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ÁNGELA, UNA ANGELICAL EXPERIENCIA

Este es el segundo relato de una experiencia más, de las varias que he tenido en mi trabajo. Una de esas experiencias agradables y exquisitas que he tenido dentro de mi trabajo, recordándoles que trabajo en el área de rayos x. Esta fue algo que ocurrió hace ya algún tiempo cuando trabajaba en el turno matutino en uno de los varios hospitales en los que prestado mis servicios.

La rutina del turno matutino, obliga a uno a llegar temprano, checar la lista de pacientes así como de estudios simples y contrastados, para así organizarse, ya que los estudios contrastados llevan más tiempo que los simples. Al checar la lista, vi que era en su mayoría estudios simples y solo uno contrastados, era un C x E (colón por enema, dicho estudio consiste en introducirle al paciente por el ano una cánula, algo parecido a un consolador de plástico, pero delgado y por ahí pasarle medio de contraste para ver su intestino) dicho estudio no es muy de mi agrado, pero bueno, hay que trabajar y hacerlo bien. Inicie atendiendo a todos los estudios simple, ya que son más rápidos y fáciles, dejando al último al contrastado. Ya cuando iba a nombrar al paciente del estudio contrastado, cheque en la solicitud de estudios, su nombre, Ángela, vi que era mujer, número de afiliación, diagnostico, nombre del médico y edad del paciente para corroborar y vi que no tenía su edad anotada. No tome mucha importancia, por lo que procedí a nombrarla, en eso se para una joven señora embarazada, de muy buen cuerpo y una chiquilla, pregunte quien era la paciente para el estudio, la señora me indico que era la chiquilla.

Las pase a ambas, ahí pregunte la edad de la paciente y me contesto la señora que tenía 11 años, le pregunte si se había realizado la preparación que le habían indicado y me contesto que si, entonces le explique a la señora en lo que consistía el estudio y que era un estudio tardado, ella acepto y me pregunto si podría esperar a fuera, ya que aparte de estar embarazada, la daba algo de asco lo referente al estudio, le conteste que no había problema por lo que me dejo solo con su hija.

La paciente, esa chiquilla de 11 años, vestía un pantalón de mezclilla azul ajustado a sus ya bien delineadas y hermosas caderas, con una blusa tipo camisa sin mangas de color amarillo amarrada al frente y abotonada. De piel morena clara, de cabello lacio, largo y negro, ojos cafés claros, boca chica y nariz pequeña. En sí, de carita angelical.

Cuando termine de realizarle las preguntas de rigor, la señora se salió de la sala, quedándome solo con la pacientita, quien desde que entro se notaba su carita alegre, incluso ni se inmuto cuando salió su mamá y se quedo sola conmigo, por lo que el morbo me hiso tener lujuriosos pensamientos.

-Para empezar, vas a pasar al vestidor, te quitas toda tu ropa y te pones esta bata con la abertura para atrás.- Le indique dándole la bata más pequeña que tenia, pero tratando de ser discreto en mis acciones.

Tomo la bata y se metió al vestidor apenas si emparejando la puerta detrás de ella ¿confiada o inocente? no sabía que pensar, por lo pronto fui por el material que ocuparía para el estudio. Cuando regrese la chiquilla ya se había cambiado y estaba parada a un costado de la mesa. Luego me di cuenta que la bata apenas si le cubría lo más íntimo y tierno de su bello cuerpo. Lo que me excito de inmediato, poniéndoseme duro y erecto el miembro.

-Te acuestas sobre la mesa, boca arriba.- Le indique.

Ella obedeció y al acostarse la bata por lo pequeña que era se le subió, quedando al descubierto su bella, tierna y cerrada rajita con escasos vellos, la chiquilla no hizo nada por cubrirse, solo sonreía y miraba para todos lados. Era como si no se diera cuenta del exquisito manjar que le estaba ofreciendo a un viejo lobo.

Trate de actuar normal pese a la excitación que me había provocado esa chiquilla. Para tomarle la primera placa, con los dedos busque su cadera y despacio le presione, dándole una pequeña y sutil caricia, con el pretexto de centrar, ella no dijo nada, solo sonrió.

-¿Te duele?- Le pregunte al sentir que dio un pequeño salto.

-¡No! me hace un poco de cosquillas.- Dijo sonriendo.

Le tome la placa, la cual es para verificar técnica y que el paciente vaya bien preparado tal y como se le da la indicación días previos. Hasta ahí todo bien, ahora venia lo mejor.

Le di una almohada y le indique que se acostara boca abajo y que se pusiera la almohada debajo de sus caderas, ella obedeció a tal indicación. La bata se le abrió por completo, dejándome ver sus bellas, redondas y bien formadas nalguitas.

Me puse los guantes, tome el gel y varias toallitas de papel.

-Bien, vas a separar tus piernas, te voy a poner un poco de gel en tu ano para lubricarlo y dilatártelo para que no te duela o moleste cuando use la cánula.- Le fui indicando la forma con que iniciaría el estudio.

Se giro para verme y sonriendo pregunto. -¿En el que me vas a poner?

-En el ano, un poco de gel.- Le repetí.

-¿Cuál es ese?- Pregunto.

-Este es el ano, el pocito por donde haces popo.- Le conteste poniéndole el dedo índice entre medio de sus apretadas nalguitas, con la idea de calarla ¿era inocente, ingenua o traviesa?

-¡Ah! en la cola. Se oye chistoso.- Contesto sonriendo.

-Sí, aunque también otros le dan otro nombre.- Le dije, viendo si picaba el anzuelo y sin quitar mi dedo de entre sus nalguitas, al contrario, presione ligeramente y acaricie despacio entre ellas.

-¿Y como le dicen?- Pregunto.

-Bueno, algunos le dicen también culito.- Le conteste. Ella se quedo callada y se volvió a acomodar como le había indicado.

Quite mi dedo de entre sus nalguitas y le indique que separara más sus piernas, a lo que ella obedeció sin ninguna vergüenza, pretexto, escusa o tardanza. Era agradable el que no intentaba cubrirse o taparse sus nalguitas con la bata. Disimuladamente me asome para ver de entre medio de ellas y lo que vi fue maravilloso, su puchita con escasos vellos púbicos, se veía brillosita, como si estuviera húmeda. Subió sus manos y en ellas apoyo su cabeza, mirando al lado contario. Tome el bote de gel y con la mano izquierda separe sus firmes nalgas. Puse gel en todo el contorno de su rosado culito, deje el bote y con el dedo índice de la mano derecha se lo comencé a untar despacio, haciendo ligera presión en él. Enseguida note que aquella bella florecita aun no había sido mancillada, pues se sentía estrecha y apretada.

-Haber, respira hondo, mete mucho aire y sostenlo dentro, aprieta tu culito.- Sentí como apretaba y se fruncía la entrada de su culito.

-Ahora saca todo el aire por la boca y afloja tu culito, relaja tus piernas.- Le indicaba. Entonces hice un poco de presión y le metí un poco mi dedo. Era excitante. Estaba apretado su culito.

La hice repetir la acción de la respiración y contracción de su culito varias veces más. Era sublime ver como mi dedo iba entrando en aquel apretado y virginal agujerito. Poco a poco se lo fui metiendo hasta que por fin entro todo mi dedo índice. Ya dentro le indique que lo hiciera una vez más e imagine como seria de maravilloso sentir mi verga dentro de ese culito, lo cual me excito más de lo que ya estaba. Mi verga estaba dura dentro de mi pantalón y me dolía lo apretado que estaba.

-Relájate y afloja tu cuerpo, respira normal.- Le dije. Le saque un poco el dedo y se lo volví a meter girando despacio y un poco mi mano, haciendo que mi dedo medio tocara a todo lo largo su puchita, en eso ella dio un liguero saltito y de sus labios escapo un suave gemido, en eso, sus labios íntimos aprisionaron levemente mi dedo medio. Sin sacarle el dedo de su culito, gire despacio mi mano y el dedo, hacia la derecha e izquierda, una y otra vez, haciendo que su culito se fuera dilatando, acostumbrándose poco a poco al invasor. La sorpresa para mí fue que su panochita se humedecía poco a poco a cada roce de mi dedo medio y al ir separando sus labios íntimos, pronto encontré su botoncito, entonces soltó un segundo y suave gemido el cual fue melodía para mis oídos.

Saqué un poco el dedo índice de su culito y el dedo medio lo separe ligueramente de su puchita, le volví a meter el dedo un poco más adentro de su culito y el medio presionando con más fuerza entre sus labios íntimos, ella no pudo aguantar volver a gemir con más fuerza, su respiración era acelerada y fuerte, la chiquilla ya estaba excitada y era notable.

Doble un poco mi dedo medio hacia el frente, haciendo que se metiera más entre sus labios íntimos, despacio lo fui estirando y se lo iba metiendo en su empapada puchita, levanto un poco su cadera y mi dedo termino por entrar todo en aquella jugosa frutita.

No hubo ningún quejido de molestia, al contrario sus suaves gemidos eran ya más constantes. Despacio moví mi dedo medio de arriba abajo, una y otra vez. Despacio le saque ambos dedos y se los volví a meter, una, dos, tres veces más.

-¿Te duele?- Le pregunte.

-¡No!- Contesto entre suave gemido.

-¿Te molesta?-

-¡No!-

-¿Me detengo o sigo?- Le pregunte, esperando esa ansiada respuesta.

-¡Sigue!- Me contesto moviendo despacio sus caderas de arriba abajo.

Bajó su mano izquierda y la pegó a su cuerpo ligeramente pero quedando muy cerca de mí cuerpo, mientras su pierna derecha la doblo un poco y se giro un poco a su derecha y hacia arriba, así dejó expuesta y me dejaba ver más su tierna, deliciosa y jugosa frutita.

Aproveche que la mesa era bajita y me acerque aun mas a ella, así su manita estaba a escasos centímetros del bulto que formaba mi pantalón por causa de mi excitación. Me atreví y casi subí mi bulto sobre la mesa y sobre su mano, ella lo sintió cuando lo hice palpitar, giró levemente su mano para sentirlo. Sus dedos se movían buscado algo más, por lo que me baje el cierre del pantalón, sus dedos índice y medio se metieron entre él y tocaban por encima de mi trusa mi dura verga.

Con la mano izquierda comencé a acariciar sus caderas, su cintura, subí por su espalda, metí mi mano entre su bata y toque levemente sus pechitos.

-Eres muy bella, tienes un cuerpo divino, me gustas.- Le dije mientras mí mano seguía recorriendo su firme y juvenil cuerpo. Ella no contestaba nada, solo gemía y movía despacio sus caderas de arriba abajo una y otra vez, con mis dedos jugando en su empapada puchita. Era notable que esa chiquilla ya no era virgen, que era fogosa y ardiente, y la tenia ahí sobre la mesa y a mi disposición casi desnuda, solo cubierta por una pequeña bata. No había más que ser directos. Le saque mis dedos de su puchita y su culito.

-Gírate.- Le dije firme, pero suave. Ella obedeció rápido. Me miro fijamente, su carita reflejaba bastante lujuria.

-Quítatela.- Le dije refiriéndome a su bata. Se la quito sin ninguna palabra, así como separo sus piernas sin pedírselo. Mire todo su bello cuerpo completamente desnudo, así como su puchita con sus escasos vellos púbicos, completamente húmeda, luego la mire a los ojos y ella me sonrió. Era muy bella la chiquilla.

-Ven, hazte para abajo, dobla tus piernas y sepáralas.- Le indique y ella obedeció rápido. Me acomode a la orilla de la misma y pude ver en todo su esplendor su rosada puchita, pese a todo aun lucia cerradita. Me arrodille frente a ella, le separe mas las piernitas y acerque mi cara, lamí despacio su puchita, ella gimió un poco fuerte y arqueo su espalda, entonces volví a lamerle, una vez, dos, tres veces más. Sus manos aprisionaron mi cabeza y la hundían contra su rica y jugosa frutita. Rápido localice su tierno botoncito al que presione un par de veces, haciéndola retorcerse. Bajé mí boca y le metí mí lengua en su cuevita, la cual aun se sentía estrecha y chiquita. Le metí la lengua hasta donde pude alcanzar, recorriendo con ella todo su contorno, se la saque y se la volví a meter varias veces. Se la saque y subí a su botoncito, donde la hice retorcerse aun mas.

-¿Con quién lo has hecho? ¿Con quién cogiste la primera vez?- Le pregunte mientras se ahogaba entre sus gemidos.

-Con mi primo.- Contesto ella.

-¿El te desvirgo?- Le pregunte.

-¡Sí! fue él.- Me contesto mientras se acariciaba su abdomen y sus pechitos.

-¿Es mayor? ¿Qué edad tiene?- Le seguí preguntando mientras en me excitaba mas imaginando cómo y con quien había sido su primera vez.

-No, tiene trece.- Contesto entre gemidos.

-¿Coges con alguien más?- Le pregunte mientras lamia con fuerza su botoncito.

-¡No! solo lo hice con él, pero ya no lo hago.- Me contesta entre gemidos y jadeos.

¡Ya! era hora de cogerla, de meterle la verga en esa tierna y ansiosa vaginita. Me pare, me desabroche el pantalón, me lo baje así como mí trusa, saque mi verga erecta y dura, le tallé la punta en toda su puchita, la jale más a mí de sus caderas y se la fui metiendo despacio, ya no era virgen, pero aun estaba estrecha. La punta de mí verga toco el fondo de su vagina, me quede quieto por unos instantes mientras sus gemidos bajaban de intensidad. La comencé a bombear despacio, y poco a poco fui subiendo la intensidad sin llegar a ser brutal.

-¿Te gusta?- Le pregunte.

-¡Sí! me gusta- Me contesto.

Seguí bombeándola mientras mis manos acariciaban sus firmes y redondos pechitos, así como sus pequeños pezoncitos. Era excitante, lujurioso el estar cogiendo a una chiquilla ahí en pleno trabajo mientras su mamá esperaba a fuera, con el riesgo que los gemidos de mí pacientita se oyeran hasta la sala de espera o en el pasillo interno.

-Me encantas, me gustas, estas deliciosa.- Le dije mientras se la metía y sacaba con intensidad.

-También me gustas, te quiero.- Me decía entre sus gemidos.

Deseaba seguirla gozando, pero ya llevábamos mucho tiempo, y aun tenía que hacerle el estudio, por lo que arrecie mis embestidas hasta que explote dentro de su puchita, una, dos, tres fuerte erupciones de leche caliente llenaron su vaginita, la cual no contuvo tanta leche y comenzó a salir. Le saque mi verga y me masturbe sobre su vientre, expulsando aun pequeñas erupciones de leche sobre ella.

-¿Deberás te gusto?- Me pregunto.

-¡Claro que sí! me gustas mucho y quiero seguirte viendo.- Le conteste. Ella me sonrió.

-Yo también quiero seguirte viendo, te quiero.- Me contesto.

Tome las toallitas de papel y le limpie entre sus piernas, con otras limpie mi verga y me arregle la ropa. En seguida comenzamos el estudio, el cual fue rápido y sin dolor o molestias para ella, pero sobre todo excitante, ya que cuando le estaba realizando el estudio, de su puchita aun salía mi leche hacia sus nalguitas y piernas. Cuando terminamos y se vistió, le pregunte donde vivía y a qué escuela iba, ella me conto todo, hasta la hora y a donde iba a jugar después de la escuela y antes de salir nos dimos un profundo beso, mientras le acariciaba la espalda y sus nalguitas.

Al salir, su mamá aun seguía platicando plácidamente con una señora. Ya se paro y se acerco, no se dio cuenta de lo que nos habíamos tardado. Le indique que tenía que volver a ir a los 3 días para tomarle una placa más, para ver que tanto trabajaba su intestino, la señora asintió con la cabeza y dijo que ahí estarían. Era martes, así que sería viernes el día que debían volver,

y para que no llegaran tan apresuradas, quedamos que seria a las 11:30am.

Continuara......

 

 

 

Datos del Relato
  • Categoría: Hetero
  • Media: 10
  • Votos: 6
  • Envios: 0
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
lobo_ardiente
lobo_ardiente 28-09-2021 03:24:18

bueniiiiisimo

lobocaliente
invitado-lobocaliente 28-09-2021 03:23:34

muy , muy bueno ojala ya pongan la 2 parte

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