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Con los amigos

~~Como les contaba
 en mi relato anterior Laurita, el Tres Patas , El
 Púa y el Petete Daniel miraban embelesados como gozábamos
 Oscar y yo mientras me sodomizaba. Laurita aferraba con una mano
 la vergota del Tres Patas y con la otra el termo que
 era la verga del Púa En su rostro se reflejaba
 una tremenda calentura. Se notaba en la expresión lujuriosa
 de su rostro que estaba dispuesta a todo, que el desenfreno se había
 apoderado de ella. Apenas acabé quede boca arriba con mi cuerpo
 empapado en sudor. Laura y yo nos miramos. Sin dejar de sonreírme
 se puso de pie. Se acostó a mi lado.
 El Púa . te hizo gozar ¿no? – preguntó.
 Y ¿qué te parece? ..y vos qué estás esperando. ¡Mirá
 cómo te mira y en qué estado está!!!!!! El aludido
 sentado en el sofá aferrando su pija desde la base nos la mostraba
 sonriendo.
 ¡Uyyy, qué pija!!! me dijo Laurita. ¡!Vení!
 continuó y le hizo una seña al Púa. Este, ni
 corto ni perezoso se levantó, su verga estaba rígida
 como un palote de amasar pero más gruesa y se dirigió
 al borde de la cama en la cual estábamos completamente desnudo.
 Ella se sentó al borde de la cama del otro lado miraba extasiada
 y ansiosa la pija que pronto iba tener metida dentro de la conchita. .
 Ya tenía el condón puesto. Laurita comenzó a
 masturbársela lentamente, a besársela haciendo que sus
 labios se deslizaran por toda su extensión. A continuación
 su lengua le recorrió las bolas bajando un poco la cabeza mientras
 que con su manos le aferraba las nalgas.
 Púa, quiero que me cojas!!!.
 Diciendo esto, se volvió acostar a mi lado boca arriba abriendo
 sus piernas a la espera del ataque mirando con deseo aquella pija
 fuera de lo común. Mientras El Púa se ubicaba, el Tres
 Patas y Daniel se acercaron a la cama manoseando sus vergas
 , se sonreían y me miraban evidenciando a las claras que yo
 era el próximo objetivo para satisfacer sus apetencias. Yo
 estaba casi al borde de la cama, apoyé un pie en el piso abriéndome
 de piernas. Miré al Tres Patas . . ¡Dale,
 chupame la concha!!! Laurita se corrió un poco más y
 permitió que Daniel, dándole la espalda a ella se arrodillara
 a mi costado haciendo balancear su verga, ya protegida por el condón,
 sobre mi cara. Abrí la boca buscando aprisionar su glande.
 Logré hacerlo y comencé a succionar su cabezota, al
 mismo tiempo que friccionaba mis pezones con las yemas de los dedos. Daniel
 me chupaba la concha, sentía el titilar de sus labios en mi
 clítoris y mis labios genitales chupados con desesperación.
 ¡Y comencé a gozar. a gozar..retorciendo mi cuerpo succionando
 la pija de Daniel y con la lengua y los labios del Tres Patas
 en mi ardiente cajetita. Comencé a sentir los gritos de placer
 que emitía Laurita cada vez que el pistón del Púa
 golpeaba contra su útero.
 ¡Ay Gabriela, qué pija que tiene este tipo!!! ¡¡aaaaah!!!¡aaaaaaH!
 le sentía decir sin responderle por tener la boca ocupada y
 además ensimismada en mi propio placer. . ¡Gabriela,
 te quiero comer el culito! me dijo Daniel acercando su cara a la mía.
 No le respondí pero para satisfacerlo apoyé mi pie en
 el hombro del Tres Patas y lo empujé suavemente.
 Esperá un poco le dije al Tres Patas y se puso de pie al
 costado de la cama. ¡Dale, acostate! manifesté enseguida
 dirigiéndome ahora a Daniel al mismo tiempo que me ponía
 de pie al lado del Tres Patas. A continuación me senté
 sobre la verga de Daniel, dándole la espalda apoyando mis pies
 en el colchón tomando su estaca, rígida como un fierro
 y acercando su glande a mi ano. Este estaba empapado de saliva y de
 jugos vaginales. Acostumbrada a las vergas de mis machos permanentes
 mi esfínter se dilató lo suficiente como para permitir
 que el glande me entrara en el recto. Logrado esto me dejé
 caer lentamente saboreando cada centímetro de su verga a medida
 que se iba alojando totalmente en mis entrañas. Hacía
 esto mientras que con las yemas de los dedos procedía a una
 deliciosa masturbación. Lo hacía mirando fijamente
 al Tres Patas el que manoseaba su colosal estaca y me miraba fijamente,
 con la mirada encendida de lujuria y con los dientes apretados esperando
 el momento oportuno para meterla en alguno de mis orificios. Mi conchita
 hambrienta era la que reclamaba tal beneficio. – Los suspiros
 y los gritos destemplados de Laurita y los roncos gruñidos
 del Púa anunciaban que estaban en pleno orgasmo. Con la estaca
 de Daniel metida en mi culo hasta los pelos me eché hacía
 atrás. Este aferró mis tetitas y comenzó a manosearme
 los pezones al mismo tiempo que sentía su lengua en mi cuello.
 Su saliva, transportada por sus manos empapaba mis tetitas. Por entre
 mis labios yo también dejaba también escurrir saliva
 para sentir el placer de mis manos deslizarse sobre mis senos empapados. Laurita,
 luego de su orgasmo, se unió a nuestro grupo , arrodillada
 a mi costado comenzó a chuparme las tetas y a acariciarme el
 vientre y la conchita. Me abrí de piernas todo lo que pude
 y el Tres Patas se ubicó para ensartarme su estaca, que como
 les dije antes, por su tamaño, me hacía acordar a las
 de mi negro Raúl y a la de Mario, el que era el novio y amante
 de Laurita y que desde hace un tiempo estamos compartiendo junto con
 mis amantes permanentes, todos negros, Raúl. Richard y Néstor. La
 misma Laura tomó el pijón del Tres Patas y lo acercó
 a la entrada de mi hambrienta cajetita. Comencé a contonearme,
 gozando de la pija de Daniel revolviéndome los intestinos y
 de la lenta penetración de la verga del Tres Patas, la que
 inexorablemente se hundió lentamente en mis entrañas
 hasta que sentí el roce de sus pelos genitales en la piel de
 mi barriga y de su glande en mi útero. Explicar la manera como
 gozaba en ese momento me es imposible. No encuentro las palabras
 para hacerles entender con exactitud lo que sentía en esos
 momentos. Imagínense por ejemplo, lo que debe sentir un hombre
 que logra tener entre sus brazos, bien emputecida, a una chica a la
 que le tuvo ganas por mucho tiempo y que creía imposible conseguir.
 O una mujer ardiente, muy ardiente, pero reprimida por su timidez
 o el círculo en que vive que pueda convertir en realidad la
 más depravada de sus fantasías. Vapuleada por un rato
 finalmente mi orgasmo estalló mientras aferraba con ambas manos
 detrás de la cabeza los barrotes del respaldo de la cama. Estuve
 como uno o dos minutos apretando con mis músculos genitales
 y con el esfínter de mi ano aquellas dos fabulosas vergas,
 con los ojos cerrados gozando de cada una de mis contracciones. Los
 dos tipos se había propuesto gozarme todo lo que pudieran sin
 acabar y me seguían serruchando a pesar de que yo dejé
 de contonearme, transitoriamente satisfecha y víctima de un
 agotamiento pasajero
 ¡Vamos a cambiar!!!.exclamó el Tres Patas ¡¡
 Date vuelta Gabriela!!! Lo hice sabiendo lo que me esperaba. . En
 pocos instantes ya tenía la verga del Tres Patas enterrada
 hasta el fondo de mi culito mientras me contoneaba , ya repuesta,
 jineteando a Daniel con su verga en mi vagina hasta los pelos. Las
 manos de Laurita acariciaban mis nalgas y la espalda, mientras me
 besaba el cuello y me decía chanchadas al oído. Todo
 eso contribuyó a que comenzara a calentarme otra vez. Aquellos
 tipos tenía una energía brutal. .serruchaban . serruchaban
 gozando como locos . Yo sentía que me estaba por venir otra
 vez.
 ¡Puta, querés tragar leche! me gritó fuera de
 sí el Tres Patas. . ¡¡No!!! ¡’Acabame
 , seguime cogiendo que me viene!!! grité. . ¡Date vuelta
 otra vez Gabrielita, te quiero acabar en el culo,,,,¡por favor! gritó
 Daniel. ¡¡Sí,,,sí.. puta. date vuelta
 que te quiero acabar en la concha. dijo a su vez el Tres Patas. En
 un santiamén volví a la posición inicial y fui
 ensartada rápidamente otra vez como al principio. Unos pocos
 y violentos cimbronazos de ellos, algunos míos tan violentos
 como los de ellos y obtuve un nuevo, delicioso y brutal orgasmo.
 Quedé, ahora sí, como muerta ahíta de tanto placer
 con mi cuerpo totalmente a merced de ellos, incluso de Laurita; fui
 lamida, mordida, besuqueada, babeada, palmeada fuertemente e insultada
 groseramente hasta que llegaron ambos simultáneamente al orgasmo.
 Ya plenamente satisfecha resistía sus embates con los ojos
 cerrados dejándome hacer lo que ellos quisieran. Oscar desde
 el día anterior lo único que había hecho era
 sacarse las ganas de comerme el culito todas las veces que quiso y
 había penetrado a Laura pero por la conchita sin haber llegado
 a sodomizarla. Después de la paliza que me dieron Daniel y
 el Tres Patas, Oscar y Laurita ya se habían repuesto y estaban
 listos otra vez y esta vez , sí, Oscar se dispuso a sodomizarla.
 Por supuesto , la idea no dejó de encantarle a mi amiga la
 que enseguida se puso en cuatro patas ofreciéndole impúdicamente
 su ojetito apenas él se lo propuso. Me miró y entendí
 que quería que le besara el ano lo que acepté gustosa. La
 idea de ver su anito abrirse y tragarse la linda pija de Oscar era
 muy tentadora. Me aferré a sus preciosas nalgas y acerqué
 mi lengua a su ojetito. Es una sinvergüenza, muy traviesa y
 tiene unas caderas formidables.
 ¡Mirá como hace!!! dijo riéndose mientras contraía
 rítmicamente su ano lo que lo hacía aún más
 tentador. Junto con Oscar, con su cabeza a mi lado, mirábamos
 como aquel agujerito palpitaba. esperando. esperando.
 Comenzamos a lamerle las nalgas, Oscar una y yo la otra y terminé
 hundiendo primero mi lengua y luego dos dedos los más profundamente
 posible dentro del ano. Oscar no resistió más , se
 puso de rodillas y acercó su pija a las caderas de mi amiga.
 Laurita aferró sus dos nalgas abriendo su ano lo más
 posible. Aferré la verga de Oscar, la sacudí mirándolo
 a los ojos , la descabecé bien y deposité el glande
 junto al palpitante ano. El tipo , indudablemente, era un buen cogedor.
 Sabía como proceder para disfrutar él y hacer disfrutas
 a su víctima . Comenzó a introducir su
 verga en el ano pero en dosis homeopáticas, lentamente con
 suaves y cortos empujoncitos haciendo gozar y a la vez desear a Laurita
 la que contoneaba sus caderas desesperadamente en busca de una penetración
 más profunda.
 Gabrielita, quiero chuparte!!! ¡¡¡Ahhhhh!!! ¡¡Aaaaah! exclamaba
 Laurita. Yo pensaba revolcarme con ella después de descansar
 un poco, tomar algo y fumar un cigarrillo y pensaba hacerlo no sólo
 para gozar sino también para calentar a los tipos y que se
 pusieran otra vez en órbita. Pensaba acostarme debajo de ella
 y ponerle mi conchita al alcance de su boca pero no fue necesario,
 dado que Laurita estaba tan caliente que no pudo evitar un orgasmo
 que la hizo suspirar y gritar como loca. Fuimos al baño y
 ahí con mi amiga desarrollamos el siguiente diálogo
 :
 Gabrielita, la verdad que el Púa no es lindo pero con esa
 pija me hizo gozar como loca pero no me animo a darle el culo. Voy
 a seguir por adelante y vos. ¿se lo pensás dar en serio
 como dijiste?
 Hace un rato estaba muy caliente y la verdad que sí, en ese
 momento se lo pensaba dar y que me rompiera toda. Pero ahora pienso
 que no vale la pena porque después que me adapte y no me duela
 más y empiece a tomarle el gusto ya vamos a tener que irnos.
 Me parece que no vale la pena.
 Sí, tenés razón. total tiene un montón
 de salteñas para darle por atrás.
 Ahora vamos a tomar algo, a fumar algún cigarrillo y después
 nos revolcamos las dos para que se calienten. ¿No te parece?
 Tengo unas ganas locas de que el Púa me coja otra vez ¡ahhhhh!
 y. ¡el Tres Patas también! ¿Viste que es grande
 como la de Mario? comenté. . La verdad es que están
 buenos los cuatro. respondió ella. Cuando terminamos de higienizarnos
 un poco y recomponer nuestro maquillaje volvimos únicamente
 de tanguita y sandalias al dormitorio. En el dormitorio , además
 del lecho se podía ver un guardarropa que tenía un espejo
 del lado interior de la puerta en donde una se podía ver de
 cuerpo entero, una especie de camilla adosada a la pared en la que
 se podían sentar tres o cuatro personas, una cómoda
 con un espejo encima apoyado en la pared y una TV. de pantalla de
 las grandes, todo el piso cubierto de moquete. Un lugar amplio y agradable.
 Dos ventanales encortinados daban a la calle. Nosotras habíamos
 disfrutado ya de varios orgasmos pero con una pequeña tregua
 estaríamos a punto para un poco más de ajetreo. Los
 hombres en este aspecto no tienen capacidad como nosotras, pero de
 cualquier manera no habían dado aún todo lo que esperábamos
 de ellos. Estuvimos charlando un rato , saboreando un poco de whisky
 y fumando Coronado mientras Laurita y yo lucíamos
 nuestra desnudez ora sentadas en la falda de uno , ora en la de otro.
 Los hombres no dejaban de mirarnos y manosearnos con deseo y nosotras
 no perdíamos de vista el aspecto de sus vergas. Me sentía
 a mis anchas ondulando mi cuerpo, mostrándoles mis carnes.
 ¡Soy exhibicionista de alma!!!Me gusta ver a los tipos mirándome
 con ganas y con sus pijas duras deseando clavármelas en algún
 lado. En ningún momento sus vergas quedaron flácidas
 del todo. Yo en mi fuero interno me moría de ganas de engullirme
 aquellos apetitosos pedazos de carne pero me contuve y en ese momento
 hubiera deseado estar con mis amigos para exprimir sus vergas y saborear
 sus jugos. Laurita después me confesó que por su mente
 se cruzaron los mismos impúdicos pensamientos. Laura estaba
 sentada en la camilla con Daniel a su lado y Oscar sobre la alfombra
 cerca de su regazo. El Púa estaba acostado en el centro de
 la cama cuan largo era y el Tres Patas y yo sentados
 al borde de la cama.
 Laurita empezó a manosear la pija de Daniel la que enseguida
 quedó en plena erección con los consiguientes suspiros
 de placer del dueño del aparato. Oscar manoseando su verga
 comenzó a acariciar y a lamer los fabulosos muslos de mi amiga.
 Mirar las pijas del Púa y del Tres Patas me enfermaban de calentura,
 con gana de chupármelas y hacérmelas meter por todos
 lados, así nomás, a pija pelada, sin condón,
 pero me contuve.
 Putos, quiero más, estoy caliente!!!!le dije. A pesar de ellos
 y también a mi pesar vi como se ponían los condones.
 Miraba al Púa temerosa de que el preservativo no resistiera
 tremendo grosor de pija. ¡Chúpenme toda!!les ordené.
 Me puse de costado entre ambos, me abracé a los peludos y fuertes
 muslos del Púa, que se puso de costado y comencé a lamerle
 las bolas y la pija, metí parte de su glande en mi boca, la
 punta, porque en realidad no me cabía todo por más que
 abriera la boca. Se lo succionaba fuertemente para que sintiera la
 presión de mis labios y que el vacío de mi boca tirara
 de su glande. Esto hacía lanzar al tipo gritos ahogados de
 placer que me enardecían y me hacían chupar cada vez
 con más y más desesperación. El placer alcanzó
 niveles fabulosos cuando sus lenguas empezaron a recorrer todas las
 zonas sensibles que existen entre mis muslos. Mis labios genitales,
 mi clítoris, eran besados, chupados, lamidos y mi ano y mi
 vagina eran penetrados por sus fuertes , resbalosas y ágiles
 lenguas. ¡¡Qué delicia, sentir además sus
 alientos tibios entre mis piernas, sus manos aferrar mis carnes con
 rudeza. ¡Aaaaaahh! Me sentía en la gloria con mi cuerpo
 entre aquellos dos tipos, los dos empapados de sudor y yo empapada
 con sus sudores y sus salivas y mis propio sudores y jugos vaginales. .
 Me di vuelta , muerta de placer y comencé a chuparle la pija
 esta vez al Tres Patas, con cierta dificultad conseguí introducir
 su glande en mi boca. Me enloquece chupar y pajear pijas y me considero
 una experta en ese sentido. Por más macho que se sienta un
 hombre y aunque lo sea realmente es muy difícil que no le guste
 que le metan el dedito en el ano cuando una les hace una buena mamadita.
 Lo hice con ambos y doy fe de que les gustaba . Sentía como
 el esfínter de cualquiera de ellos me apretaba el dedito y
 como sus gemidos de placer se hacían más fuertes. Dependía
 de mi el que ellos llenaran sus condones de leche pero como es lógico
 suponer en estas circunstancias yo prefería sentir sus pijotas
 dentro de mi cuerpo. ¡Te quiero dar por la conchita!! sentí
 la voz hueca del Tres Patas proveniente de entre mis muslos.
 ¡Dale! exclamé. Me ubiqué entre ellos, ahora
 boca arriba. Con movimientos rápidos y blandiendo su estaca
 el Tres Patas se ubicó entre mis piernas abiertas de par en
 par.
 ¿Y yo? preguntó El Púa.
 Esperá que acabé él y después me cogés
 vos le respondí al mismo tiempo que aferraba la verga del
 Tres Patas y la refregaba contra mis labios genitales. Una suave
 presión de parte de él y sentí la deliciosa sensación
 de su glande ubicarse ajustadamente a la entrada de mi vagina. Me
 abracé a su cuello y antes de hundir mi lengua en su boca le
 dije que me la metiera despacito. Me empezó a entrar despacito.
 Yo lo miraba a los ojos, con los dientes apretados, muerta de placer
 sintiendo como su verga gruesa y larga me entraba de a poco bien apretadita
 hasta el fondo de mi cajetita.
 ¿Le vas a dar el culo al Púa? me preguntó mirándome
 fijamente.
 ¿Estás deseando que me lo rompa? le pregunté.
 ¡Sí! me respondió.
 Lo que pasa es que está tan buena, tan gruesa que me gusta
 más por la concha. Por el culo me va a doler y tengo ganas
 de acabar cogiendo por adelante. le dije y en realidad era lo que
 sentía.
 ¡No acabes enseguida! ¡Quiero gozar! continué
 diciendo. Estuve gozando quince minutos, un poco con él encima
 mío y luego jineteándolo . Acabé como una loca
 dando saltos encima de él como si estuviera domando un caballo,
 sintiendo en cada salto como mi útero era golpeado deliciosamente
 por su glande. El Púa se mantenía arrodillado manoseando
 su vergón, esperando su turno pacientemente. No bien cambié
 de posición acostándome boca arriba lo miré sonriendo.
 ¡Ahora te toca a vos, mi amor!!! Dale. ..¡haceme acabar
 otra vez!! Con los ojos cerrados aferré su verga con ambas
 manos, la sensación de su grosor que se puede decir era anormal,
 se me hizo evidente en ese momento. Sentir como su verga abría
 mis carnes era una sensación deliciosa no vivida hasta esa
 noche. El hecho de estar acostumbrada a las vergas de mis amigos que
 si bien no alcanzan tal diámetro las tienen muy gruesas hizo
 que no me doliera . Por el contrario estuve gozando otros quince minutos
 con su estaca revolviéndome el vientre por todos los rincones.
 La calentura hacía que no le tuviera asco a pesar de no ser
 un hombre lindo, creo que en el fondo me producía hasta placer
 verme encamada revolcándome y gozando completamente desnuda
 con un macho así. Me producía intenso placer sentir
 los chupones que me daba con mis tetitas ,ora una, ora otra, metidas
 enteramente dentro de la boca.
 ¡Qué linda pija que tenés! ¡Qué
 bien que me cogés! ¡Cómo me gusta! ¡aaaaahh!
 ¡Revolveme toda, Púa! ¡Asíííí. .!´¡Asííí´!
 ¡¡Aaaaaaaah! ¡Aaaaaah!¡Me gustaría
 estar una noche entera cogiendo sola con vos!!!¡Cogiendo. .,!
 Cogiendo. ..!!! No me respondía, mientras lamía mi
 cuello, me chupaba las tetitas, hundía su lengua dentro de
 mi boca y yo se la succionaba o viceversa. El placer alcanzó
 límites fabulosos cuando sentí sus peludos y gruesos
 dedos escarbarme el ano, mientras que sus grandes manos apretaban
 mis nalgas hundiéndome las uñas en las carnes. Sentí
 que me venía. Enganché mis talones en sus caderas,
 me aferré a su cuerpo como una lapa a la roca y comencé
 a responder salvajemente a sus empujones que lentamente se habían
 tornado cada vez más y más violentos. Nuestro apareamiento
 se volvió tan brutal que en la habitación resonaba el
 golpetear de nuestras carnes. Disfruté de un orgasmo colosal,
 con los músculos de mi vagina apretando su verga, ordeñándola.
 Es la palabra que más se acerca a lo que hacía mi conchita
 a aquella colosal vega . Él acabó al mismo tiempo que
 yo quedando por unos instantes tieso sobre mi cuerpo para que enseguida
 con dos o tres movimientos más terminara de llenar el condón
 con abundante esperma. Cayó a mi costado, boca arriba, respirando
 agitadamente igual que yo. No presté atención a lo
 que hizo Laurita con Oscar y Daniel. Después me contó
 que había sido penetrada por los dos por ambos lado y en forma
 simultánea. Que le habían hecho de todo. Termino contándoles
 que terminamos la noche yo con Oscar y Daniel que me la dieron por
 todos lados y El Púa y el 3 Patas que dejaron a Laurita que
 no podía casi caminar. No los vimos más porque al otro
 día salimos a recorrer Salto en mi Chevettito que había
 estado archivado en un garaje, almorzamos en el centro de la ciudad.
 Luego fuimos a las termas del Arapey distante unos 90kms. más
 o menos y allí estuvimos una noche y dos días. Nos
 portamos bien y luego partimos hacia nuestros hogares. Oscar me había
 dado la dirección de su correo electrónico con la esperanza
 de volvernos a encontrar en un futuro. Pensando en sus amigos, el
 3 Patas y El Púa, cabe una lejana posibilidad de que me comunique
 con él si dentro de un tiempo vuelvo a Salto. El tiempo lo
 dirá. Mis próximos relatos estarán dedicados
 a mis recientes vacaciones en Florianópolis en donde volví
 a ver a Úrsula, el amor de mi vida ,a sus amigos y amigas íntimas
 y a un matrimonio amigo de mis papis. Besos a todos. Mi e mail

Datos del Relato
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