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Noelia estaba sola. Acababa de salir de la ducha y se encontraba delante del espejo del armario secando su humedecida piel. El suave tacto de la toalla le recordó lo excitada que le dejo esa mañana su marido Arturo, que se empeño en meterle un dedo índice en su oscuro coño, a la vez que le estimulaba la entrada del culo con el pulgar. Estuvo a punto de correrse un par de veces. Pero al final se tuvo que conformar con un chorreón de leche muy caliente en sus nalgas. Luego las prisas de levantarse tarde, evito siquiera que pudiera masturbarse.
¿Y ahora?. La verdad es que se le había pasado algo la calentura, pero no podía evitar observarse ella misma en el espejo. Lentamente bajo la toalla dejando asomar uno de sus pechos. Se fijaba en el a través del reflejo del espejo. Se paro un momento cuando la aureola del pezón estaba a punto de asomarle. ¿Qué aspecto tendrían?, se preguntó, comenzándose a excitar nuevamente. Dejo finalmente asomar el pezón. El color rosado intenso y la rugosidad del pezón, así como la ligera vibración que provocó la bajada de la toalla por el pecho, no le dejo la menor duda; tenia un pecho excitante. Con sólo pensar que estaba al alcance de su mano el apretar ese rosado pezón, le estremeció.
Se acarició levemente. Sonrió, ya mirando directamente ese hermoso pecho; pequeño, según ella, pero que sabía que más de una vez había provocado la mirada de otros hombres y mujeres. Ya con un poco más de fuerza con la mano cogió todo entero el pecho izquierdo. Lo iba ha intentar. Bajo la cabeza, de su boca emergió su húmeda lengua. Intentaba lamer su pezón. Nadie la veía. Y podía hacer lo que le salía del coño. No llegaba, pero se conformo con lamer el resto de la blancura de su pecho. Notaba un cosquilleo. El mismo que cuando iba por la calle, y notaba como el contacto del jersey sobre los pechos le producían una erección en los pezones.
Dejo de lamerse. Ahora se detuvo en su pecho derecho. Se acerco al espejo y pellizcándose el pezón lo paseo por la superficie del espejo. Cuanto más presionaba, más se contraía contra la imagen el pezón. Apretó un poco, más que nada por curiosidad. Quién sabe, tal vez podría sacar una gota de leche del pezón.
Dejo de estimularse. se puso de perfil, y miro su cuerpo a través del espejo. La silueta era perfecta. Eso siempre le decía Arturo. Los pechos redondos. El vientre no liso, pero si excitante por lo que más abajo le seguía.
El vello de entrepierna contrastaba fuertemente con su piel blanca. Era negro. No había un ápice de matiz. Solo era negro. Se `puso de frente he intento atisbar si a través de sus remolinos negros y rizados podía verse el inicio de su vagina.
Si, allí donde se concentraba un poco más de vello negro, comenzaba la vagina. La de veces que lo ha abierto para masturbarse. Cuando estaba soltera y sin novio, siempre se lo abría para masturbarse. Ya casada para masturbarse o enseñárselo a Arturo.
Se sentó sobre el borde de la cama, y abrió las piernas. Desde el espejo podía ver como los labios vaginales se despegaban de entre si. Le pareció adivinar varios hilos del flujo que comenzaba a lubricar su coño.
Con las dos manos se separo de nuevo los labios vaginales. Con la izquierda restregó sus dedos por la raja, y se paso la mano, primero por la nariz. El olor a coño húmedo le hizo que el corazón le diera un pequeño vuelco.
Unos segundos después, paso la punta de la lengua por las yemas de los dedos lubricados. El sabor amargo y dulzón a la vez, le hizo sacar la lengua y humedecer los dedos nuevamente. Aun que a Arturo le decía que habitualmente no le agradaba, secretamente reconocía que al masturbarse y mojarse los dedos, saboreaba una y otra vez los flujos de su negro coño.
Por tercera vez se humedeció los dedos, pero con la intención de acariciar su clítoris, que aparte del color rojo intenso que estaba apareciendo, notaba la sensación de que se estaba hinchando de manera agradable.
Se tumbo a lo largo de la cama. Completamente desnuda. Con sus dedos se tanteo la entrepierna. Desde el clítoris, pasando por los labios, la raja de la vagina, y finalmente por el agujerito de su culo. Su culo le produjo una nueva sensación de agrado. Le gustaba estimularse ella misma, cuando veía que Arturo se entretenía con otras partes.
Metió la punta de su dedo corazón. Se detuvo, esperando que su agujerito se adaptara al grosor del dedo. Avanza unos milímetro en introducir el dedo, pero a ella le parecía unos centímetros.
Noelia soltó un pequeño suspiro, empezaba a echar de menos a Arturo, y tendría que empezar a recurrir a la imaginación.
Le pareció adecuado imaginarse a Arturo desnudo a su lado. Pero hoy quería que fuera diferente; se imaginaria lo que ella quisiese. Lo que su mente quisiera y se haría lo que su cuerpo pidiera. Se paro. Que podía imaginar...
Le gustaban algunas de las historias que Arturo le contaba. Pero no sabía cual de ellas imaginarse. "Seguramente Nuria no tendría problemas para imaginarse algo en este momento", pensó.
Y por que no pensar en Nuria, la antigua novia de Arturo. En frío no podía soportar que Arturo se hubiera acostado con ella. Además de que parece ser que la muchacha no se corta en nada. Pero eso era en frío. Y Noelia estaba en estos momentos más bien caliente.
De vez en cuando le preguntaba a Arturo como era, como lo hacia en la cama, y como gozaba del sexo. Ni que decir, que a Arturo le decía que era simple curiosidad, pero le gustaba preguntárselo cuando, por ejemplo, Arturo le tenia metido un dedo en el culo.
Sin duda, Nuria debía ser una zorra, pensó Noelia, pero sólo imaginarse a Arturo como la poseía a cuatro patas...
Noelia empezó a frotarse con cuatro dedos la vagina y el clítoris. Pero como le dijo una vez Arturo que lo hacia Nuria. Si, recordaba que Nuria se abría con los dedos de la mano derecha los labios de su coño castaño, mientras que con el dedo corazón de la izquierda se estimulaba el clítoris. Para humedecerse se metía el dedo dentro de su vagina, y con el flujo se lubricaba labios y clítoris...
En ese momento Noelia se dio cuenta que tenia un dedo metido dentro de su dilatada vagina y se lubricaba tambien los labios y el clítoris. "Muy fuerte" penso, "pero me excita".
¿Que más cosas le decía Arturo?. Si, ella llegaba a lamerse los pezones, mientras Arturo le comía el coño. Se lo imagina, y le vino la primera oleada de placer. Se paró, oía su respiración, sabía que en ese momento podía correrse, pero quería esperar. Quería imaginarse, mientras ella se masturbaba, como Arturo le penetraba con su polla, el lubricado coño de la puta de Nuria. Siempre tuvo curiosidad por saber si Arturo y Nuria practicaron esa postura, y sabia que era cierto, por que Arturo ya se lo contó con todo lujo de detalles. Como Nuria a echada hacia delante, le ofrecía su ovillo castaño, mientras que con la mano se separaba los labios, y Noelia se imaginaba como Arturo podía ver desde detrás el coño abierto y el agujero contraido del culo de Nuria. Era tal la imaginación de Noelia en ese momento, que le parecía estar delante cuando Arturo le ponía el glande de su polla en la entrada de la vagina. Como se paraba para meterle la punta del dedo en su culo...
Y como sin previo aviso le introducía con violencia la polla en lo más profundo del coño de la puta de Nuria. Los vaivenes de la mano de Noelia en su coño ya eran frenéticos. Sus tetas se balanceaban de un lado a otro, de la rápido que se masturbaba. El flujo empezaba a notarlo por el agujerito de su culo. Esa humedad en su culo le recordaba a la que le dejaba Arturo cuando le lamía su abertura anal.
Se imaginaba a Nuria agarrando las sábanas fuertemente, mordiéndolas para aguantar el placer. Se imaginaba como Nuria le pedía que Arturo se corriera en su culo.
Noelia ya notaba que le venia el orgasmo. Ella también deseaba que Arturo se corriera en el culo de Nuria. Quería ver, imaginar, como Arturo le sacaba la polla humedecida y brillante por el flujo vaginal de Nuria, de ese coño, y como le descargaba un reguero de leche, y un segundo, y finalmente un tercero más caliente que el anterior.
Quería imaginarlo Noelia, por que quería correrse viéndolo en su mente.
La primera punzada de placer le llego al imaginarse esa corrida en el culo de Nuria. En ese momento, le llegaron varias imágenes; la leche de Arturo, las paredes del coño de Nuria pegadas a la polla de Arturo, el culo de Nuria penetrado por el dedo, sus propios dedos deslizándose en ese momento por los calientes labios vaginales...
Explotó. Noelia no pudo más. Le invadió el placer que le salía de lo más profundo de su coño. Notaba como el agujerito de su culo se cerraba obligado por el intenso orgasmo. Como sus pezones se ponían todavía más erectos. Y de su boca salían gemidos que intentaba parar mordiéndose los labios. Sus manos seguían entre sus piernas, inmóviles pero invadidas por el flujo que su coño expulsaba en ese momento. El olor de su orgasmo fluía por la habitación.
Cinco minutos después, ya más relajada, Noelia se levantaba y se ponía las bragitas.
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