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UN DESLIZ EN UNA NOCHE DE VERANO

"Tras ocurrir lo inevitable en una calurosa noche de agosto, antes de marcharse me tomo de la barbilla y tras darme un pikito, me soltó… “Esto nunca ha ocurrido, es parte de un sueño húmedo y caliente que hemos tenido”.

 

Mis vacaciones este año han sido movidas, quizás porque las he aprovechado y he viajado un poco, no quedándome mucho en un sitio. Pero bueno, mirad tras volver de Portugal en el cual estuve de camping con la familia, fui a descansar unos días a Cádiz primero. En Cádiz, aproveche no solo para descansar sino para pasear y de paso ver alguna belleza a parte de la mía, como bien sabéis siempre que puedo y si ponen a tiro que no falte una buena mujer.

Mirad, para aquellos que tanto me preguntan, tengo cuarenta y cuatro años, mido un metro ochenta y tres centímetro, peso setenta y cinco kilos, mí físico es normal para nada fibroso… aunque me gustaría. Mis cabellos son castaños, aunque de joven no tuve pelo alguno en el cuerpo a excepción de cejas, pestañas y cabellos, aunque no duro mucho pues comenzó a crecerme hasta parecerme a un osito. Pero claro está, eso no me ha durado mucho, pues ha día de hoy mis cabellos comienzan a escasear y añoro aquella pelambrera. Aunque por otro lado por ir a la moda, me he depilado la espalda y me he dejado la barba, claro está por este fin y de paso para parecer más maduro. Soy casado y claro esta… hetero, amante de toda mujer y en especial de la mía. Pero mi naturaleza y origen me hace cambiar, como me dicen algunos amigos y conocidos... "Se te nota de lejos".

Este verano no ha sido diferente a ninguno otro, quizás como aquella noche estrellada de comienzo del mes de agosto, noche que a día de hoy haya sido más placentera e incluso novedosa. Mirad no me voy a dar por rodeos e iré a dicha noche, aquella noche para más tardar, era las dos de la mañana y aún continuaba despierto, no lograba quedarme dormido. Quizás haya sido por la siesta que me eche en la playa o quizás, haya sido por la falta de programas que emitían en la TV, emisión que hizo que los míos siguieran a morfeo en su incursión. La cuestión es que cogí el iPad y comencé a jugar al Skylander, juego que llamo mi atención y los senos de mi mujer una vez que se le salieron de su pijama. Atención que me hizo masturbarme... mmm, sintiendo mi miembro endurecerse en segundos y deseoso de penetrarla, pero mis mimos no llamaron su atención, menos aun logre apartar la de los brazos de morfeo.

Solté el iPad y salí a azotea, azotea que es transitable y a la cual se accede desde parte de nuestro dormitorio. Cuando salí el fresco de la noche me agrado, pero no hizo que dejara de masturbarme. Llevándome la sorpresa de encontrarme a mi vecina allí fumándose un cigarro, rápidamente ambos nos disculparnos ante el temor de asustarnos el uno al otro. Mi temor era mayor por las circunstancias mías, ella soltó con rapidez...

  • "Perdona si te he asustado, siento si te he interrumpido”.

Ruborizada y algo avergonzada, continua…

  • “Necesitaba un cigarro".

Tras justificarse. Acabo respondiéndole...

  • "El que lo siente soy yo, no creía que hubiera nadie dada la hora".

La vecina era aquella que vi la noche anterior por dos veces, la primera fue cuando paso ella delante de la casa. Ella que venía de sacar al perro, mientras yo bicheaba por el móvil, cabeza que levante de este cuando ella me deseo… “Buenas noches”. La segunda vez fue más tarde, estando cenando fuera con mi mujer, pasando ella en esos momentos, pues regresaba de haber tirado la basura, deseándonos… “Que aproveche”.

Yo en ambas veces me fije en ella, fijándome precisamente en el tamaño y firmeza de sus senos, senos que para una mujer de su edad, mujer que rondaba los cuarenta y tantos por no decir cincuenta años. Mi mujer que para nada es tonta y que precisamente me conoce muy bien, rápidamente adivino donde precisamente fije mi vista, soltándome...

  • "Esas son falsas, parece mentira que aún no sepas diferenciarlas".

La mujer llevaba uno de esos vestidos veraniegos, como he dicho tendría entre unos cuarenta y picos y cincuenta años, de cabellos largos negros y lisos. Alta... quizás unos centímetros más que mi mujer, piel tostada, cuerpo cuidado, piernas torneadas y culo respingón… mmm. Bueno continuo con esa noche, continúe con descaró y atrevimiento el decir mi presencia allí...

  • "No esperaba nadie, he salido a ver si el fresco bajaba mi erección".

Ella asombrada por mis palabras, apenas pudo balbucear...

  • "No me digas que te estabas masturbando, no sabes cuánto lo siento".

Rectificando en segundos y retractándose al momento...

  • "Que digo lo siento. No le da a usted vergüenza".
  • "No me diga que no tiene usted otro sitio donde hacerlo. Y su mujer qué... para que esta sino".

Muy tranquilo le contesto...

  • "Mi mujer duerme, y no ha habido manera de despertarla".
  • "Además no me estada masturbando, sino deseaba que con el frescor... se me bajara".

Respondiéndome ella…

  • "Sí claro… que va a decir".

Antes sus palabras retadoras, no se me ocurre otra cosa que hacer que una tontería, tontería como la de bajarme mi pantalón de pijama, saliendo como un resorte mi miembro, salió al no tener otra prenda que la retenga, ya que no suelo ponerme calzoncillos para dormir.

Mi miembro a pesar de la penumbra que nos da la luna, se apreciaba lo enrojecido que estaba mi glande, ojos que esta mujer clavo y pudo ver la erección que tenía. Mi miembro que se mostraba duro, marcándose las venas como una rama enredadera e incluso babeando precum debido a la excitación. Como anteriormente os he mentado, ella se quedo mirando fijamente mi miembro, no soltó palabra alguna, no apartando sus ojos alargo su brazo hasta que su mano me la cogió... mmm. Ni el murete que separa estas casas pareadas fue impedimento, trago saliva y sin pedir permiso, comenzó a mover su mano a lo largo de mi tronco… mmm, sintiendo ella la dureza de mi grueso miembro... ooohhh. Soltando...

  • "Uuuffff!!!, hace tiempo que no agarro una de estas".

Tarmudeaba e intenta corregirse...

  • "Bueno una sí… parecida, aunque algo más grande... pero de eso hace tiempo”.
  • “No pienses mal… la que he cogido naturalmente era la de mi marido, pero bueno de eso hace semanas".

Coge y me suelta...

  • "Me dice el muy capullo que no puede hacerlo aquí, que se pone nervioso con la familia".
  • “Dejando a una dos velas, como si una pudiera contenerse”.

Viendo a esta mujer hablar sin dejar de masturbarme, observando el vestido tan corto y fino que lleva… que también podría ser un camisón. No puedo contenerme y dirijo mi mano a su cuerpo, posándosela en su cintura e ir descendiendo hasta sus nalgas… mmm, deslizándola hacia su pubis e introduciéndosela hasta su entrepierna, masajeando su coñito por encima de sus braguitas, notándola lo húmeda que están estas y lo caliente que esta. Ella suelta un suspiro al tiempo que un gemido...

  • “Uuummm… ooohhh”.

Soltando en segundos sin dejar de masturbarme...

  • "Esto no está bien".

Pero no deja de sujetármela, envalentonándome… poso mi mano izquierda sobre uno de sus senos... mmm. Contoneo un poco mis caderas… lo suficiente para que mi pantalón caiga a mis pies, observando su mano impregnada en mis jugos preseminales. Me mira y sin pensármelo... me beso, separándose al poco y mirándome desconcertada. Yo no me inmuto, no dejándola de acariciarla, no dejando de calentarla con ambas manos, mis dedos juegan con su vulva y clítoris, mientras al tiempo con mi otra mano masajeo sus senos... mmm.

Ella suspira y se muerde el mentón, me mira con deseó y me atrevo a pasarme hacia el otro lado. Ella mira hacia la puerta del castillete, puerta a la cual se accede a su azotea. Mira como si deseara cerrarla o quizás ante el temor que pudiera ser descubierta, momento que dejo de acariciarle su pecho y rodeo su cuello al tiempo que acerco mis labios a su cuello… mmm. Ella se estremece, desciendo mis labios desde su cuello hacia sus hombros, volviendo ella a soltar un nuevo suspiro unido a un gemido y soltar...

  • "Fóllame... mmm".

Haciéndole saber…

  • “Quizás dure poco, pues entre mis juegos previos y parte del tuyo, como que ni te aseguro”.

Cosa que ella me responde...

  • “Calla… mmm. No me importa... uuummm, clávamela y cuando sientas que te viene... sácala".

Me dice mientras me hace retroceder hasta la pared del castillete, me hace retroceder presionando mi miembro hacia atrás, retrocediendo hasta la pared del castillete y continuando por hacerme sentar sobre el frio y húmedo suelo. Introduciéndose una mano por dentro de ese vestido o camisón floreado, mano con la cual se quita sus braguitas… mmm. Continuando por levantarse su vestido o camisón floreado, enseñándome su recortadito vello púbico al tiempo que coloca una pierna a cada lado de las mías, dejándose caer hasta que ella misma coge mi miembro y se lo introduce… uuufff.

Murmulla algo entre suspiros y gemidos, murmulla y creo que hasta llora, pero me concentro más en darle placer. Siento con gran dolor como ella me muerde mi hombro a modo… mmm, quizás una manera de silenciar sus gritos de placer… ooohhh. Tras una acelerada cabalgada por su parte, acaba por quedarse unos minutos inmóviles, mientras mi miembro vibra aun dentro de ella. Siendo ella misma quien renueva la cabalgada… aaahhh, siendo sus piernas quien se agita de una manera frenética, obteniendo en no más de diez minutos entre convulsiones su primer orgasmo, suspira... jadea y tras besarme, me suelta...

  • "Gracias... uuuffff!!!, ha sido... ha sido... mmm, bestial".

Tomándola de la cintura no dejo de moverla con ambas manos, no dejo que se detenga… ooohhh, siendo yo la que le hace continuar. Ella vuelve a llevar el ritmo, mientras aprovecho para magrear sus nalgas y ascender por su espalda hasta sus hombros. Ella suspira y gime… aaahhh… mmm. Bajo las cintas de su vestido o camisón, dejando libres sus senos y a los cuales me lanzo como una hiena… mmm. Chupo, lamo, magreo y muerdos sus senos… uuufff, mientras ella presiona mi nuca contra ellos, aprovechándome en ese momento no solo por volver a magrear sus nalgas… mmm, sino por tantear su orificio anal… uuummm, acabando por dejarse hacer… uuufff.

Siento no aguantar más, pero en mi cabeza era aprovecharme de ese momento todo lo que podía. Cogí y tire de sus caderas hacía arriba, ayudándola a acostarse con las piernas elevadas y colocarme yo encima, dejando que sus piernas descanse sobre mis hombros. Nada más introducírsela… ella pego un gemido, sollozando de placer sintió como la penetraba profundamente, suspirando y la muy cabrona no dejo de gemir y de suspirar, volviendo minutos más tarde entre convulsiones a lograr un nuevo orgasmo…

  • “Ooohhh… aaahhh… si… uuummm… si”.

Me duelen los huevos de aguantar, ella no deja de gemir y suspirar. Llegando ella a pegar sus labios a mi oído y decirme…

  • “No decías que no ibas a aguantar mucho, córrete ya por favor… mmm, me duele todo… aaahhh. Una no está acostumbrada a tanto… uuufff”.

En un par de embestidas, ahora soy yo, quien pego mis labios a su oído, diciéndole...

  • "Me voy a correr ya... uuummm, pero no te preocupes no te dejare preñada... aaahhh".

Ella me suelta...

  • "Aaahhh, no me importa... mmm, córrete y préñame... ooohhh".
  • “Me gusta que me follen y que se corran dentro… mmm, me gusta sentir como el semen corre dentro de mí… uuummm”.

Acabe por descargar dentro de ella, vaciándome por completo y quedarme un minuto inmóvil. Acabando por sacarla y observar su coñito sonrojado… mmm, no queriendo perder la oportunidad de saborear su coñito, no pude contenerme y sin esperarlo ella. Me apoye entre en sus piernas y comencé a lamer su clítoris, claro está sabia a mi semen recién vertido, ella suspiraba y aunque decía que no… la presión de su mano sobre mi nuca decía otra cosa. Un ruido nos hizo detenernos, apartándonos a un lado mientras ella se colocaba las braguitas, acabando por colocarse las tirantas de su vestido.  Me tomo de la barbilla y me beso, soltándome…

  • “Esto nunca ha pasado, lo ocurrido ha sido solo parte de un sueño húmedo y muy caliente que hemos tenido”.

Volviéndome a decir…

  • “Lo siento mucho de verdad, esto no debía de haber ocurrido, no me lo puedo permitir, soy una mujer casada y con una familia”.

Volviéndome a dar otro beso, se levanto y se marcho, desapareciendo por la puerta de su castillete hacia el interior de su casa. Yo por mi parte, me coloque mi pantalón corto de pijama, marchándome hacia mi dormitorio, acabando por quedarme dormido a los pocos minutos. Tras despertarme por la mañana en mi cama, me vi solo en la habitación, mi mujer estaba abajo con el resto de la familia, soltándome al verme aparecer…

  • “Buenos días dormilón”.

Tras coger mi café, me marche a la terraza de la entrada, donde tras sentarme pude escuchar la conversación de mis vecinos, escuchando como echaban en cara a mi vecina…

  • “Hombre menos mal dormilona, que pasa que hoy se te han pegado las sabanas”.

Ese día transcurrió con normalidad, como un día cualquiera de playa, no llegando ni a cambiar en esos momentos en el cual nos encontrábamos por casualidad, ya sea tendiendo en la azotea como si coincidíamos en las tiendas, e incluso en la misma playa. Momento que se me caía la baba al ver como le quedaba el bikini… mmm, pero aunque quisiera un nuevo encuentro con ella… no podía ser, pues como bien me dijo… “Esto no debía de haber ocurrido, no me lo puedo permitir, soy una mujer casada y con una familia”.

Durante una semana, esperaba a que mi mujer se quedara dormida para salir a la terraza, tenía la esperanza que saliera y repitiéramos aquella experiencia. No hubo noche que en mis sueños repetía aquel momento, incluso fantaseaba con nuevos encuentros, acabando tan excitado que despertaba a mi mujer y le hacía el amor apasionadamente, tanto que ella me soltaba…

  • “Como sigas así, me vas a acostumbrar muy mal… mmm”.

Bueno, antes de despedirme debo agradecer, tantos a todos aquellos que me leéis como los que me ponéis un comentario, pues por vosotros sé que hago bien contando mis confidencias. Soy de esos que siempre digo…

  • “No nacemos sabiendo, pues debemos aprender y esta experiencia, nos lo da práctica”.
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