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Habitación 404 ... y un collar de perlas

Ella estaba en su oficina, cuando sonó el celular. En la pantalla verde, se puede leer el nombre de ese alguien que desde hace tiempo la hace temblar.

- Hola, como estás - le dice él
- Bien y tu ¿ Y esa sorpresa? Creí que vendrías a buscarme a la oficina, como habíamos quedado.
- No voy a por ir por ti, pero quiero que vengas a esta dirección - le contesta - estaré ahí esperando.
- ¿Y eso a que se debe?
- Nada, solo ven que te espero - y cuelga

Ella se queda pensando y un escalofrío le recorre la espina dorsal. Es miedo y es excitación. Solo al escuchar la voz de ese hombre hace que sienta dolor en lo mas íntimo de si misma... dolor de excitación tan familiar para ella, cuando él aparece en escena y aún en sus recuerdos mas locos.

Mira el reloj y ve que aún faltan dos horas para la hora del encuentro en ese hotel que él ha reservado y no puede dejar de pensar en cual será el motivo de esa cita.

Llama a su asistente para que le traiga un café para que así el tiempo pase mas aprisa y se enfrasca en un análisis de unas querellas que sigue, aún cuando no existe nada mas en su mente, que la imagen de ese hombre y hasta parece que él está ahí a su lado y casi puede sentir su olor y deja que las aletas de su nariz, inconscientemente se llenen de ese aroma en sus recuerdos...

Termina por dejar de lado el análisis pues en verdad no sabe ni que esta haciendo y se queda tomando el café contemplando un cuadro en la pared de su oficina , pero sin verlo. Solo deja que la mente divague... recordando.

En eso se levanta del escritorio e inquieta recorre el espacio de su oficina y va al baño para contemplarse en el espejo , a fin de chequear si el maquillaje esta bien y aprovecha para retocarse los labios.

Con sus manos acomoda los pantalones grises que suele usar algo anchos en sus caderas rollizas y que tanto lo enloquecen a él. Se acomoda el top negro muy escotado como es costumbre usar dejando que sus senos queden algo descubiertos y la chaqueta gris a juego con el pantalón también está en orden. Satisfecha con su apariencia, se mira una vez mas al espejo y sale del baño, cerrando la puerta con suavidad detrás de sus espaldas.

Vuelve en su inquietud al escritorio y una vez mas mira el reloj en su muñeca derecha y contempla sus manos largas y de finos dedos rematados en uñas de tamaño mediano naturales y pintadas en color carne, dejando apreciar la belleza de sus manos blancas , tan solo usando un anillo en su anular izquierdo.

Le pasan la llamada de dos clientes y en eso el tiempo pasa y se acerca la hora de irse de la oficina a esa cita que la tiene en ascuas sin saber de que pueda tratarse.

Agarrando la cartera y las llaves del auto, sale de su oficina y le dice a su asistente que se va y no regresa mas en ese día, y que las citas de la tarde las pase para el día siguiente. Le dice también que solo la llame en caso de alguna emergencia.

Al fin a solas, ante la certeza de que pronto irá a verse con él, su corazón palpita mas fuerte como es costumbre cuando se acerca el momento de verlo .

Después de media hora de camino, al fin llega al estacionamiento del hotel capitalino y deja su carro estacionado y se acerca al lobby. Ahí espera que se abra el ascensor y después de subir al piso cuarto, recorre el pasillo buscando la habitación 404 en la que él la está esperando. La emoción la embarga pues no sabe que pueda estar pasando, y menos aún comprende por que la citó él ahí.

Al fin llega a la puerta de la habitación y llama suavemente con sus nudillos y escucha que le dicen que pase.

Abriendo la puerta, entra a la habitación y se encuentra con él ahí parado en medio del cuarto, con una sonrisa que ilumina sus ojos.

Él da unos pasos adelante y los dos vuelan a los brazos uno del otro, con locura como si no se han visto desde una eternidad.

Siente como sus brazos la aprietan y el pecho de él estruja suavemente sus senos, y él se inclina suavemente para besarlos por el borde del top, apenas un roce nada mas.

Después la agarra de la mano y la lleva a fin de que se siente en una de las poltronas de la inmensa habitación, y él se sienta en una a su lado, dejando que su pierna roce la suya, y al tiempo que lo hace la mira con picardía en sus ojos, como preludio de algo mas...

- Sabes, pedí almuerzo para dos, espero que te guste mi elección - le dice
- No tengo dudas en que así será - le contesta
- Te serviré una copa de champaña - y levantándose se acerca a una mesita cubierta con un precioso mantel donde reposa una cubeta de hielo con una botella de champaña y dos copas de fino cristal.
- Salud - dice - por muchos hermosos momentos así.
- Salud - contesta ella, en cuanto lleva a sus labios la copa para saborear la exquisita champaña - mi amor, dime como se te ocurrió citarme aquí, no me lo esperaba - le dice ella, dejando que sus dedos jugueteen con el borde de la copa y mojando un dedo en la champaña, se lo lleva a los labios de él , a fin de que beba la champaña desde su dedo...
- Esta mañana cuando me levanté - contestó él - sentí unos deseos locos de ti, y se me ocurrió citarte aquí para que nos sintamos mas íntimos, algo mas excitante que estar en tu casa o en la mía. Diferente. Ya sabes que a los dos no nos gusta la rutina , y además he aprendido contigo el juego de la sensualidad.
- Si, me encanta ese detalle tuyo - le dice ella - me haces sentir importante.
- Lo eres y lo sabes. Sabes que te quiero como eres y has entrado a mi alma y no quiero que te vayas nunca - contestó mirándola bien adentro de sus ojos.
- Ven, bailemos - le dice ella tendiéndole la mano

Las notas de una melodía hermosa llenan la habitación. Ella, cual odalisca, se quita los zapatos y se entrega a ese abrazo y comienzan a bailar. Una vez mas el mundo se detiene y saber que están en un hotel, hace mas excitante aún ese momento. Demasiado excitante.

Bailando la va llevando hacía el baño . Sonriendo él comienza a quitarle la chaqueta despacio y luego el top, dejándola nada mas en brassier, ese día de media copa como acostumbra usar a fin de lucir sus senos, y de precioso encaje de color negro, el cual hace resaltar aún mas la blancura de su piel.

Sigue desnudándola y ahora le quita el pantalón gris dejándola solo en un pequeño hilo, dejando al descubierto sus nalgas rollizas. Ella cubriendo los senos con las manos, se queda ahí parada en el medio del inmenso baño.

Él se desnuda solo, y no deja que ella lo haga esta vez. Así , desnudo con su hermosa virilidad aún en reposo, se le acerca despacio como un gran felino y la abraza fuerte.

En eso, ella se va y camina hacía un cuenco de las frutas y se lo trae hasta donde está él, sentado en el borde de la tina. Poco a poco comienza a quitar la piel de las frutas y cuando tiene algunas , lo queda mirando en sus ojos de profunda mirada y ella comienza a restregar las frutas en su cuerpo, las cuales al estar frías, hacen que él de un respingo pero sigue disfrutando algo nuevo pero anhelante de otro juego mas de su sensualidad al cual ella poco a poco lo ha acostumbrado.

Incluso cuando lo excita llamándolo por teléfono o le deja correos en su computadora que hacen que las horas sean interminables hasta que pueda llegar donde ella está.

Así los dos desnudos, ella aún con el hilo puesto, se restriegan las frutas suaves por sus cuerpos y se dan de comer el uno al otro, en la boca, agarrando la fruta entre sus labios.

Cuando las frutas ya están bien restregadas, los dos limpian la tina, y por suerte encuentran una bolsas donde guardar los desechos. Luego enjuagan la tina y llenan el jacuzzi.

A estas alturas, él le quita con los dientes, el hilo, única prenda por demás mojada de las frutas, que se interpone entre la total desnudez de los dos, y la besa suave en su intimidad aspirando su aroma de mujer.

Cuando el jacuzzi está lleno, se dan un largo baño, solo tocándose con los pies, masajeándose suavemente por las piernas, por el pecho, y la entrepierna, cosa que ella le gusta hacer. Un prolongado masaje con los pies y que a él lo vuelve loco. Cuando él siente que su deseo está ya en pleno apogeo, se pone de rodillas en el jacuzzi y comienza a besarla en la nuca y en su oreja izquierda, donde sabe que la hace vibrar y perder el control y eso quiere él, que ella pierda el control y se entregue plenamente a su virilidad, a sus besos y a sus manos.

Con sus manos, la acaricia en la espalda y luego regresa a besarla en la oreja, ya que quiere que ella en verdad ese día se entregue mas que nunca si es eso posible. Tiene en mente algo especial y la necesita así.

Con sus labios la besa lentamente, suave dejando que ella disfrute del roce de su virilidad en sus nalgas, apenas el roce. Sabe que a ella eso le gusta. La acaricia despacio, explorando su intimidad lo que hace que ella suspire mas fuerte, pero no sigue. Deja de besarla y hace que se levante y la envuelve en una toalla y así abrazados la lleva a la cama, donde la acuesta y la queda mirando, pues ella respira con los ojos cerrados, esperando mas.

Recomienzan los juegos, los cuales desde hace tiempo siempre que están juntos son cambiantes y jamás rutinarios , solo es un deleite de sentidos. La voltea de espaldas y la besa y la acaricia . En eso ella, quiere a su vez acariciarlo y el se deja, pues antecede ya el placer del masaje que ella le hace de forma tan sutil como si aleteara con sus manos y dedos que lo enloquecen.

Su masaje sensual, ese que jamás ninguna mujer le da dado, y que poco a poco hizo que se volviera loco por ella. Pero esa locura de sentidos no peligra ya que ninguno de los dos, retiene al otro. Mantienen su libertad y eso es justamente lo que hace que su relación sea aún mas erótica mas querida y deseada.

Él con sus labios reconoce su sabor haciendo que ella termine por entregarse completamente y eso es lo que él espera. Siguen besándose y reconociendo sus sabores y aromas, el uno al otro hasta que él le dice :

- Te tengo un regalo.
- ¿ Un regalo? - le dice ella con la respiración entrecortada del placer y con su rostro algo rosado de la pasión que siente .
- Si - le dice al tiempo que él se incorpora en su codo viéndola con ojos de picardía - Mira hacía abajo - le dice él - lo he envuelto en la envoltura mas pequeña que he podido encontrar y la mas hermosa para mi.

Ella se medio incorpora entre las sábanas ya húmedas de tantas horas de pasión. Lo ve a él, su pecho algo velludo que tanto la enloquece y que tanto le gusta olisquear , ve su erección y no deja de sorprenderse aún de su capacidad.

Se ve entre sus piernas, con el espejo que él le ofrece y ve su mano cerrada en la entrada de si misma... ¿ que estará haciendo?

En eso ella suelta un respingo y siente algo que sale dentro de si misma, poco a poco .... con el espejo ve asombrada como él va retirando un collar de perlas de dentro de si misma, despacio haciendo que el placer se vuelva insoportable.

Recuerda entonces haber sentido algo en lo mas profundo de si misma, como si de sus dedos se tratara y sabe entonces que eran las perlas entrando una por una...

Cuando él termina de retirarlo, besa perla por perla, saboreándolas y después se lo coloca en su cuello desnudo.

Una vez mas él tiene la capacidad de sorprenderla permitiendo así que sus sentidos vayan mas allá de lo permitido. Solo son ellos dos.

Entonces, él la levanta y la recuesta de una pared y en pié, y abrazándola por la espalda ... ahí la posee de la forma que les gusta a los dos... intensamente, solo uno para el otro nada mas.

Cuando todo termina se quedan abrazados largamente sintiendo solo el latir de sus corazones en esa habitación 404...y el frío de las perlas en el cuello de ella...

Honey
13.10.2003
Los Teques, Venezuela
Datos del Relato
  • Categoría: Hetero
  • Media: 5.55
  • Votos: 40
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