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historias reales

Historias “DEL POBLAO”



Era un invernal atardecer cordillerano. El pequeño poblado se iba envolviendo en una bruma lilácea que le daba al entorno un toque fantasmal.
Las pequeñas casas de los mapuches estaban escondidas en los desniveles de las montañas y desde allí se veían las luces del pequeño núcleo céntrico, que parpadeaban con timidez.
En el interior de una de estas moradas se vivía un clima de tensión. El mayor de los muchachos de una de las más viejas familias del lugar, de apenas diecisiete años, se había caído del caballo en una grieta de la montaña y estaba bastante malherido Los dolores que presentaba escapaban a la sabiduría de la curandera de la tribu. Estaban todos muy preocupados y por lo tanto había que tomar una decisión.
Venciendo todos los temores tendrían que llevarlo al pequeño hospital del pueblo, cosa que no era del todo agradable para los indígenas pobladores del lugar.
Haciendo coraje se formo un pequeño grupo y después de haberse puesto de acuerdo en la modalidad de encarar las cosas, ya que desconfiaban de los médicos y su medicina, bajaron al pueblo y se presentaron en la administración del pequeño hospital.
Allí les tomaron algunos datos y llevaron al enfermo a un consultorio contiguo. Vino un medico de guardia con la enfermera y después de revisar al muchacho, ambos decidieron que la lesión era importante y necesitarían de un especialista y una pequeña operación, optando por llamar a un cirujano de los alrededores
Así se les comunicaría a los familiares en espera.
Como el hospital era como una sala de guardia, un poco más amplia y completa, el resto de la comitiva, desde el hall,observaba el movimiento del personal, y seguía de cerca las actividades.
Fue pasando el tiempo y el médico de guardia no aparecía con las novedades La intranquilidad se apoderó del grupo, pero según sus costumbres permanecían en el más cerrado mutismo
Así estaban las cosas cuando de pronto el médico con voz imperiosa dice en el pasillo ¡Hay que llamar a Miranda! Y presurosa la enfermera salió del consultorio para hacer el llamado.
Mientras tanto en el hall se sintió un silencio sobrecogedor y de repente pequeños sollozos fueron inundando el recinto. Los sollozos se habían convertido en fuerte llantos y gritos y nadie se explicaba el porque de la reacción en ese instante, cuando aún no había sido operado el paciente, no siquiera informado el diagnóstico.
¿A que se debía ese cambio tan brusco?
Lo que no previno el medico de guardia fue que su llamado en voz alta al cirujano tuvo otra repercusión en el grupo, debido a que el nominado Miranda llevaba el mismo apellido de la empresa fúnebre de la ciudad, la cual pertenecía a su familia y los dolidos familiares pensaron que era a ellos a quien llamaban para atender al muchacho accidentado.
¡Vaya confusión y susto que se llevaron todos!
Datos del Relato
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
alex
invitado-alex 27-09-2006 00:00:00

Que carajo tiene que ver este relato con la seccion en que se publico? Si por lo menos se hubiera cogido a la enfermera vaya y pase. Totalmente fuera de lugar

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