanga blanco.



La amiga interrumpe el beso, le dice algo al oído y le acaricia los pezones con la lengua mientras le sube el vestido y se lo sujeta a los tirantes del sujetador dejando descubierto un pubis peludo que se abre y cierra temblando de excitación. La amiga se sube el vestido para poder moverse mejor y se sienta en el suelo besando el ombligo de Alicia y con la punta de la lengua traza una línea recta hasta el clítoris, donde se detiene a chuparlo y acariciarlo un buen rato.



Alicia coge la cabeza de su amiga con las manos y la baja un poco, lo suficiente para que la lengua se mueva por su coño, lo acaricie por toda su extensión y se introduzca por él. Las manos mueven la cabeza suavemente arriba y abajo en un movimiento irregular mientras su amiga le come el coño saboreando la carne caliente y palpitante a la vez que se masturba con las dos manos, introduciéndose los dedos de una mano y acariciándose el clítoris con la otra.



Sin casi darme cuenta llevo un rato masturbándome y acerco la otra mano a María, le acaricio la cintura y dejo resbalar la mano hasta sus piernas. Su respiración entrecortada me indica que algo le está pasando y mi mano se mete por sus bragas pero sin poder tocar su coño ya que está ocupado por la de María que se masturba pero que dando muestras de hospitalidad se aparta un poco para dejar sitio para que compruebe que su coño está mojado y abierto.



Alicia se da cuenta de que están siendo observadas pero presa de su propio orgasmo no hace nada hasta que un gemido contenido de las dos indica que les ha llegado el clímax a la vez. Se besan suavemente y la amiga coge los tangas del suelo, los chupa y se los da a chupar a Alicia.



La amiga se pone el tanga blanco de Alicia y antes de que ésta diga algo le pone su tanga rojo, se arreglan el vestido y entran en el edificio cogidas de la mano.



María y yo seguimos quietos en la terraza de pies sin decir nada, masturbándonos mutuamente hasta que sentimos que el orgasmo está a punto de llegar. María está excitada como nunca y me susurra al oído



-Para ya, métemela aquí y ahora.



Sin decir nada más me quita la ropa dejando al descubierto mi pene excitado y se baja la falda y las bragas blancas y húmedas. Se pone contra la mesa de la terraza y apoyada en la barandilla me coje la polla y la dirige a su coño mojado y abierto. Allí mismo en la terraza a la vista de cualquier vecino que pueda estar asomado se la meto despacio mientras que mis manos acarician su culo y mi dedo juega a introducirse por él. La excitación producida por la escena que hemos disfrutado hace que el orgasmo llegue demasiado pronto y mi polla pasa de unos movimientos rítmicos a unas sacudidas violentas cuando las contracciones de su orgasmo estrujan y exprimen mi pene.



El orgasmo simultáneo, el primero desde hace mucho tiempo, nos sorprende antes de tiempo y sin tener ganas de terminar todavía nos tiramos al suelo.



El sonido del timbre nos sorprende, despertándonos del sopor producido por el orgasmo. Rápidamente nos vestimos y al abrir la puerta vemos a Alicia y a la amiga.



-Hola, venimos de la fiesta del divorcio de una amiga, hemos visto que estabais despiertos y como no nos apetece terminar la fiesta todavía queríamos invitaros a tomar un café en mi casa. Esta es Pepa la farmacéutica.



Pepa es la farmacéutica del barrio siempre en la farmacia con su bata blanca y un aire un poco distante. Ahora está de negro, despeinada y con los ojos brillantes. Y posiblemente con las bragas de Alicia puestas.



-Por nosotros perfecto, estamos en casa aburridos y mañana es fiesta, dice María en el acto.



-No parece que estéis muy aburridos, responde Pepa en un tono irónico.



-Si os parece nos vemos en cinco minutos, en mi casa,



La invitación de Alicia parece a la vez una sugerencia, una súplica y una orden.



-Vale, nos vemos en cinco minutos, respondo inquieto y obediente.



 



 



 



 



 



Nos duchamos a toda velocidad y nos cambiamos de ropa. Una camiseta blanca ceñida de tirantes y una falda azul claro corta por encima de la rodilla se ajustan al cuerpo de María, marcando su estómago, sus piernas algo gordas y su culo grande. Sus pechos algo caídos se mantienen a duras penas en su sitio gracias a un sujetador que enseña sus tirantes blancos y un tanga se adivina a través de la falda. Yo me pongo un polo azul oscuro y unas bermudas beis.



Llamamos a la puerta de Alicia y nos abren las dos. Están con el pelo mojado todavía. Alicia lleva puesto una camisa blanca larga algo transparente que deja adivinar su ropa interior. Un sujetador verde claro y unas bragas diminutas. Pepa se ha puesto una camiseta negra sin sujetador, sus pechos caen y se mueven en todas direcciones marcando los pezones y un pareo amarillo a modo de falda cubre sus piernas.



-Pasar, nos hemos puesto cómodas, hace tanto calor, dice Alicia, no podemos abrir la cafetera. Carlos ven conmigo a la cocina para ayudarme con la maldita cafetera y que María prepare la mesa con Pepa.



Entramos en la cocina y nos disponemos a luchar contra la cafetera intentando abrirla.



-Realmente está difícil…



De repente la cafetera cede y se empieza a abrir pero unas gotas de café saltan sobre mi pantalón justo en la cremallera.



-Me he manchado el pantalón



-Vete al baño y límpialo ahora mismo. Si la mancha seca será mucho más difícil limpiarla,



Maldiciendo en voz baja entro en el baño. Abro el grifo, me quito el pantalón lo mojo un poco y mientras seca me dedico a observar el cuarto de baño. Gotas de agua por todos lados indican una ducha apresurada, es todo de color azul claro, hasta las toallas, excepto una cosa que está en el suelo, la ropa interior que llevaban puesta Pepa y Alicia está a los pies de la ducha. Los sujetadores blanco y rojo están en una esquina y los tangas en la otra. Al verlos me acuerdo de Alicia y Pepa masturbándose en la calle con los tangas en el suelo y la excitación de la escena me produce una erección sorprendente. Mi mano se dedica a comprobar la calidad de la erección y me agacho para coger los tangas. Están húmedos y al olerlos un aroma de sexo me entra por la nariz y me llega hasta la polla. Me acaricio el pene con el tanga blanco de Alicia mientras muerdo y huelo a la vez el tanga rojo de Pepa. Lógicamente no me doy cuenta de que la puerta del baño se abre y por el espejo veo a Alicia asomarse.



-Te puedo ayudar con la mancha. Alicia se queda boquiabierta con la palabra en la boca y con los ojos fijos en su tanga que apenas cubre mi erección.



-Ya veo que necesitas ayuda. Tú sólo no puedes hacerlo bien. En el baño nos pueden ver, ven a la cocina para que te dé un masaje relajante. Estás muy tenso.



Avergonzado sin saber qué decir pero dispuesto a continuar el juego le acompaño a la cocina.



-Llevo tiempo dándome cuenta de cómo me miras las tetas cuando nos cruzamos en la escalera y ya tenía ganas de pillarte y darte lo que te mereces. Llevo dos meses sin sexo masturbándome cada vez que os oigo hacer el amor al otro lado de la pared.



Alicia se abre la camisa y se sube el sujetador dejando libres y a la vista sus tetas. Son grandes y se mantienen juntas, sin el sujetador se caen un poco pero las manos de Alicia amortiguan la caída y mientras se acaricia los pezones con una mano con la otra me deja la polla al descubierto. Al agacharse Alicia sus pechos que apuntan hacia abajo y mi erección que apunta hacia arriba se unen. Me masturba con sus tetas y poco a poco me va chupando con la lengua el pene hasta que cuando empiezo a correrme se aparta, me coje la polla con la mano y la dirige a su boca que se la traga una y otra vez suavemente apenas rozándola con su lengua y con el interior de la boca hasta que un orgasmo violento me hace eyacular en su lengua.



-Ha sido la mejor mamada de mi vida.



Alicia me guiña un ojo y se incorpora, lleva la boca llena de mi leche y sonriendo hace algo sorprendente, escupe mi eyaculación sobre el interior de la cafetera la cierra y la pone al fuego mientras me dice al oído.



-Vamos a tomar un café con leche, me susurra.



Mi mirada resbala por su camisa abierta hasta llegar a sus diminutas bragas verde claro. Un minúsculo triángulo es apenas sujetado por dos hilos que rodean su cadera, la carne se escapa por todas partes y los recortados pelos negros y grises se dejan ver por fuera y se transparentan por dentro.



Las voces de Pepa y María llaman nuestra atención y Alicia me coje la polla y nos asomamos a la puerta.



Alicia le está contando las ventajas de la depilación del pubis a María que curiosa le pide:



-Enséñame cómo te ha quedado a ver si me animo y me lo hago.



-Te lo enseño, pero si te gusta tienes que dejar que te depile yo.



Pepa se abre el pareo enseñando lo que yo sospechaba, no llevaba nada debajo. Al abrirlo su pubis depilado se asoma hasta que al separar las piernas se muestra en todo su esplendor. María se queda mirándolo de cerca



-Puedo tocarlo para ver lo suave que está.



-Por supuesto toca todo lo que quieras, le invita Alicia.



María le toca el pubis con la yema de los dedos, suavemente como acariciándolo. Pepa se estremece y María nota que le está dando placer. Con la excitación las piernas de Pepa se abren totalmente y sus dedos acompañan a los de María, acariciándose el clítoris mientras María explora con los dedos todos los pliegues del coño depilado buscando tal vez algún pelo inexistente.



-Sigue por favor, implora y ordena Alicia.



María asombrada de estar masturbando a otra mujer se detiene hasta que Pepa desesperada le suplica.



-Sigue, sigue se que lo deseas tú también, te vi la cara que ponías desde la terraza cuando nos mirabais hace un rato.



María sonríe, satisfecha de haber sido descubierta y de poder seguir tocando el suave coño de Pepa. Le acaricia alrededor de los labios jugando a introducir de vez en cuando algún dedo como por accidente hasta que de pronto le mete un dedo y luego otro, le masajea el interior de la vagina con los dos dedos mientras que con el pulgar le masturba el clítoris. La piel del pubis de Pepa se humedece y sus caderas se mueven hasta que le llega el orgasmo y un pequeño chorro de líquido moja la mano de María.



María alucinada por su primera masturbación a otra mujer se pone de pies sin saber qué hacer. Pepa si sabe lo que quiere hacer y desnuda a María antes de que ésta reaccione.



El cuerpo de María grueso y sensual se cae en el sofá empujado por Pepa que sumerge su cara en el coño sin depilar que se acaba de encontrar. Sin protestar María se deja hacer mientras que las manos de Pepa acarician las piernas de su pareja desde la parte interior de las rodillas hasta el interior de las nalgas donde se detienen y donde intentan penetrar en el cuerpo de María sin que ésta se oponga demasiado.



Durante toda esta escena Alicia ha estado jugueteando con mi polla hasta que la visión del culo de Pepa le da una idea. Sin soltarme se agacha hasta que su boca contacta con el coño de Pepa que el detectar una lengua ávida se deja chupar sin saber muy bien de quien es ésa lengua.



Las piernas de Alicia se abren y su mano dirige mi polla hasta su coño. Obediente meto por fin la polla en un coño distinto al de siempre y la noto crecer hasta llenarlo. Las contracciones de su coño la agarran y estrujan hasta que un orgasmo simultáneo con una eyaculación me permite escapar. Sin saber cómo volver a entrar por la misma puerta el roce de mi polla con las nalgas de Pepa me da una idea. Mi pene se interna por entre las nalgas de la mujer que le está comiendo el coño a mi María. Lubricado por el sexo de Alicia y por mi propio semen consigo introducir la punta sin que Pepa se oponga demasiado y una vez dentro es el propio movimiento del culo de Pepa que sabe lo que hace el que me aumenta la erección. Mis embestidas suaves son contempladas por Alicia que decide ayudarme sin que nadie se loa haya pedido. Se dedica a masturbarme la parte que no ha entrado por el culo de Pepa y a la vez me mete uno de sus pequeños dedos por el culo. Es demasiado y una eyaculación explota en mí tirándome al otro lado del salón. Como formando parte de un ballet Pepa y Alicia se separan agotadas de placer sentándose en sendos sillones mientras que María sigue tumbada en el sofá.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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