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"El hombre que la había penetrado analmente a mi esposa, ahora si lo hizo completamente y se dio un banquete que él nunba había imaginado."
Hoy día les voy a contar la segunda parte de la historia que envié ayer y que por cierto les aseguro es totalmente verídica, incluso esta vez les voy a dar el nombre verdadero del que es amante de mi mujer con mi consentimiento y el nombre de ella y mío.
Después que mi mujer me dijo que estaba que me moría de ganas por verla en brazos de otro hombre, tuve que reconocer muy a mi pesar que era cierto, no se lo que me pasa, pero es tan excitante imaginar a tu mujer en brazos de otro hombre. Antes de nada debo confesarles que antes de que pasara todo esto entre mi mujer y yo se estaba perdiendo el amor y el deseo, ahora hemos vuelto a ser como cuando nos casamos, hacemos el amor todas las noches y nunca nos aburrimos.
La siguiente noche le dije en son de broma que estaba dispuesto a complacerla solo por esa noche pero solamente en fantasía, no en vivo y directo, me dijo que se lo explique más despacio. Le dije, mira esta noche vamos a hacer como que si yo fuera tu soldado Toño (ese es el nombre de mi rival) y tú vas a actuar como si todo fuera realidad. La idea le pareció excelente.
Esa noche les dijimos a los niños que si querían ir a dormir con su tía y primos y aceptaron encantados. Compré una botella de vino afrodisíaco marca Night Train y preparamos el terreno.
Ella se puso la misma bata de esa noche que la penetraron por atrás por solo tres minutos y se asomó a la ventana. Hicimos el mismo ritual. Yo sentado en la banquita conversando con ella asomada en la ventana en la misma silla de aquella vez, tomando vino. En el espejo se reflejaba la transparencia de su bata y su tanguita blanca. Cuando ponía los brazos en el marco de la ventana, sacaba más la cabeza y brotaba su rabito (así había hecho la noche que fue feliz por tres minutos), se le veía el comienzo de sus nalgas y un pedacito de la tanguita. Que bello espectáculo tenía ante mis ojos, era para comérsela ahí mismo. Ahora entiendo a ese muchacho cómo se habrá sentido mirando esas nalguitas provocativas y tengo la seguridad que él desde que la vio salir a mi mujer con esa batita cortita y transparente y con esa tanga tan pequeña, ya estaba seguro que se la iba a comer esa misma noche, por que ninguna mujer sale con esa ropa cuando no quiere provocar a un hombre y ella estaba haciéndolo descaradamente y se hacía la inocente.
El caso es que seguimos el juego y cuando ya entramos a continuar lo empezado, la arrodillé en el mueble y empecè a besarle el huequito, tal y como había hecho su militar (mi mujer no toma y ese vino la había puesto tan excitada que parecìa otra ). Yo le decía, que te pasa amor que estàs diferente, pareces de esas mujeres de la calle y me respondía que era por causa del vino y que no hable más que sigamos con el juego. Bueno, al abrirle el rabito después de tantos besos y lamidas, me decìa: Toño que rico me lames (tengan en cuenta que mi nombre no es Toño sino Rodrigo) y seguìa: Toño, siempre me gustaste, desde que te vi en el balcòn de tu cuarto me dije, solamente con este hombre podrìa engañar a mi marido.
Cuando le metì el pene en su huequito pequeñito, le doliò y me dijo sácamelo que me dolió, me dio iras le respondì que por que con un pene más grande no siente dolor y con el mío sí, con una sonrisa coqueta exclamó: es que Toño sabe hacerlo bien y solamente con sentirlo en las nalgas me producía placer, bueno dijo, esta vez si lo voy a hacer. Se arrodilló nuevamente y empezó a decir, Toñito, mi amor, rómpeme mi huequito, hazme lo que mi marido nunca me ha hecho. Bueno más iras me dio y la penetré con rabia y con todas mis fuerzas: Oh sorpresa, dio un grito de alegría y comenzó a gritar, Toñito culéame así, ròmpeme el rabo, cógeme las nalgas, muérdeme la espalda, sóbame las tetas, hazme de todo, hazme sentir mujer, mi marido no me llena como yo quiero. Y mientras más la penetraba, esa mujer empezò a llorar de placer y a gritar, más, más, más, todo por favor, méteme las bolas, yo la mordía por todos lados hasta que por fin acabamos casi juntos. Inmediatamente se dio la vuelta y dijo, ahora si, ahora quiero que me lo metas por delante, pero a mì ya se me había bajado y no pude hacerlo revivir enseguida, al rato se me parò y la puse patas al hombro pero ella estaba tan excitada que no me sentìa, quería algo más grande y yo no podía dàrselo.
Al rato se fue a lavar y regresó como si nada, me miró fijamente, me abrazó y pidió: mi amor, déjame estar con Toño solamente una vez y nunca más lo haré, es mejor que tú lo sepas y no hacerlo a escondidas tuyo, le dije, ¿lo harías sin que yo lo sepa?, dijo, nunca más lo haré sin tu consentimiento, pero esta vez, concédeme este deseo, es que mira, ya sentí lo que es un pene grande en el culo y ha sido rico, ahora quiero saber que es sentirlo en mi chuchita (mi mujer nunca decía esas palabras, siempre era muy educada para hablar, pero solo de pensar en Toño la excitaba tanto). Por favor di que sì. Bueno respondì, pero como hacemos. Mira, Toño come en un restaurante cerca de mi trabajo, mañana yo hago como que paso a comprar algo y él enseguida me va a ver y se va a acercar y de seguro que me va a invitar a alguna parte. Yo voy a hacerme la difícil hasta que quedemos de vernos en algún sitio a solas. Le dije que bueno pero ese lugar iba a ser escogido por mí, me respondió que bueno pero que yo no iba a estar ahí, pero eso no era posible porque mi fantasía era verla como actuaba ella en la cama con otro hombre, aceptó pero con la condición de que solo la viera pero sin que él sepa que yo estaba ahí, lo que ella quería era sentirse infiel esa noche, es decir, sentir que me estaba engañando sin que yo lo supiera, era más excitante sentir esa sensación de estar engañando a su marido.
Bueno, en la vìa a un balneario de mi ciudad, existe un motel muy discreto y poco conocido por la gente común, el administrador era amigo mío y por el dinero aceptaba lo que le pidieran. Le planteé el caso pero sin decirle que era mi mujer, sino que era mi amante y que el tipo era de mucho dinero y le iba a pagar bien a ella. Me mostró un cuarto con yacuzzi contiguo al cuarto donde él dormía y me sorprendió cuando dijo que por curiosidad había hecho un hueco en la pared cerca del aire acondicionado y que desde el otro lado no se podía ver nada pero que desde el cuarto de él, el panorama era completo. Hice la prueba y efectivamente, se veìa la cama desde arriba y enfrente justamente quedaba el baño que no tenía puertas.
Así fue la cosa , me costó un poco de dinero, pero quedó todo arreglado. Hablé con mi mujer e iniciamos el juego.
El soldado apenas vio a mi mujer cerca de su restaurante, se lanzó al abordaje, la invitó a la playa que queda a cinco minutos y comieron un ceviche, lo primero que dijo fue: y tu marido cuando llega, ella le respondió, me llamó hoy y viene dentro de una semana. El se alegró y preocupado respondió, y si viene antes, ella dijo que no, que el nunca viene antes de la fecha indicada. Estaban en un bar muy discreto, cuando Toño le preguntó, Albi (así se llama mi mujer), lo que pasó esa noche me dejó más enamorado de ti y no me he acercado a ti es para no despertar sospechas en tu marido y ella le dijo, mira, actualmente con mi marido tengo problemas fuertes, me parece que tiene allá otra mujer porque cuando llega es diferente , hacemos el amor casi por complacerme. Ella notó la alegría que la noticia le producía y se lanzó a la carga.
Le contó que él había terminado con su novia por culpa de mi mujer, bueno y toda la historia, hasta que al fin él le sugirió: princesa, tenemos que hablas bastante y aquí te puede ver algún conocido (dizque preocupado por mi mujer, era muy vivo el tipo). Ella se hizo de rogar y casi a la media hora aceptó "pero solo para charlar y tomar unos traguitos y contarnos nuestras penurias". Entonces Toño le dijo ¿donde nos encontramos Albi?, mi pobre "inocente" le contó que yo le había hablado de un bar discreto alejado de la ciudad donde las parejas iban a charlar y bailar. Bueno, quedaron que a las 8 de la noche él la pasaría recogiendo en una esquina ya acordada de antemano en un taxi de un amigo ìntimo y que era de otra ciudad, o sea que no había peligro que la reconociera. A las cuatro de la tarde, mi mujer empezó a bañarse, se arregló como nunca, se hizo un moñito en el pelo (parecìa una muchachita), se puso un vestido negro apretado con amplio escote y abierto en el muslo izquierdo, por lo que al sentarse mostraba un buen paisaje. Me dio tantos deseos verla así que le propuse hiciéramos el amor, diciéndome que no porque ella quería estar enterita esa noche para disfrutar plenamente de su amante. La verdad es que me dio rabia pero la entendí.
Ya vestida completamente estaba preciosa y le dije, que si iba a ir sin calzón, cuando sacó de la cartera un hilo dental negro diminuto, que se lo puso y me lo mostró. Solo le tapaba sus labios vaginales que eran brotados y por atrás solo se remetía el hilo por su rajita. Se había rasurado totalmente la vagina. Pensé en ese momento, este pendejo se va a comer esto tan rico, pero así es el juego y tenía que aceptarlo, yo lo empecé y había que terminarlo.
La llevé hasta esa esquina y me retiré a un bar cercano. A las 8 en punto llegó un taxi y ella se embarcó. Cogí otro taxi y le di la dirección, el chofer me dijo, va a ir allá solo y me reí, respondí allá me esperan.
Al entrar en el motel-bar que estaba muy oscuro, solamente habían unas luces rojas, me fui a la barra y había cuatro parejas, supongo que eran todas mujeres infieles, ningún conocido, me alegré. Desde ahí pude ver a mi mujer muy pegada a su amigo. Después de tanto hablar y tomar de la bebida que le gustaba ahora a mi mujer y que la excitaba tanto, casi una hora, salieron a bailar como dos novios y poco a poco ellos se fueron acercando a la barra, seguramente inducidos por mi mujer, entonces él la sentó en el taburete que era alto, para esto tuvo que tomarla de la cintura y elevarla. Precisamente ella quedó entre los dos (él no me conocía por suerte).
El amigo le decía, pero mi amor, allá es más discreto y ella le decía, nunca he estado en una barra y hoy quiero probar de todo o tú no quieres (ya se tuteaban). Enseguida él dijo, si mi amor, tiene que probar de todo, no crees. Mi mujer muy coqueta lo provocaba y como la abertura del vestido quedaba a mi lado yo clavé los ojos en ese muslo tan rico y él lo notó y le dio la vuelta al taburete quedando ella frente a la pequeña pista donde bailaban dos parejas. El tipo ni corto ni perezoso empezò a sobarle la pierna y a darle vino más seguido. Yo me hacía el que estaba enfrascado en mi bebida pero no les quitaba ojos de encima. Viéndolo bien a él, noté que era verdad que era de pene grande, usaba un blue jeans apretado y camiseta blanca al cuerpo, pero me sorprendió verle un tremendo bulto entre las piernas, pensé en lo que le esperaba a mi mujer y me sonreí. A las 10 de la noche, ya mi mujer estaba en su papayal, bailaba pegadita a él y se besaban como comiéndose, él con sus dos manos en las nalgas de ella y ella con sus brazos alrededor de su cuello y sobándole la nuca. Era un espectáculo de dos amantes de la noche.
Cuando el muchacho llamó al administrador supe que había llegado el momento esperado, le dijo, amigo: mi "esposa" y yo queremos estar solos sin que nadie nos interrumpa, es nuestra noche de aniversario y no queremos llegar temprano a la casa. Mi amigo les respondió que tenía un lugar muy discreto solo para amigos de él pero que por ayudarlos se lo alquilaba. Yo oyendo todo y mi mujer me miraba de reojo y me tiró un beso. En eso él dijo. Mi amor, voy un ratito al baño y se fue. Le pregunté ¿y?. Su respuesta fue: con voz medio borracha, estoy empapadita, ese hombre me tiene loca, sabes que me dijo, desde aquella noche en que me diste tu rabito, solo pienso en ti, nunca antes me había comido un culito tan rico, me tiene excitadísima, me soba las nalgas de una manera que me aloca y me pone ese animalísimo justo en mi cosita, que rico hombre, esta noche lo voy a dejar sin una gota de semen, mira tócame. Discretamente le metí la mano a la vagina y le chorreaba semen. Bueno, cuando él venía me despedí del administrador e hice como que salía y entrè a ese cuarto preparado. Me acomodé en el sitio, mire hacia el otro cuarto y estaba oscuro. A los cinco minutos entra él con mi mujer bien abrazados.
Lo que vi me impresionó, el tipo era un caballero y un artista con las mujeres. Después del ritual de ir al baño por separado, primero fue él y después ella. Cuando ella entró a ese sitio a lavarse, el amigo empezó a sacarse la ropa, tenía un calzoncillo tipo boxer muy sexi color amarillo, pero lo que asustó fue verle un bulto tan grande que me dejó impresionado. Se sacó el pene y vi que era demasiado grueso y grande para la vagina de mi mujer. Pensé, este es capaz de partirla a mi flaca. Se echó colonia en los pelos del pene, en las bolsas y en las nalgas. No tenía pelos en el pecho pero si en las piernas y brazos, se subió el calzoncillo , cogió aire y se fue al baño a llamarla a mi mujer abriò la cortina que el administrador recién había puesto y se encontró con lo más bello que nunca en su vida pensó ver. De espaldas a la cortina estaba mi mujer con un sostén negro muy pequeñito que le cubría solo la mitad de los senos y la tanguita negra diminuta con el hilo dental metido entre las nalgas. Se le veia una caderas bellísimas. El no hizo nada, solo la miraba de arriba abajo y se detenía en las nalgas .
Ella parada en el espejo le dijo, veràs que solo vamos a conversar y se sonrió como solo ella sabe hacerlo. Se diò la vuelta y ese hombre casi se cae de espaldas de la impresión. Imagínense ver una vagina rasurada, con un pedacito de tela que solo le cubría los labios vaginales brotados, era un espectáculo maravilloso. El la tomó en sus brazos, la levantó en vilo y la traía a la cama besándola sin descanso, ella le correspondía con mayor pasión, ya estaba lista para ser penetrada. En ese momento la puerta se abre y entra el administrador y me dice que fue pana, ya empezó la película. Me quedé sorprendido mirándolo y me pidió que lo dejara ver por otro hueco. Esta cuarto estaba hecho un cedazo. Me reí y le dije que no había problema. Cuando volví a mirar por el hueco, mi mujer estaba en la cama con la cara apoyada en la almohada, parecía que estaba dormida. El hombre la estaba mamando de piès a cabeza, subía y bajaba por su espalda, con la lengua llegaba hasta el hilo dental y bajaba hasta los pies y volvía a subir, ya me imagino lo que debía sentir mi mujer con esa lengua experta. El administrador me dijo,. Que rico culo de esa muchacha y le pregunté, que edad le calculas, dijo unos treinta años a lo sumo.
Me sonreí calladamente con cierta satisfacción y seguimos mirando. Después de haberla mamado tanto tiempo, ella empezó a gemir despacio y conforme la mamaba subía el volumen de los gemidos, hasta que el la viró y se le pegó en la boca. Se besaron un tiempo que se me hizo interminable. Mi mujer le tenía las piernas enrolladas en la espalda pero todavía con la tanguita puesta y él también el boxer. Llegó el momento que ya fuera de sí mi mujer se sacudió y se paró en la cama, el se puso de rodillas. Su vagina quedaba justo en su boca, algo le dijo que no oímos y ella se dio la vuelta mostrándole las nalgas, acercó su boca a las nalgas de mi Albi y con los dientes comenzó a bajarle la tanguita hasta que quedó en las rodillas. El le dijo que se arrodillara y pusiera la cara en la cama (aunque no oímos eso, imaginamos que asì fue). En esa posición, el culo de mi mujer era una belleza. Se le veia el huequito pequeñito y los labios de la vagina. El tipo inició una mamada por el culito y por su chuchita, se la comía literalmente y mi mujer gritaba que daba miedo (debo confesar que yo le he hecho todo eso y nunca gritó así).
Mi mujer fuera de sí gritaba Toño te quiero, te quiero mi amor y confieso que sentí celos, cuando el administrador me dice, brother, esa mujer es una experta en la cama, mira como se mueve cuando la mama, lo tiene loco a ese pendejo y que rica es, mírale la chucha, es grandota y brotada, nunca había visto a una pequeñita con ese culo y que caderas. Le dije, algún día te la traigo pero es cara. Dijo, por ese rabo pago lo que me pida. Los dos teníamos mojadito el pantalón y nos fuimos de risas pero en voz baja..
Al mirar otra vez, vimos que mi mujer se había acostado boca arriba y Toño arrodillado casi sentado en los pechos de mi mujer pero sin calzoncillos y lo que vimos nos dio risa. Cuando ella loca de pasión quiso meterse el pene en la boca, no le entraba, por la cabezota que tenía, así que optó por mamarlo por fuera, las bolas, le mordía los pelos y quería arrancárselos hasta que claramente oímos una voz desesperada y casi un grito ronco, Toño, mi vida, mi hombre, mi hombre, métemelo por favor, métemelo todo, si en la boca no me entra, abajo te espera tu felicidad. El tipo no lo pensó más y se lo puso en la entrada de la vagina, estaba sonriendo, quizas gozando ser tan deseado.- Mi mujer desesperada levantó las piernas y se las enrrolló en la espalda de él, empujó las caderas hacia arriba y se lo metió de un solo golpe, es decir, ella se culió sola. Yo me asusté y me dije, la partió. El administrador me respondió, que va, estas flacas son las que más aguantan, ya vas a ver que le pide más. Dicho y hecho, Toño la tenía embistiendo a mi mujer con tanta fuerza que la cama se movía bastante y ella movía su culo y caderas con tanta destreza como solo las mujeres saben hacerlo que Toño se excitaba más. En ese momento mi mujer empezó a gritar métemelo más, más, más , más. Entonces Toño se dio cuenta lo que ella quería, le cogió las piernas y se las puso en el hombro, la vagina de mi mujer quedó en todo su esplendor. Como al inicio, puso ese palo enorme en la entrada de esa chucha bella y la penetró ferozmente.
Ahí si, mi mujer gritó ay, se paró un momento, cogió fuerzas y le pidió, Toño mi amor, imagina que soy una puta, hazme llorar de gusto. Toñíto comenzó una tarea envidiable, le daba a mi mujer con que fuerzas, se lo sacaba casi todo y la cogía todo adentro y así siempre, saca y mete, saca y mete. Mi mujer gritaba tanto que él tuvo que decirle que podían oirla, ella le decía que no hable, que solamente la culeara como lo estaba haciendo. Sin mentir, esos dos culearon una hora seguida sin descansar, se ponían en todas las posiciones posibles, acababan y seguían culeando hasta que él le pidió, bueno mijita, dejeme terminar lo de esa noche. Mi mujercita, bien mandada se puso de rodillas y abrió las piernas. Vimos cuando Toño le puso la cabeza del pene en su rabito pequeñito y no le entraba, el se rió y dijo, mi amor, si te duele dime y lo saco, cuando para nuestra sorpresa elle respondió, tu verga no me hace doler, me da placer por donde me la metas y él dijo, y tu marido te da este mismo placer, la muy puta respondió: con la de mi marido solamente me pico y quedo enterita, en cambio con la tuya solamente la pruebo y me hace acabar. La verdad es que me dio rabia (después en la casa mi mujer dijo que si dijo eso fue por la pasión del momento, pero sonriendo dijo que mi verga era pequeña pero que ella sabía como metérsela para sentir gusto. No me quedé muy contento).
Bueno, parece que en verdad la verga de Toño la satisfacía completamente, porque con la mía le dolía y con la de Toño, siendo casi el doble que la mía sentía placer y no dolor. Así es la vida, nadie sabe para quien trabaja.
Mi "amigo" Toño se la sacó y se acostó boca arriba, mi mujer se levantó despacio y con una coquetería y movimientos tan femeninos que le daría envidia a cualquier mujer experta, se sentó encima de él. Toño le cogió las nalgas y se las abrió, le puso el pene el rabo y mi mujer se lo metió enterito moviendo las caderas con una habilidad impresionante. Sinceramente, que rico era verla culeando tan feliz y arrecha que no me arrepiento de este momento. Cada vez que recuerdo estos instantes se me para de inmediato.
Al fin de todo, el tipo la sacó de la cama y la puso agachada en la silla, o sea, ella parada pero un poco agachada, con las manos en el respaldar, le abrió las piernas, la agachó un poco más y se lo metió nuevamente por su rabito. A estas altura mi mujer ni pestañeò, solamente empezó a moverse que parecía que le iba a arrancar la verga a ese hombre, cuando vimos que el tipo intensificaba más las embestidas y con más fuerza que le quería meter hasta las bolas hasta que la cogió de las caderas, la atrajo más hacia él y le pegó unas diez embestidas más potentes y decía ah, ah, ah, ah y acabó dentro del culo de mi mujer, por su parte ella hacía lo mismo y tal parece que acabaron juntos. Quien lo creyera, mi mujer había acabado por todos sus ricos huecos, dichoso ese hombre por tener ese palo tan grueso y tan grande, pero bueno esa es la suerte de algunos.
Se acostaron un rato en la cama, fueron juntos al baño, se bañaron en la ducha, se besaron un rato manoseándose mutuamente, salieron y se fueron. El la dejó en la misma esquina, yo me bajé del taxi, la recogí y nos fuimos a la casa caminando, diciéndome ella, no seas malo, como voy a caminar en este momento si me siento como si me hubieran pegado una paliza, le dije, claro que no te pegaron una paliza, lo que te pegaron fue una culeada mundial. La muy golosa me dijo, Rodrigo, nunca en mi vida había sentido algo tan rico, me dolía todo, pero quería más y más, yo creo es cuando tomo vino.
Después de ese día, mi mujer es otra, hacemos el amor a diario, pero a pesar que lo niega, yo creo que ella lo hace pensando en el hombre que la desvirgó por segunda vez, porque la primera vez fui yo, pero parece que mi verguita solamente había preparado el camino para su segundo y verdadero hombre, que fue Toño, el Marino. Una vez me confesó que si no me hubiera querido tanto era posible que me hubiera dejado por Toño. Ventajosamente, a Toño le dieron el pase a otra ciudad y volvió a los tres años.
Un día me dijo Albi, Rodrigo anda a verme a mi trabajo a la hora del lunch, estaba parada en la puerta adivinen con quien, exacto, con Toño y la esposa de él, ya se había casado. Era una muchacha casi copia de mi mujer, el mismo cuero, color de piel, etc. El le había dicho a su esposa que era amigo nuestro y que salièramos juntos. Acepté y fuimos a la discoteca, ya en ella bailamos con nuestras esposas y cuando fueron ellas al baño, me dijo, oye hermano, estàs de vacaciones en estos días, le dije que viajaba en tres dìas más, me respondió que lo ayude a inventar una historia, que tenía una hembra que lo esperaba esa noche y que su mujer quedaba sola y podía sospechar. Me pidió que al día siguiente yo fuera solo a su departamento para tomar unos tragos y que cuando estemos en la casa los dos y su mujer, Albi llamara al celular de él haciéndose pasar por su superior y que tenìa que irse al cuartel. Asì lo hicimos y estando en la sala, llaman al celular, el contesta y le dice, cariño es del cuartel, algo pasa y me llaman. Rodrigo, a mi mujer no le gusta quedarse sola, por favor acompáñala hasta que regrese, le dije que hasta que hora y el dijo que no sabía y me hizo un ojito y se fue.
A las 10 y media de la noche llamé a la casa y respondió mi suegra pidiéndole que la llame a mi mujer y me dijo que la habían llamado del trabajo y que había una fiesta que volvería algo tarde. Que coincidencia, saben que me imaginé en ese momento y más que imaginación era una certeza, en este momento mi mujer y Toño estarían dándose la segunda culeada de sus vidas. Llamé a su celular y me respondió con voz como agotada, hola, Toño habla. Toño, le dije si vas a demorar bastante que te parece si nos vamos con tu esposa a la discoteca a bailar un rato, me dijo que no había problema, que él confiaba en mí, pero que no volviéramos muy tarde, que él regresaba talvez en tres horas. Bueno, compré el vino que también ellos estarían tomado y la mujer de Toño estaba animadísima y me dijo que ella no creía que Toño estaba en el cuartel sino con otra mujer mayor que él que había conocido hace tres años atrás, pues aumenté sus sospechas a propósito y lloró y se emborrachó rapidito diciendo que la ayudara a ir a la cama. La abracé y fue tan rico sentir a esa mujer. La costé en la cama y me dijo que no me fuera que tenía miedo, le dije que me quedaría hasta que durmiera y me iba. Aceptó y se fue al baño y yo sentado en un sillón cerca de la cama. Cuando salió tenía los ojos brillosos por el vino y traía puesta una pijamita tipo short y blusita, rosada y apretada a su cuerpo y lo que es peor, no tenía nada debajo. Se le veía clarito su chuchita y nalgas y unos senos un pocos pequeños pero paraditos.
Me miró y dijo, como a mi marido le gustan las mujeres mayores que él por que a mi no me van a gustar los hombres mayores, o no es así Rodrigo. L e dije, asì es Mónica. Me dijo, oye, estoy borrachita, que rico ese vino. Sirvió dos vasos, me pasó uno y ella se lo bebió de una sola. Al dejarlo en la mesita se agachó y me mostró una parte de sus nalguitas, en son de broma le dije, caramba, vas a hacer que te ojee, riéndose me dijo, pues me curas y listo, le respondí que la cura era mojarse un dedo con saliva y le diera tres pasadas por la parte ojeada. En el mismo son de broma me dijo, yo he oído que si le ojean a uno una parte del cuerpo esta se le seca así que por favor, para estar segura cúrame de una vez. Ella dijo, ¿donde me has ojeado? Me mojé mi dedo más grande y le pedí que se diera la vuelta pero que era una parte muy delicada y que quizas se iba a molestar, se sonrió y me dijo, no te preocupes, te aseguro que Toño ha de estar curando de ojos a su amante mayor que él (ella no sabía que era mi esposa). Bueno, se dio la vuelta y le pasé el dedo por su rajita pero por encima del short, vi que se estremeció y no aguanté más, le bajé la prenda, le dí la vuelta y me le prendí a mamar esa chucha llena de pelos.
El resto ya se lo imaginan. Esta mujer era más fogosa que mi mujer y me decía que yo era el hombre de su vida, que mi verga era más pequeña que la de Toño, pero que yo lo hacía mejor que él. Ahora se que toda mujer que tiene un amante por primera vez, cree que el es mejor que el marido. Me fui a las dos horas y mi mujer aun no llegaba. Llegó al rato y me dijo que tenía que contarme algo, le dije que ya me imaginaba donde había estado, se sorprendió tanto y respondió, pero como, tu no estabas con Toño y la mujer, si le dije, pero cuando el se fue como quedamos tu también saliste y yo me quedé como idiota con Mónica, así que tomamos vino y acabo de llegar. Me dijo, ya se, te vengaste verdad. Le dije Albi, Mónica es la mujer más ardiente que he conocido en mi vida, es preciosa y tiene solamente veinticinco años, que te parece, hace el amor como sedienta de sexo, parece que el marido no la satisface, me confesó que nunca le impresionaron las vergas grandes sino las que trabajan bien y mejor si son de hombres maduros. Se quedó muda y respondió, yo a ti no te quiero perder por una mujer más joven, así que a partir de este momento adiós a ellos y a nuestras fantasías. La verdad es que yo me sigo culeando a Mónica cuando el marido está de guardia. Ahora estamos engañando a su marido y yo a mi mujer. Solamente dejaré de ir donde Mónica cuando a Toño le den nuevamente el pase.
Estoy vengado y Mónica también. Mi mujer cada día es más amorosa y me dice que ahora se lo hago mejor que antes que parece que Mónica despertó mis verdaderos instintos.
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