Brisa de té
Cuando era pequeña papá me decía que era el encargado de plantar todo el té que se cultivaba en el mundo. Mientras yo dormía él volaba, plantaba el té y otra noche, cuando había crecido, volvía y con un gran soplido lo enviaba a todas las casas en las que quisieran apreciarlo.
Aquella tarde bajé al salón, habían pasado muchos años y papá ya no estaba. Fui a preparar un té pero el bote estaba vacío. No me importó, porque al mirar por la ventana vi que empezaba a soplar el viento.
Manuel Armayones