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Categoría: Maduras

Carmen una madura con dudas

Viernes por la mañana, aunque cuando me dormí ya era muy tarde, me desperté temprano. Mi mente no pudo evitar que se agolparan en ella, lo pasado la noche anterior. Eso me hizo pensar en muchas cosas, del tal manera que era la primera vez que se me amontonaba todo… muchas dudas me vinieron de pronto y muchas preguntas.



¿Era normal mi actitud normal con las maduras? O era simplemente una obsesión. ¿Por qué compañeras de la universidad de mi edad y que físicamente estaban muy bien, me llamaban menos la atención que las maduras? Lo pasado con Eva… ¿Era sano para mí? Mis vecinas la madre y la hija… ¿Serian un problema? La relación con mi tía y sobre todo con mi madre sin ella saberlo… ¿Era normal?



Todas estas dudas me vinieron de pronto. En una cosa tenía razón Eva, sería difícil que alguien me pudiera entender, ahora sabia como se sentía ella.



No conocía a quien poder preguntar, ni que yo supiera conocía a nadie en mis circunstancias. Fui al gym a hacer un poco de ejercicio para distraer la mente. Cuando llegue una hora no habitual en mí, había muchas mamas, que después de dejar a los niños en el cole iban a ejercitarse. En otras circunstancias ya habría ojeado a todas, pero hoy estaba en plan pasota.



Ese día me “castigue” hasta la extenuación, no recuerdo un día tan intenso en el gym. Saque de la maquina una botella grande de agua y mientras la bebía sentado en una banqueta, podía oír por lo bajo como esas mujeres, hablaban de sus relaciones con sus maridos, la mayoría se quejaban de que ya no era lo mismo, que en muchos casos era como una obligación, que si pillara a fulanito o a menganito que no se escapaban, etc…



Lo que les harían, lo que quisieran que les hicieran. Me di cuenta que no era muy diferentes a ellas, la única diferencia es que yo trataba de llevar a cabo mis deseos. Por lo que decidí seguir con mi vida normalmente, solo tenía una preocupación que eran mis vecinas, madre e hija. Acabe y me marche del gym.



Justo estando cerca de mi portal vi a Eva, que yo creía, que no me había visto o se haría la despistada, pero todo lo contrario se acercó a mi…



-Buenas… mi señor Carlos. (Con una sonrisa en su cara, que hasta entonces no vi nunca)



-Deja el cachondeito de señor…



-Me he parado para darte las gracias. Me he quitado varios años de encima y estoy pletórica, como si me hubieran cargado las baterías.



-Me encanta que te sientas así.



-Por eso te daré una cosa que llevo en el bolso, por si te encontraba por la calle, toma, pero no lo abras aquí. (Dándome algo envuelto)



-No sé lo que es, pero gracias.



Cada uno continuo el camino y ella que seguro sabía que la miraba, movió el culito de una manera especial. Cuando llegue a mi casa, rompí el envoltorio y era un libro de cómo ser un buen amo, aunque solo viendo la portada, ya uno se imaginaba de qué iba. Ya que salía una mujer atada con un collar en el cuello y como una bola roja o pelota, metida en la boca, atada con una correa. Me reí y lo deje encima de la mesa del salón. Tenía una cosa clara, habría ciertos límites que no pasaría ni con Eva ni con nadie. Me duche me cambie, baje a comprar pan y otras cosas para comer.



Cuando salía de la panadería me encontré a la madre de Pedro, que por cierto no recordaba su nombre.



-Buenos días. No sé si se acordara usted de mí.



-Si eres Carlos, el amigo de mi hijo, ya te dije que me llamaras Lili y que no me trataras de usted.



-Disculpa es la costumbre. Pero si quieres podemos tomar algo.



-Vale, no creo que… venga vamos.



Fuimos a la primera cafetería que pillamos. Nos sentamos pedimos y nos pusimos a charlar, cuando nos soltamos un poco más, no lo pude evitar…



-Te tuviste que casar muy joven. Para tener a Pedro.



-Jajaja, que adulador el jovencito.



-No, es la verdad.



-Pues no soy tan joven, ya tengo muchos años.



-Pues quien lo diría. Porque yo calculaba 40 o 42 años.



-A lo que estamos tomando te voy a invitar yo, para que veas. Jajaja.



Yo seguí adulándola, jugaba con palabras y frases con doble sentido. Hasta que ella cogiendo aire, que parecía que esos dos melones que tenía por tetas, iban a saltar de su encierro y con una sonrisa rara…



-Mira jovencito. Me llevas un rato adulando por no decir vacilando. No sé qué pretendes…



-En ningún momento te he vacilado. Solo que estaba muy bien con tu compañía. Hacía mucho que no estaba tan bien.



-Y lo siguiente que será… te quiero hacer el amor, te quiero follar, vamos a joder, vamos a echar un palo… y yo caigo rendida a tus pies. Una madura que se supone desesperada.



-Nada de eso (Me quede cortado) Veo que me he equivocado con usted y que has sido un atrevimiento por mi parte invitarla a tomar algo.



Hice una seña al camarero y antes de que ella pudiera sacar dinero de su bolso pague yo. Ella me dijo que había dicho que invitaba ella, a lo que la respondí que después de lo que me había dicho, prefería no aceptar la invitación. Levantándome y despidiéndome de ella.



Estaba haciendo mi comida y mientras pensaba en llamar a Pedro para explicarle lo sucedido a mi manera. Cuando llaman a la puerta, miro por la mirilla. No puede ser, eran madre e hija. Abro la puerta y las hago pasar al salón. Regreso a la cocina y la madre viene detrás, apago el fuego y regresamos con Bárbara. Antes de que ninguna pudiera decir nada…



YO-Quiero dejaros una cosa clara, para que en el futuro no nos llevemos a engaños. Esto es una simple relación sexual, sin compromisos por parte de nadie y que siempre que nos apetezca a ambas partes lo disfrutaremos. Pero repito sin obligaciones y sin estar llamando todo el día a mi puerta. ¿Lo entendéis?



CARMEN-Tienes toda la razón, lo mismo nos hemos pasado. Lo haremos con más cabeza.



YO-Gracias Carmen, veo que me has entendido. ¿Y tú Bárbara?



BARBARA-Si (Fue muy escueta y no dijo nada más)



Se fueron y yo acabe de hacer mi comida. Comí en la misma cocina. Nada más terminar me fui para el salón y llame a Sofi, ya que hoy a última hora de la mañana les decían algo en el hospital. No pude hablar con ella, que estaba durmiendo porque se quedó toda la noche con el padre. Pero si con la madre, que me dijo que posiblemente le darían el alta, la semana siguiente, pero que habría que operarle dos veces como mínimo.



Continúe hablando con la madre, cuando mi vista se fue a la mesa y donde yo creía que había dejado el libro no estaba. Cuando termine de hablar, lo busque pensando que lo había dejado en otro sitio, hasta que me vino un nombre a la cabeza… BARBARA. Joder con la niña.



Eran las cuatro de la tarde. Cuando llame a la casa de la vecina.



-Hola, que sorpresa, pasa si quieres.



-No Carmen, si es solo una cosita, tu hija cogió un libro que no le pertenece, cuando llegue que me lo devuelva.



-Se lo diré. ¿De qué es el libro?



Sin contestarla me metí en mi casa. Estuve pendiente y no paso mucho tiempo, hasta que llego Bárbara. Pensé que me traería el libro enseguida, pero me equivoque, paso cerca de una hora hasta que sonó el timbre de la puerta. Eran madre e hija, ella con el uniforme del colegio todavía. Mirando a Carmen vi que llevaba el libro en la mano y Bárbara con la cabeza bajada. Se lo quite de la mano y la dije que si no la importaba quería hablar a solas con Bárbara. Carmen que se vio que la pillo desprevenida, se fue para su casa. Hice entrar a Bárbara y fuimos para el salón. Nada más entrar ella se sentó.



-Nadie te ha dicho que te sientes.



-Ah perdona. (Levantándose)



-¿Por qué te lo llevaste? (Yo ya estaba sentado)



-Por curiosidad, me llamo la atención la portada, quería saber que te gustaba.



-¿Y lo que has leído que te ha parecido? Y no se te ocurra mentirme.



-No sé decirte. Lo único que sé, es que me entraron fríos y calores por todo el cuerpo. Porque los azotitos que tú me has dado me gustaron, pero ya eso…



-¿Y tu madre que ha dicho?



-Yo creo que le ha pasado lo mismo que a mí, pero no me ha comentado nada.



-Ahora sabes que te tengo que castigar por llevártelo sin mi permiso. Y has venido esperándolo. Pero hoy no serán azotitos. Sera mucho más. Pero lo tienes fácil, ahora voy a ir a mi habitación a por unas cosas, si no quieres el castigo, solo tienes que irte antes de que llegue.



Ella no dijo nada, yo fui para mi habitación y cogí varias cosas de la noche anterior. Iba por el pasillo encendiendo la vela, sabía que seguía en el salón, porque no oí la puerta. Cuando llegue ella estaba totalmente desnuda y de rodillas, con el culo hacia el pasillo para que lo viera nada más llegar. Se lo toque y estaba mojadísima.



Me senté, desabroche mi pantalón y la hice venir a chupármela, vino rápida y se puso a hacerlo. En esa posición y con la correa de la noche anterior, la empecé a azotar. Quería ver como respondía. A cada azote me comía mejor la polla. Tenía que tener cuidado en no extralimitarme con los azotes. Los admitía sin protestar. Como no quería tampoco abusar, la hice levantarse, darse la vuelta, quedando el culo ante mi cara, estaba totalmente rojo, marcado. Metí mi mano y tenía flujo hasta por los muslos, está visto que la gusto.



La hice ahora sentarse en mi polla, que entro mejor que nunca, su cara era de puta total, ojos de viciosa. Los pezones los tenia súper grandes de la excitación. Se los pellizcaba más fuerte que otras veces, no se quejaba todo lo contrario, por lo que decidí dar un paso más.



La mande cerrar los ojos, cogí las dos pinzas que llevaba. Puse la primera en un pezón…



-AAAHHHHH…



-Te duele putita.



-Me gusta.



-Serás una buena puta. (Colocándole la otra pinza)



-Ahora SIIIIIIIIIII….



Ella empezó a moverse con más fuerza. Yo la daba con la palma de la mano en el culo, ella vibraba…



-No te correrás sin mi permiso.



-Lo que tú digas. Lo intentare.



-Ni intentar ni leches. Ni se te ocurra correrte.



Ella se paró y me dijo que no podía aguantarse. Yo la dije que se moviera y sin correrse. Se empezó a mover suave, yo sabía que no se aguantaría. Se volvía a parar. La obligaba a moverse, así durante un rato hasta que…



-Perdón, perrrdonnn…. ME COOOOOORRO.



La hice tumbarse en el sofá, la levante un poco las caderas y de un golpe se la metí por su culito, que se resistió un poco, pero se lo trago todo. En las primeras embestidas ponía cara de tensión, hasta que se fue habituando y cuando ya la cara era de placer, la dije que cerrara los ojos y ella obedeció rápidamente.



Cogí la vela y en esos pezones hinchados, deje caer cera, su respingo fue total abriendo los ojos y mirándome fijamente, pero no protesto en ningún momento. Ella era la que se metía y sacaba la polla mientras yo la llenaba de cera. Culeaba de forma exagerada, como si se quisiera meter más y no se podía. Nos corrimos los dos a la vez en una corrida gloriosa.



Cuando terminamos, ella se iba a ir a limpiar al baño…



-¿Dónde vas putita?



-Al baño a limpiarme.



-De eso nada, que vea tu madre que vas bien llenita y que vea la cera. Cuéntale todo.



-Como tú digas.



-Y me quiero correr en tu coñito, estoy harto de esperar.



-Pronto me toca el periodo y ya me han mandado la píldora.



-Buena noticia. Cuando hables con tu madre, la dices que ella será la próxima en ser obediente como tú. Salvo que no quiera…



Me fui en dirección a casa de Pedro y me encontré a Eva que se marchaba a trabajar.



-Hola, mi señor. ¿Pasara a verme trabajar?



-Y dale con lo de señor. Bueno pues si soy tu señor…



-Y mi amo.



-¿Tienes que hacer lo que yo te ordene?



-Si.



-Pues mi primera orden será… que busques a una madurita como tú, para que no la follemos. (La mire pendiente de ver su cara y su reacción)



-¿Ha pensado en alguna en concreto? (Sin cambiar la expresión de su cara)



-Tú sabrás quienes son las más accesibles.



-Mañana mismo veo las posibilidades y las candidatas.



-Así me gusta, ahora te dejo que he quedado con un amigo.



Me fui donde había quedado con Pedro. Cuando nos encontramos y después del saludo, lo primero que me vino a la cabeza era que, o su madre no le había contado lo que paso o a él le daba igual. Después de estar hablando un rato, ya no sabía si comentárselo o no, hasta que el me pregunto…



-¿A qué venia tanta urgencia en que nos viéramos?



-Esta mañana me encontré con tu madre…



-Ya me lo conto, que os tomasteis una cerveza. Me dijo que eras muy simpático y muy atento.



-Pues que quieres que te diga pero no fue tan cordial el encuentro. (Le conté a mi manera lo sucedido)



-Me dejas de piedra…



-Lo mismo me exprese mal o ella me interpreto mal. Pero ya te digo que no se cortó y me dijo lo que te he dicho. Lo siento.



-No si no me sorprende, ella es muy fina, muy bien hablada, menos en la cama con mi padre. Que se dicen auténticas burradas.



Se sinceró y me conto más de lo que yo contaría a un amigo. Y mucho menos sobre mi madre. Entre otras cosas me conto que su padre que es mayor que la madre 15 años, no la da lo que ella necesita y que por eso cree que esta frustrado pagándolas con él. Se notaba el resentimiento, casi odio hacia el padre. El también hacia culpable al padre de los enfados de la madre.



De camino a mi casa iba pensando en todo, lo que más me “preocupaba”, que tampoco era mucho, era en Carmen y Bárbara. Tenía que buscar la solución de no tenerlas en casa pegadas todo el día. Cuando llegue a casa, llamo Carmen, cosa que me extraño con su marido en casa.



-¿Es que no está Antonio?



-Sí, llego un poco “perjudicado” y mi hija me avisara si se levanta, en teoría he ido a bajar la basura.



-Por lo que dices, la borrachera ha tenido que ser de aúpa. ¿Bueno y que querías?



-Me ha contado Bárbara todo y no me parece bien. El culo todavía lo tiene rojo. Y los pezones eran como bellotas. Creo que te has pasado. Hay que poner un límite.



-Estoy de acuerdo en poner un límite. Pero antes dime, ¿Se lo paso mal Bárbara?



-No, eso es lo que me preocupa. Si estás de acuerdo conmigo en los límites, como lo hacemos.



-Bien fácil. Si quieres follar aceptaras lo que yo quiera hacer contigo. Si no lo disfrutas, no se volverá a repetir y otra cosa muy importante, quiero que consigas a alguna amiga para seducirla entre nosotros. Y antes de que digas nada, de tus amigas tú sabrás las que son más putas.



-Te has vuelto majara, eres un cerdo, no sueñes nada de lo que has dicho. Aquí se acabó.



-Perfecto, pues entonces ya no queda más que hablar.



Estaba claro que venía por algo más y le salió el tiro por la culata. Seguro que me dejarían respirar un poco.



Llego el sábado. Estuve todo el día tranquilo en mi casa sin que nadie me molestara. No sabía que haría Carmen, pero seguro que Bárbara al final algún día vendría.



Llego la hora de irme, cogí el coche y fui por María. No espere más de 5 minutos, fue muy puntual. Me baje del coche, la llame y me quede perplejo de cómo iba. Llevaba un chaquetón, que no le llegaba a la rodilla. Unos taconazos exagerados. Una sonrisa espectacular y la cara maquillada, sin excesos pero que la sentaba muy bien. La abrí la puerta del coche y antes de entrar me dio las buenas noches y dos besos.



Me monte yo en el coche y menudas piernas se la veían. Estaba acostumbrada a verla siempre con mallas. Me dirigí a Elche, cuando ella vio la ruta que tomábamos…



-¿Dónde vamos a ir a cenar?



-Es una sorpresa, ya lo veras. (La vi cara de duda, la primera vez que salíamos y me la llevaba fuera de Alicante9



-Tampoco hace falta irse muy lejos para cenar.



-Luego me lo dices.



Cuando llegamos y vio el sitio, se quedó con la boca abierta y falta poco para caerle alguna lágrima. Era un restaurante dominicano. Lo único que esperaba es que fuera bueno de verdad, con cocineros de allí. Nada más entrar al restaurante cambio su cara. Nos acompañaron a la mesa reservada y cuando se quitó el chaquetón, casi me da un “parraque”, menuda minifalda llevaba, que hacían sus piernas más perfectas y unos muslos para perderse en ellos. Y un escote para hacer auténticas diabluras.



-¿Ya más tranquila? Que no te iba a secuestrar. Jajaja, si vieras tu cara en el coche.



-Perdóname de verdad. La sorpresa ha sido…



-Lo que tienes que hacer es recomendarme que cenar, que estoy perdido.



-Que te suele gustar comer…



-Mira tú pide para los dos, me fiare de ti.



-Pues tomaremos sancocho y ensalada verde.



Lo cierto que estaba muy bueno todo, la conversación muy agradable y amena, aunque tenía que hacer auténticos esfuerzos, para que mis ojos no se fueran a su escote. Ella tenía un brillo especial en sus ojos. Estaba claro que había acertado de pleno.



Después de unos café, muy amablemente nos ofrecieron una bebida llamada “MAMAJUANA” que era totalmente casera, yo no quería tomarla, pero la señora que la trajo, no decía más que con la novia que tiene le vendrá bien, todos se reían. Al final tome y no estaba mal.  



-Ahora me gustaría saber de qué se ríen.



-Es una bebida típica de mi tierra, dicen que es afrodisiaca, además de ser buena para otras cosas.



-Jajaja, lo único que me faltaba. (Me salió sin pensarlo)



Nos fuimos y de camino a Alicante, la pregunte si le apetecía tomar una copa. Ella como había pagado yo la cena, dijo que si invitaba ella que si, como dije que de acuerdo, me fue dirigiendo para llegar a la zona de la playa de San Juan, a un pub, que una vez dentro parecía muy tranquilo, casi todo eran parejas, poca luz, música suave… un sitio donde se podía hablar sin necesidad de andar gritando por culpa de la música.



Estábamos sentados en un sillón los dos juntos, sin durante la cena tenía que hacer auténticos esfuerzos para no mirar su escote, ahora se sumaba lo que se veía con la minifalda que llevaba.



Estábamos hablando de todo un poco hasta que ella cambio totalmente la conversación.



-Te voy a hacer una pregunta, si quieres me la contestas y si no… pues no me la contestes.



-Pregunta lo que quieras.



-¿Sofi y tú de verdad que sois pareja?



-Sí, claro. (No entendí la pregunta y mi cara debió de reflejar lo mismo) Pero ahora dime porque me preguntas eso.



-Es que me dio la impresión de que sois una pareja de conveniencia.



-No te entiendo, creía que eras más directa.



-Pues pensé que os gustan las personas del mismo sexo y estáis juntos por disimular.



-Jajaja, ya me gustaría saber cómo llegaste a esas conclusiones.



-Por la manera de mirarme Sofi y por la manera de no mirarme tu.



-Mira, te diré como se define Sofi, ella dice que es “flexible”. Y si te refieres a que yo no miro tu escote y ahora tal como estas el resto, ha sido por no incomodarte y por no ponerme yo “MALO”.



-¿Lo de flexible a que te refieres?



-Te lo digo porque a ella no la molestara que lo sepas, ella es bisexual y los dos hemos coincidido en una cosa, que tus estas muy bien, que eres una preciosidad.



-Ahora ya entiendo.



En una zona del pub, había una pista en la que bailaban varias parejas, la dije si quería bailar, dudo un poco pero se levantó y fuimos a bailar. Al principio bailamos sin pegarnos mucho, tampoco muy separados. Poco a poco, la tensión de nuestros cuerpos fue cediendo, encontrándonos mejor.



En un momento dado nuestras miradas coincidieron y nuestros labios se juntaron en un suave beso. Seguimos bailando, dándonos varios besos más que fueron subiendo de intensidad.



Ella paro de bailar y nos fuimos a sentar. Una vez en nuestro sitio.



-Sera mejor que nos vayamos.



-¿Y este cambio tan brusco?



-No sé cómo funciona vuestra pareja, pero yo tengo pareja en mi país, el año que viene nos casaremos y esto no está bien.



-Te entiendo y te respeto, vámonos.



Nos fuimos en dirección a su residencia. Cuando llegamos y una vez parado el coche. Ella me dio las gracias por una noche tan estupenda. Que la disculpara. Yo la miraba a los ojos, pero no decía nada, solo escuchaba. Cuando termino de hablar y viendo que yo no decía nada. Se fue a despedir dándome dos besos, me beso en una mejilla pero el segundo me lo dio en plena boca, desatándose toda la pasión que llevábamos dentro.



Nos besábamos, nos tocábamos con total deseo y desesperación. Metí mi mano entre sus piernas y era maravilloso como estaba. Ella se dejaba, no me ponía ningún obstáculo. Con mis dedos la tocaba por todos los sitios y los metía rozándola bien por dentro. Ella estaba relajada y entregada. Me tocaba nada más por encima del pantalón. Solo gozaba. Sus besos eran pura pasión, tuvo un orgasmo inesperado para mí, mientras nos besábamos, mordiéndome el labio en ese justo momento, haciéndome un daño…



Fui a arrancar el coche para irnos a mi casa. Cuando ella dijo que no podía, que eso no estaba bien, que…  Abrió la puerta del coche y salió lanzada hacia la entrada de la residencia. Dejándome con un palmo de narices y con un calentón que no era normal.



Cuando estaba a punto de llegar a mi casa, cambie de dirección y decidí ir al pub de intercambios, allí era factible encontrar a alguien con quien quitarse el calentón. Una vez llegue, la relaciones publicas me recibió muy bien como siempre. Se notaba que era sábado estaba a rebosar de parejas. La relaciones publicas me conto que habían varias parejas que buscaban a un chico y que yo seguro que reunía los requisitos. Me dijo que me presentaría alguna y que con quien más feeling tuviera… me dijo que pasara a la zona de parejas. Una vez que lo hice sentí demasiadas miradas hacia mi persona.



La verdad es que había todo tipos de pareja y había muchas que ya estaban enrolladas por el local, solo de verlas mi calentó fue en aumento. Observo a una pareja que parece querer esconderse y me acerco a su zona. Viendo a una pareja, que él era del barrio y se juntaba con Antonio, el vecino. La pareja tendrían sobre los 40-45 años. Yo los salude tranquilamente sin dar importancia al lugar donde estábamos. La relaciones publicas rápidamente se acercó y nos presentó, Luz e Ismael, ninguno dijimos que nos conocíamos. A la mujer si la vi antes ni me acordaba, pero se me hacía raro no acordarme porque estaba muy bien.



El marido le dijo a la mujer quien era yo, ella no le dio la importancia que le daba él y seguimos hablando. Así me entere que ella era visitadora médica y que paraba poco por el barrio. Solo los sábados y festivos, porque se iba muy pronto y llegaba tarde. Ellos estaban en toallas, en una pequeña y ella una grande.



Se notaba que a él la situación no le estaba resultando agradable, pero como ella seguía hablando conmigo, se aguantaba. En un momento dado él se fue al servicio y nosotros seguíamos hablando, cada vez más compenetrados, al punto de que cuando nos quedamos solos, metí mi mano por debajo de la toalla y ella se dejó. Como me imaginaba que el marido no tardaría en llegar, cogí una mano suya y la lleve a mi polla, que estaba totalmente empalmada. Ella la palpo bien como midiéndola. Y me miro con ojos de total deseo.



Cuando llego el marido, dije que yo me iba a poner cómodo. Fui a mi taquilla y me cambie tranquilamente poniéndome una toalla. Cuando acabe vi que ellos estaban en plena “conversación”, por lo que decidí quedarme quieto, esperando que terminasen de hablar.



Se me acerco la relaciones públicas y me dijo…



-No sabía que los conocías



-Si somos vecinos, pero no tenemos ningún trato.



-Pues no veas la bronca que tienen, ella dice que follara contigo con el (por su marido) o sin él.



-¿En estos casos que se hace?



-Espérate aquí, que no quiero malas historias en el negocio.



-Lo que tú digas.



Luz desde donde estaba vio que yo me quede en la zona de chicos, en la barra. No quería meterme en plena discusión. Se fueron a la zona de los cuartos, me imagino que para hablar y no ser el centro de atención de toda la gente como lo estaban siendo.



Mientras estaba allí solo, me di cuenta de que una pareja me miraba y hablaban entre ellos, el mediría 1,75 y ella 1,65 más o menos. Yo creo que eran la pareja más joven, ninguno de los dos llegaba a los 30. Ella muy decidida fue a los servicios de la zona donde estaba yo. La mire bien y la verdad es que estaba muy apetecible. Al salir vio que yo me había girado y estaba mirando hacia la puerta de los servicios, por lo que se cruzaron nuestras miradas, yo la sonreí y ella se acercó.



-Hola, me llamo Marta ¿Y tú?



-Carlos. Veo que tu pareja no se decidió, pero tú sí, me alegro.



-Jajaja, veo que te has dado cuenta. (Sentándose en un taburete junto al mío, muy pegados)



-Sí, pero como aquí nunca se sabe qué papel juega cada uno. Pues hay que esperar que pasa.



-Ya he visto, bueno hemos visto todos, el lio con Luz e Ismael. Lo has enfadado un montón, que le dirías.



-Nada es que somos del mismo barrio y encontrarnos aquí, para el por lo que se ve, ha sido un Shock ¿Y tú de que les conoces?



-Que estuvimos una vez con ellos. Ella es muy maja y sabe lo que quiere. Pero él es un manta en el sexo, vamos como mi Pepito. Que hace honor al nombre. Jajaja. Por eso venimos aquí.



-Si me lo explicas mejor, puede ser que hasta te entienda. Jajaja, y… ¿Estáis casados?



-Empezare por el final, si estamos casados desde agosto, ni un trimestre, aunque falta poco. Pues nos queremos muchos, pero él tiene poca “cosa” y encima no la utiliza nada bien, se va enseguida. Por lo que llegamos al acuerdo que mientras este el, de vez en cuando, venimos aquí y me deja desahogarme.



Mientras me hablaba yo metí mi mano entre sus piernas y ella se dejaba hacer tranquilamente. Ella estaba muy a gusto y cuando la metí un par de dedos, se acercó a mi oído, diciéndome…



-Tú no tienes dedos, son pollones y si los comparo con la de mi marido… uuufffffff.



-Si no te está gustando, lo dejo. (Provocándola)



-Ni se te ocurra. Todo lo que se empieza se acaba…. Uuuhhhmmmmmm



Ella se animó y metió su manita por debajo de mi toalla.



-Madre mía, esto es lo que me receto el médico, jajaja. ¿Esto lo toco Luz?



-Jajaja, pues ya sabes, toma tu medicina. Si, si lo palpo.



-Ahora entiendo el enfado de Luz, me extraña que te deje escapar…



Me acerque a ella y la bese con delicadeza, pero ella me metió toda la lengua hasta bien dentro. Cuando acabamos de besarnos, me dijo que nos fuéramos para algún cuarto vacío. La dije que ahora, porque seguí con mis dedos dentro de ella y quería ponerla al borde del orgasmo. Cuando apareció Luz, con cara de loba. Gire mi cabeza y estaba Ismael cerca de “Pepito” con cara de pocos amigos.



LUZ-Que puta que eres, no pierdes el tiempo.



MARTA-Y menos con lo que tengo en las manos. ¿Y tú marido?



LUZ-Que le jodan.



YO-No quiero malos rollos.



LUZ-Ya te digo yo que se abstendrá de decir nada.



YO-Bueno todo muy bonito, pero y ahora ya me diréis.



MARTA-Nosotras somos muy solidarias, ¿Verdad Luz?



LUZ-Muchísimo y más, con los maridos que tenemos, jajaja.



Me agarraron de las manos y nos fuimos en dirección a los cuartos, al pasar junto a sus maridos, Luz no dijo nada y Marta dijo que estarían ocupadas, que ya saldrían. Yo ni mire y nos fuimos hacia los cuartos. Nos metimos en uno y cerramos la puerta para que nadie molestase.



Nada más llegar ellas se quitaron las toallas, Luz era más alta que Marta, tetas pequeñitas y Marta tetas bastante grandes. Las dos tenían el coñito completamente depilado. Me quite la toalla y me metí en la cama con ellas. Lo único que dijeron que la cosa pintaba bien. Mirándose entre ellas. Me besaba una vez con una y otra vez con la otra. Veía que entre ellas no interactuaban. Eso no podía ser.



Con cada manos las metía mano en sus coñitos, las dos estaban más que preparadas. Pero yo seguía con mis manos. Trate de meter un dedito por el culito de Marta, pero rápidamente me quito la mano, diciéndome que por el culito no. Pero sin embargo Luz me decía que por donde quisiera.



Las dije que se acercaran para darnos un beso los tres, al principio lo dudaron un poco, pero muy poco, porque cuando saque mi lengua, allí estaban sus dos bocas y nos morreamos bien, en un momento dado me retire con disimulo y ellas siguieron besándose. La cosa iba por buen camino.



Me agache y me puse a comerle y lamerle el coñito a Marta. Mientras Luz se tocaba ella sola. Con una mano la empuje hacia Marta, no hizo falta hacer nada más, se pusieron a besarse y a tocarse. Ya no habría marcha atrás, por lo menos esa noche. Cuando note que Marta estaba cerquita de correrse, pare de comerla y me puse un condón y empecé a follarmela en esa posición. Según se la iba metiendo, le decía a Luz que era brutal, que gustazo.



Ya la tenía toda dentro y empecé primero suavemente a follarla, más que pedir, fue una orden, dije a Luz que se sentara en la boca de Marta y lo hizo. Así mientras me la follaba podía besar a Luz y comerme esas tetitas que entraban en mi boca.



La primera en correrse fue Marta, que cimbreo todo su cuerpo, pero no dejo de comerse el coñito que tenía en la boca, es más se agarraba bien a Luz, hasta que noto como esta se corría en su boca.



Ahora hice a Luz ponerse a cuatro patas y empecé a metérsela con condón por el culo. Entraba bastante bien y ella decía… sin miedo, hasta el fondo… mira Luz, mira lo que te pierdes. Luz se acercó y cuando vio que lo que hacía era metérsela por el culo, decía que no se lo podía creer, que todo eso entrara.



Luz la decía que ya aprendería y se arrepentiría del tiempo perdido. La dije que se pusiera delante de Luz y a esta no hizo falta decirla nada, se amorro al coñito de ella devorándolo con lujuria. Se volvió a correr primero Marta y muy cerquita de ella Luz. Yo embestí bien a Luz corriéndome también.



Nos corrimos más veces, ellas más que yo. Estando en plena faena, llamaron a la puerta y era la relaciones públicas, que nos pedía perdón, pero que había que cerrar. Pensando que era un aviso que daban a todos, acabamos sin prisas y nos dispusimos a salir. Cuando lo hicimos, ya se habían ido hasta los camareros, solo que daba la relaciones publicas y los maridos.



Pedimos disculpas y nos fuimos a duchar los tres solos. Una vez en la ducha volvimos a medio liarnos, pero lo tuvimos que dejar. Como yo mi ropa la tenía en otras taquillas distintas a las de ellas, ellas dijeron de intercambiar números de teléfono. Yo les di el mío y ellas los marcaron desde sus taquillas para que quedaran reflejados sus números en mi teléfono. Pero no sabría a quién correspondería cada número. Ellas se vistieron rápido por la cara de cabreo de sus maridos. Salieron antes que yo.



Yo me fui envuelto en la toalla a vestirme a la zona de taquillas, del lado de los chicos. Volví a pedir perdón a la relaciones públicas. Que se acercó a mi estando yo desnudo y se me quedo mirando. Sin cortarse me dijo que ya era tarde, pero que otro día no me escapaba. La dije que sin problemas y antes de salir la di un buen morreo con mucha lengua.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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