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El jorobado

Hola amigas, me llamo Sandra, esa noche me había dado una ducha y me había perfumado, me puse solo un batita encima, pues mi esposo estaba por llegar y es noche era mío si o si, la verdad es que mi esposo hace un año había cambiado y solo me tocaba una vez al mes y eso, pienso que en parte puede ser porque él tiene 54 y yo 32, cuando recién nos casamos casi lo hacíamos todos los días, no creo que el problema sea yo, pues los bandidos de mi oficina no pierden una oportunidad para hacerme proposiciones deshonestas, sobre todo cuando voy a fiestas y mi esposo no va, me dicen cosas como “Sandrita que haces con ese viejito, seguro que ya no se le para” yo los mando a volar.

Me termine de peinar mi pelo lacio negro, la verdad es que no soy muy delgadita, más bien tengo bastante de tetitas y cadera, sino las barbaridades que me dicen en la calle, cuando salgo y eso que nunca me pongo minifalda.

Escuche que se abría la puerta, fui corriendo a encontrarlo, me quede helada, con la justas podía sostenerse, estaba totalmente borracho, se reía como tarado, lo tuve que ayudar a subir las escaleras para que se pudiera echar en la cama, se tiro, y comenzó a roncar.

Yo estaba furiosa, hasta me había tomado unos tragos de ron para entrar en calor, no sabía qué hacer, me fui a la cocina a lavar unos trastos que estaban en el lavadero, tanta cólera tenía que abrí violentamente la llave, con tan mala suerte que se robó, no podía cerrar el caño, era el colmo de mala suerte, donde conseguía un gasfitero a esa hora, en eso me acorde de una amiga del piso inferior del edificio donde vivía, que el conserje del edificio era muy curioso, la verdad yo dudaba pues cuasimodo, que así le llamaban al conserje era un muchachón grandote y robusto, pero por su forma de hablar parecía un poco lento y tonto, ah no les había dicho tenía muchos lunares en la cara y para remate era jorobado.

Bueno, no tenía alternativa, así que lo llame por le intercomunicador, la verdad él siempre se comportaba y hablaba como un niño, y siempre me había saludado muy respetuosamente como con miedo.

A los dos minutos sonó el timbre, fui abrir rápido pues el agua se perdía a borbotones, cuando le abrí no pude sino sentir pena, cuasimodo estaba parado, pero tenía un ojo hinchado y sangre seca en la cara.

-pero niño que te ha pasado, quien te ha pegado, pobrecito -me miraba como un niño asustado y como que quería llorar.

-en la calle unos jóvenes se burlaban de mí, y después me pegaron eran cuatro.

-bueno eso pasa en las calles cuando eres inocente y tienes una joroba.

Lo lleve de la mano al baño y lo senté en una silla, agarre una toalla y la moje.

-a ver quítate esa camisa que esta toda ensangrentada.

Se la quitó obedientemente, su tórax era un cajón lleno de lunares y sobresalía su joroba, tenía zonas rojas, por lo que pensé que lo debían haber pateado en el suelo, con la toalla mojada limpie su cara de la sangre seca pegada, el cerraba los ojos como niño bueno,

-que buena es Ud. Señora Sandra, es Ud. Un ángel un ángel.

Enjuague la toalla, cuando me salpico agua, recién me di cuenta que estaba sola con la batita, pues el agua al mojar la tela de la bata dejaba traslucir parcialmente mis senos, sobre todo mis pezones que son oscuros, no pude evitar sentir un estremecimiento y además notar que mis pezones se tornaban erectos. Exprimí la toalla y me puse a sus espaldas, como para que no me vea, y comencé a frotar su espaldota y su joroba, no sé si era mi impresión pero comencé a notar que su piel quemaba cada vez más.

-que linda es Ud. Señora Sandra, que linda es, que rico se siente, siga, siga, ya me duele menos, ah ah ah.

Si estaba gimiendo el jorobado, me parecía que gemía y no era de dolor, mis manos no me obedecían y seguía frotando con más fuerza de arriba abajo, podía sentir mi corazón que latía a 100, entonces sucedió, dejo de gemir, y se puso de pie y se voltio hacia mí, no podía dejar de ver una enorme erección que se notaba debajo del short que usaba, me quede paralizada y me pegue a la pared, el me miraba fijamente, sus ojos se salían como los de una loco, no me había dado cuenta que al frotar su espalda con la toalla mojada había terminado de mojar la batita, al bajar la visto pude darme cuenta que lo que miraba tan fijamente era mi conchita que se traslucía en la tela mojada.

-vete vete ya cuasimodo que mi esposo puede despertar y te matara vete. -mientras yo me mantenía como una estatua paralizada arrecostada en la pared.

-Ud. Es una diosa señora Sandra es linda es linda, es linda, me ha hecho feliz. -y sin más se bajó el short, dejándome ver una tremenda verga, con una cabeza roja palpitante, así como el no podía dejar de ver mi conchita, yo no podía despegar mi mirada de esa vergota, es más note que ya estaba mojadita, estaba loca loca. -señora buena señora buena… -y sin más se abalanzo hacia mí y de un tirón me quito la batita, dejándome ver totalmente desnuda, me levanto como si fuera una muñeca y me recostó en el piso del baño, yo no podía reaccionar mi cuerpo no me respondía.

-no seas malo cuasimodo, no seas malo conmigo vete vete.

El trataba de separar mis piernas, una por una con mucha delicadeza.

-mi diosa yo solo quiero hacerle cosas buenas, mi diosa.

Ya había separado mis piernas o la verdad es que yo había ayudado a separarlas, entonces sentí su cuerpo encima mío quemaba y una maza de carne trataba torpemente de entrar en mi cueva, chocaba con mis muslos, entonces lo empuje un poco como para que se incorporara, el mi miro con unos ojos triste, entonces con mi mano agarre esa maza de carne palpitante y la acomode a la entrada, el entendió, sonrió y empujo.

- no no no no no ay ay ay sácalo sácalo.  

Sentí como toda esa carne entraba en mí, me la comí todita con lo mojada que estaba, el comenzó a meterla y sacarla como un perro salvaje, adentro y afuera.

-que rico que rico diosa diosa, que que rico ah ah aha…

Yo estaba perdida, mi cuerpo no me obedecía, me cuerpo quería más y más verga, y se movía al compás al ritmo de cuasimodo, para que llegara hasta el fondo un y otra vez, mis piernas se abrazaban a su espalda como para no dejarlo salir, quería mas.

- no mas no más cuasimodo no mas no maaaaaaaaaa.

Me vino un orgasmos violentos sentía que mi cuerpo se estremecía, el frote de su pecho peludo y con lunares frotaba mis pezones y me volvía loca, no podía contenerme y me vino otro violento orgasmos, cuando regrese es seguía metiéndola y sacándola, su cara estaba frente a la mía.

- gracias gracias diosa, diosa, dio...- no lo deje terminar y lo comencé a besar como loca, tenía una lenguota que me ahogaba, pero ya nada me interesa, era un mujer decente tirada desnuda en el baño de su casa con un jorobado gigante que la tenía atravesada con su vergota, y con su esposo borracho dormido en el segundo piso, de repente lo sentí rígido, y me abrazo tan fuerte que no podía respirar.

-ay mi señora Sandra ay ay... - sentí entonces como esa vergota escupía dentro de mí una vez y otra vez y otra vez, sentía mi conchita llena de su leche, me vine otra vez.

Cuando regrese estaba tirada en el suelo, y el cuerpo de cuasimodo estaba de espaldas a mi mostrando su joroba, me acerque a él, y comencé a besar su cintura y fui ascendiendo entonces acaricie y bese muchas veces esa joroba, esa linda joroba, dicen que da buena suerte besarla.

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