"¿Puede la acción conducir a la iluminación?, preguntaron al Maestro.
Sólo la acción conduce a la iluminación -fue su respuesta, pero ha de ser una acción desisteresada, hecha por si mismo como tal.
Y explicó cómo un día, presenciando un partido de entrenamiento de un equipo de fútbol junto al hijo pequeño de uno de los jugadores, cada vez que éste consegía un gol, todo el mundo aplaudía, mientras el pequeño permanecía impávido y se limitaba a mirar, aparentemente aburrido.
¿Qué te ocurre?, le dijo el Maestro; ¿no ves cómo marca goles tu padre?
Sí; hoy sí los marca. Pero hoy es martes, y el partido de competición será el viernes... Ya veremos si entonces los sigue marcando...
Y el Maestro concluyó: Desgraciadamente, valoramos las acciones si nos ayudan a "marcar goles", pero no en sí mismas."