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Dulce Madura 2

Al día siguiente, aún con el recuerdo tan caliente de la noche anterior, nos dispusimos a desayunar en el salón, un café y tostadas, parecía respirarse en el ambiente cierta tensión, lo que me daba a pensar si no habría sido un error todo lo que pasó esa noche; ¿Cómo sería nuestra relación a partir de ahora? Pues siempre ha sido la amiga de la familia y vecina, pero ¿podríamos seguir con una relación tan dispar solo por darnos mutuo placer? ¿Me había usado ella? ¿Lo había buscado yo? ¿Fue cosa de los dos? Quizás la última opción es la buena, psicológicamente sería un mazazo si se le echa la culpa al otro o a uno mismo, ¡pero que chorradas estoy diciendo! ¡Que lío estoy montando! Si lo pasamos genial…



Hablábamos de cosas intrascendentales, manteniendo cierto nerviosismo tratando de ocultarlo con sonrisas algo forzadas, surgió el tema de porque tuve que pasar varios días en su casa, el tiempo que hacía, lo mucho que llovía y de cómo estaba la familia…



Terminado el desayuno, nos miramos a los ojos durante unos 10 segundos que se hicieron eternos, tensos, y cierta angustia me recorrió la frente, como un escalofrío interno. No me había dado cuenta que se daba masajes en la rodilla derecha, yo estaba sentado en el sofá a su derecha, y me dijo que le dolía en esa zona rotuliana a la vez que se subía la falda dejándola a la vista un palmo más arriba de ésta, pensé que la causa había sido alguna postura de la noche anterior, así se lo pregunté:



-. ¿Es por lo de anoche?



-. No cielo…



Ufff..., ese "no cielo" me tranquilizó muchísimo, no solamente disipó mis dudas sobre como se tomó todo lo que pasó, si no que demostraba aceptación y aprobación, con un agradecimiento implícito. Su sonrisa ahora era más luminosa moldeándose a picarona,



-. Entonces ¿de que puede ser, alguna mala postura?



-. No, todas fueron muy buenas je je je



-. No me refería a eso…, digo durmiendo.



-. He dormido estupendamente, como hacía tiempo que no dormía, será la edad…



-. ¡Que dices, si estas estupenda!



-. Eso es como tú me ves.



Dejó de masajearse la rodilla y con la mirada fija en la zona subió la mano al borde de su falda, retirándola levemente unos centímetros más solo doblando los dedos, terminado este gesto, levantó su mirada y me la dirigió. Le pregunté:



-. ¿A lo mejor con un masaje?



Inclinó su cabeza hacia un lado como diciendo: a lo mejor, o ya estas tardando…



Sin vacilar, froté mis manos para entrarlas en calor y las coloqué sobre su rodilla iniciando un frote suave en toda la articulación, como si fuese muy profesional en masajes, ella se relajó dejándose caer en el respaldo del sofá, con sus manos pellizcando la tela, con lo que su falda aun subió otro poquito, ahora mostraba más de medio muslo. Para facilitarme la tarea, separó un poco la pierna dolorida en mi dirección ofreciéndome una generosa visión entre los muslos.



Durante buen tiempo le estuve masajeando y acariciando la rodilla que ya cogía color de tanto frote, así que subí un poquito por el muslo en su parte interna con aquel pretendido masaje, a veces mis manos traviesas subían más allá del lugar indicado, y por este motivo ella que estaba a gusto, echó la cabeza sobre el brazo del sofá, se tumbó y subió la pierna derecha sobre mi regazo dejándose la otra caída. Dios, si eso no es ponérselo a uno en bandeja, no se lo que es, la vista que tenía de esa forma me permitía ver sus bragas formando un triangulito precioso con sus muslazos y pubis. Mis masajes o mejor dicho, mis caricias o magreos subían por los muslos, por que me había pasado a los dos, y los recorría en toda su extensión, otra vez la situación se calentaba y pasaba del temor a la excitación en breve tiempo, pero era de agradecer, por que se despejaban las dudas y tensiones futuras.



Mis manos en ocasiones le provocaban cosquillas en ciertas partes sobre todo cuando me acercaba a sus bragas por la parte interna del gran muslo y subía el vientre sobresaltado a la vez que soltaba una contenida risa de aprovación, acaricié con roces muy suaves sobre sus bragas donde se marcaba su raja y ella respondía con espasmos.



-. Cariño, como eres, ¿Qué me haces? Pero que buenooooo…



-. Estás tremenda, me pones a 100



Y es verdad, por que tenía una erección de campeonato, esta mujer conseguía excitarme al máximo, esa situación entre nerviosismo, perplejidad, diferencia de edad, los volúmenes de esta mujer y ser conocida, me daban un morbazo total.



Sus bragas se marcaban mucho casi no hacía falta quitarlas para saber lo que había debajo, el color carne de las mismas se veía oscurecido por la humedad de sus flujos que marcaban una raya vertical, no podía más…, creo que ningún ser humano aguanta esa situación, deslicé las manos dentro de la remangada falda y le tiré de ambos lados de las bragas para sacarlas y ella me ayudó levantando el culo para que salieran con facilidad. Desabroché tres botones de mi camisa y la saqué por la cabeza con nerviosismo sin quitar el resto de botones. Me dediqué a quitarle un botón y un corchete de su falda y bajé la cremallera lateral y la saqué para que no estorbara, también le quité la blusa y ella se llevó las manos a la espalda y se quitó el sujetador. Podría estar largo tiempo describiendo aquellos enormes pechos, todos hemos visto enormes tetones en fotos en internet o videos, pero lo que nunca había visto eran unos pezones semejantes, salían como 3 centímetros de la aureola marrón, la sensación más parecida a tener esos pezones en la boca, es chuparse medio dedo meñique, pensaba que quizás los tenía así por que en sus ratos libres jugaba con ellos y los estiraba.



Como no podía ser de otra forma me dí un buen atracón lamiéndolas, amasándolas, apretándolas, exprimiéndolas, chupándolas, eran muy blanditas como si estuvieran rellenas de mermelada o gelatina, le encantaba que se las tocara y así me lo hacía saber.



-. ¿Te gustan mis globos eh? Juega con ellas todo lo que quieras, me da mucho placer…



-. Si, son divinas y tus pezones son una delicia.



-. Cómetelos cielo, trágatelos, me encanta que me los chupes.



A la vez que yo le comía uno, ella se llevaba el otro con facilidad a su propia boca, pues le llegaban sobradamente, me pasaba por la mente verla chuparse a menudo los pezones y ponerlos de ese tamaño.



Notaba como mi polla estaba muy molesta dentro del pantalón vaquero, nada más desabrocharlo y bajar la cremallera, noté un gran alivio al quitar tanta presión, saqué los slip y ella hizo el gesto de incorporarse mirándome la polla como si fuese derecha a ella para chupármela, pero estaba tan caliente que quise ser yo el que le comiera el coño antes, además, la tenía en buena posición, ojala todos los varones pudieran disfrutar de un coño como este si no lo han hecho ya, era bonito en sí, ahora lo veía con mucha luz aunque anoche ya lo disfruté de lo lindo, sus labios exteriores eran muy prominentes, como carrillos hinchados y sonrientes muy carnosos abultados y blandos separados entre sí, dejando ver sin vergüenza los labios internos algo zigzagueantes y salidos, cuando estaba de pie colgaban y se dejaban ver sobresaliendo a los labios exteriores y con las piernas cerradas, aparentaba tener metido en el coño a modo de sándwich dos galletas de chocolate, empapadas de sus humores trasparentes y viscosos hasta el clítoris saliente con su caperuza de piel parecía asomarse para no perderse nada de lo que pasa en esa dulce cavidad. La chupada de coño fue de disfrute total, volvió aquel sabor dulzón y trague cuanto pude lamiendo como a mi me gusta, es decir, ¡por todas partes! desde abajo hasta más arriba del clítoris en la comisura del coño, pasando la lengua por un lado y luego por el otro, y metiéndola hasta lo más hondo como haciendo la burla más bestia posible hincándola al límite con la cara toda pegada en aquel humedal.



Con tanto frote de legua, las convulsiones no tardaron en llegar



-. Vida mía, lo vas a conseguir de nuevo, sigue asíii, dame más, no pares ahora, por favor no pares.



No sabía que me costaba respirar y mi agotamiento lingüístico (de la legua, ¿se dice así?) me hacía muy problemático el continuar con el mismo ritmo



-. Vida que está aquí, si, vamos allá, si, si, si, siiiii, ¡¡¡¡¡aquí lo tieeeeeeneeeeees!!!!



Me cogió la cabeza con ambas manos por la nuca y me la aplastó aun más contra su coño a la vez que daba una sacudida hacia arriba con su sexo. Casi me corro yo también, ¿Excitación? ¿Morbo? Lo que sentía era unas sacudidas en el espinazo y un calor en las mejillas y frente como si fuese la primera vez que lo hacía, por las fuertes emociones recibidas, aquello era demasiado, no se quien estaba en peligro por paro cardiaco, ella o yo.



Creo que si me roza con un dedo la polla, me corro, de todas formas la deje descansar y reponerse un tiempo, pues quedó abatida, creo que a su edad cuesta más reponerse para seguir, aunque en su caso llevaba tantos años de abstinencia que necesitaba hombre imperiosamente para darle el equilibrio que toda mujer necesita.



Pasados unos minutos, llevé mi mano a su coño; Ya lo dije en Dulce Madura pero insisto, aquello era una inundación, la humedad y lo tierno y blandito que estaba todo su coño hacía de hogar perfecto para cualquier polla y la mía estaba más que animada a entrar allí.



Tal como estaba tumbada, la cojo de las piernas y se las abro para hincársela y empezar la follada, cuando me vio la polla que la apuntaba al rostro, exclamó:



-. ¡¡¡Dios, que pollón tienes vida!!! La tienes húmeda



(Es una mujer de experiencia y sabe lo orgullosos que nos hace sentir este tipo de comentarios a los hombres)



Recogió las gotas que me salían y el hilo que me colgaba con sus dedos y se los llevó a la boca para saborearlos.



-. ¿Quieres más? Le dije (como me conozco, se que estaba la polla llena de ese flujo) y apretando desde la base hasta la punta del capullo saqué un buen chorreón que se lo llevó también a la boca relamiéndose. Se metía los dedos en la boca como si les hiciera una mamada, ya no aguantaba más, y de un empujón se la clavé entera con un floppss que hizo salpicar el asiento del sofá.



-. Siiiiiiii, ahhhhgggg, dios, pero que buenoooooo, que delicia sentir así, ¡como me follas cielo!



En esa posición podía ver la follada de forma impresionante, cada vez que la embestía, le hacían olas en su vientre y sus pechos se mecían como flanes, gigantescos flanes, por lo muy caliente que estaba, creía que me correría enseguida, pero nada de nada, parece que con la buena sesión de anoche, mi cuerpo reaccionaba más lentamente ante la explosión final.



Subí aun más su pierna y la hice girar sobre su costado izquierdo, coloqué su pierna derecha sobre mi pecho y ahora tenía su raja de forma horizontal, las embestidas llegaban al máximo de profundidad, sin mucho esfuerzo podía hundirla a tope y restregarle mi pubis por todos sus labios vaginales, incluso por su clítoris con un movimiento lateral de mi cadera, esta posición le gustaba mucho:



-. Dios, como la noto, la siento muy bien, sigue así cariño, híncate a tope, dámela bien dentro, me vuelves loca cuando me rozas la campana*



*-. Esta expresión era nueva para mi, pero sabía que se refería al clítoris, quizás en su época se usaba más esta forma de referirse a ese órgano.



Yo le replicaba a sus comentarios casi al tiempo en que ella los hacía:



-. Si, te la voy a dar toda, no voy a parar hasta que te corras bien, toma la, es para ti, ¿te gusta que te roce la campana?



Me asombraba a mi mismo, pues yo no suelo hablar tanto cuando follo, pero le estaba cogiendo el gustillo a la cosa, y estaba cambiando algunos hábitos al igual que ella, como se verá más adelante.



-. Vida no pares ahora.



-. No…, voy a darte más, voy a hacerte gozar.



-. Lo estas haciendo.



-. Voy a dejarte satisfecha.



-. Lo se…córrete, que a mi ya me viene



-. Disfrútalo tu yo todavía lo tengo lejos



De pronto comenzó a mover su pelvis como una posesa y era ella la que tomó el control de las embestidas y los frotes quedándome yo quieto ante esta reacción, arqueó su cuerpo y me cogió por detrás del culo y me hincó con fuerza hacia ella echando la cabeza hacia atrás y tuvo convulsiones rápidas e intermitentes como espasmos casi con la frecuencia del latido de un corazón o tal como si estuviera herida de muerte y se aferrase a la vida con esos violentos movimientos producidos por un súper orgasmo.



-. Cielo mío, ¿sabes lo que me has hecho?



-. Si, te has corrido de una forma espectacular.



-. Si, pero me has hecho sentir de verdad, nunca me había pasado esto



-. Y tú marido…?



-. Hace tanto tiempo que se me ha olvidado, pero no recuerdo un polvazo igual que este, ¡puedes sentirte orgulloso! Me has dejado llena, completa y muy feliz, ni yo misma sabía que podía sentir así. Vida mía, quiero que cuando te vayas a correr me lo des en la boca.



-. Pero creía que no te gustaba, por que anoche en la cama te tapaste la boca cuando creías que te la iba a dar. (Ver Dulce Madura)



-. Si, pero luego en el baño la probé, fue la primera vez que chupé una polla y me gustó mucho, tanto su sabor como la sensación de sentirla ahí, y la leche hummm...



No me lo podía creer, ¿sería cierto que nunca se la chupó a su marido?¿Que nunca antes había probado la leche de un tío?



-. ¿Quieres decirme que a ningún hombre se la has chupado antes que a mi y que jamás habías probado el semen?



Su rostro se puso serio y grave.



-. ¿Pero con cuantos hombres crees que he estado? Solo he estado con dos: mi marido que Dios tenga en su gloria y tú, y con mi marido era muy monótono y con los niños por medio casi nunca lo hacíamos.



Creo que metí la pata al dudar un poco de ella, entonces eran otros tiempos en los que la prioridad era criar y educar a los hijos sacándolos adelante con mucho trabajo, aunque ya sus 4 retoños habían levantado vuelo y estaban repartidos por otras provincias, eran de mi edad prácticamente, además ciertas prácticas en la cama eran tabú (una mamada) o mal vistas como si solo lo hicieran las fulanas.



-. Hace mucho tiempo que murió tu marido, ¿desde entonces no has conocido a otro hombre?



-. Tengo muchos amigos, pero tienen sus mujeres y no se me ocurriría ir detrás de ellos, tampoco salgo buscando plan, cielo tu eres el segundo.



-. ¿Tampoco lo has hecho por detrás?



Le hice esta pregunta relacionada por su reacción la noche antes



-. No, tampoco, una vez mi marido quiso, pero me hacia tanto daño, que no pudimos hacerlo.



Pensé: será bestia, no le puso algo de vaselina, de ahí su reacción esa noche (véase Dulce Madura)



-. ¿Te gustaría probar?



-. No que me va a doler mucho.



-. ¿Tienes vaselina?



-. No pero tengo una crema suavizante, por favor, hazlo con mucho cuidado.



-. Sentía como en el fondo quería probarlo y que de alguna manera, se estaba desquitando de tanto sexo reprimido, de tantos días, semanas, meses y años sin probar un hombre, creo que era consciente de que lo que no disfrutase y probase ahora, ya no lo probaría nunca pues a sus casi 60 años, y con la mentalidad de no salir y disfrutar, era más que difícil que volviera a tener otra ocasión igual.



Me entregó un bote con forma cilíndrica con un dibujo de manos, sería alguna crema para nutrir o suavizar, no se si estaría indicada para lubricar el agujero, pero tampoco era cuestión de salir a buscar algo a la farmacia. Me puse una buena cantidad en las manos y pude comprobar que era muy pastosa y que resbalaba mucho, así que le unté en el culo que ya me lo estaba ofreciendo en la posición de cuatro patas, primeramente le apliqué por fuera toda la entrada y cuando ya lo tenía todo blanco, le metí un dedo embadurnado con extremado cuidado y con una lentitud exagerada, al final le introduje el dedo hasta el puño, notaba como a veces encogía el trasero y con su musculatura apretaba el dedo, con lo cual yo iniciaba un lento movimiento metiéndolo y sacándolo lentamente para liberarlo y para relajarla, al poco tiempo cambió esos encogimientos por unos suaves suspiros, puse más crema para que no faltara aunque ya sobraba (más vale que sobre…..) y ahora pude meter el dedo a la primera y sin tanto cuidado como antes, entraba y salía con facilidad, y por primera vez respondió a ese mete saca se puso a mover el culo con contoneos circulares. Pensé que el culo estaba bien lubricado, pero dejé el bote de crema cerca. Saqué el dedo y me propuse meterle dos a la vez, de nuevo lo inicié muy lentamente, ella parecía muy colaboradora y ayudaba empujando el trasero hacia atrás con cuidado, se paraba en ocasiones para acomodar tal como un faquir tragador de sables que detiene la acción para encontrar el camino, y seguía empujando para ir clavándose mis dos dedos.



Al poco tiempo entraban y salían sin problemas y ella se movía aun con más amplitud y sus suspiros se tornaron en jadeos algo subidos de volumen:



-. ¿Estas preparada ya?



-. Siiiiii, pero haaaaazlo muy despaaaaacio cielo.



Saqué los dedos y me embadurné bien la polla por que había una gran diferencia de longitud y grosor.



-. Tranquila y relájate, la vas a gozar.



Puse el capullo en la entrada y empujé un poquito, pero no entraba nada, de nuevo volví a meter dos dedos con un mete saca algo más rápido para tratar de excitar aquel redondo culo, puse la polla, y con la misma fuerza que antes traté de meterla, pero no lo conseguía, ella movía el culo tratando de ayudar en el deslizamiento, yo empezaba a impacientarme, creo que así no lo íbamos a conseguir, había que cambiar la estrategia con suavidad no iba a entrar nunca, la cogí por las caderas y apreté con fuerza mi dura polla contra su culo virgen.



-. ¡¡¡AAAAHHHHGGGG!!! CABRÓN, no, nooooo, noooooooo, aaayyyyyyy.



Soltó un grito desgarrador, y creí que lo había estropeado todo, que con esa acción había quemado toda posibilidad de un futuro encuentro, lo que es más, el favor que me hizo acogiéndome en unos días difíciles para mí en su casa, se los había pagado mal y no querría saber nada de mí. De nuevo, volvieron a mi cabeza sentimientos de culpa y arrepentimiento, quedé paralizado, casi suelto sus caderas para retirarme y sacar la polla que había entrado hasta la mitad, cuando de pronto……. Ella tira para atrás con su gran culo redondo para clavársela más profundamente.



-. ¿Pero donnnde ibas, es que la ibas a sacaaaar desgraciaaado?



El tono de su lenguaje ya no era dulzón con "cielito, cariño etc."



-. Perdona, es que creía que te había hecho pedazos.



-. ¿Creíaaas…? Es que meee has hecho pedaaazos, me has roto en doooossss, pero si la sacas ahoraaa ya no la volveráaaas a meteeerrr.



Con aquellas inquisidoras y temblorosas palabras, me dejó claro que aquel tortuoso camino había que andarlo hasta llegar al final, si no, bueno, no se que pasaría.



Solo una mujer que arde en deseo, puede seguir pidiendo que la follen por el culo aún cuando se lo han desvirgado y rabia de dolor. Mis penetraciones las llevaba a cabo con cuidado y sin imprimir mucha velocidad, ahora jugaba un papel muy importante toda la crema que había puesto, pues la suavidad en entrar y salir de la polla en aquel estrecho agujero era misión suya. Con mucha lentitud, parecía que su culo se acostumbraba al grosor de mi pene y se puso a mover el culo en círculos como cuando le introduje el dedo, sus jadeos se hacían agónicos, el volumen era demasiado alto, demasiados decibelios para que las vecinas no estuvieran al corriente de lo que pasaba tras los muros, así que le dije.



-. Pssssssssss.



-. ¡¡¡ QUE LE DEN POR CULO, QUE OIGAN!!! Se morirán de envidia.



Mejor no le hubiera dicho nada, por que si no escuchaban sus gritos, era imposible que de haber alguien, no oyeran ese comentario.



Me limité a seguirla follando el culo, la polla entraba con relativa facilidad, aunque su agujero se cernía apretando bastante mi falo, como si una goma elástica apretara mi verga, que diferencia tan grande de su culo a su coño, el uno amplio, jugoso, suave, blando y muy acogedor, mientras el otro es estrecho, prieto, y hostil de no ser por la cantidad de crema que le administré. Sus quejidos empezaron a desconcertarme.



-. Ayyyyyyy, siiiii, siiiiii, siiiiii.



El "ay", lo entendía, era por dolor, pero el "si" no me cuadraba, por eso le pregunté.



-. ¿Te duele todavía?



-. Si pero me gusta mucho, mucho, muchooo, me duele y me da un gustazo enorme, quien me lo iba a decir a mí, que iba a descubrir estoooo.



-. Me alivias mucho, por que creía que como no lo habías hecho nunca, seguiría sin gustarte.



-. Me está gustando más de lo que crees y llegaré a corredme, guauuu, es una sensación nueva, ojala lo hubiera probado antes, lo que me he perdidoooo…



-. Con razón dicen que hay que probarlo todo.



-. Dios lo que me estas dando y me estas enseñandoooo.



Quien me lo hubiera dicho a mí, que yo podría enseñar algo a una mujer que casi me duplica en edad y cuerpo.



Mi verga se perdía en su culo totalmente cuando la hundía en el, a la vez que quedaba hipnotizado por las olas que formaban su piel en el culo por la grasa, por la celulitis o por lo que fuera, el caso es que ahora movía el culo con pasión, como si estuviera poseída por el demonio y no le hubieran practicado el exorcismo, tales eran los movimientos, que a veces estaba mi polla al borde de salirse.



-. Dale fuerte, dale fuerte, más fuerte, máaaaas, lo tengo yaaa, eso eeeesssss, Siii, Siiiiiiii, Siiiiiiiiiii, ¡¡¡¡ Siiiiiiiiiiiiiiiiii !!!!



Con estos gritos, tuvo otro orgasmo brutal, se quedó temblando, dando unos tiritones como si estuviera a punto de congelarse, no dejaba de asombrarme, pero yo estaba también a punto de terminar.



-. Yo también me corrooo.



-. Ya sabes donde me lo tienes que dar.



Pero que vicio había cogido con mi leche.



-. Si, ya, ya, yaaa.



La saco del culo rápidamente y se la entrego cerca de la cara, ella la coge con ambas manos y a la vez que me la menea, abre la boca para que dispare allí, tampoco pensé en el vecindario por que solté un grito incontenído de placer, Aaaahhhggggg, le solté un chorro que le sorprendió y le cubrió el ojo la frente y la nariz, el segundo disparo ya tuvo cuidado de menearme la polla dejando el capullo dentro de su boca y ahí fue el resto de la leche, mi polla daba saltos como latidos hasta expulsar la última gota de mis huevos. Ella tardó un poco en tragársela, antes me mostró su boca muy abierta y movió toda la eyaculada con la lengua, cerraba la boca y la volvía a abrir mostrándomelo otra vez por si no lo había visto bien, yo le recogí con mis dedos lo que había disparado fuera y lo conduje hasta su boca, sacó su lengua y se relamió, mi polla seguía dando palpitaciones, aunque cada vez de menor intensidad, por fin, cerró la boca, escuché un glubbb, y la abrió de nuevo para mostrármela completamente vacía.



Nos dimos un beso de amantes largo, fundido con nuestro calor corporal y sudor.



Buena suerte


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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