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Categoría: Orgías

La amiga de mi mujer está sola y queremos alivianar su situación

Conozco a Juan desde hace muchos años, concretamente desde la escuela, estábamos ya entonces muy unidos y cuando empecé a salir con Ana fue ella quien le presentó a su mejor amiga Marta, aquella misma noche se enrollaron y así llevamos los cuatro 20 años de matrimonio.

Marta es muy guapa, alta, esbelta, tiene unas tetas que más de una vez me han hecho perder el mundo de vista, sabe muy bien cuáles son sus cualidades y siempre se viste de forma que realza sus encantos pero yo no podía hacer nada, es la mujer de mi amigo y la mejor amiga de mi esposa.

La vida te da oportunidades cuando menos lo esperas, a Juan le mandaron dos meses fuera por temas laborales, para evitar que Marta se sintiera sola cenábamos con ella cada sábado.

Cuando ya hacía un mes que su marido estaba fuera al llegar a casa y sacarse el abrigo la vi impresionante, su escote era generoso, incluso se veía la parte central del sujetador, su falda muy corta, cómo hay suficiente confianza le dije:

– Marta, estas preciosa, tendremos que escondernos de mi mujer.

Ana estaba a mi lado y sonreía, nunca le ha importado este tipo de comentarios que también recibe de Juan.

– No me lo digas dos veces, llevo más de un mes sin catar hombre…., jajaja, respondió.

– Ya tienes un sustituto en la mesilla, le dijo Ana

Hacía referencia a un consolador, todos sabíamos que las dos tenían uno, como os he dicho hay mucha confianza.

– Claro, respondió, pero no es lo mismo, jajaja, pero sirve de consuelo, jajaja.

– Tendré que separarte de mi marido, dijo Ana, él es capaz de hacerte un favor, jajaja

– Si, mantenlo a distancia, dijo Marta sonriendo, que no respondo de mi misma.

Tras estos comentarios que no eran otra cosa que el resultado de una buena relación y especialmente buen humor, ellas prepararon la cena y yo la mesa, entraba y salía de la cocina mientras ellas charlaban de lo suyo y reían mucho, en uno de estos viajes casi se partían de risa, les pregunté que era aquello que les hacía tanta gracia y Ana me dijo:

– Nuestra amiga se a olvidado de ponerse bragas, jajaja

– Estáis como una cabra, les dije siguiendo la presunta broma

– Que es vedad, dijo Ana.

– No me lo creo, dije muy serio

Mi mujer agarró la falda de Marta y sin que le diera tiempo a reaccionar la levantó, ella instintivamente se giró y realmente tenía razón, le vi el culito blanco y firme, por desgracia pocos segundos ya que se la bajó inmediatamente, pero la parte buena es que no solo no le importó, no paraba de reírse.

Mi polla se disparó y Marta lo notó enseguida, me dijo:

– ¿Te he alegrado la vista?, jajaja

Un poco avergonzado seguí preparando la mesa pero al regresar a la cocina se me ocurrió hacer una locura, cuando estaba detrás de mi mujer puse las manos bajo el vestido sin darle tiempo a reaccionar y le bajé las braguitas, ella no se opuso, dejó que se las sacara por los pies entre risas de Marta.

Mi mujer se giró diciéndome:

Y no hago como Marta, si voy sin bragas tampoco llevo sujetador

Entendí enseguida lo que quería, puse las manos por el interior de las mangas y le desabroché el sujetador, saqué las tiras por los brazos y poniendo los dedos por el escote tiré de el, Marta seguía riéndose de todo, mi mujer dijo:

No crees que deberías darle el mismo trato a nuestra amiga?

NOOOO!!!!!!, gritó ella escandalizada poniéndose las manos en las tetas, todo sin dejar de reír.

Si yo voy sin sujetador en mi casa, ninguna otra mujer puede llevarlo, y si a mí me la ha sacado mi marido a ti también debe sacártelo.

Las piernas me temblaban, Marta sin dejar de sonreír, sacó las manos de las tetas poniéndolas en cruz, era una clara insinuación, me acerqué, sus mangas eran muy estrechas así que no podía hacerlo de otra forma que no fuera sacándole la blusa de la falda, me puse detrás, ella dejaba que se lo hiciera, cuando la tuve fuera de la falda puse los dedos y se los desabroché, a continuación por las mangas saqué las tiras, quedaba la parte más delicada y nada me hacía pensar que no quisiera así que procurando no tocarle la piel para ser muy respetuoso puse los dedos en el escote y despacito tiré del sujetador, cuando lo tuve en la mano Ana aplaudió, yo seguía empalmado y mis piernas temblaban.

Y cenamos, mi mujer no se molestaba nada en cruzar las piernas así que pude verle varias veces los pelos del coño, no así los de Marta que a pesar de llevar una falda mucho más corta no me dio la menor oportunidad.

Tras la cena nos sentamos en el sofá, Ana y yo en uno y Marta en el otro, cuando ya llevábamos un par de cubatas, Marta le dijo a Ana.

Es muy injusto, nosotras sin ropa interior y Carlos completamente vestido

Si, algo habría que hacer, dijo Ana

¿Le sacamos los calzoncillos?

¿Qué pensaban hacer aquellas dos mujeres?, ¿cómo iban a sacarme los calzoncillos si llevaba pantalones?, oí a Marta decir:

Bale:

Se levantaron las dos, Ana me hizo estirar en el sofá, de repente cuatro manos hurgaban en los botones del pantalón y me bajaron la bragueta, no puedo asegurar cuan de ellas pasó la mano por encima de mi polla pero no sería muy atrevido afirmar que fueron las dos, evidentemente notaron que estaba a tope, entre las cuatro manos me sacaron los pantalones, yo me dejaba sin saber hasta donde podrían llegar, tiraron por el suelo los pantalones y entre las dos me agarraron la goma de los calzoncillos, a la voz de 3, 2, 1, ya!, ME BAJARON LOS CALONCILLOS!!!!!, mi polla saltó como un muelle, puse la mano para taparla pero Marta ya la había visto, mi mujer dijo:

No seas tonto, aparta la mano para que nuestra amiga te la vea.

Si, si, dijo Marta, que hace un mes que no veo ninguna.

Mi mujer me apartó las manos, ambas mujeres se me la quedaron mirando, Ana me la cogió con fuerza diciéndole a su amiga:

Con lo que he disfrutado con esta, la quiero mucho.

Y acercando los labios le dio un beso que era medio chupada, alucinaba y por si fuera poco apuntó mi polla hacia Marta y le dijo:

Dale un beso tu también.

Creo que esto la pilló un poco descolocada pero nada le impidió agacharse, pude ver como sus labios se acercaron a la punta de mi polla y con un ligero roce le dio un beso, todo entre risa jocosas.

Me incorporé, sin ponerme nada encima dejando que mi polla estuviera libre hice sentar a mi mujer y después estirarse, diciendo:

Ahora me toca a mi dar besitos

Le desabroché el vestido lo suficiente para que se quedaran sus tetas libres, le di un beso en cada pezón, besos que eran una pequeña comida, luego subí la falda, ella abrió las piernas y puse la cara entre ellas, primero le di varios lamidas al clítoris lo que la hizo gemir y después un beso.

Saqué la cabeza porque mi objetivo era Marta, esta estaba sentada mirando con una sonrisa de nervios, me acerqué a ella, no hizo falta decir nada, se estiró quedando a mi entera disposición, muy lentamente desabroché la blusa hasta el último botón y la abrí, por fin tenía delante las tetas grandes y duras que tanto me habían turbado, puse mis manos de manera que cogieran la teta por los costados, acerqué los labios a un pezón y tras chupar un poquito le di un beso, despacio me dirigí al otro, hice lo mismo pero cuando se lo estaba chupando gimió de placer.

Me separé, miré a mi mujer que estaba sonriendo, bajé hasta su piernas y le levanté la falda, separó las piernas en una clara invitación, vi su coño, estaba completamente depilado como de una niña, acerqué la cabeza con la lengua por delante, di unos cuantos lametones a su clítoris y lanzó un fuerte gemido, Marta decía casi gritando:

Por favor, no pares, continua, no me dejes así

No pares hasta que se corra, dijo muy seria mi mujer.

Quería por todo no decepcionarlas así que me dediqué a acariciarle con mi lengua el clítoris, Marta gemía con mucha fuerza, Ana estaba a mi lado, me cogió las manos y las puso en las tetas de Marta, me dediqué a jugar con ellas y a presionar los pezones, no podía creerme la suerte que tenía, Marta se me corrió entre fuertes movimientos pero no quería que aquello se acabar con un solo orgasmo así que no paré, saqué una de las manos de las tetas y sin dejar de chuparle el coño le introduje dos dedos en el coño, aquello parecía que le gustaba mucho ya que gritaba muy fuerte y cuando se me corrió me dejó la cara completamente empapada de sus flujos.

Me separé, mi mujer me cogió la polla y tirando la apuntó al coño de Marta, despacito la fui penetrando, ella se dejaba follar y gozaba como una loca, mi mujer me acariciaba los huevos lo que no hacía más que intensificar mi placer, así con mi polla dentro volvió a correrse, mi mujer dejó a acariciarme los huevos, no le presté mucha atención pero al poco la vi al lado nuestro con las piernas abiertas y masturbándose con el consolador, ya no pude más y me corrí dentro de Marta llenándole el coño y haciendo que tuviera un último orgasmo.

Tras unos segundos para recuperarnos vimos a Ana que seguía con el consolador, me acerqué y para mí sorpresa Marta también lo hizo, me puse a tocarle las tetas Y MARTA TAMBIÉN LO HIZO!!!!!, mi mujer no rechazó las caricias de otra mujer, esta al ver que le gustaba bajó la mano y se la puso en el coño, mi mujer apartó el consolador, estaba claro que prefería los dedos de Marta, y no solo se mantuvo pasiva, Ana también el puso los dedos en el coño y le tocaba las tetas, me quedé mirando la segunda de mis fantasías tras haber realizado la primera, sus caricias no eran solo esto, también se morreaban tras lo que se pusieron en posición 69 sobre el sofá, mi mujer le comía el coño a Marta mezclado con mi leche mientras Ana devoraba el de mi mujer, se corrieron con espasmos sin que ninguna abandonara el coño de la otra.

Cuando acabaron se sentaron, vieron que tenía de nuevo la polla empalmada y no podía ser menos tras lo que había sucedido, ambas mujeres a la vez se abalanzaron sobre ella, dos bocas se dedicaban a darme placer mientras lo gozaba sentado en el sofá, aguanté mucho sin que ninguna de las dos se cansara de darme placer y cuando volví a descargar lo hice en las dos bocas simultáneamente, sus labios juntos compartían mis chorros de leche.

Nos quedamos muy cansados pero satisfechos, y a Marta le alegramos le espera de su marido, pero lo mejor fue que en un solo día cumplí todas mis fantasías, un trió, follarme a Marta, ver a mi mujer montándoselo con otra,…., sin duda la mejor noche de mi vida

Datos del Relato
  • Categoría: Orgías
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