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Categoría: Maduras

Por una alumna ensarté a la profesora

Era una mañana como tantas otras cuando entre en el aula a impartir la clase, como de costumbre dejé los trastos encima de la mesa y me senté, al alzar la vista pude observar como en primera fila se sentaba una de las chicas más atractivas de la clase, esto no era nuevo solía hacerlo solo que en este caso vestía más sugerente de lo acostumbrado, con una camisa blanca algo escotada  dejando ver el inicio del canalillo y una estrecha falda negra a mitad de muslo de forma que al cruzar las piernas me dejaba ver eróticamente sus generosos muslos y la parte inferior de las cachas, por lo demás es una chica muy femenina de 21 años, pero de las que aparentan mas edad por su desarrollo. De cabello rubio tenía aquel día recogido el pelo por una cola con mucha coquetería, acrecentada por sus gafas redondas, sus senos son aproximadamente de 95 de medida y su culo es muy respingón y espléndido como había observado en otras ocasiones. Es ya toda una mujer de las que cualquier hombre gustaría de coger sin preguntarle la edad. Uno es hombre y como tal para mí nunca ha pasado desapercibida una chica bonita y atractiva por muy alumna que fuese, supongo que nos pasa a todos y a todas, no era la primera vez que reparaba en ellas máxime cuando se trabaja con chicas entre 18 y 24 años, pero esta ocasión era especial y distinta, me había llamado especialmente la atención sus majestuosas extremidades inferiores.



Me recree disimuladamente reparando en sus agraciadas piernas y muslos fuertes y no di más importancia, pero a medida que avanzaba la clase no podía apartar la mirada de los muslos de esa muchacha al montar una pierna sobre la otra y, como no podía reprimirme, me empalmé excesivamente más cuando de vez en cuando abría un tanto las piernas y distinguía el tanguita blanco con el que ocultaba su sexo, pronto comencé a fantasear en como sería su relación con los chicos y en su vida sexual, si era agitada o no, seguramente ya la abrían desvirgado hacía varios años, y la habrán cogido en numerosas ocasiones alcanzando una buena experiencia sexual. Estas eran mis elucubraciones en silencio, no creo que ella reparase en mi erección, ni siquiera en que me había convertido en su inesperado voyeur, tampoco pensé que estaba exhibiéndose para mí puesto que en sus movimientos había mucha naturalidad, pero lo cierto es que me mostró con gran descaro y esplendidez sus piernas, sus muslos, parte de sus nalgas y el triángulo de sus braguitas a la altura de su sexo, yo estaba muy, muy excitado de verla así y encima tenía que disimularlo.



            Finalizó la clase y como pude me levanté ocultando mi erección y marché hacia mi despacho, tenía una hora libre por lo que eché el cerrojo de la puerta y me senté en el negro sillón, no se me quitaba de la cabeza y tras reflexionar un poco decidí bajarme los pantalones, saqué mi tranca empalmada acariciándomela pensando en aquella chica, cerré los ojos, y acto seguido inicié algo que jamás había hecho en el trabajo, comencé a masturbarme pensando en las piernas, muslos y cachas de esta alumna con cuerpo de vicio, me sentía muy a gusto cascándomela lentamente pero era poco para mí, no estaba satisfecho del todo, ambicionaba poder follármela algún día en cuanto me diese la más mínima oportunidad, me la me figuraba a cuatro patas dándole bien duro por detrás mientras tanto me corría pletóricamente en mi mano.



            Mientras esto ocurría, alguien hizo una tentativa por abrir la puerta, y al no poder ingresar llamó con los nudillos sabedora de que me encontraba allí dentro, era una persona conocida pensé, de otra forma no hubiese querido entrar sin pedir permiso. Nervioso me limpié como pude, me vestí, y apresuradamente abrí la puerta. Era una compañera, una profesora que quería departir conmigo sobre determinadas cuestiones laborales, es una mujer algo ya madura, con unos 45 años, divorciada aunque con novio, de 1,60 metros, guapa de cara con buen físico si bien con unos kilitos de más muy bien repartidos, con buenas tetas y anchita de caderas aunque no mucho haciéndole un culo generoso y agarrable, tiene unos bonitos ojos castaños y una media melena pelirroja, y vestía aquel día una camisa clara rosácea y un pantalón blanco ceñido en su parte superior formándole un buen culo advirtiéndose el tanga que llevaba asimismo de un color claro, era de esos pantalones que uno distingue la redondez del trasero y lo escueto del tanga. Era muy apetecible entre los hombres aunque nunca pensé en tener sexo con ella. Al verme tan nervioso se sintió muy sorprendida:



ELLA: “¿Qué te pasa?”



Yo: “¿A mí…?, nada, nada…cosas mías”.



Ella: “Te encuentro algo raro, extraño, muy nervioso…”.



Yo: “No es nada, cosas personales, ya sabes el trabajo…”



Ella: “Pues yo creo adivinar la causa, ¿qué te estabas haciendo en la entrepierna?”. Me refirió señalándome el paquete entre risas.



Yo: “¿Cómo dices”. Me hice el distraído un poco cortado.



Ella: “No te hagas el tonto, me parece que te estabas haciendo una paja”.



            No pude ocultárselo más, y le referí la experiencia en clase y lo cachondo que me había puesto esa alumna, reconociéndome que ella en ocasiones también se ha excitado viendo a los chicos, aunque nunca se había masturbado en el despacho pensando en alguno, aun así me reconoció las gracias de esta alumna y el cuerpazo que disfrutaba, “seguramente es una buena zorrita la chica, ya se la habrán follado multitud de veces”. Sus palabras hablando de ella me excitaron más y mi erección no bajaba.



Ella: “Volviendo a lo tuyo, eso sigue arriba y… además es grande”.



Yo: “Bueno escuchándote no me baja, sigo pensando en ella a pesar de haberme aliviado un poco”.



Ella: “Pero… ¿te ha sido suficiente?, ¿ya estas plenamente desfogado”. Me dijo mirándome pícaramente.



Yo: “Pues…, no del todo, si no hubieses llegado me hubiese hecho otro pajote pensando en sus cachas”.



Ella: “Por eso te lo digo, podría ayudarte a aliviarte, si quieres claro…”.



            Mientras terminaba la frase me cogió el empinado nabo sobándolo de arriba a abajo, me bajó los pantalones y comenzó una felación, paro un poco para echar el cerrojo a la vez que nos desnudábamos, continuando su labor al instante. Allí estaba yo, desnudo con la polla tiesa y una compañera de la misma guisa de rodillas mamándome; ya he comentado que tenía un buen follao y a estas alturas pensaba dárselo después de varios años conociéndonos, así me desfogaba, nunca creí que me la iba a follar pero la ocasión se nos presentó en parte gracias a mi hermosa alumna. Pude disfrutar de su cuerpo y advertir como estaba completamente depilada y tenía unos oscuros pezones pequeños en sus duras y buenas tetas, aunque empitonados por la excitación sexual que sentía. Me la comía con bastante apetito, chupándola y haciéndome una paja con su boca, parecía muy experta en comer pollas, cerré los ojos y me imaginaba a mi alumna comiéndome el nabo, mi entusiasmo creció hasta correrme en su boca llenándole de semen toda la cara, tragándoselo y lamiéndolo lascivamente con la lengua.



Cansado me senté en el sillón, y ella se me colocó encima de frente comiéndome a besos a la vez que le pellizcaba, sobaba y comía las tetas estimulándola aun mas, me agarró la polla y se recreó con ella hasta que se abrió de piernas un tanto y se la empotró en el coño al mismo tiempo que nuestras lenguas se enroscaban, entró sin dificultad por lo mojado que tenía su sexo comenzando a cabalgarme ansiosamente marcando el ritmo de la follada moviéndose vivamente con mi palpitante polla gorda y dura en su interior, éramos todo frenesí echando el polvo, por mi parte le apretujaba el culo alzándole esas nalgas agarrables, llegó al orgasmo antes que yo pero al pronto me llegaron las convulsiones, la avisé que me venía porque estábamos follando a pelo, la tuve que avisar en dos ocasiones hasta que se levantó rápidamente para que me corriese fuera, sin embargo rápidamente se la introdujo nuevamente en la boca absorbiéndome con lujuria todo el semen.



            Cuando finalizó la nueva felación, los dos queríamos más sin embargo ahora sería yo el que tomara el mando, hasta el momento fue esta profesora la que me folló realizando sus deseos, la coloqué de pie frente a mi y, en esta ocasión, me agaché para disfrutar de su carnoso coño, comencé a manoseárselo y hurgar por todas partes hasta que comenzó a empaparse y a jadear por el placer que la hacía sentir, finalmente resolví comérselo mordiendo sus labios para posteriormente introducir mi lengua y removerla por todo el interior del chocho llegando a alcanzar un gran orgasmo cuando le provoqué en el clítoris chorreando de flujos por los muslos.



            Saqué mi lengua de su interior y respiré hondamente, quería volver a ensartarla y como carecíamos de preservativos le propuse encularla,



Yo: “¿quieres que te ensarte el culo para evitar problemas?.



Ella: “hace tiempo que no me meten una polla por el culo, soy más del coño, no se, no se…” me refirió con muchas dudas.



Yo: “No me dejes así, mira como estoy, se que lo deseas tanto como yo, y si hace mucho tiempo así lo disfrutas mejor”.



Ella: “Bu…bueno… pero no me hagas daño, espera un poco que me lo engrase y dilate con los dedos”, me dijo a la vez que se me acercó para acariciar con muchos deseos y pasar una mano por mi verga dura que estaba dura como una piedra.



            Se puso manos a la obra, o mejor al coño, se embadurnó varios dedos con sus flujos vaginales y se abrió de piernas introduciéndose dos dedos en el ano removiéndolos dentro del mismo, admito que ver aquella escena aumentó mi erección y comencé a tocarme levemente, era sexo puro y yo estaba ardiendo. Al momento, terminó su operación y, volviéndose de espaldas se dio varios cachetazos en las nalgas provocándome, situó sus manos sobre la mesa inclinándose hacia adelante dejando su cuerpo paralelo al suelo a la vez que se abría de piernas dejándome ver bien abierto un coño asombroso todo mojado y un ano colorado al igual que sus glúteos por mor de los cachetes, “ya está, estoy lista, fóllame cuando quieras…y dame bien duro", al oír esto me coloqué de pie a su espalda, la agarré por la cintura y apreciando su atrayente retaguardia y, mirándole los glúteos encarnados por los cachetazos, comencé a encularla, algo que no resultó tan fatigoso para ninguno de los dos, sabíamos lo que hacíamos, al principio tomé la iniciativa lentamente deleitándome en penetrarla hasta el fondo por el culo sacándola y metiéndola suavemente mirándole todo su trasero mientras los huevos chocaban con el chorreante coño, el flujo le caía desde el chocho por los muslos y me resultaba muy excitante, las acometidas cada vez más eran más afanosas y rápidas aceptándolas con complacencia gimiendo y jadeando, incitándome inclusive a ello exclamándome, “así, así, ahhh…ahhh…ahhhhhhh…ohhh…ohhh…, que gustazo, más fuerte, dame más duro, ahhhhhhh…ohhh…ohhh, imagina que yo soy ella a la que te follas, a tu alumna…”“follátela, follátela fuerte…, fo-llá-te-la…, que ríííícaaa…, escuchar esta alusión a mi deseada alumna rubia me dio un gran subidón poniéndome más cachondo y perdí la medida de la acción, me la imagine follando conmigo, para ello cerré los ojos y comencé a darle muy duro acrecentando frenéticamente el ritmo de la penetración sacándola y metiéndola teniendo en mi mente la redondez juvenil del culo, las piernas turgentes, y los muslos perfectos de mi deseada alumna, beneficiándomela después de levantarle hasta la cintura la falda negra, así hasta correrme abundantemente en su interior, algo que sucedió pero en el interior de esta profesora que supo como tocar la tecla para encender mas mi fuego y así recibir una mayor satisfacción, no le importo que pensara en otra mujer más joven mientras la enculaba con pasión y lujuria a base de bien. Me supo muy rico, bastante rico creer que me follaba a la alumna, fue una fantasía mientras me follaba a otra mujer.



Sentíamos muchísimo placer mutuamente, aceleré en demasía los embates, “¿así nunca te ha follado tu novio?, me gustaría que viese como te lo hago y te corres conmigo…”, acto seguido toda cachonda comenzó a moverse de adelante hacia atrás, me quedé quieto comprimiendo sus glúteos y me hizo una paja con el culazo que nunca olvidaré “…mmmmmmm, zarandea ese culo, como te mueves, como me estas follando, que putita y guarra eres…”,“que pajote me estoy haciendo con tu culo…no sabía que eras tan zorra…”, le dije con voz entrecortada y con agitada respiración a la vez que me corría copiosamente llenándole el interior de mucha leche caliente, encularla me estaba suministrando muchísimo gozo, si bien era mutuo, y me lo agradecía extraordinariamente terminando follando pasionalmente como animales.



Todo concluyó, acabé exhausto, me había corrido no se cuantas veces en una hora, tenía deseos encontrados, de una parte sabía de sobra que había follado con una mujer madura muy deseable, y la había disfrutado, pero en mi interior mis deseos carnales iban dirigidos a mi atractiva alumna rubia, ciertamente me había desfogado a base de bien pensando en ella.



Al salir del despacho me encaminé hacia el pasillo y, junto con más alumnos, me crucé con mi juvenil tentación rubia, observe de nuevo aquellas piernas, muslos y caderas mientras sonriendo me saludó de forma muy simpática “Adiós profe”, me gire para saludarla y mirándole su culo respingón pensé que me la tenía que follar si o si, lo anhelaba, pero ¿cómo entrarle a esta chica?.



Como siempre, espero sus comentarios.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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