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Categoría: Infidelidad

Con mi compañera de trabajo

Hola que tal, mi nombre es Oscar y soy de la ciudad de México, aunque no soy muy guapo, mis amistades me dicen que soy agradable y tengo un atractivo peculiar. Soy casado hace 3 años y hace aproximadamente 7 meses mi esposa se embarazó por lo que las sesiones de sexo con ella disminuyeron, antes eran tres o cuatro a la semana, ahora son pero cada mes, así que tuve que recurrir nuevamente a la manuela. No obstante, descubrí que cuando las mujeres miran que estás contento de ser papá, comienzan a hablar de su vida sexual y te lanzan el calzón a lo cabrón. Tal fue el caso de mi compañera de trabajo de nombre Lorena. Ella es más joven que yo, tiene 25 años y yo 32, sin embargo, también está casada con un hombre de 38 años, el cual no la satisface en la cuestión de sexo.

Lorena mide aproximadamente 1.55, güerita, con unas nalguitas bien paraditas y lo que más me enloquece son sus chichotas, siempre va escotada y su piel blanquita contrasta con su ropa oscura, varias veces he fantaseado con ella hasta que logré cogérmela.

Un día salimos a comer y la noté molesta, le pregunté qué sucedía y comenzó a platicarme que su viejo tenía tiempo de no tocarla y que ella es joven y no sólo está para arreglar la casa y hacer de comer, sino que también necesita sexo en su vida, cuando me dijo eso me empecé a calentar y ya tenía la verga parada, además ese día llevaba una blusa roja de tirantes que hacia resaltar ese par de melones que me enloquecían, tenía ganas de darle unas mamadas en las tetas, pero obvio tenía que comportarme como un caballero, le dije que si está cabrón eso de no sacar energías y le platiqué que debido al embarazo de mi esposa también ya había disminuido el sexo entre nosotros, pedimos unas cervezas y continuó la plática de sexo, los ánimos comenzaron a subir y le propuse ya no regresar a trabajar, inventarnos una reunión y seguir con la "plática" ella se dio cuenta de mi plan y aceptó, decidimos irnos a otro lado más lejos, fuimos a un salón de baile y entre el baile y las copas, comenzamos el rose de cuerpos y las caricias más allá, ya no aguante más y le dí un beso muy efusivo, ella lo respondió y ni tardo ni perezoso le dije que nos fuéramos a un hotel, pensé que se sacaría de onda pero me respondió "ya te habías tardado".

Compramos una botella y nos fuimos al hotel, durante el transcurso me iba agarrando la verga y me besaba el cuello, yo le tocaba esas tetas con las que tanto fantasee, eran enormes y muy blanquitas, con una aureola rosadita y un pezón muy pequeño, sólo de verlas casi me venía, eran tal y como las imaginé. Llegamos al cuarto y seguimos con el juego de seducción, le bajé la blusa para sacar sus tetotas y le dí unas chupadas que casi me las quería comer, ella sólo gemía <<¡Mmmh!¡Ah! ¡Qué rico papi! Sabía que esto pasaría, ¡¡lo deseaba tanto Oscar!!>>. Eso me excitaba aún más le bajé su pantaloncito ajustado y deje a la vista una tanguita roja que hacía juego con su bra, puts estaba a punto de estallar, ella también me bajó el pantalon e inmediatamente metió mi verga en su boca, la mamaba bien rico. Yo también comencé a gemir. Me decía:

- Dámela Oscar, quiero de tu pene, métemelo todo, hazme sentir bien.

La acosté sobre la cama y sólo le hice su tanga a un lado de su conchita, ésta ya estaba muy mojadita lo cual facilitó todo, mi pene entró con mucha facilidad ella seguía gimiendo y pedía más aahggr, si, dame dame, métela duro yo seguía dándole duro que placer, veía sus chichotas rebotando, me inclinaba y se las mamaba estaba al 100 a punto de correrme, le pedí que se pusiera de a perrito para mirar su culito respingón, que con la tanga roja y su piel blanquita se veía excitante, le dí fuerte cada vez más y más y ella me decía <<¡si dale!>> dame Papi cómete todo lo que no quiere mi viejo y dame lo que desprecia tu vieja; al oír sus palabras y sus gemidos no aguante más y le llené la concha de mi leche que salía a borbotones ella también gritó fuerte diciendo <>, y le dije <>. Nos acostamos por un par de horas, hasta que llegó el momento de partir, Seguimos besándonos durante el camino, pasamos por nuestras cosas a la oficina y de ahí cada quien se fue a su casa. Hasta la fecha no se ha repetido esa situación, sin embargo, en la oficina nos aventamos algunos fajes clandestinos.
Datos del Relato
  • Autor: Oscar
  • Código: 27221
  • Fecha: 25-04-2013
  • Categoría: Infidelidad
  • Media: 6.73
  • Votos: 15
  • Envios: 0
  • Lecturas: 6427
  • Valoración:
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