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Categoría: Maduras

Amor frustrado

Relato 54…



Idalia y su amor frustrado



 



SINOPSIS: Dos mujeres maduras, unidas por el parentesco. Pero sin saberlo unidas por el mismo sentimiento… Mientras una relata sus experiencias vividas con su amado… La otra se masturba pensando en su amor platónico…



 



ECSagardez



La noche era lluviosa… Las gotas de agua golpeaban el cristal de la ventana… Pero el calor en el puerto de Veracruz era insoportable… Se sentía la fresca brisa del mar como un preludio de que cambiaría el ambiente y el clima sería fresco…



Idalia se sentó frente a la ventana y su mirada escudriñó el exterior en busca de alguna sombra que revelara la presencia de Román…



 



I



En su primer encuentro, esa tarde lluviosa de México, habían quedado de verse por la noche en la casa de la madura mujer y las horas se le hicieron interminables, porque la figura del joven no aparecía… Las horas transcurrieron y nunca apareció…



La cincuentona mujer no podía creer lo que su corazón sentía en ese momento… Parecía una adolescente y con los dedos bien arreglados, cuyas uñas pintaba de color rosa, dibujaba corazones en el cristal y no olvidaba colocarles en el centro la letra "R"… La cual desaparecía con la pertinaz lluvia.



Había visto a Román en un "Vips" de la ciudad de México y desde el primer momento la flechó a pesar de la diferencia de edades… Su amiga América, cajera del restaurante, le manifestó que el joven acudía con frecuencia a comer en el lugar y por lo general siempre ocupaba la misma mesa… Se daba el lujo de esperar a que se desocupara, mientras leía un periódico o una revista…



Eso no fue impedimento para pedirle a su amiga que si en alguna ocasión coincidían que lo condujera hacia su mesa… Se le hacía un chico interesante… Aunque éste no era muy agraciado físicamente…



 



II



Días después de esa petición… Idalia llegó cerca de las 3 de la tarde a comer y media hora después lo hizo Román… Pero la mesa donde le gustaba sentarse estaba ocupada por la madura mujer…



Fue América, quien dialogó con el joven y le pidió que acompañara a su amiga, quien no tendría ninguna objeción en aceptar su compañía… La maquinaria de complicidad de la empleada del "Vips", comenzó a funcionar…



Cuando se acercó América con el joven… Idalia levantó la mirada, ya que leía una revista "Vanidades" y escuchó a su amiga que le presentaba al joven… Ambos se estrecharon la mano y él pudo sentir su tibieza y observar, al mismo tiempo, su buen cuidado y las uñas color rosa…



Una descarga eléctrica recorrió el cuerpo de Román, quien se quedó embelesado por la belleza de Idalia y sólo alcanzó a balbucir:



— Mucho gusto… Román Espinosa para servirle



Ella sólo le repuso:



— Idalia a tus órdenes… Pero siéntate por favor



 



III



Ambos comenzaron a platicar del trabajo… De las aficiones y el punto exacto de la conversación versó en cuál era su origen… Coincidiendo ambos en que habían nacido en el puerto de Veracruz…



Las horas fueron pasando, las tazas de humeante café eran servidas diligentemente por la empleada del restaurante, mientras el humo de los cigarrillos se elevaba al techo del lugar…



Las risas, por momentos se convertían en sonoras carcajadas que hacían voltear a los comensales de las mesas vecinas… Pero habían perdido toda inhibición que de inmediato quedó demostrado y que se habían caído del todo bien…



Luego de algunas horas de plática, donde ambos se identificaron y dieron a conocer las razones que los hacía radicar en la ciudad de México, llegó el momento que no deseaban… El tener que despedirse…



Así que pidieron la cuenta y muy amable, Román, pagó la de ambos y se dirigieron a la puerta de salida, donde se estrecharon de nuevo la mano y se despidieron con un leve beso en la mejilla… Además de intercambiar tarjetas de presentación…



En ese momento lo invitó a tomar un café en su casa para esa noche… Quedando de acuerdo Román en pasar por ahí en cuanto se desocupara de sus obligaciones laborales…



 



III



Pasaron los días y aunque los dos regresaban al lugar, sus horarios no podían coincidir… Idalia le preguntaba a su amiga América, por el joven Román y ésta sólo le respondía:



— Tiene varios días que no viene por aquí… ¿Acaso no le has hablado por teléfono?



Idalia le respondió:



— La verdad, me da pena hablarle… A lo mejor ni le causé buena impresión y me voy a ver como una ofrecida…



América se sonrió y le dijo:



— Puede ser manita… Pero si te gusta, también debes hacerle la lucha



 



IV



Al dia siguiente de esa recomendación… Idalia habló telefónicamente al supuesto trabajo de Román… Y una voz femenina le contestó:



— Está hablando a Editorial Alianza, le atiende Rosaura



Idalia, tragó gordo y al reponerse preguntó:



— Señorita ¿Se encuentra el joven Román Espinosa?



La respuesta tardó algunos instantes y escuchó el leve sollozo de la telefonista, quien le dijo:



Señora… Román, tiene dos semanas que dejó de trabajar en la empresa y nadie de nosotros sabe a dónde está o si aún vive en la ciudad de México



La respuesta de la muchacha fue un balde de agua fría para Idalia, quien no esperaba tal sorpresa y sólo alcanzó a responderle:



— Gracias señorita por su atención



Los días y los meses siguieron su marcha… Idalia se concentró en su trabajo… Mantenía viva la esperanza de que volvería a ver a Román… Por lo que su presencia en el "Vips" y el sentarse en la misma mesa, hacían recordarlo con el mayor de los entusiasmos…



 



V



La Semana Santa estaba cerca y tendría quince días de vacaciones… Así que empezó a planear unos días de descanso y pensó enseguida en dirigirse a Veracruz, aprovecharía para ver a su familia y tendría tiempo para reflexionar y pensar en el recuerdo de Román que la aturdía…



Llegó el momento de partir y se dirigió a la terminal de autobuses, donde compró su boleto para salir al puerto jarocho… Su semblante se llenó de alegría cuando escuchó una voz masculina que llamaba a los pasajeros a dirigirse al andén "C" y abordar el autobús 1320 con destino a Veracruz…



El autobús salió de la terminal y enfiló hacia su destino final… El viaje tuvo una duración de cinco horas… En ese lapso se quedó dormida, hasta que una joven mujer le indicó que habían llegado a Veracruz…



Así que se estiró suavemente y se levantó… Recogió su pequeño maletín y descendió del autobús… Se encaminó por el andén hasta la puerta de salida y posteriormente llegó hasta el exterior, donde abordó un taxi que la llevó a la casa de su prima Renata…



Al arribar al lugar… Tocó a la puerta y de inmediato salió a recibirla su prima, quien le dio un gran abrazo y un beso en la mejilla… Se notaba a leguas el gusto de recibirla en su hogar…



Renata era también una mujer madura de 49 años de edad y quien vivía sola, debido a que había enviudado hacia quince años y jamás se volvió a casar para dedicarle todo el tiempo del mundo a los negocios que su marido le había heredado…



Así que la presencia de Idalia, había sido para ella una bendición, ya que al haber sido muy amigas en la infancia, tenían miuchos secretos que compartir…



 



VI



Luego de comer e ingerir algunas cervezas por el gusto de haberse encontrado de nuevo… Ambas mujeres se dirigieron a la sala a disfrutar de una humeante taza del aromático café veracruzano…



Y de pronto, asaltó la pregunta de Idalia a Renata:



— Oye prima ¿Y a qué se debe tantos años de vivir sola?



La madurona mujer le respondió:



— Te voy a confesar algo… No deseo compartir mi vida con ningún hombre… Porque todos van por el interés del dinero y a ver que me sacan… Pero no les daré esa oportunidad… Sin embargo, no te puedo mentir que me he corrido algunas aventurillas con algunos jóvenes… ¿Y tú que me dices de eso?



Idalia, abrió su corazón y le confió tener un amor platónico… Renata se quedó pensativa por un instante y le preguntó:



— Pero cuéntame cómo esta eso



Idalia, le dijo la forma en que había conocido a un joven… Y el único encuentro que se había dado entre ambos… Sin llegar a más, porque el desapareció como por arte de magia… Jamás mencionó su nombre.



 



VII



La plática por momentos cambiaba de rumbo… Se habló de modas, se habló de comida, de las amistades comunes y de las aventurillas que habían vivido cuando eran jóvenes… Idalia se mostró taciturna, porque en su corazón bullía la idea de buscar a Román, pero no se lo confió a su prima…



Renata le confió el más preciado de sus secretos… Tenía varios meses que había fincado una relación con un joven de 28 años y éste la trataba con mucha delicadeza a la hora de hacerle el amor… A lo que agregó:



— Es un caballero en toda la extensión de la palabra y me provoca tantas emociones que no quisiera que se fuera nunca de mi lado… Pero tampoco quiero comprometerlo a nada, porque es muy joven



Idalia se quedó sorprendida y le dijo a Renata:



— Pero cuéntame más de eso… Dime qué te hace… No me tengas en ascuas



Renata le contestó:



— Cuando llega me besa en los labios suavemente y me toma de las manos, para conducirme a la sala y aquí, donde estamos en este momento, me empieza a besar con una pasión desenfrenada, pero a la vez suave… Sus manos se posan en mis senos y le gusta que use blusa, porque empieza por desabotonarla y hace que mis pechos tiemblen de la emoción de sentir sus manos y sus dedos en mis pezones… Es sin duda una delicia el ver como se me endurecen



 



— Pero sigue… sigue… no me dejes a medias



 



— Poco después me quita la blusa y el brassier, hasta dejar mis senos al aire… Los besa con loco frenesí y sorbe mis pezones como si en ellos estuviera recibiendo el néctar de la vida… Esa forma de tratarme hace que mi vulva se humedezca y salga de mi interior mucho líquido



 



— Pero qué más… Continúa



 



— Luego de varios minutos de entretenerse en mis turgentes pechos… Recorre con su lengua mi cuerpo y ya para ese momento, con sus expertas manos me está quitando el pantalón o la falda, para dejarme sólo con mi tanga… Sigue besándome el cuerpo y recorriéndolo palmo a palmo con su lengua hasta posar su boca en el diminuto espacio de tela que cubre mi vagina para chupar los líquidos que me siguen saliendo como si fuera una llave abierta que derramara agua y que ha mojado mis bragas



 



— Pero qué más… Más, dime más



 



— Me hace a un lado la tanga y me mete la lengua en mi vagina y empieza a juguetear en mi interior… Yo siento la muerte con ese toqueteo de su lengua y como mi clítoris se erecta por esas caricias y lo toma con sus labios para lamerlo y chuparlo. Es tan experto en sexo oral que se solaza metiendo y sacando su lengua, chupando mi clítoris y metiéndome uno o dos de sus dedos, hasta que llega lo inevitable: Mi orgasmo… Deveras prima que es una delicia sentir las caricias de mi amado, es todo un experto



 



VIII



Idalia, estaba roja… Su rostro mostraba los signos de la tremenda calentura que se había apoderado de su cara y de su cuerpo… Por momentos sus manos viajaron hacia sus pechos y tras levantarse la playera que portaba se desabrochó el sostén por la parte delantera para dejar los senos al aire y tocarse con intenso frenesí… Renata se reía de su prima, porque le había despertado, con su relato, la tremenda calentura que era evidente…



Pero Idalia no estaba conforme y deseaba saber más:



— Pero sigue… ¿Qué más te hace?



 



— Sin dejarme descansar por un instante, me desnuda por completo y él también se despoja de su ropa… Ya para ese entonces su miembro está bien tieso y, por cierto, es grueso… Me lo talla en la vagina y yo tengo ansias de tenerlo adentro, pero él juguetea con mi deseo y me lo unta una, dos, tres o cuatro veces… Mi cuerpo está reclamando ese pedazo de carne en mi interior… Pero él se solaza con hacer eso… Hasta que con un ligero movimiento lo atrapo y me penetra con todo ese pájaro hasta que desaparece por completo…



 



- Pero sigue no me dejes así



 



— El se detiene por unos instantes… Me imagino para que yo me acostumbre a su grosor y luego inicia movimientos suaves de penetración que me hacen sentir la mujer más deseada y feliz del mundo… No puedo describir las emociones que circulan a través de mi cuerpo, al sentir en toda su plenitud la fuerza de ese macho que me hace suya y me posee… El sigue metiéndola y sacándola hasta la punta y me la empuja cada vez con más fuerza… Mi cuerpo se derrite como una mantequilla y siento como mis fluidos salen y salen cual llave abierta de agua… Hasta que mis espasmos se hacen más continuos y no me puedo contener, prima, es el momento más feliz de cualquier mujer, sentirme penetrada por un joven mozo y a la vez tener el segundo orgasmo y hasta un tercero, porque él me sigue bombeando sin detenerse, hasta que explota dentro de mi y me llena de sémen toda la vagina, el cual es abundante y se derrama entre mis muslos… ¡Oh! Prima… Es todo un deleite, metérmela en la boca y exprimirle toda su leche caliente… No me gusta que le quede nada…



 



IX



Idalia… Estaba completamente desnuda… El relato de su prima Renata, la empujó a seguirse masturbando… Sus manos estaban entretenidas en su vagina y con gran maestría se introducía uno y dos dedos… Se los pasaba por su ano y de vez en cuando se tomaba el clítoris para juguetear con su punta…



Era alto su grado de excitación y con más fuerza puso la punta de uno de sus dedos en la parte superior de su vagina, hasta que ya no pudo más y sintió como sus piernas perdían fuerza, estirándolas hasta lo máximo, porque era el momento en que le sobrevino un orgasmo tremendo…



En su imaginación, parecía ver al joven que poseía a su prima Renata, y también le pareció ver la imagen de su amor platónico… Si, no cabía la menor duda, era Román, el dueño de sus pensamientos y, en ese momento, de su cuerpo…



El relato de su prima parecía escucharse como un susurro… En su imaginación veía la desnudez del cuerpo de Román y también se lo imaginaba con un grueso pene bien erecto y que anhelaba tener adentro y moverse al compás que el joven le marcara…



Siguió moviendo su mano en todo su cuerpo y volvió a la carga en su vagina, hasta que la humedad llegó de nuevo… Sus dedos siguieron jugueteando con su clítoris y sus labios superiores… No pudo contener el grito desgarrador que salió de su garganta… Nuevamente había tenido otro orgasmo… Su masturbación había sido fenomenal y el resultado más que increíble…



Renata, se limitó a observar a su prima y se percató de los deseos contenidos de su prima Idalia… Sólo sonrió y se levantó, cuando sonó el teléfono…



 



X



— Bueno, si diga… Casa de la señora Renata



 



— Señora… Habla Alfonso, el primo de Román



 



— Si ¿qué sucede?



 



— Para informarle que Román no va a poder ir a verla este fin de semana… Tuvo que salir de urgencia fuera de Veracruz… Y me pidió que le avisara



 



— Gracias Alfonso… De todas maneras no voy a estar sola, tengo visitas aquí en la casa… Llegó de México mi prima Idalia y voy a aprovechar para salir con ella… Si llama le informas



 



— Muy bien señora… No se preocupe… Si se le ofrece algo sólo avíseme



 



Renata colgó el auricular y se dirigió al sofá donde Idalia se vestía apresuradamente… Sentía pena por lo que había sucedido… Y trató de disculparse, a lo que su prima le dijo:



 



— No te preocupes… Aquí no ha pasado nada… Yo también me excito demasiado cuando pienso en mi joven amante



 



Idalia no se quedó con la duda y le pregunta:



— Por cierto, ¿cómo se llama tu amado?



 



A lo que Renata responde:



— Román… Vivía en la ciudad de México y tiene seis meses que llegó a Veracruz



 



Idalia se quedó pensativa… Pero muchos pensamientos le asaltaban… Así que decidió jugarse el todo por el todo… Ante una posible coincidencia… Por lo que preguntó de nuevo:



— ¿Tienes alguna foto de él?



 



Renata se apresura a contestar y le mostro el cuadro que estaba en una vitrina:



— Si... Aqui tengo una que nos tomamos en la playa… Por cierto, no es muy guapo, pero tiene algo que sobresale en él… Su personalidad



 



Al mostrarle la foto… Idalia no puede evitar un gesto de descontento y contrariedad… El hombre de la fotografía, era su amor platónico el hombre que poseía a su prima Renata y de quien ella hablaba maravillas… Se disculpó por un momento y se dirigió a su habitación…



Se tendió en la cama y varias lágrimas surcaron su rostro… Había encontrado a su amado… Pero él ya tenía dueña…



Se disculpó con su prima por no bajar a cenar y se acercó a la ventana para mirar como las gotas de la lluvia golpeaban los cristales… Pero su mirada escudriñaba hacia la calle, con la idea de verlo nuevamente, aunque fuera a lo lejos…



Los días se hicieron interminables para Idalia… Román jamás apareció por estar viajando supuestamente… Renata no comentó nada ni se tocó el tema de la masturbación… La lluvia seguía golpeando los cristales de la ventana…



La última noche que Idalia estaría en Veracruz… Se la pasó llorando y se sentó frente a la ventana, con su mirada escudriñó el exterior en busca de alguna sombra que revelara la presencia de Román… Su amor frustrado… Jamás apareció…


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 2
  • Votos: 1
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