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Categoría: Dominación

Crónicas, un mundo de dominación femenina

Cristina es dueña de una gran empresa, la cual es dirigida por mujeres, desde afuera todo parece normal, pero tras las paredes de esa gran empresa, las mujeres mandan y ella es la dueña de todo, en el mundo de Cristina los hombres son simples objetos, algunos son usados para trabajo pesado, otros más para labores de aseo, y otros tantos para diversión de las mujeres, pero todos sin excepción, le sirven a Cristina, para lo que ella quiera, todas las mañanas, llegan alrededor de 30 mujeres, por lo regular son mujeres jóvenes de bellos cuerpos y mirada altiva, llegan ataviadas en costosos trajes sastre que hacen lucir sus bellos cuerpos, todas usan medias y zapatos de tacón alto, después de las diez de la mañana lo que más se escucha en todos los pisos es el ruido de los tacones yendo y viniendo por todo el edificio y el aire se impregna de perfume femenino, como les decía, los hombres solo sirven para ciertas tareas, como diversión y trabajo, todos los hombres llegaron a ese lugar traídos por alguna de las empleadas de Cristina, otros deseosos de ser sometidos llegaron a ese lugar contratados por la misma Cristina, previa explicación de que iban a trabajar pero como sirvientes de ella, conforme van llegando los hombres se olvidan de su condición de ser hombres, algunos tienen la orden de vestirse como criaditas, otros deben de permanecer desnudos y en distintos lugares del edificio.



Todas las mañanas una decena de hombres permanecen desnudos y con sus traseros expuestos en el piso donde Cristina tiene su oficina, estos hombres están así para recibirla, mientras que una de sus secretarias la espera afuera del elevador con una raqueta de ping pon en la mano, y en cuanto Cristina sale del elevador, después de saludar cordialmente a su secretaria, toma la raqueta y le pregunta si están listos, su secretaria solo responde que sí y Cristina sonriendo comienza a caminar hacia aquella fila de hombres sumisos y se detiene en el primero, ella mira sonriente aquel trasero depilado y sin decir más eleva el brazo y lo baja fuertemente impactando sobre los glúteos de aquel hombre, mientras fuertemente dice:



- Buenos días, sumiso.



El hombre sabe de antemano que tiene que responder de la misma forma, así que después de recuperarse de tremendo azote, le da los buenos días, Cristina complacida avanza hacia el siguiente y de la misma forma le da tremendo azote en las nalgas, y el sumiso responde igual que el anterior.



- Buenos días ama Cristina.



Cristina continua avanzando, a algunos les da solamente un solo azote a otros les da dos o más, pero todos responde de la misma manera, hasta que llega a su oficina entra y cierra la puerta tras de sí, en casi todos los demás pisos es lo mismo, hombres vestidos en trajes de sirvienta sirven el café, llevan desayunos y limpian el lugar, otros completamente desnudos están en las oficinas dando masajes a los pies de las empleadas o como abre puertas, todo transcurre en aparente calma, hasta como a las doce del día una mujer lanza un pequeño grito, el motivo, es que uno de los sumisos dejo caer el café sobre su falda, la mujer vocifera una seria de palabras altisonantes sobre aquel hombre para después llamar a otras secretarias, rápidamente entran a la oficina cinco mujeres más preguntando que sucede.



- este idiota derramo café sobre mi falda hay que castigarlo.



Una de ellas toma la palabra y dice:



- mmhhh… es obvio que el café estaba caliente, así que el castigo debe de ser algo similar al ardor que sentiste.



Las otras secretarias ríen y a los unísonos todas responden.



– penetración…!!



La chica deja de limpiar su falda toma el teléfono y lanza una llamada, la cual es respondida en la oficina de Cristina.



- habla Cristina, dime…??



- Cristina, un sumiso va a ser penetrado quieres venir...??



- claro que si… que fue lo que hizo...??



- derramo café caliente sobre mi falda, estoy en el tercer piso.



- bajo de inmediato, preparen todo y después cuelga.



Mientras tanto en la oficina las chicas sujeta al hombre y lo empinan sobre el escritorio, sus brazos son extendidos y sus muñecas son esposadas a unos círculos metálicos que todos los escritorios tienen y sus piernas son separadas hasta quedar a la altura de las patas del escritorio y de igual forma son aprisionadas a estas, dejando al hombre completamente inmovilizado, para ese momento Cristina ya está parada en la entrada de la oficina, mira alrededor y sonríe al ver que sus empleadas tienen todo listo.



- buenas tardes muchachas, son rápidas, eso me gusta, tienen todo listo…??



- si Cristina, solo esperamos que escojas el dilo con el que será penetrado.



Cristina entra a la oficina se dirige hacia el escritorio saca una llave y abre uno de los cajones y comienza a hurgar en el interior y saca cuatro dildos con correa de distinto tamaños, unos guantes de látex, y un frasco de plástico que dice lubricante y los pone sobre la espalda de aquel hombre y le dice a la secretaria.



- te voy a dejar a ti que escojas con cual, te parece.



La chica acostumbrada a estas tareas sonríe y dice.



- está bien Cristina.



Se para a un lado de aquel hombre y comienza a observar los dildos, se toma su tiempo y comienza a tomar cada uno de ellos, los pesa y observa su tamaño, hasta que se decide por uno, no es muy ancho pero si algo largo y le dice a Cristina.



- este me parece bien, quieres ser la primera…??



Cristina sonríe, toma el dildo, se arremanga la falda y lo sujeta firmemente a su pelvis, después se pone uno de los guantes y dice:



- hagamos esto lentamente.



Abre el frasco y comienza a llenar su dedo de lubricante, después le dice a las otras chicas.



- sepárenle las nalgas vamos a prepararlo.



Dos chicas se acercan al sumiso y cada una le sujeta un glúteo y los separan al máximo, dejando el ano del sumiso completamente expuesto, Cristina echa una mirada y dice:



- mmhhh… estas muy cerrado, cuantas veces te he penetrado…??



- solo dos ocasiones ama Cristina…



- mmhhhh… bueno la tercera es la vencida… jajajaja… sepárenle bien sus nalgas.



Y Cristina sin piedad alguna, comienza a meter el dedo en el trasero de aquel hombre, mientras les dice a sus chicas.



- siempre hay que lubricar bien los culitos chicas, esto se hace con el fin de que nos duren muchoooss añoss… jajajaja



Y durante unos minutos el dedo de Cristina entra y sale del trasero de aquel hombre, ante la atenta mirada de las otras chicas hasta que dice.



- está listo, bien, no suelten sus nalgas y pongan mucha atención todas.



Cristina con una mano se apoya sobre las caderas del hombre y con la otra guía el dildo y lo apoya justo en la entrada del ano y comienza a introducirlo, mientras dice:



- la punta es lo más importante una vez que entre la punta…!! Ese culo es suyo muchachas...!!! jajajaja



Cristina lentamente comienza a meter la punta del dildo, el sumiso gime un poco pero el bien sabe que si grita el castigo será peor, así que solo le queda resistir mientras el dildo rompe su ano



- bien ya está la punta -dice Cristina- ahora ya pueden meterlo todo, la velocidad y la fuerza con que lo hagan, esa la deciden ustedes, yo por ejemplo me gusta meterlo rápido miren.



Cristina sujeta con ambas manos las caderas del sumiso y de un fuerte empujón introduce por completo el dildo, el hombre grita al sentirse invadido, pero unas nalgadas de parte de Cristina lo hacen callar, una vez que el dildo entro por completo Cristina se detiene unos segundos, mira a sus empleadas riéndose y después la pelvis de Cristina comienza un vaivén de adelante hacia atrás y el dildo entra y sale limpiamente del trasero de aquel hombre.



-vayaaa, -dice Cristina- en verdad estabas apretadito, pero ahorita lo solucionamos, verdad chicas… jajajajaja



Y durante los siguientes minutos Cristina penetra a aquel hombre, mientras las otras dos chicas sujetan fuertemente sus nalgas para hacer más fácil la labor de Cristina, pero eso no es todo, Cristina es sádica y además de estarlo penetrando, le propina de vez en cuando varias nalgadas, mientras ríe y platica con sus empleadas, después de unos minutos comienza a sudar, Cristina sabe que es hora de retirarse, así que saca el dildo, y el sumiso se ve que se relaja un poco, lo retira de su cadera y se seca el sudor con una toalla húmeda y después se quita de atrás del sumiso y les dice a sus empleadas,



- bien chicas cada una lo van a penetrar durante cinco minutos les parece bien…??



- si Cristina, responden todas al unísono.



-Cuando terminen con él, le dicen que limpie todo, mientras que ustedes toman un descanso.



Y Cristina se encamina hacia la puerta pero antes de salir voltea y se dirige hacia una de ellas y le dice:



- ahhh… por cierto… lo apuntas para el fin de semana con dos penetraciones… no mejor que sean tres penetraciones, no es posible que este tan apretado, ok.



Y después sale de la oficina.



Así es el mundo de Cristina, diariamente los hombres son sometidos y humillados por ella y por sus chicas.



Continuara...


Datos del Relato
  • Categoría: Dominación
  • Media: 1
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