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Categoría: Maduras

Desvirgado por una calentona cuerentona

Toda mi adolescencia la viví en el campo, rodeado de árboles, cerros, ríos, completamente alejados de la civilización, donde los terrenos entre una casa y otro, estaban solo separados por alambradas o muchos de ellos solo por una acequia, o árboles. Era común que uno para ir a la casa de otro vecino, pasara por los terrenos del vecino y a nadie molestaba esa situación.



 



Jóvenes de mi edad eran muy pocos, por lo que era habitual que anduviese solo.



 



Una tarde muy calurosa, me dirigí a bañarme al río como otros días. Lo tome desde abajo, y fui avanzado por el lado de este. Mucho mas arriba, se formaba una posa espectacular, muy profunda, donde me lanzaba desde un gran árbol.



 



Al ir avanzando, me pareció escuchar un sonido extraño, que me llamo mucho la atención. Me desvié un poco de mi camino, y detrás de unos árboles, me encontré a doña Lupe, junto con don Julián.



 



Doña Lupe apoyada contra un árbol, con las tetas al aire, mientras que don Julián, con los pantalones hasta las rodillas le metía las manos bajo su falda y se la follaba desesperadamente.



 



Ambos casados, pensaban seguramente que en ese lugar tan alejado, no serían sorprendidos, en pleno adulterio, dando rienda suelta a sus deseos, pero no contaban con que este joven muchacho, justamente ese día pasaría por ahí.



 



Doña Lupe era una mujer morena, ni alta ni baja, de unos 45 años, un poco maciza, pero sin ser gorda. Siempre me había fijado en sus grandes tetas, pero ahora ya no tenía que imaginarlas, estaban ahí , grandes, hermosas , claro que de repente se perdían de mis vista, cuando don Julián, se las llevaba a su boca.



 



Me quedé inmóvil viendo la escena, cuando un movimiento en falso, hizo sonar las ramas secas del piso y doña Lupe se dio cuenta de mi presencia. En un segundo ellos se separaron, mientras yo salía corriendo del lugar.



 



Sabía muy que ella se había dado cuenta que era yo el que los sorprendió, y no se porque me dio miedo o vergüenza al tener que enfrentar esa situación.



 



Estuve como dos días evitándolos a ambos, hasta que una tarde, cuando nuevamente me dirigía a bañarme, doña Lupe me vio a la distancia y me comenzó a llamar. Yo hice de cuenta que no la había escuchado y aceleré mis paso, hasta perderme tras unos árboles, en dirección a mi preciada poza de rió.



 



Luego de pegarme unos buenos chapuzones, para aplacar el fuerte calor de ese día, me estaba saliendo de la poza, cuando veo que doña Lupe aparece junto a mi.



 



¡Alex!



Doña Lupe, me asustó!



Necesito hablar contigo niño



De que sería?



No te hagas, lo sabes muy bien



No se de que habla señora Lupe



Ambos sabemos de que estoy hablando …. ¿le contaste a alguien?



No señora



Me lo juras!



Si se lo juro



Mira que tu sabes como es de bruto mi marido, y si se entera, mata a Julián, eso te lo aseguro, y no querrás ser responsable de algo así



 



Me quede callado, no sabía que responderle a la señora. Sabía muy bien que lo que me decía, era verdad. El marido de doña Lupe, sin ser muy grande, tenía una respetada fama de matón, era muy bueno para los golpes, y a más de uno había mandado a la posta.



 



Ella sentándose en una roca, sacándose sus sandalias y me tiendo los pies al agua, me comienza a contar como había comenzado su historia con don Julián. Me hizo prometer que no le contaría a nadie y comenzó su historia.



 



Me comentó que con su marido al principio, todo era impecable en el tema sexual, pero que luego de unos 4 años de casado, un caballo le pegó una patada en la pierna, quebrándole el hueso, con parte de la pelvis, que lo mando de urgencia a la posta, por eso su manera rara de caminar. Luego de ese día, las relaciones intimas habían disminuido muchísimo, ya que a el le dolía, al punto que luego de unos años, el ya no lo hacía y solo en las noches, la obligaba a masturbarlo o chupársela, sin darle a ella ninguna satisfacción.



 



Pasaron los años y don Julián que había sido novio de ella cuando joven, comenzó a buscarla, y a buscarla, hasta que la semana pasada, ella no aguantó mas sus años de abstinencia y se entregó a sus deseos.



 



Debes entender que una tampoco es de fierro, y al igual que ustedes los hombres necesitaba tener sexo …. ¡Las cosas que te cuento niño! … pero es para que no me juzgues sin saber por que me pillaste así.



No se preocupe señora Lupe, le juro que a nadie le voy a contar



Bueno …. Esa es mi triste vida, a si que estas esta semana , he vuelto a sentirme deseada, pero con el susto que nos diste, no creo que se vuelva a repetirs sd ya que si mi viejo se entera, nos mata a los dos, y a vos tan bien por sapo.



Tranquila señora Lupe , le juro que no le contaré a nadie



Gracias mi niño, de hecho anda Julián tratando de ubicarte, también para conversar contigo.



 



El calor nuevamente me invadió y me tire un chapuzón al rió. Ella me miraba y se sonreía. Me contaba que cuando joven ella también venía a esta misma poza a bañarse, y que hacia años que no lo hacía, pero que se moría de ganas. Le dije que por que no se metía y me dijo que se moría de ganas, pero que no traía traje de baño. De todas formas se arremangó la falda y comenzó a meterse hasta donde el agua le llegaba hasta las rodillas.



 



Sin embargo, por mucho que cuidó de no mojarse, una piedra con musgo la hizo perder el equilibrio y su fue de frente, mojándose casi entera. Ambos nos matamos de la risa, mientras ella estrujaba su falda.



 



Mira como quedé!



Ja ja ja



Ahora como me voy ja ja ja



Métase entera no mas , total ya se mojó



Estas loco, me voy a tener que poner al sol a secarme



De se un buen chapuzón , total ya se mojo, luego se seca



La verdad esta exquisita el agua, pero no …. Bueno al menos la blusa no se me mojo.



Entonces saquéesela



Ja ja …. Mira tu que eres fresco! …..



Era una broma



Mira tu tus bromas ….. aunque …. No es mala idea, total ya me viste con mis lolas al aire , no será nada que me veas con sostén ja ja ja



 



 



No pensé que lo haría, pero mirando hacia ambos lados, asegurándose que no hubiese nadie, se desabrochó la blusa, dejándola en una roca.



 



te imaginas que llegue alguien, ahora me meterían en el forro contigo ja ja ja



de le no mas , si acá no viene nadie



bueno …. ¡Y no me mires tanto que me da vergüenza!



 



Se fue metiendo hasta que el agua le llego a la rodillas y estaba pensando en meterse, ya que el agua igual estaba muy fría. En eso yo le tiré un poco de agua que le mojo justo las tetas. Dio un grito y me dijo que no le tirara mas, que se metería, pero que tenía que decidirse. Luego se agachó solo dejando la cabeza afuera, levantándose casi inmediatamente dando un grito



 



¡Ahhhhhh esta heladísima!



 



El agua sobre su sostén hizo que este se trasluciera pero solo un poco, sin embargo, el frió hizo que sus pezones se pusieran durísimos y se notaban perfectamente.



 



Trataba de no verla directamente a sus pechos, pero la tentación era mayor que mi control y se me iban una y otra vez a esas grandes tetas. Para disimular un poco nuevamente le comencé a tirar agua y ella hizo lo mismo, pero la cantidad que yo le tiraba era mucha más que ella , así que la dejé completamente mojada.



 



Se acercó a mí diciendo que me hundiría. Yo mas ágil y mas fuerte que ella, fácilmente podría haberme alejado, o haberla botado al agua, pero quería sentir el contacto con ella y deje que me tomara de la cabeza y me la hundiera en el rió.



 



Al salir del fondo, la tome de los hombros fuertemente y le dije que ahora era mi turno. Ella me suplico que no lo hiciera, pero yo amenazaba con hundirla. Me suplicaba entre risas que no lo hiciera y que cambió me haría algo.



 



Nos quedamos cayados, mirándonos, hasta que ella me beso. Yo muy caliente, pero igual con algo de miedo, ya que era una mujer casada, como 25 años mayor que yo, le correspondí el beso.



 



Quieres hacerlo?



Si quiero



Ven



 



Me tomo de la mano y nos fuimos, por el agua, a una especie de playa que quedaba detrás de unos matorrales. Ella salio y se sentó en la arena. Estiró las manos hacia atrás y se saco el sostén. Yo parado, con un tremendo bulto en mis pantalones, no sabía que decir.



 



Ella me tomo de la mano , me coloco sobre ella y me abrazó.



 



Yo aun no daba crédito a lo que estaba sucediendo. Comencé a frotarle mi pene, aun escondido bajo mis pantalones cortos, por sobre su falda. Le fui besando el cuello, hasta que por fin sus tetas en mi boca. Las chupe como un niño, arrancando de su boca grandes suspiros



 



Mi niño … que rico …. Si , sigue…. Chúpamelas …. ¿te gustan? …. Chúpamelas … mas … mas



 



Yo me frotaba sobre ella, aun vestidos, pero sin dejar ni un solo minuto de chupárle las tetas, eran exquisitas, mis primeras tetas de mi vida, y con una mujer mayor …. mmmm …. era un sueño.



 



¡Sácate esto! ( tirándome los pantalones hacia abajo)



 



Sin bajarme de ella me los saque rápidamente. Ella se levantó la falda hasta la cintura y se saco sus calzones. Quería mirar como era su sexo, pero solo alcancé a divisar una gran mata de pelos negros, ya que ella enferma de caliente me hizo montarme sobre ella, y tomándome el pico con su mano, se la metió.



 



La tome del culo fuertemente para afirmarme y metérsela lo más adentro que pudiera. Sus nalgas eran grandes, duras, muy duras, y sentía como se juntaban, para presionarme más la verga Ella gemía y me mordía la oreja al punto de hacerme sentir dolor



 



Me hizo acostarme en la arena, se levantó y se sentó sobre mi, enterrándose mi palo hasta el fondo.



 



Sus tetas al aire, chocando a cada movimiento, con sus ojos cerrados y su cara de estar sintiendo al máximo, fueron mucho para mí. Era mi primera vez y no aguante sus rápidos movimientos y agarrándola fuertemente del culo, termine descargando mi semen en su interior.



 



Pero ella no se dio ni cuenta y seguía cabalgándome fuertemente, pidiéndome que aun no acabara. La calentura del momento, sumado a mi juventud, me hizo mantener la verga dura, para hacer que doña Lupe disfrutara al máximo. Ella se movía como una loca, y me tomaba las manos y se las ponía en las tetas.



 



Sus movimientos eran muy fuertes y rápidos, como cuando yo me corría una paja y estaba a punto de acabar.



 



Por segunda vez sentí ese rico cosquilleo que provocaba mi semen al querer salir, y doña Lupe seguía con todas las ganas moviéndose de adelante hacia atrás y de lado a lado, sobre mi, apoyando sus manos en mi pecho.



 



Me esforcé al máximo por no acabar nuevamente, pero doña Lupe no se cansaba y al contrario, se movía más rápido y me apretaba más fuerte aun.



 



Ya no pude aguantar más y aun haciendo mi mayor esfuerzo, comencé a acabar nuevamente en la concha de Doña Lupe. Afortunadamente, justo en ese momento, doña Lupe, moviéndose más rápidamente aun, alcanzaba un monstruoso orgasmo, abalanzándose sobre mi, dejándome las tetas en mi cara y gimiendo como una loca en mi oreja.



 



Como un saco de papas, quedó doña Lupe rendida sobre mí, muerta de cansada, quejándose y riéndose de lo mucho que había disfrutado



 



Se levantó y se saco mi verga ya lacia de su interior. Sentí como todos nuestros líquidos amontonados, caían por entremedio de mis piernas.



 



Se tendió a mi lado, con sus tetas al aire, que caían a cada lado de su cuerpo. Me dijo que hacia muchos años que no se corría de esa forma y que me había comportado como todo un hombre. Que mi verga era mucha mas dura que la de Don Julián y que duraba mucho mas que el también.



 



Después estuvo un rato acariciándomela, suavemente hasta que se levanto y me dio un pequeño beso en ella. Me dijo que había sido espectacular, y que si yo quería, lo podríamos volver a repetir. Pero ya era tarde y se tenía que marchar. Se metió completa al rió, limpio su falda que estaba llena de arena. Luego se puso la blusa que tenía secando en la roca y se marcho.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 6
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