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Sexo anal

~~Hola, me llamo Alan y por si no me conocéis os recomiendo otros de mis relatos: Una loca noche de verano y Tarde de cine . ¿Os acordáis de mi amiga Laura? Si, la misma que gozaba cuando la dominaban. Resulta que decidió profundizar en esto del sexo y me pidió ayuda para defenderse en cuanto al sexo anal se refiere. Tuvimos que hacer varias sesiones pero desde luego que valió la pena.
 Recuerdo la primera vez, llevaba varios meses sin verla y me comentó lo de su iniciación al sexo anal, yo acepte y a cambio ella me hizo una estupenda mamada.
 Al día siguiente, una amiga le prestó las llaves de un piso que usa durante el curso en Oviedo. Fuimos allí.
 Ella llevaba una especie de bolsa de playa y una vez en el piso me enseñó lo que llevaba. Comenzó a sacar un montón de artículos comprados en un sex shop. Traía varias cremas para dilatar, lubricar e incluso para hidratar el ano tras la faena. Un montón de clases de preservativos y también trajo dos juguetes tipo consolador: Uno rosa muy fino y otro de color carne con estrías que acababa con un enorme grosor.
 Estaba un poco nerviosa por si le dolía y yo intenté tranquilizarla tumbándola de espaldas sobre la cama y desnudándola para darle un masaje con aceite, mi especialidad. Barnizada de aceite y desnuda, mi amiga Laura resultaba mucho más atractiva, tanto que sin poder resistirme me senté sobre ella y comencé a follarmela suavemente como si no quisiese que ella lo supiera. Obviamente ella lo notó, pero sonriendo me lo consintió. No llegué a terminar porque debía guardar fuerzas para después.
 Estoy lista, afirmó.
 Fue entonces cuando me unté un par de dedos con vaselina y se los introduje en su precioso coño, el cual estaba lo suficientemente preparado y cachondo gracias a la follada previa. Pasé a ponerle un poco de lubricante en el ano a mi amiga. Tuve una idea, en lugar de usar aquel consolador rosa, decidí tener las dos manos libres y le ensarté la verga entre sus labios mientras mi pulgar forzaba su prieto agujero.
 Notaba con el paso de los minutos como ella iba dilatando. Pero antes de que ella llegase al orgasmo yo me salí para no correrme y sustituí la penetración por la masturbación.
 Conseguí meter dos dedos en el ano por lo que cogí aquel enorme falo de plástico y muy despacio le introduje un par de centímetros. Por suerte para Laura, aquel objeto era liso hasta la mitad y no notó la presión hasta que con ayuda de las cremas le introduje el consolador hasta la zona de estrías, lentamente lo introducía y lo sacaba hasta que vi que mi pene iba sobrado en aquel socavón que acababa de abrir.
 Para facilitar la penetración me proporcionó un condón morado con estrías que venía lubricado. La puse en el suelo a cuatro patas y apoyando mis manos sobre su cintura empecé despacio hasta ir aumentando el ritmo gradualmente. Le pregunté que tal iba todo.
 Perfectamente, después de todo no ha sido tan malo como me lo imaginaba.
 La verdad estaba enculandola bastante fuerte para ser su primera vez pero como sabía de sus tendencias sadomasoquistas no me sorprendió. La estaba penetrando por completo en su primer coito anal. Mi pene entraba y salía con gran facilidad, sonaba como una botella al ser descorchada. Aguantamos unos cinco minutos de aquella forma antes de que los dos nos corriésemos. La presión de aquel agujero hizo que yo aguantase menos tiempo de lo normal en erección y eyaculase inflando aquel condón.
 Para ser la primera vez no había estado nada mal y ambos habíamos gozado mucho.
 Con el paso de los días, la violencia en nuestras sesiones anales aumentaba y cada vez la enculaba con menos lubricación. Tras varias semanas su ojete se estaba acostumbrando y cada vez se dilataba mejor.
 Al cabo de poco más de un mes decidimos probar posturas nuevas, más violentas quizás que la habitual de ponerla como una perra a cuatro patas.
 Un buen día, cuando trataba de abrirle el culo lo suficiente ella me cogió como pudo la polla y se la llevo hasta la boca, me dijo que quería follar de forma natural.
 Me la lamió de arriba a bajo y repasó hasta el ultimo centímetro de superficie de mi polla. Gracias a mamadas como esa mi polla adquiría unas proporciones mayores de lo normal que de cualquier otra forma no conseguiría. Yo ya estaba listo, sin embargo a ella aún le quedaba un poco por dilatar. Pero como yo sabía que le gustaba que la castigase, escupí sobre su ano y de un golpe le clavé todo la cabeza de mi miembro por completo. Ella grito y se retorció de dolor, posiblemente había sufrido algún desgarro. Repetí la acción una docena de veces y después saque el cuerpo cavernoso del culo de aquella preciosidad.
 La lleve a tirones hasta el salón y me senté en uno de los sofás. La cogí de uno de sus brazos y del cuello para conseguir sentarla sobre mí. Le chupé todo el cuello, los pezones y ante su sorpresa la levanté y la volví a sentar de nuevo bruscamente, esta vez sobre mi polla. Volvió a gritar de dolor y yo soltando una carcajada le dije:
 Te gusta, ¿eh?
 Ella también me sonrió pero por poco tiempo ya que mientras le pellizcaba los pezones no paraba de reventarle el culo a mi amiga.
 Sus gritos se transformaron en gemidos antes de que los vecinos avisasen a la policía ;) Y un par de minutos más tarde yo me corría dentro segundos después de que ella encharcara mi regazo con sus jugos.
 Después de aquella ocasión, pasaron más de tres semanas hasta que si quiera pudimos hechar un simple polvo.
 Espero que si alguna chica quiera gozar por primera vez de los placeres del sexo anal no dude en pedirme ayuda o consejo ;)

Datos del Relato
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