Saludos a los lectores, lo que les voy a contar hoy es una experiencia que viví hace algunos años; éste es a la vez mi segundo relato de esta página erótica e interesante.
Cuando era un jovencito, en mi época de estudiante Universitario me enamoré de una linda muchachita de nombre María, me llevaba 3 años de edad, tenía un hermoso rostro, pelo ondulado, tetas medianas, y un culo pronunciado y duro, hacíamos el amor en su casa cuando no estaban sus padres.
María tenía una prima de nombre Marilú que iba a su casa muy seguido, a veces llegaba cuando estavamos calentados ya para hacer el amor y otras veces la encontraba ya, conversando con su prima, mi novia; nos poniamos a conversar de diferentes cosas dentro de las cuales no faltaba el tema sexual.
Marilú me contó que había tenido un novio policía con quién había tenido su primera relación sexual y que a éste lo habían destacado a otro lugar muy lejos a trabajar y que había perdido comunicación con él pues no la escribía. Le pregunté que le parecía las relaciones sexuales; me contestó que la primera vez no lo disfrutó pero las siguientes si, también me contó que no había tenido sexo oral ni anal con su novio, eso produjo en mi una especie de morbo, un deseo acelerado de ponerla en mi debajo, romperla el culo y de hacerla tragar semen. Cuando se fue la acompañe hasta la reja exterior, mi novia se quedó dentro, al despedirse la abracé acercándola a mi pecho para rozar sus tetas y la besé en un costado de los labios; élla se ruborizó un poquito y se fue.
En la siguiente oportunidad que nos encontramos, siempre en casa de mi novia, le dije que quería conocer Paiján, a 2 horas de Trujillo de donde viviamos, ahí trabajaba Marilú como profesora hasta la 1 de la tarde; convenimos que saldriamos juntos a las 5:30 de la mañana y nos encontrariamos en el terminal. En el trayecto, la cogí de la mano, le dije que es muy bonita y que me gustaría tener una relación con élla; me contestó que primero debía terminar mi relación con su prima para no sentirse culpable de traicionarla, la ofrecí alejarme de María lentamente para que no se diera cuenta, lo que aceptó de inmediato.
Almorzamos en Paiján y tomamos el bus de regreso a eso de la 2 de la tarde, ibamos abrazados besandonos, la besaba el cuello y tocaba sus tetas disimuladamente; la sentía sedienta y deseosa de amor y sexo, me confesó que había pensado en mí después del beso que le di en los labios en la casa de mi novia, también me dijo que ya no me podía ofrecer su virginidad porque ya no lo era, pero que si me ofrecia mamarme la pinga todo lo que quisiera y que por el culo estaba virgen y eso también sería para mi.
En mi país existe la tradición que las mujeres deben ser vírgenes hasta cuando se casen y que el marido debe ser quién las desvirge, eso inculcan las madres a sus hijas.
Cuando llegamos a Trujillo, nos dirijimos a un hotel que había cerca al terminal, tenía un pasadiso amplio con jardin al centro y a los costados estaban las habitaciones, nos dieron la llave de una habitación que estaba al centro; después de bañarnos y cerrar la ducha, empecé a besarla el cuello, lamí sus pequeños pezones rosados a la vez que acariciaba su culito virgen, élla se agacho y empezó a meterse mi pinga en su boca, no sabía chupar porque medio me la mordía, le dije que no era una banana, que tenía que hacerlo suavemente, tenía una boca pequeña y apenas cabía un pedazo de carne redonda y dura dentro. Salimos a la habitación, la acosté sobre la cama y dirigí mi lengua a su clitoris, después de unos instantes los suspiros no se hicieron esperar, después de un rato su concha parecía un charco, cuando miré su cara, estaba roja de placer, me incorporé le abrí las piernas y le metí mi pinga hasta el fondo, - Que rico amorcito! pronunció a la vez que se estremecía de placer, la hice gemir unos minutos y ya cuando estaba para venirme nos dimos cuenta que no teníamos condon. Entonces élla me dijo: -rómpeme el pito de mi culo de una vez y ahí te vaceas, giró dándome la espalda y ahí estaba su culito redondo y blanco a mi merced, la coloqué al borde de la cama, se inclinó hacia adelante quedando acostada sobre ella, abrí sus nalgas y unté con un poco de saliva su pequeño orificio, metí mi dedo gordo haciendolo girar en círculos luego dos dedos, retiré mis dedos y apunté con mi verga y empujé un poquito,entró la cabeza de mi miembro,
-me duele, me dijo, -es por ser tu primera vez, le contesté,
la mantuve quieta un ratito y empujé hasta la mitad,
-ay ay ay me duele, sácalo por favor! dijo con voz suplicante;
me hizo sentir morbo y de un solo empujón la introduje hasta el fondo,
-me matas!, me matas!, gritaba con voz alta,
Después de unos segundos, la voz de una mujer se oyó en la puerta:
-Necesita ayuda señorita?!. No hubo respuesta por parte nuestra.
Se hizo silencio, Marilú tenía entre su boca la almohada y se quejaba en silencio, la bombié hasta venirme quedandome al final sobre élla, me preocupé al sentir su espalda sudorosa y fría y élla quieta; me incorporé y al mirar mi pinga estaba llena de sangre, me asusté, rebicé su culo, tenía manchas de sangre pero ya no sangraba, la di vuelta, la abracé le dije que había cumplido con su palabra y que estaba muy contento por su entrega; me contestó que no pensó nunca que iba a ser más doloroso que cuando le rompieron la concha.
Nos seguimos viendo un tiempo más hasta que nos descubrió mi novia, eso les contaré en otro relato.