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Categoría: Incestos

Alberto y mamá

Mi nombre es Adela. Tengo 38 años y estoy separada desde hace ocho años. Conmigo vive mi hijo, Alberto, de 16 años. Te voy a contar lo que me sucede. Desde hace unos meses noto a mi hijo un poco raro, en principio lo atribuí a los cambios hormonales de la adolescencia, pero tras observarlo sospecho que el problema va mas allá. En realidad me asusta pensar que siente una atracción física hacia mi, puesto que no para de observarme, sobre todo cuando me visto para salir de copas y me pongo la ropa más atrevida que tengo. Alberto, aprovecha la mínima situación para rozarse contra mi cuerpo, cada vez que me da un besito trata de sorprenderme besándome la comisura de los labios etc, etc. Para mi, no se trata de un problema grave, pero como no se trata de de ciencia ficción, sino de un problema real, a cualquier madre le preocupa, porque son situaciones que no sabes muy bien como enfrentarlas. Por un lado crees que no debes de consentir eso y por otro lado te da mucha pena tu hijo. Yo soy una morena, con un físico bastante apetecible, de mediana estatura y con una talla 100 de sujetador. Los hombres suelen fijarse bastante en mi, y eso no me disgusta, pero que sea tu hijo a quien excitas ....que quieres que te diga, eso me inquieta mas. Para complicar aún más si cabe la situación, desde mi separación, no volví a estar con ningún otro hombre, y eso mi hijo lo sabe, con lo cual incluso pensé si lo haría por mi, pero creo que sus propósitos son mas egoístas. Me preocupaba bastante el tema, pero, por otra parte, no sabía si lo que yo veía o pensaba serian imaginaciones mías así que , para acabar con mis dudas, decidí actuar de la manera que ahora te cuento. Una tarde, decidí agarrar el toro por los cuernos y pensé que esa incertidumbre iría a mas hasta acabar mal, por lo que decidí provocar a mi hijo a ver como respondía, confiando en que seria un buen tratamiento de choque que el no esperaba y de ese modo quitarle esa excitación conmigo de la cabeza. Después de comer, como el aún estaba en el colegio, me puse en el sofá viendo la tele y vestida de un modo un poco mas sexy de lo habitual. Para ello me puse una minifalda de cuero negra, una blusa blanca y un tanga y un sujetador con medias negras. Cuando regresó de clases me saludó y se me quedó mirando excitado. Con cierta malicia tenia desabrochados los botones justos de mi camisa para adivinar holgadamente mi canalillo, ya que mis pechos eran la parte mas buscada por mi hijo en sus roces “casuales”. Como decía se me quedó mirando al pecho y a las piernas y pronto noté como su excitación iba en aumento. Se sentó delante de mi en el sofá y seguimos viendo la tele. Yo estaba nerviosa, pero decidida a realizar el tratamiento de choque. El me desnudaba con su vista no muy disimuladamente y en una de estas le pregunté que si no le gustaba ninguna chica. Me respondió que le gustaban muchas pero que nunca había salido con ninguna. Yo, para entrar en materia le dije que lo sentía por él, porque a su edad se comienzan a tener ciertos impulsos que con compañía se solucionan mejor, y él se calló. Esta pregunta aun le provocó mas excitación a juzgar por el bulto de su pantalón. En esto le pregunté si me podía dar un masaje cervical porque tenia molestias, a lo que me dijo que si. Yo me puse boca abajo en el sofá tumbada y el se sentó en una esquina y comenzó a darme masajes. Al poco rato me dijo que el cuello de la camisa le molestaba para deslizar los dedos y si me la podía quitar. Yo me la quite, quedándome con el sujetador y siguió dándome masajes. Primero por el cuello y luego fue bajando por la espalda hasta llegar a la tira de mi sujetador. Sin decirme nada, me la desabrochó y siguió dando el masaje. Yo no le dije nada y cuando terminó me dijo que si me sentía mejor, a lo que yo le respondí que si y que muchas gracias por el masaje. Me incorpore e intencionadamente me desprendí del sujetador y lo volví a poner, todo esto enfrente suyo, para que me contemplase bien los pechos. El se quedó petrificado mirando y yo hice como si no hubiese pasado nada. Seguimos viendo la tele y el fue a beber un vaso de agua a la cocina. Por el camino se le notaba un paquete de lo mas excitado. Al regresar, se sentó a mi lado y continuamos viendo el programa. No decíamos nada y yo, decidida a continuar con mi plan de choque, le miré como accidentalmente para su paquete y le dije: "caray, no me digas que te ha excitado el masaje que me has dado". El se quedo un poco perplejo y me respondió: "si te soy sincero, si, y todavía mas el verte los pechos al natural, lo siento, ya se que no está bien pero es lo que me ha pasado, tu has quitado el tema". Yo le dije que era normal a su edad y que lo sentía, que en el futuro lo tendré en cuenta y que no le pediré ni haré nada que le haga sentir incomodo. El me dijo que no le diese mayor importancia que no fue culpa mía. Yo quería seguir poniéndolo entre la espada y la pared y le dije: "bueno, al fin y al cabo que te pongas así por verme los pechos, es un halago, ¿no crees?". El me respondió: "es que son muy bonitos, mamá, me gustan mucho", y me volvió a decir : "lo siento". Yo le dije que eran como cualquier otros, que ya tendrá tiempo a disfrutar con sus novias de esos atributos. El cada vez estaba mas sofocado hablando de ese tema y yo pensé que como castigo ya podía llegar, porque no creía que volviese a excitarse conmigo por el mal rato que le estaba haciendo pasar. Seguimos viendo la tele pero yo notaba como su paquete no se desinflaba, Alberto tenia que seguir pensando en mis pechos o en algo para seguir con tanta excitación. Seguíamos en silencio y yo ya había dado por terminada la terapia cuando me dice: "¿puedo pedirte un favor, mama?", "si, claro hijo, pídeme". El me dijo: "quiero pedirte un favor, pero me gustaría que no te enfadases conmigo si no te gusta", "tienes mi palabra de que no voy a enfadarme, dime". "Me gustaría verte los pechos otra vez, me has dejado muy excitado y me gustaría volver a vértelos, porfa". Yo me quede helada, no sabia como reaccionar, ahora el tratamiento de choque se venia contra mi y no sabia que decirle aunque aparentaba una cierta tranquilidad. Finalmente opté por dirigirme a él y decirle: "no creo que sea buena idea, somos madre e hijo y no esta bien que tu madre te provoque ningún tipo de excitación, además te vas a excitar mas y luego ¿que vas a hacer?", el simplemente me respondió con los ojos brillantes "porfa". En esos instantes no supe que hacer, su cara de deseo me dio tanta pena que consideré injusto no darle lo que él me pedía, dejándome muy claro para mi interior, que no accedería a nada mas. Me puse en frente de el de pie y comencé por quitarme la blusa y luego el sujetador. El se quedo atónito y muy colorado mirando mis pechos fijamente y yo sentía una rara sensación de que un hombre contemplase mi desnudo con tanta avidez. Le dije: "¿tanto te gustan?, pues míralos bien ahora y dejemos el tema", él se quedó callado mirándome sin perder detalle. La situación era de lo mas atípico, puesto que, aunque parezca una tontería, no sabia cuando decirle "ya esta bien, voy a vestirme", puesto que él no apartaba la vista de ellos. Sentí una cierta excitación, lo reconozco, y esa sensación me llevo a preguntarle si nunca había tocado ningún pecho, el me respondió con la cabeza que no. Me deje llevar y le dije: "llegados a este punto tan absurdo, si quieres, te dejo que me los toques, para que sepas lo que es y te pase tu calentura". Se acercó y comenzó a acariciármelos, cuando me tocó los pezones se pusieron duros y él seguía magreándomelos. En plenos tocamientos, acercó su boca y me los besó, yo no le dije nada, realmente me gustaba la sensación, dejándome llevar. Estuvimos así como dos minutos, hasta que él retiró su cara de ellos y me dijo "gracias, mamá, eres un cielo, perdona si te he violentado pero te lo agradezco mucho". Yo me volví a vestir y él me dijo que se iba al baño, que no podía mas. Yo le dije: "¿vas a hacer lo que yo creo?, hijo" y él me respondió: "lo siento, mamá, no puedo mas, que no te parezca mal". Yo le dije que esperase un poco y que se sentase, que no me parecía mal, que lo entendía. El cada segundo que pasaba tenia mas bulto y yo ya no sabia como reaccionar, así que le dije: "mira, como todo esto que acaba de pasar fue una locura, si quieres, dejo que te alivies en mis pechos, ya que tanto te gustaron y te llevaron a ponerte así". El me dijo: "¿en serio, mama?, ¿harías eso por mi?". Yo volví a quitarme la blusa y el sujetador y me tumbe en el sofá y le dije que se bajase los pantalones y calzoncillos y se pusiese apuntándome a mis pechos. Así lo hizo y yo le ayude un poco, colocándole su miembro entre mis pechos y con mis dedos le subía y bajaba lentamente su pene. Como a los diez segundos de ponerse así se corrió por mis pechos mientras miraba al cielo. Yo le deje estar encima un poco mas e intente exprimirle todo el semen que le quedaba. El se convulsionaba bruscamente, y a mi me estaba poniendo a cien. Luego fui al baño, me limpie y me vestí y nos pusimos a preparar la cena. Yo estaba muy violenta y el también, y no decíamos ni palabra. Me había olvidado del motivo por el que empezó todo esto y decidí que tenia que ser yo quien demostrase que no había pasado nada. Cenamos tranquilamente y después de recoger la mesa, cepillarnos los dientes, etc, me dijo: " mami, gracias por todo, será mejor no volver a hablar de este tema, aunque me gustaría pedirte un ultimo favor, poder darte un buen beso". Yo ya estaba rendida ante toda la situación con lo cual acerque mi boca a la suya y le di un gran beso con clase de lengua, ya que el no tenia ninguna practica en besar. Mientras nos besábamos el me recorrió todo mi culo y mis pechos con su mano por encima de la ropa y yo me deje hacer. Al acabar le dije: "bueno hijo, a ver quien duerme esta noche". El me respondió: "déjame dormir contigo, prometo no hacer nada mas de lo que hicimos ahora". Yo no sabia que decirle pues por un lado me apetecía y por otro no debía, así que le dije que bueno, pero sin llegar a nada mas. El saltó corriendo del sofá y se fue a su habitación y yo a la mía. Yo me desnudé y me quede solo con el tanga y el vino en calzoncillos. Nos metimos en cama y nos quedamos un rato mirando con la vista perdida por la habitación. Al cabo de un rato decidí ser yo quien llevase la iniciativa y le dije que me besara. Comenzó a besarme mientras sus manos recorrían todo mi cuerpo, mis nalgas, mis muslos, mis pechos. Yo fui bajándole el calzoncillo y tocándole su miembro, primero poco a poco y luego subía y bajaba mas rápido, mientras él metía su mano por dentro de mi tanga y me acariciaba suavemente. Al poco rato me corrí y él se dio cuenta, con lo cual hizo lo mismo. Le deje descansar un rato y en cuanto se le volvió a poner dura volví a acariciarle, mientras el comía mis pechos. En esto estábamos cuando me susurró al oído que le dejase bajar mi tanga, que quería saber lo que era estar dentro de mi. Yo le dije que no, que podíamos acariciarnos pero nada de penetración. El estaba muy caliente e insistía mientras me acariciaba el culo. Yo ya no sabia como pararlo hasta que le propuse un trato que le dejó tranquilo. Le dije que no iba a dejar que me penetrase por que era mi hijo y me parecía raro, pero que le haría una felación si el quería, a lo cual accedió encantado. Retire las sabanas y puse mis pechos entre su pene, dejándome masajear, él estaba en la gloria y fui bajando poco a poco hasta que mi lengua comenzó a pasar por la piel de su pene. Con mi mano lo subía y bajaba hasta que lo engullí y comencé a hacerle una gran felación. El estaba en la gloria mirando para arriba y dejándose hacer. Cuando intuí que se iba a correr pare y volví a subir, diciéndole: "estas a punto y esta es nuestra primera y ultima noche juntos, así que sóbame todo cuanto quieras y ponemos punto y final a esta locura". El comenzó a manosearme por toda mi carne y yo gozaba profundamente sintiendo sus manos y sintiendo el placer que le estaba ocasionando. Lentamente volví a bajar mi boca a su pene y comencé a chupárselo con bastante intensidad, ante lo cual volvió a correrse. Una parte de su semen cayó en mi boca y otra la dejé deslizarse por mis pechos, recogiéndola con mis dedos y metiéndola en mi boca. Hacia muchos años que no tenia esa sensación de gusto y él me miraba perplejo en medio de sus sacudidas. Nos dejamos estar tumbados un buen rato en cama y luego decidimos darnos una ducha juntos. El ya se había recuperado y nos enjabonamos uno al otro, volviendo él a intentar la penetración a lo cual seguí negándome. "Quiero correrme en tus carnes, mamá" me repetía. Yo le dije que como mucho dejaba que se rozase contra mi culo, cosa que hizo sin dudar. Comenzó a meterme su polla entre mis nalgas y aunque yo las apretaba, en un momento dado consiguió penetrar mi coñito desde atrás. Era solo la punta pero la sensación que recibí después de tantos años sin una verga dentro de mi fue tan intensa que me olvidé con que macho estaba y aflojé los muslos para que su pene se colará libremente. Alberto gimió con fuerza en el momento justo que su polla entró completa en mi cueva. Se agarró a mis pechos desde atrás y me embestía con una fuerza inusual. Yo le respondía a sus embestidas acoplándome a sus envites y cuando creí que se iba a correr nuevamente lo detuve y le pedí que me la metiera desde delante. Me di la vuelta y abrí cuanto pude las piernas para que se colocará entre ellas. Agarré su polla con la mano derecha y suavemente la fui llevando hasta mi ardiente coñito. Sin soltarla, froté con la punta mi botoncito hasta que advertí en sus ojos la desesperación, entonces apreté con delicadeza el glande y una vez detenida la corrida, le obligué a que me la metiera hasta el fondo. Alcé mis piernas y las coloqué sobre sus hombros para que la penetración fuera total. Alberto bombeaba con ímpetu, y mi coñito se lo agradecía gozoso, advertí por sus ojos desencajados y sus gemidos cada vez más intensos que se iba a correr otra vez así que lo detuve una vez más y me coloqué a cuatro patas. Le pedí que la metiera en mi culito porque no quería que se corriera en mi vagina ya que no tomaba anticonceptivos. El acepto complacido y después de que yo me lubricará el ano con una crema, el se monto literalmente en mi y sin miramientos, me clavó su congestionada polla hasta los huevos. Sentí un ligero dolor pero deseaba aquella leche de mi hijo dentro así que me moví como una buena amante y tras unos cuantos mete saca, Alberto estalló en un grito descargando dentro de mi culo una enorme cantidad de semen que desbordaba a chorros pese al tapón de su polla en mi. Cuando se retiro de dentro de mi, lo besé con dulzura. Estaba arrebolado y feliz. Le dije que ahora se tenía que ir a su cama que yo necesitaba pensar sobre lo sucedido y quería estar sola. No pude pegar ojo en toda la noche y ahora no se que hacer porqué me da miedo que Alberto se encariñe conmigo pero,¡¡ jopee, a mi me encanta follar con el!!....veremos como puedo seguir con esto. Adela Traste

Datos del Relato
  • Autor: Siol Anep
  • Código: 17432
  • Fecha: 03-10-2006
  • Categoría: Incestos
  • Media: 5.45
  • Votos: 73
  • Envios: 3
  • Lecturas: 7640
  • Valoración:
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