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Categoría: Maduras

Compañera de Trabajo

Luego de leer muchas de las historias que se publican en esta página, me animé a escribir la mía. Esta es una historia real y no se parece mucho a las historias que aparecen por aquí.



Siempre tuve la fantasía de hacerlo con mujeres mayores a mi y la verdad es que en la vida he tenido esa suerte por eso esto más que un relato es una crónica de un sueño realizado y recuerden "No se envejece por haber vivido un cierto número de años; se envejece por haber desertado del ideal. Los años arrugan la piel; renunciar al ideal arruga el alma. Serás tan joven como grande sea tu fe; tan viejo como tu duda; tan joven como tu confianza; tan viejo como tu abatimiento".



Todo empezó cuando mis compañeros de trabajo me estaban organizando una despedida ya que me iba de viaje y por un par de meses no me iban a ver. Todo venía de lo más normal, hasta que por esas cosas que tienen las fiestas se empezó a tratar el tema del sexo y la cosa cada vez se puso más picante y una compañera de nombre Analia dijo muy suelta de cuerpo que un hombre que la atendiera bien le provocaba siete orgasmos en un solo polvo. Al principio las risas desacreditaron el comentario, pero luego de unos minutos mi compañera desafió a uno de los presentes a subir a una habitación para demostrárselo. El elegido no aceptó pero dijo que tendría que subir yo por ser el homenajeado. Yo como estaba con unas copas de más acepté y subimos. Hasta aquí la cosa no pasaba de ser una broma y nada más, puesto que tanto Analia como yo esperábamos que subieran pronto a sacarnos de allí. Así que lo que hicimos, fue desarmar una cama y ponernos a gritar como que estubieramos cogiendo como artistas porno. Pasado un rato y como nadie subía Analia se puso a ver por el agujero de la cerradura a ver si alguien venía. Yo como un tonto me quedé mirándole el culo bien redondo que tenía. Ella se percató de lo que sucedía y cada tanto se levantaba y me miraba y sonreía. Cuando estaba de pie yo lo que hacía era mirarle sus tetas. Unas tetas enormes que miden mas de 110 cm., y que conserva intactas a pesar de sus 52 años de edad y de que está un poco pasada de peso, yo en ese momento tenía 24 años y siempre me habían gustado las mujeres de esa edad. Muchas veces me masturbaba pensando en mujeres de 45, 50 o más años. Siempre me gustaron porque creo que son las que mejor saben hacer el amor y que además no tienen problemas de miedos o timidez como algunas jóvenes.



Lo cierto es que ahí estábamos y sonrisa va mirada viene, mi mente empezó a ir a mil pensando en lo que podría pasar. En determinado momento me dijo que tenía frío y yo le comenté que yo también, que tenía las manos heladas. Analia se acercó a mí se paró frente a mí y tomó mis manos. En ese momento un escalofrío recorrió mi espalda y temblando dije: "qué te parece si jugamos en serio", ella me dijo "¿cómo? ¿qué querés?



Yo repetí "qué te parece si jugamos en serio", solo que esta vez no la dejé contestar puesto que casi en el mismo instante le di un beso, suave y corto en los labios.



Analia dijo "tengo un hijo de tu edad". "Y con esto qué" contesté yo. "¡¡¡que mi hijo tiene tu edad!!!"



En ese momento yo estaba ya sacado y la volví a besar pero esta vez fue un beso sumamente apasionado. Mi lengua entró y en su boca y buscó la suya. Ella siguió con el juego y nuestras lenguas empezaron a entrelazarse y a recorrerse mutuamente. Así estuvimos un par de minutos, hasta que ella se separó y me dijo "podrían venir y qué hacemos", yo volví a besarla y empecé a tocarle sus hermosas tetas y su culo. Esas tetas que tantas veces había visto a través de las blusas de seda transparente con las que venía y con las que tantas veces había soñado, ahora las estaba tocando y sobando a gusto.



Luego empecé a levantarle el buzo y a sacarle una de sus tetas del corpiño para comenzar a besarla. Ella apenas comenzar a besarle las tetas comenzó a gemir y a gozar y una de sus manos fue hasta mi pija y la apretó fuertemente. Ahí me dí cuenta de que la cosa no paraba. Ella terminó de sacarse el buzo y el corpiño y comenzó a sacarse el pantalón. Yo me bajé el pantalón y el boxer y mi pija saltó y quedó parada allí pronta para seguir de largo.



Analia se agachó y comenzó a chupármela, como nunca antes nadie la había hecho. La metía y sacaba de su boca, me pasaba una mano por los huevos, me los chupaba un poco y luego volvía a mi pija la cual se metía casi toda en su boca con total naturalidad. Yo no resistía mucho más y como no quería acabar le pedí que parara. Ella se recostó en la cama y yo me lancé como un desesperado a su vagina que ya estaba totalmente mojada. Comencé a comérmela como si en ello se me fuera la vida, la besaba, la mordía, metía mi lengua y trataba de que no se me escapara ninguno de sus jugos. Ella estaba jadeando y gimiendo casi a los gritos. En ese momento lo que hice fue meter uno de mis dedos en su concha y comencé a pajearla suavemente. Ella lo recibía adentro con mucho gusto y me pidió: "meteme otro que me muero".



Yo le di el gusto e introduje otro dedo ella se arqueó toda y comenzó a apretarse las tetas y como jadeaba y parecía que iba a acabar metí un tercer dedo en su concha, lo cual fue para ella el éxtasis. Estuvimos así unos minutos, con mis tres dedos y mi lengua haciendo que Analia se retorciera de placer hasta que estalló en un gemido y suspiro profundos y mi boca se vio inundada de sus jugos que traté de tomarlos y no dejar escapar nada. Analia se incorporó me dio un gran beso y me dijo "ahora te toca a vos". Y lo que hizo fue tenderme en la cama y comenzó a besarme y a tocarme. Me dijo "te gustan mis tetas" "sí " contesté yo.. Entonces se incorporó y puso sus tetas a la altura de mi boca. Entonces dijo: "cómetelas todas, no dejes nada". Yo obedecí y me dediqué un buen rato a acariciarle y besarle nuevamente sus tetas. En un momento pensé que mi pija iba a reventar y le pedí que volviera a chuparla. Esta vez fue ella quien obedeció y procedió a devorarse mi pija como lo había hecho un rato antes, cuando estaba en lo mejor, se la sacó de la boca y se la puso entre sus tetas y comenzó a hacerme una Cubana. Seguramente vio mi cara de gusto y de que me acababa en cualquier momento y me pregunto: "¿querés acabar?" "sí por favor". Entonces se la volvió a meter en la boca y le dio un ritmo increíble. Mi pija no aguantó mucho más y descargó toda su leche en la boca de Analia que se dedicó a tomarla y a limpiarme la pija con su lengua.



"Te gustó " dijo. "sí acabé como nunca". "ya lo creo tenías un montón de leche y la verdad es que estaba muy rica".



Yo me tiré sobre ella y quise hacerle el amor de una vez por todas, pero no me dejó, me dijo que por ahora era suficiente y que si quería el resto tendría que ser en su casa ya que no quería que nos descubrieran. Si bien ella era divorciada y yo soltero no quería que nadie se entere de lo sucedido porque seguramente los demás querrían cogerla también y no le interesaba mucho que eso sucediera. Por mi parte yo tampoco quería que eso pasara ya que la quería toda para mí. Así que acepté las condiciones.



Nuestro encuentro en su casa es para otro momento, pero solo puedo adelantar que a partir de ahí comenzamos a hacer el amor y la verdad es que nunca hice el amor con nadie como con ella. Es sencillamente genial y nunca dice que no a nada. Ya contaré el resto.



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Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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