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Llevaba unos días trabajando de manera eventual en el puerto de La Coruña; se trataba de descarga de pescado congelado; allí trabajaba toda clase de personas, había gitanos, emigrantes, parados que no encontraban trabajo, etc. Había también mujeres en las descargas. Normalmente los que éramos eventuales, nos cambiábamos aparte de los que eran fijos. Teníamos 2 zonas de vestuario, uno para las mujeres, y otro para los hombres; aparte de estos vestuarios, luego estaban los vestuarios de los trabajadores fijos, y las duchas. Hasta hacía un mes, los que éramos eventuales, no teníamos acceso a las duchas, pero conseguimos que nos permitieran el acceso a ellas.
Después de terminada la jornada de 11 horas, algunos íbamos a ducharnos. No las usaban todo el mundo, pero los gitanos y algunos cómo yo, siempre íbamos a ducharnos.
Yo cuando iba a ducharme, siempre procuraba esperar al final para hacerlo solo, más tranquilo y a gusto. Pero aquel sábado cuando ya creí que no quedaba nadie más, apareció un gitano y 2 colegas.
El gitano era joven, no pasaba de los 30 años, tenía un cuerpo delgado y fibroso, y una polla y huevos, que me hacían la boca agua. No le quitaba el ojo de encima a aquella polla cuando lo veía en las duchas. Detalle que a él no le había pasado desapercibido, ya que siempre que me veía, me guiñaba un ojo, y si alguna vez coincidíamos en algún lugar donde no había gente, siempre se metía conmigo, y en más de una ocasión, me había tocado el culo y metido mano.
Yo me estaba duchando en una de las 2 duchas que teníamos para los eventuales, cuando llegaron ellos. Los 2 colegas del gitano se metieron en la que estaba libre, y el gitano se metió en la que estaba yo.
-Deja que me remoje payo, mientras te enjabonas -me dijo metiéndose en la ducha que yo estaba.
Me arrimé dejándole espacio, pero quedé pegado a la pared, y al ponerse el gitano debajo de la ducha, quedaba pegado a mí.
-Deja que te enjabono yo -me dijo empezando a meterme mano. Empezó a pasarme las manos por la espalda, luego paso a mi pecho agarrando mis pezones, bajando luego hasta mi pubis y frotarme la polla y huevos, cosa que me hizo mover el culo hacia atrás, pegándome a su cuerpo.
-Uy payo, vaya culito que tienes -me decía pegándose más a mí.- Mira cómo se me pone la verga, payo.
Me había arrimado su polla al canal de mi culo, por lo que me hizo estremecer.
-Eh -le protesté mientras me giraba hacía él.
-Mira cómo me la has puesto -me decía, tocándose la polla con la mano.
Miré para la polla del gitano, viendo que se estaba empalmando; tenía una polla larga y delgada; se le empezaba a asomar el glande por el prepucio, aquello me hacía relamerme y ganas de agarrarle la polla para llevarla a mi boca.
Aquella visión me estaba poniendo nervioso y caliente de tal manera, que me estaba haciendo empalmar.
-Uy payo, mira cómo te pones,
-¿te gusta mi polla?
-Te ha gustado el roce de mi polla ¿eh?
-Deja que me saque el jabón -le contesté al gitano, metiéndome debajo del agua.
¡Dios! Aquella situación me estaba ruborizando, estaba empezando a ponérseme la polla tiesa a más no poder.
Estaba terminando de aclararme cuando me pasó la mano por el culo diciendo, tienes un culito muy rico payo. Al notar la mano acariciarme el culo, pegué un respingo quedándome pegado a la pared de la ducha. El arrimó su cabeza a mi oído y colocando su mano en mi culo llevó uno de sus dedos a la entrada de este, y mientras presionaba mi esfínter para introducirme el dedo, me decía al oído: Deja que te meta mi polla en este culito tan rico, ya verás cómo te hago gozar. Sé cómo me miras y sé que te gusta mi polla, me decía mientras presionaba mi esfínter con el dedo. Llevó la otra mano a mi polla agarrándola, cosa que me hizo echar el culo hacia atrás y que el dedo que tenía presionando mi esfínter, se introdujera un poco haciendo que mi esfínter cediera, dejándole el camino libre.
-¡Ohhh! -Grité al notar entrar parte de su dedo en mi ano.
-¡Uy! Mira cómo se abre tu culito -al notar mi dedo tocar este chochito que tienes.- Y mira cómo estás de empalmado -me decía mientras me meneaba la polla suavemente. Terminó por meter todo el dedo dentro de mi culo y pegándose a mí, me acorraló contra la pared de la ducha, y sin dejarme mover, empezó a meter y sacar su dedo en mi culo, a la vez que me iba meneando la polla.
-Así payo, relájate y deja que te folle. Anda inclina un poco el culito y deja que te meta la polla. Sé que lo estás deseando y ahora solo estamos nosotros. Ya verás cómo te hago gemir de placer. Anda se bueno y deja que te dé por el culo, payo -me decía con la boca pegada a mi oreja.
-Puede venir gente -le dije- además en la ducha de al lado están tus colegas.
-Por ellos no te preocupes, ellos también quieren follarte, pero eso mejor lo hacemos en otro sitio. Si tú quieres puedes venir con nosotros a tomar algo y luego vamos a otro lugar.
-Pues mejor vámonos ahora en lugar de hacerlo aquí.
-Mira cómo estoy -me dijo el gitano arrimando su polla a mi pierna.- No aguanto más, estoy a punto de correrme, tienes un culito que me vuelve loco. Anda se bueno y deja que te dé por el culo que sé que lo estás deseando -me decía, pegando su cuerpo a mi espalda y subiéndome las manos para que las apoyara en la pared de azulejos.
Teniéndome pegado a la pared de azulejos, Arrimó su polla a mi culo y agarrándola con su mano, la fue llevando a la entrada de mi ano. Colocó la cabeza pegada a mi esfínter, y dando un suave movimiento a sus caderas, me enterró más de la mitad de la polla.
-¡Ohhh! ¡ooohhh! -Gemí al sentir entrar la polla del gitano en mi culo. Dio otro movimiento a su pelvis, terminando de meterme toda la polla.
-¡Ohhh! -Suspiré a la vez que daba un respingo poniéndome más derecho, al notar su polla tocar el fondo de mi culo.
Arrastró sus pies mientras mantenía pegada su pelvis a mi culo, haciendo que yo abriera un poco más mis piernas, para colocarse él mejor y empezar a mover sus caderas, haciendo que su polla fuera entrando y saliendo de mi ano.
-Así payo, así te quería tener. Deja que mi polla te dé por el culo, así, deja que te folle, ya verás cómo te voy a hacer disfrutar. ¡Joder que culito tienes payo! Mira que bien traga tu culito mi polla, ¡ooohhh que calentito y cerradito lo tienes!
-Ya vi cómo me mirabas payo, cada vez que mirabas mi polla tus ojitos brillaban de lujuria. Sé que la estabas deseando.
Notaba cómo la polla del gitano me rozaba la próstata y luego tocaba el fondo de mi culo, a la vez que chocaban sus huevos con los míos.
Yo estaba gimiendo sin parar, ¡ooohhh! ¡ooohhh! Mientras la polla del gitano me follaba el culo, y su mano me meneaba la polla al ritmo de sus culeadas.
¡Dios que gusto me estaba dando aquella maravilla de polla! Notaba cómo se deslizaba dentro de mi culo, y cómo sus huevos chocaban con los míos, ¡ooohhh! Gemía y mordía los labios al notar el roce de su polla.
-¡Ay payo que culito tienes! Hoy vamos a follarte bien follao. Lo vamos a pasar de puta madre, payo.
Yo no pude aguantar más, y empecé a eyacular, ¡ooohhh! ¡ooohhh! Me corro, me corro, ¡ooohhh! Empecé a lanzar chorros de semen por los azulejos de la ducha.
Esto hizo que mi culo presionara la polla del gitano, haciéndolo que él también se empezara a correr, ¡aaahhh payo! ¡aaahhh! Como aprietas el chochito, ¡aaahhh! Que gusto. Lanzó varios trallazos de leche, en lo más hondo de mi culo, mientras a mí me empezaban a temblar las piernas.
-¡Ahhh payo! Que gusto, joder me has exprimido la polla -me decía mientras me lamía el cuello y oreja.
Poco a poco fuimos recuperando la respiración, a la vez que la polla del gitano iba saliendo de mi culo. Tenía la cabeza sobre mis hombros y su mano seguía acariciando mi polla y huevos.
-Qué bueno ha estado payo. Tu culito es cómo un chochito virgen, calentito y muy apretadito. Que gusto me ha dado follarte.
-Ahora vamos a terminar de ducharnos, vamos a tomar unas cervecitas, y luego a seguir follándote. Vamos a darle placer a ese chochito que tienes por culo. Te vamos a preñar bien preñado payo.
Cuando salimos de la ducha para vestirnos, allí estaban esperando sus 2 colegas. Tenían una sonrisa que les llegaba de oreja a oreja. Joder cómo habéis disfrutado de la ducha, nos largaron al vernos salir de la ducha. Yo estoy seguro de que tenía la cara en aquel momento, al rojo vivo. Cómo pude esquivé las miradas, y cogiendo la toalla de la mochila que tenía, empecé a secarme.
-Bueno -empezó a hablar el gitano a sus colegas- ahora vamos a tomar unas cervecitas, y luego vamos a seguir chingando. Oye payo, tú te llamas Dani, ¿verdad?
-Sí -le contesté.
-Bueno pues supongo que ya sabes cómo nos llamamos. Él es el Ramón, este Luis, y yo Víctor, pero me puedes decir gitano.
-Sí, ya sé cómo os llamáis.
Mientras terminaba de secarme, el gitano hablaba a sus colegas, llevaba su mano a mi culo, lo volvió a acariciar y decirles, tiene un culito divino, es cómo un chochito virgen, me lo voy a chingar bien chingao, hoy te voy a dejar embarazado payo, te voy a preñar con mi lechita.
Menos mal que nos vestimos rápido, si no, estoy seguro de que me hubieran follado de nuevo allí.
Fuimos los 4 al bar del puerto, donde estuvimos bebiendo unas cervezas y comiendo unos pinchos, hasta que nos marchamos de allí. Y menos mal que nos fuimos, si no, ya salgo borracho de allí. Entre la cerveza y los porros de hachís; cosa que yo no suelo fumar; ya iba medio colocado.
Ellos tenían una furgoneta, por lo que montamos los 4 en ella. El gitano y yo, subimos por la puerta lateral que daba a la zona de carga, y los 2 colegas, uno era el que conducía, y el otro iba de copiloto. Solo tenía asiento para el copiloto y el conductor, los otros 2, íbamos de pie o sentados en lo que era la zona de carga. Bueno allí tenían una especie de butaca, en la que se podía sentar una persona o 2 si eran niños.
-Ven paquí payo, sienta aquí junto a mí. -Me dijo el gitano.
Me senté casi entre sus piernas, dejando la mochila junto a las bolsas de ellos.
El gitano me agarró por la cintura, pegándome a él.
-Ya tengo ganas de chingarte de nuevo payo. Tienes un culito que me pone a mil.
Me tenía abrazado y con sus manos no dejaba de meterme mano por todas partes. Empezó a desabrocharme el cinturón, siguiendo luego con el pantalón. Ya me había desabrochado y bajado parte del pantalón, cuando empezó a meter sus manos por dentro de mi slip. Empezó a sobarme la polla y huevos, empezando esta a reaccionar.
Yo iba agarrado a una de las barras que separaban la zona de carga con los asientos del conductor y copiloto, cuando el gitano metió una de sus manos por debajo de mi culo, llevando uno de sus dedos a la entrada de mi ano. Presionó un poco hasta que consiguió meterme el dedo en el culo, ¡ooohhh! Gemí al notar entrar el dedo.
-Te gusta lo que te hago ¿eh?
-Sí, sí que te gusta, mira cómo ya tienes la polla durita de nuevo.
Sacó el dedo de mi culo, empezando a bajarme por completo el slip y pantalón. Pues no te preocupes que ahora te voy a chingar este culito mientras vamos en la furgoneta.
Terminó de bajarme el slip y pantalón, sacándolos por completo, junto a las zapatillas de deporte que llevaba. Luego tiró de mi camiseta hacia arriba, sacándomela por la cabeza.
El muy hijo puta del gitano, ya me tenía completamente en pelotas, medio colocado, y con ganas de ser follado de nuevo.
En un plis plas se sacó su camiseta, bajado sus pantalones y slip, quedando su polla al aire. Ya la tenía tiesa y dura, lista para follarme de nuevo.
-Ponte aquí de rodillas payo, y chúpala un poco que te voy a volver a preñar este culito.
Me puse donde me ordenó, agarré la polla con mis manos llevándola a mi boca. Abrí la boca, tragándome aquella polla tan maravillosa que me hacía babear de lujuria.
Empecé a chupar la polla del gitano, mientras este agarraba mi cabeza haciendo que tragara toda la polla, ¡ooohhh payo que gusto! Que putita estás echa, ¡ooohhh que bien la chupas!
-Joder Víctor -le soltó uno de los colegas, ya podíais haber esperado a que llegáramos, nos estáis poniendo cómo burros.
-Tranquilo hermano, que vas a tener culo pa follar todo el día. Esta putita está caliente y salida a más no poder. Tiene ganas de polla y que le preñen el culito de puta que tiene. Y yo me lo voy a chingar mientras no llegamos.
Llevaba un buen rato chupando la polla del gitano, cuando se paró la furgoneta.
-Ramón -dijo el gitano- coge cervezas, y que te de el Toni el material. Ah, y coge también tabaco y papel.
El copiloto que era el Ramón bajó de la furgoneta, y al cabo de un rato se abrió la puerta trasera del furgón; detalle que me asustó un poco; tranquilo payo, me dijo el gitano, solo es el Ramón con la mercancía.
Entró el colega del gitano, y después de dejar unas cajas de cerveza, cerró la puerta quedándose el dentro.
-No aguanto más, déjame darle por el culo mientras te la chupa -le dijo al gitano.
Ya se había bajado los pantalones y sacado la polla, la cual estaba tiesa cómo el mástil de un velero, cuando echó mano a mi culo, llevando un dedo a mi ano metiendo el dedo dentro.
-Joder tengo los huevos que me explotan -dijo mientras se ponía la furgoneta de nuevo en marcha. Se arrodilló detrás de mí, colocó una mano sobre mi espalda, llevando con la otra su polla a la entrada de mi culo.
La polla del Ramón era más gruesa que la del gitano, pero nada más colocarla en la entrada a mi ano y presionar un poco, mi esfínter cedió dejando que entrara en mi culo.
¡Ufff! Ya me había clavado la polla el Ramón. Ahora tenía la polla del gitano en la boca, y al colega dándome por el culo.
Se agarró a mis caderas, empezando un mete y saca de su polla en mi culo, que me hacía delirar, ¡ooohhh que gusto!
-Joder que gusto -decía mientras me culeaba a toda velocidad- ¡ooohhh que gusto! Maricón, que gusto da follarte este culito. Me tenías a punto de reventar cabrón.
Empezó a clavarme la polla más a fondo, cuando empezó a dar gritos y empezar a correrse, ¡ooohhh maricón! Me corro, ¡ooohhh! Me corro.
Soltó 5 trallazos de leche, dejando de culearme y dejando que su polla saliera poco a poco de mi culo.
-Joder maricón que pedazo de culo tienes -decía mientras se dejaba caer sentado en el suelo de la furgoneta.
Yo seguía chupando la polla del gitano. Tenía los ojos cerrados y la polla goteándome semen continuamente.
-Joder payo, sí que eres bien puta, lo debes estar pasando de puta madre, tienes la polla que no para de soltar semen. Me tienes pringada toda la pierna.
-Ven -me dijo el gitano levantándome la cabeza.- Vamos a chingarte el culito de nuevo, a ver si te dejamos preñado.
Me hizo levantar, ordenándome que me sentara a horcajadas sobre él.
-Ven payo, abre las piernas y siéntate sobre la polla. Ve agachándote poco a poco, agárrate a mis hombros y ve agachándote mientras yo te voy metiendo la polla.
Me apoyé en sus hombros, y me fui agachando poco a poco. Noté cómo colocaba la cabeza de su polla en la entrada de mi ano, y cómo esta se iba introduciendo dentro de mí.
¡Ohhh Dios! El cuerpo me temblaba de placer, haciendo que me abrazara más al gitano que me estaba dando por el culo. Apenas tenía fuerza para cabalgar sobre la polla que el gitano me estaba metiendo en el culo.
Menos mal que el gitano me ayudaba con sus manos, si no me quedaría abrazado a él, con la polla clavada en mi culo, y la cabeza sobre sus hombros.
-Así, payo así, muévete que te voy a preñar bien preñado, ¡ooohhh que gusto payo! -Suspiraba el gitano mientras me daba por el culo- ¡ooohhh! Cómo me gusta tu culo payo. Así, muévelo así, ¡ooohhh! Que chochito tienes maricón.
Dios, ya me estaba empezando a correr sobre el pecho y vientre del gitano, y la polla que me daba por el culo se clavaba cada vez más en mis entrañas, ¡ooohhh me corro! Me corro, gemía yo mientras estaba soltando todo mi esperma sobre el pecho y vientre del gitano.
-¡Ay payo! Mira cómo te corres, cómo estás gozando puta, menuda chingada que te estoy pegando.
Llevábamos ya unos 5 minutos que habíamos llegado, y el gitano seguía dándome por el culo. Me tenía a horcajadas sobre él, haciendo que subiera y bajara sobre su polla.
-Así payo, mueve este culito de puta, que te lo voy a preñar. Así, así muévete así, ¡ooohhh así! ¡aaahhh! Me corro payo, ¡aaahhh! Me corro, me corro.
Soltó varios trallazos de leche en lo más hondo de mi culo, dejándome esparramado sobre su pecho y hombro.
No podía más, estaba agotado y el cuerpo me temblaba de tanto placer que me había dado la polla del gitano.
Cuando me fui levantando, la polla del gitano terminó de salir de mi culo, empezando a escurrirse por mis piernas el semen que me habían metido.
Las piernas me temblaban, y sudaba por todos los poros de mi piel. Estaba agarrado a los barrotes que separaban la zona de carga cuando se abrió la puerta trasera del furgón. Eran Luis y Ramón; el cual había salido cuando habíamos llegado; que venían por las cervezas.
-¿Dónde estamos? -Les pregunté.
-Puedes salir que no hay nadie -me dijo Luis- aquí solo estamos nosotros, así que no te preocupes, que no te va a ver nadie.
Recogí mi ropa para vestirme, cuando el gitano me sujetó por la mano diciéndome, no te vistas payo, quédate en bolas que aquí nadie nos va a molestar, y te vamos a seguir follando. Quiero verte así desnudo y disfrutar de la visión de tu cuerpo, y ver cómo te folla la polla del Luis. Quiero ver cómo te abre el culo ese pedazo de polla que tiene; le dicen el banana de mote.
-Pero es que necesito ir a mear -le dije.
-No te preocupes, puedes salir que solo estamos nosotros. Toma, pon las deportivas, y enfrente de la chabola, hay un pequeño bosque donde vamos a mear y cagar.
Cogí las deportivas, calzándome y salí de la furgoneta. Nada más salir vi la chabola, miré para ver si sabía dónde estábamos, pero allí solo se veía la chabola, que además parecía que había animales; cosa que así era cómo pude comprobar más tarde; miré alrededor, y vi enfrente un pequeño bosque, a donde me encaminé para mear, ya que necesitaba descargar mi vejiga, y es que empezaba a hacer efecto las cervezas que había bebido.
Me paré a mear al pie de uno de los árboles que había después de entrar un poco en aquel pequeño bosque. Cuando estaba terminando de mear, escuché cómo llegaba el gitano, quedándose detrás de mí. Que culito más bonito que tienes payo, me decía mientras me lo acariciaba con su mano; me hizo estremecer aquella caricia que me dio el gitano con su mano; suspiré mientras intentaba relajarme y terminar de vaciar la vejiga. Pero el gitano se arrimó más a mí, pegando su cuerpo desnudo a mi espalda, y pegando su verga a mi culito, llevó su mano a mi polla, sujetándola hasta que terminé de mear. Me meneaba suavemente la polla, mientras me susurraba al oído cómo me iban follar.
-Te vamos a chingar bien chingado este culito que tienes -me decía mientras mordía el cuello y hombro, y a la vez me seguía meneando suavemente la polla.- Te vamos a dejar bien preñado payo, hace tiempo que te tenía ganas, este culito me vuelve loco. -Llevó su mano izquierda a mi culo, introduciendo su dedo medio en mi ano.- Mira que bien entra mi dedo. Está bien lubricado gracias a la chingada que te hemos dado. -Metió otro dedo, haciéndome abrir más las piernas y dar un pequeño gemido, ¡ooohhh!- Eres bien puta, pero tranquilo que hoy vas a quedar bien chingado.
Sacó sus dedos de mis entrañas, y sobándome el culo, me llevaba de vuelta hasta la furgoneta. Vamos a beber unas garinbas y fumar unos porritos mientras nos recuperamos un poco, luego ya te seguiremos chingando este culito.
Habían sacado un banco de la chabola, donde estaban sentados los 2 colegas del gitano, bebiendo unas cervezas y haciéndose unos porros. Ven, siéntate aquí me indico el gitano colocando una especie de colchoneta en el suelo de la furgoneta. Nos sentamos los 2 allí; era la parte trasera de la furgoneta, la cual tenía la puerta abierta; quedando frente a los colegas y la chabola. Cogió 2 cervezas, pasándome una a mí, y tan pronto terminaron de liar uno de los porros, se lo pasaron al gitano. Este lo encendió, y luego de darle unas caladas, me lo pasó a mí; toma payo, fuma un poco que ya verás cómo te relaja. Lo agarré y después de darle unas caladas, se lo volví a pasar al gitano. No payo, fuma que hay más.
Aquello estaba haciendo que cogiera un buen colocón; no estaba acostumbrado a fumar porros; entre las cervezas que llevaba y los porros, ya estaba bien colocado.
Después de varias cervezas, tuve que ir a mear otra vez, pero al ponerme de pie, hice unos quiebros que casi me hacen caer. No fui al suelo gracias a los reflejos del gitano, que en un rápido movimiento me sujetó. Espera payo que te acompaño.
Después de mear los 2, volvimos a la furgoneta, pero esta vez yo en lugar de quedarme sentado, me quedé tumbado boca arriba. No recuerdo el tiempo que pasó; no creo que mucho; cuando noté que me sacaban las deportivas, me abrían las piernas, y metían un dedo en el culo. Abrí los ojos y vi al colega del gitano, Luis, Que estaba de cintura para abajo desnudo, con un pedazo de polla, tiesa y dura, dispuesta para entrar en mi culo.
¡Dios! Que pedazo de polla tenía; por eso le decían el bananas; era cómo una banana gigante, y además la tenía curvada hacia la izquierda. El que me estaba metiendo el dedo en el culo, era el gitano, que cuando vio que abría los ojos, me dijo, tranquilo payo, que ya verás cómo te entra la banana del Luis.
Se colocó el gitano junto a mi cabeza, poniendo la misma entre sus piernas; los huevos del gitano me daban en la cara; y con sus manos sujetó mis piernas por detrás de las rodillas, tirando de ellas hacia mi pecho. El culo quedó a plena disposición de aquella polla que veía, y que poco a poco se fue acercando a mi esfínter.
Ya notaba la cabeza de la polla apoyada en la entrada de mi culo, cuando noté cómo poco a poco iba entrando aquel pedazo de verga.
¡Ahhh! Grité al notar cómo iba entrando, espera espera, le dije, cuando me largó un viaje que hizo que me entrara toda la polla, ¡aaahhh! Grité al sentir cómo entraba aquella tremenda banana en mi culo.
¡Uffff! Ya me había ensartado por completo, notaba sus huevos pegados a mi culo, y cómo me clavaba los dedos en mis caderas. Se colocó a su gusto, empezando a sacar y meter aquella verga dentro de mí.
Notaba cómo pegaba su pelvis y huevos en mi culo, y aquella polla me iba abriendo cada vez más mi ano. ¡Ohhh dios! Aquella polla me llenaba el culo por completo haciéndome gritar cada vez que su pelvis chocaba con mi culo, haciéndome poner los ojos en blanco, y gemir cómo una perra en celo, ¡ooohhhh! ¡ooohhhh! Se escuchaban mis gemidos, a la vez que se oía el chof chof chof de su polla al entrar y salir de mi culo.
-¡Ay que gusto! ¡Ay que gusto! -Decía el cabronazo que me estaba dando por el culo- ¡ay que gusto maricón! Que pedazo de zorra que eres, vaya culo que tienes.
Después de un buen rato dándome por el culo, empezó a follarme más fuerte a la vez que gritaba, me corro, me corro, ¡ooohhhh! ¡ooohhh! Empezando a descargar su leche en lo más profundo de mi culo.
Una vez terminó de descargar su semen y recuperar el aliento, fue dejando que saliera su polla de mi culo, hasta que salió por completo. Se tumbó a mi costado terminando de recuperarse y luego se levantó para ir por una cerveza.
El que no iba tener descanso era mi pobre culo, ya que el otro colega (Ramón), se había puesto cómo un burro al ver la follada que me habían terminado de dar. Así que, sin darme descanso, me cogió por las manos haciéndome poner de pie fuera de la furgoneta, me hizo dar la vuelta, me agachó haciéndome poner las manos sobre el suelo de la furgoneta, y haciendo que abriera las piernas, me clavó su polla de una estocada.
¡Ohhh! Gemí al sentirme empalado de nuevo. Ya volvía a estar ensartado por otra polla y aún no me había repuesto de la anterior follada.
El Ramón, me estaba dando por el culo a toda velocidad, haciendo que no parara de gemir y moverme cómo si fuera una marioneta. No paraba de llamarme de todo, desde puta a maricón, y decirme que me iba preñar el culo de puta que tenía.
Mientras tanto el gitano me sujetaba la cabeza, a la vez que poco a poco iba llevando su polla que ya empezaba a estar algo más que morcillona, a mi boca. Abrí la boca, dejando que entrara la rica polla del gitano. Empecé a chuparle el prepucio, le pasaba la lengua por la piel del prepucio, luego chupaba el glande, haciendo que cada vez se fuera empalmando cada vez más.
El gitano acariciaba mi cara, gimiendo, ¡ooohhh! ¡ooohhh! ¡ay payo que bien la chupas! Cuando de repente empezó a dar alaridos el Ramón, y gritar que se corría.
-Me corro, me corro, ¡aaahhh! -Y clavando sus dedos en mis caderas, empezó a soltar todo su esperma dentro de mi culo.
Cuando terminó de eyacular, su polla fue saliendo de mi culo, hasta que salió, quedando pegada a mi ano, hasta que, dándome un par de palmadas en mi culo, se separó de mí.
Una vez terminó de darme por el culo, yo saqué la polla del gitano de mi boca, pidiéndole que me dejara descansar un poco.
Me senté en el suelo del furgón poniendo las piernas fuera, mientras el gitano me traía una cerveza y se sentaba a mi lado. Toma payo, bebe un poco que te lo mereces.
Bebí esa cerveza y otra más, hasta que tuve que volver a ir a mear.
El gitano venía conmigo de la mano, y mientras me puse a mear, él se puso pegado a mi espalda con sus manos sujetaba mi polla a la vez que me restregaba la suya por mi culo.
Mientras meaba él se restregaba la polla por mi culo y mordía mi nuca, ¡ummm! Cómo me gustas payo me susurraba.
Ya había terminado de mear, pero él seguía a mi espalda restregando su polla por mi culo, mordiéndome la nuca cuello y hombro, a la vez que meneaba suavemente mi polla que ya había terminado de expulsar todo el líquido que contenía mi vejiga.
Mi polla ya empezaba a estar tiesa a tope, empezando yo a gemir por culpa de aquellas sensuales caricias que estaba recibiendo por parte del gitano. Poco a poco me fue haciendo inclinar, hasta que tuve que apoyar las manos sobre el árbol que tenía enfrente de mí.
Cuando me hube apoyado, el gitano con sus piernas hizo que abriera las mías y me inclinara un poco. Fue restregando su polla sobre mi culo, hasta que encontró la entrada a mi ano. Presionó un poco, haciendo que su glande abriera mi esfínter. Empujó un poco y después de unos segundos, movió su pelvis, haciendo que su polla terminara por entrar de todo.
¡Ohhh! Suspiré al notar entrar la rica polla del gitano de nuevo en mi culo. Ya volvía a estar siendo chingado por aquel gitano, que tan rico me daba por el culo con aquella hermosa polla que tenía.
Colocó sus piernas más pegadas a mí, para luego empezar un rico mete y saca. El muy cabrón follaba cómo nadie, era sensual y cariñoso, haciéndome gozar cómo nunca había gozado; me tenía al borde de la locura; mi polla no paraba de gotear semen, y haciendo que pegara mi culo a su pelvis para que su polla entrara más en mí.
Solo se escuchaba el chof chof chof de su polla al entrar y salir de mi culo, y los gemidos que en forma de lamento soltaba yo al ser follado por aquella hermosa polla.
Ya llevábamos un buen rato follando, cuando noté cómo una sensación de placer subía por mis huevos, hasta que mi polla exploto soltando todo el esperma que contenían mis huevos, ¡ooohhhh! ¡ooohhh! Empecé a gemir mientras me corría sobre aquel árbol, y seguía siendo follado por aquel gitano.
Al notar cómo me corría, el gitano empezó a darme por el culo a mayor velocidad y clavándome la polla lo más profundo que podía, ¡ay payo que gusto! Decía el gitano sin parar de follarme, ¡ay payo que gusto!
No tardó mucho en derramar su leche en mi culo el gitano, ¡ay payo me corro! Me corro, ¡ooohhh! ¡ooohhh! Gemía el gitano soltando su semen en lo más profundo de mi culo.
Quedamos un rato pegados uno junto al otro, hasta que su polla salió por si sola de mi culo. El gitano seguía abrazado a mi espalda, lamiendo mi cuello y mordiéndome la nuca. Te estaría chingando todo el día y noche y no me cansaría nunca de chingarte este precioso culo que tienes payo.
Cuando nos dimos recuperado, me llevó de vuelta a donde estaba la furgoneta. Ahora sí nos vestimos, ya que empezaba a ser de noche y a refrescar un poco. Una vez vestidos, tomamos las últimas cervezas, y después de cerrar la chabola, nos fuimos de allí.
Me llevaron hasta cerca de mi casa, y luego de mirar la hora que era; cerca de las 11 de la noche; me despedí de ellos hasta el lunes que volveríamos a trabajar en la descarga del pescado congelado.
Iba con medio colocón, el culo abierto y chingado a tope, súper agotado, pero sobre todo muy feliz, y el culito bien preñado de leche.
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