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Comiéndome a dos hombres maduros

~~El ferri que
 me llevaba de Montevideo a Buenos Aires estaba por llegar, el comandante
 de la nave anunció que en quince minutos arribábamos
 a la costa. Esa señal me puso muy nerviosa, el corazón
 me latía a mil, estaba por tener una experiencia muy fuerte,
 sobretodo con mis 19 años, y mi poca experiencia.
 Al llegar al puerto me estaban esperando Eduardo, de 35 años
 y Andrés de 29. Nos habíamos conocido por internet y
 me habían propuesto hacer un trío. Yo estaba excitada
 de estar con dos hombres maduros, pero también asustada.
 Era la hora del almuerzo, por lo tanto fuimos a comer a uno de esos
 elegantes restaurantes que hay en Puerto Madero. Durante el almuerzo,
 Eduardo contaba anécdotas y trataba de hacer ameno el encuentro,
 pero Andrés estaba serio, eso me ponía tensa.
 Luego de almorzar, nos dirigimos al departamento de Eduardo, cuando
 entramos, les pedí que me dijeran donde estaba el baño,
 Eduardo me lo indicó y me dijo que me esperaban en el cuarto.
 Esas palabras me hicieron estremecer, entre en el baño nerviosa,
 me temblaban las manos, y respiraba agitada, casi jadeando. Me saque
 el jean y el sweater que llevaba puesto, me saque la bombacha y el
 corpiño, y me puse mi blusa blanca y pollera escocesa que usaba
 en la escuela, tenía solo eso, ah, también me puse unas
 media blancas cortas.
 Salí del baño y entré a la habitación,
 cuando Eduardo me vio, dijo: Dios mío, no puedo creerlo, Paula,
 mi amor, estas como yo te había soñado.
 Me sentó sobre la cama, me abrió las piernas y metió
 la cabeza sobre mi conchita, lance un suspiro. En eso Andrés
 se coloco a un costado mío y me dio un beso en la boca, me
 metió la lengua hasta el fondo, era tan lindo ser atendida
 por la boca de dos hombres expertos.
 Eduardo me apoyaba sus labios sobre la vulva mientras con la lengua
 presionaba mi clítoris.
 Era un éxtasis total. Estaba por acabar, se los dije, entonces
 Eduardo, se concentró mas en chuparme el clítoris, paso
 sus manos debajo de mi cola, y comenzó a apretarme las nalgas,
 en tanto Andrés, se paró sobre la cama, saco su pija,
 me tomo de los cabellos y la metió en mi boca.
 Vamos putita, vamos tragate mi pija, dale tragala toda.
 Vamos acaba, acaba que quiero ver como gozas.
 Estas eran casi las primeras palabras que escuchaba de Andrés,
 que junto con la chupada de Eduardo, me hicieron explotar.
 Ohhhhhhh, ohhhhhh, siiiiiiiii, siiiiiiiiii, En lo que probablemente
 fue el orgasmo mas grande que haya tenido.
 Me acosté de espaldas y trate de recuperar el ritmo de mi respiración.
 Los dos se sacaron rápidamente la ropa, tenían sus penes
 bien parados y venían por mi.
 Eduardo me dio un beso en la boca muy dulce, que hizo que mi conchita
 volviera a humedecerse, luego se acostó sobre la cama, y me
 dijo: Veni, putita, chupale la pija a papito, veni, mi amor.
 Yo me puse en 4 patas para chuparlo, en tanto que Andrés comenzó
 a masajearme la espalda y el culo. Estaba muy rica esa pija, y el
 trabajo de Andrés por detrás era fenomenal. Pronto,
 comenzó a chuparme el agujero del culo, me ponía la
 lengua bien adentro, y yo gemía de placer. En eso, Andrés
 se detiene, veo que busca algo en la mesita de luz, yo me doy vuelta
 y lo veo sacando la tapa de un tubo de gel lubricante. Yo le digo:
 No, que me vas a hacer!!!!!!!! No sabes que voy a hacer, te voy a
 romper ese culito hermoso que tenes, responde Andrés No, yo
 les dije que por el culo, no, dije Vamos Paulita, vamos dejate que
 te va a gustar, dale, por favor, dejate., dijo Eduardo No se, no se,
 no estoy preparada, por favor, no, dije En eso Eduardo me toma de
 los brazos y me dirige hacia el.
 Veni, Paulita,
 sentate en mi pija, veni mi amor, dice Eduardo Me siento en su pene,
 y despacio va entrando todo, fue una verdadera delicia, lancé
 un suspiro de placer. Eduado, me hace acercar a el, y me acuesta sobre
 su pecho, y me aplasta un poco mi tetas.
 En eso viene Andrés por detrás y comienza a untarme
 el gel en mi culo.
 No, por favor,
 dije. E intenté incorporarme, pero Eduardo me tenía
 inmóvil.
 Vamos, ramerita, dijo Andrés, y me metió un dedo en
 el culo, hasta el fondo. Dolió un poco, pero se podía
 soportar, en ese momento Eduardo comenzó a moverse para abajo
 y para arriba, mientras Andrés intentaba poner el segundo dedo
 en mi culito.
 Sabía que era inútil resistirme, por lo tanto le pedí
 a Andrés que lo hiciera despacio. Y realmente lo hizo, metió
 el segundo dedo, y comenzó a moverlo en círculos. Dolía
 un poco, pero sentía como mi culo se iba dilatando a medida
 que me iba relajando.
 Ya estas lista, dijo Andrés.
 Ya no había mas que hacer, sabía que sucedería
 lo que tanto había temido de este encuentro. Entonces, lo miré
 fijo a Eduardo, y le dije: Prefiero que seas vos, quien lo haga.
 Eduardo hizo un gesto de placer y picardía. Yo lo prefería,
 ya que con él tenía mas confianza. Los dos se miraron,
 pero no emitieron palabra.
 Cambiamos la posición, ahora Andrés estaba acostado
 de espalas, yo me senté sobre el, y apoye mi cuerpo sobre su
 pecho, en tanto Eduardo desde atrás decía que me iba
 a lubricar un poco mas.
 Eduardo puso mas gel sobre mi agujero, me masajeó un poco,
 sus dos dedos entraron con facilidad, y puso un tercero, para dilatar
 mejor.
 Ya esta Paulita,
 ya estas lista, dijo Eduardo Nuevamente traté de apartarme,
 pero Andrés me abrazó con fuerza y no pude moverme.
 Eduardo apoyó la punta de su pija y comenzó a avanzar,
 pronto la cabeza entró y sentí como que se abría
 algo dentro mío.
 Ahhhhhh, despacio,
 ahhhhhh, gemí Eduardo se detuvo, pero el dolor seguía,
 sentí que mi colita me latía.
 Sacala, Eduardo,
 que me duele, por favor, grité.
 Eduardo, aparto mi cabello de mi cuello y me dio un beso en el cuello.
 > Paulita, mi amor, me dijo Y empujó nuevamente, hasta
 que la mitad de su pene penetró mis entrañas. Ahhhhhhh,
 Ahhhhhhh, nooooooo, por favor, nooooooo, rogué Sentí
 que me partía en dos, un dolor más fuerte aún
 me llego hasta mi interior.
 Vamos, metésela
 de una vez a esta puta, para que vea lo que es bueno, dijo Andrés.
 Por favor Eduardo,
 duele mucho, es grande, y esta muy dura, por favor, no aguanto mas,
 me duele, supliqué.
 Eduardo, no contestó, se quedó inmóvil esperando
 que yo me calme. Se sentía la fuerte respiración de
 los dos, y mi jadeo, por encima del de ellos.
 En eso noto que comienzo a relajarme, que el dolor sede, y comienzo
 a moverme un poco, Andrés me suelta el cuerpo, me toma de las
 caderas y comienza a moverse también.
 Dale Eduardo,
 ponémela toda de una vez, dale papi, dame, dámela, pedí
 Eduardo de una sola embestida me penetra en su totalidad, pero esta
 vez el dolor que sentí se mezclo con el profundo placer de
 la penetración.
 Vamos, vamos, denme los dos, denme duro.
 Eduardo me jala del cabello y me dice: Vamos putita, vamos que lo
 vas a disfrutar Vamos puta, te gusta que te cojan dos machos, no?,
 dice Andrés.
 Y de esta forma, nos empezamos a mover los tres, cada vez mas fuerte,
 ya no me dolía mas, va, solo un poco, pero el placer de esta
 doble penetración disimulaba cualquier molestia.
 Me daban mas y mas, y cada vez mas, y me decían que era una
 puta, una perra callejera, una calienta pijas, mientras Andrés
 me tiraba del cabello y Eduardo me daba cada tanto algunos golpes
 en los glúteos.
 Voy a acabar
 otra vez, dije
 Son unos hijos de puta, me van a dejar seca, grité Y enseguida
 luego de un par de embestidas mas, tuve un orgasmo imposible de explicar.
 En tanto que Eduardo me anunció que estaba por acabar también,
 y de inmediato Andrés hizo lo propio.
 Dame la lechita en mi colita, dámela, papi, dámela Eduardo
 seguía moviéndose cada vez con mas fuerza, en tanto
 que Andrés me la sacó se sentó de forma que su
 pija apuntara a mi cara y comenzó a pajearse con fuerza.
 Vamos, papi a vos también, dame la lechita, dámela en
 la boca y en la cara.
 Estas últimas palabras los puso a mil, ya no hablaban mas,
 no me decían nada, solo se oían sus gemidos primitivos
 en busca de su desahogo.
 Ahhhhh, ahhhhhh, ahhhhh, putaaaaaaaaaa, grito Eduardo.
 Ohhhhh, ohhhh, ohhhh, siiiiiiii, gritó Andrés.
 Este último me tiraba los chorros de leche en mi cara, 2 entraron
 en mi boca, otro sobre una de mis mejillas y el último sobre
 mis tetas.
 Detrás de mi, Eduardo sacaba su pene mojado, y sentí
 como su leche chorreaba desde mi culo, hacia mis piernas. Estaba chorreando
 leche por todas partes, era una situación inimaginada.
 Nos dejamos caer sobre la cama los tres, ambos me abrazaron, uno por
 delante y otro por detrás, y así nos quedamos un largo
 rato en silencio.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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1 comentarios. Página 1 de 1
Kinky Son
invitado-Kinky Son 27-06-2019 03:28:07

Excelente! Me gustaria una continuacion con estos mismos personajes! Puede ser?

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