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Asistente de gerencia

~~Regresamos del almuerzo, y nos fuimos cada uno a avanzar sus labores, yo debería complementar el informe, a la vez que atendía a los empleados de nuestros clientes, a quienes iba conociendo, todos ellos profesionales incorporados a sus respectivas empresas,
 la tarde pasó rápido, entre coordinaciones telefónicas, levantamiento de datos, complementación de información, cuando menos me dí cuenta era la hora de salida, entre la tarde y la noche, y me fuí directo al despacho de Carlos, quien preparaba un informe comercial muy importante,
 me acerqué con el file del proyecto materia del viaje, Carlos lo recibió y se puso a revisarlo, punto por punto, preguntándome por cada aspecto que consideraba relevante, yo absolvía las preguntas impecablemente, con solvencia, y a fondo, por ello, al final de la revisión me dijo: excelente. lo doy por aprobado, y me tomó de la mano: eres una maravilla, me dijo, a lo que contesté: gracias, muchas gracias,
 suavemente me acercó hacia él, susurrando al oído: cierra la puerta. descuelga el teléfono, tenemos algo pendiente, a lo que le contesté: síii,
 en el tiempo que hice sus encargos, de la puerta y del teléfono, el ya estaba sin pantalón, su pinga, su adorable columna de carne estaba distendida al máximo, gruesa, caliente, roja, emergiendo de su entrepierna, apuntando hacia arriba, era todo un espectáculo desde mi punto de observación, al momento de desplazarme hacia él (yo también me había quitado el calzoncito. caminaba ya con la concha al aire. húmeda. goteando de placer previo, placer preparatorio),
 sentado en su sillón gerencial se veía como un dios del placer, con su falo totalmente erecto, perfectamente agrandado, con el glande más grande que nunca, verdaderamente lo habíad dejado a punto de caramelo, ¡vaya que si!, me arrodillé para saborear su largo mástil, como era mi placer favorito preparatorio, y él me advirtió: sólo una mamada profunda, luego quiero mamar yo, ahora me toca aplicar mi lengua y dejarte expedita para una culeada en forma,
 entonces me coloqué en su sitio, en el sillón, y el de rodillas comenzó a mamarme la concha con verdadera veneración. tomaba mis nalgas desde la parte de abajo como si quisiera beber mis jugos en una copa de carne, una copa con piernas, su lengua recorría mi sexo desde el clítoris, el cual mordisqueaba con maestría, hasta la zona donde confluyen vagina y ano, hasta el lugar de la breve separación, deteniéndose en el camino, hurgando mis labios, recorriendo mis pliegues, al tiempo en que hurgaba con sus traviesos dedos la hendidura de mis nalgas,
 mi descarga no demoró en llegar, y él bebió con éxtasis. muy excitado, y cuando hubo terminado la generosa sopa, se irguió sobre sí mismo y me indicó que quería pasar a ejecutar el delicioso beso negro, vale decir, hacer lo mismo con mi culito, yo me dí media vuelta, entusiasmada, otro orgasmo asomaba en mi zona erógena principal.
 una vez volteada, apoyada en su escritorio, el se arrodilló nuevamente, comenzando por mordisquear mis nalgas. lo que para él no era muy difícil, no son unas nalgas gigantescas, poderosas, sí, perfectamente mordibles. claro, luego de lo cual, las comenzó a acariciar, lo que me encantaba, al tiempo que hundía su ávida lengua en mi hambriento culito, ohhhhhhhh,
 su lengua recorrió mi abertura profunda. de punta a cabo, deteniéndose sólo por instantes en mi orificio anal, el cual en el momento de cada pasada se dilataba ansiosamente, me tuvo en esta situación largos minutos, hasta que le dije, casi implorando, con sensualidad, ¡métemela. yaaaa!,
 Carlos me volteó sobre el escritorio. al borde del mismo, semi inclinada, yo lo tomé de la cintura con mis piernas, al tiempo en que me penetraba hasta el fondo de la concha. todo su poderoso instrumento penetró en mi conchita, hasta el último centímetro de su larga pichula, la que a cada centímetro de carne enterrada en mi carne caliente y abierta se adhería cual ventosa a su ariete venoso, a su tronco cavernoso, ugggggg, exclamé cuando su pinga se alojó totalmente en mi vagina, el comenzó a moverse dentro de mí, sacando y metiendo la pingota, ohhhhhhhhh, atiné a decir ante tamaña delicia,
 cuando hubo recorrido mi canal excitado me hizo descender hasta quedar casi parada sobre el suelo alfombrado, inició un recorrido poderoso y potente en esa postura, era algo delicioso, de maravilla, no me habían follado así en mis cinco años de Universidad, menos en los cinco de mi secundaria, ni en los dos últimos de la escuela primaria, ¡eso era una verdadera taladrada, una follada de macho en celo, ohhhhhhhh!,
 tuve el tercer orgasmo consecutivo con estos verdaderos ataques de semental, y cuando llegó la descarga. cuando sus perlados y calientes jugos blancos se despositaron con fuerza en mi caliente concha, tuve mi cuarto orgasmo, ¡ohhhhhhhhhhh, uggggggggg! atiné a decir con fuerza, sin hacer escándalo (no fuera a ser que nos escuchara alguien),
 él me volteó, para penetrarme por el otro canal, para mi placer. penetrándome con facilidad, pero no me dedicó un largo coito anal, susurrándome al oído: hay que guardarlo para mañana en la mañana, anda a descansar, ¡ricura!, me conformé con haber tenido 4 orgasmos ese día, no me podía quejar, aunque hubiera sido un cierre con broche de oro hacerlo por el culito, pero bien me dijo Carlos, guardémoslo, tenía razón, guardarlo, dejarlo para ¿el día siguiente? o quizás para una pajita si no me podía aguantar hasta el día siguiente,

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