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Deseo cumplido (III)

Después de la experiencia con Carlos, mi mujer Quedó fascinada con el sexo prohibido.



De visita a un tío del campo,en el trayecto a su casa caida la tarde, se entretenía en contemplar las vacas que pastaban en los alrededores.



Vió algo que la asombro.En el campo había dos animales, un potro y una yegua. El potro perseguia a la hembra, hasta que lé dió alcance no lejos de donde se encontraba Anita.



Pero lo que más le sorprendió a mi esposa fué el maravilloso espectáculo del gran miembro qué erecto por la excitación, colgaba del vientre del semental. La yegua se detuvo y permaneció tranquila, ofreciendo su parte trasera al agresor.



El macho ante los maravillados ojos de Anita montó sobre la yegua y trató de introducir su instrumento.



Anita contemplaba el espectáculo con el aliento contenido, y pudo ver como, por fin, el largo y grueso miembro del potro desaparecía por entero en el interior de la hembra.



Los sentimientos sexuales de Anita despertaron y se excitó ante aquel acto animal. Trás una rápida y furiosa carrera, el potro retiró su goteante pene, Anita dirigió a este una mirada, concibiendo la idea de apoderarse de él para darse el gusto a sí misma.



Obsecionada con aquella idea, Anita comprendió que tenía que hacer algo para borrar de su mente aquella idea que la oprimia.



Apartó los ojos y reanudó su camino, pero se encontró con un joven que mirandola le preguntó ¿Vió usted lo que hacian los caballos en el campo? sí lo ví le contestó Anita con aire de inocente.



¿Que estaban haciendo? ¿que significaba aquello? Anita le contestó que que el potro deseaba a la hembra y ella deseaba al semental, así que se juntaron y se dedicaron a culiar.



¿Porqué no culiamos como el semental y la yegua? Anita quedó estupefacta con la pregunta, pero se le presentaba la oportunidad de alivianar sus deseos.



El joven la invitó a su casa y le presentó a su padre. Anita comenzó a pensar que hubiera sido mejor no haber ido nunca a aquél lugar.



La pareja llevó a Anita a una casita cercana, cerrando la puerta y asegurandola con una tranca de madera.



Anita se dió cuenta que era inutil resistirse, se dió cuenta de los bultos en las partes delanteras de los pantalones de ambos, y no tuvo la menor duda que se la querian culiar.



El mayor de los dos agarró a Anita por la cintura, mientras el joven metió las manos por debajo de sus ropas. Entre ambos la zarandearon de un lado a otro, hasta que un repentino empujón la hizo caer sobre el heno. Su falda no tardó en volar hacia arriba.



El mayor se bajó los pantalones dejando al descubierto un enorme pene, Anita quedó atónita.Si el miembro de Carlos era enorme, éste era simplemente de un animal. Su cabeza era como una pelota de tenis,un tronco grueso y largo, tál vez unos 30 centimetros de largo,de su punta salían gotas de semen, de tan caliente que estaba al saber que la mujer que tenía a la vista, la penetraría con su colosal falo.



Que los cielos me amparen,espero que no vayas a introducir eso dentro de mí, murmuró Anita. Claro que sí contestó el hombre.Es terriblemente larga, gritó ella. Lo tienes demasiado grande.



Pero el hombre lo unico que quería era introducirselo todo hasta los testiculos. Anita estaba realmente aterrada,a pesar de de soportar el miembro de Carlos, no sabía si soportaria aquél tremendo falo de mulo.



Despues de un rato de sobreexcitación, el hombre llevó de repente la ardiente cabeza de la verga a la vulva de Anita, y comenzó a empujar hacia adentro. oh qué dura, cuán grande es, comentó Anita. Me haces daño,entra demasiado aprisa, detente, pero el hombre al contrario más se excitaba,durante varios minutos trató envano entrar la cabeza de ese tremendo bruto.



Después de una sucesión de sacudidas, unas cuantas pausas entre ellas, y un brutal empujón logró penetrar la enorme cabeza y parte del tronco de su descomunal miembro, mientras Anita pegó un grito de dolor con toda razón, el bruto la partió y un delgado hilo de sangre chorreo entre sus piernas.



Nunca antes había sentido tanto dolor al culiar, pero estaba dispuesta a todo con tál de recivirlo en su total longitud.Sentia el calor del invasor en su vientre. Podía darse cuenta de como el inmenso miembro que tenía adentro se endurecía más.



El hombre retiró ligeramente su enorme pene, y se inclinó hacia adelante con todo su cuerpo y de un gran golpe se enterraba hasta lo más hondo del interior del frágil cuerpo de Anita. El grito desgarrador de Anita al sentirse empalada por aquél tremendo pene hasta los testiculos, fué para el hombre como un triunfo, nada de sus organos genitales, aparte de sus grandes bolas, quedaba a la vista, y éstas estaban apretadas contra las lindas piernas de Anita.



Comenzó a retirar y a hundir profundamente todo su miembro adentro de ella, el dolor era insoportable, pero después de algunos minutos pasaron a ser de placer. Anita comenzó a gemir de excitación, se abrió lo mas que pudo sus piernas para darle mas espacio a ese descomunal miembro para entrar lo mas profundo de su ser.



Empuja, empuja decía, ahora le dá gusto. Dámelo todo. el hombre tomó a Anita por las caderas se enterraba hasta lo más hondo a cada embestida. El goce llegó pronto, se hizo hasta atrás para lanzarse luego a fondo y emitir un gruñido mientras arrojaba un torrente y caliente fluido en el interior de Anita.



Los chorros de semen revasaron su matriz y se deslizaban hacia abajo por entremedio de sus temblorosas piernas.



Anita sintió el cálido chorro disparado a toda violencia en su interior, y una vez más rindió su tributo. Las deliciosas sensaciones, elebaban su placer al maximo durante las descargas y después de gritos y gemidos le llegó un gran orgasmo nunca antes sentido.



Apenas el hombre retiró su gigantesco pene humeante y chorreando semen desde su interior, cuando se posesionó el hijo y comenzó un lento disfrute del hermoso cuerpo de mi esposa. un lapso de veinte minutos transcurrió desde que el muchacho inició su goce, hasta que dio completa satisfacción a su lujuria con una copiosa descarga, la que Anita recibió con estremecimientos de deleite y gozo.



Pero no había terminado todo,Anita tenía que pasar por una tortura todavia más dura. El hombre y el muchacho tomaro a mi esposa y la colocaron en cuatro patas dejando a la vista las rotundas nalgas. El bien dotado hombre dirigió el enorme instrumento al pequeño orificio y con bárbara violencia introdujo la palpitante cabeza entre las nalgas.



En vano batallaba para poder alojarlo. Si le costó penetrarla por su vulva, más dificil le era por su pequeño orificio ubicado entre las hermosas nalgas de Anita.



Pero el hombre no era facil de vencer, lo intentó varias veces hasta que uno de sus ataques consiguió hacerlo penetrar unos cuantos centimetros más, otro grito desgarrador provocó la angustia de Anita, pero estaba dispuesta a recibirlo por completo aunque el instrumento la partiera en dos.



Las hermosas nalgas de Anita ejercian un especial atractivo sobre el lujurioso hombre. Empujó el largo y grueso miembro hacia adentro con verdadero deleite, sin importarle el dolor que provocaba con la dilatación y contracciones de las delicadas partes íntimas de ella.



Anita lanzó un grito aterrador al sentirse rajada en dos por el tieso miembro de su brutal violador. Su ano quedó en un estado calamitoso, igual así soportó heroicamente las embestidas de aquel miembro de semental, que se hundía hasta los testiculos en su profundo y pequeño orificio.



Después de unos minutos de gritos dolor placer, el hombre retiró su enorme pene ensangrentado hasta la cabeza y volvió a hundirlo hasta los testiculos y estalló de placer y de gozo chorreando inmensas cantidades de sus liquidos sementales en el interior de aquél pequeño orificio.



Anita al sentir recorrer la gran cantidad de semen en su interior,dando gemidos de placer explotó en un gran orgasmo.El hombre retiró su grueso pene del interior dejandola tendida en el heno totalmente agotada y en un estado lastimoso pero placentero.



El hombre y el muchacho se habían dado el gusto nunca antes pensado. Dejandola tendida y reponiendose de los ataques sexuales que le propinaron se alejaron del lugar.



Anita necesitó de varios dias para reponerse,no podia sentarse por lo tanto no pude gozar de mi mujer por mucho tiempo.



Más adelante les volveré a contar de las andanzas de Anita.


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