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Categoría: Maduras

El despertar de una madura reprimida

Después de la maratoniana noche del sábado, iba camino de mi casa con ganas de llegar a mi casa y dormir hasta decir basta. Ya estaba amaneciendo, llegue pero antes de aparcar sonó el teléfono, pare un momento y atendí la llamada. La voz no me era familiar, era un hombre que pregunto por mí, contestándole que era yo, que quien era y que quería a estas horas. Respondiéndome que llamaba de parte de Pedro, que no se encontraba bien, que había bebido un poco de más, dándome la dirección para que lo recogiera, colgando a continuación.



No sabía ni donde estaba la calle que me dijo. Salí a la avenida, para tratar de parar un taxi y preguntarle, pero lo primero que vi fue un coche de la policía, así que lo pare y pregunte. Mientras sacaban un plano, ya me iban diciendo que era una calle que salía de la Av. Costa Blanca, cuando les dije el nombre del pub, me dieron todos los datos de cómo llegar y me lo mostraron en el plano.



Cuando llegue Pedro no estaba muy bebido, más bien pesadito. Le ocurría como a mí, no estamos acostumbrados a tomar alcohol. Una vez que lo convencí, lo metí en el coche y le dije que dormiría la mona en mi casa. El me contesto que nada de eso, que en su casa no había nadie, que sus padres estaban fuera.



No es que fuera muy bebido, lo que dije antes estaba un pelín pasado de copas. Lo mismo me hubiera pasado a mí. Durante el trayecto a su casa, solo sabía decir que su padre era un cornudo de mierda y su madre una zorra hipócrita. Yo trataba de calmarlo, pero no había manera el seguía con lo mismo. Hasta que le pregunte qué había pasado para estar de esa manera.



Contándome que antes de irse sus padres de fin de semana, no le quedó más remedio que aceptar las condiciones de su padre e ir a trabajar con él desde ya. Y volvía a decir lo mismo de sus padres. Yo para tranquilizarlo le decía que ya vería como tampoco era para tanto, además al final el seria el dueño. Encontramos un hueco para aparcar y decidí acompañarlo a su casa, para asegurarme de que estaba bien.



Una vez en su casa, se veía que era un vivienda grande, todo lo que vi era lujoso, pero para mi gusto un poco recargado. Pero Pedro seguía muy pesado. Y yo lo único que quería era irme a dormir.



-Lo he pensado tú has confiado mucho en mí y yo haré lo mismo contigo. Como estamos solos, ven acompáñame, vamos a la habitación de mis padres.



-Pedro, piénsatelo antes, luego no tengamos mal rollo. Que no estás en condiciones. Hazme caso. (Caminando detrás de él)



-Lo he pensado de sobra, además mi padre ya sabes, es un gilipollas. (Se notaba las diferencias tan importantes con su padre. ¿Pero… y su madre?)



-Lo decía más bien por tu madre.



-Por esa zorra hipócrita que ayer fue borde contigo y luego no me apoyo, dándole la razón a mi padre. No te preocupes.



Una vez en la habitación y en un armario empotrado, debajo del zapatero, se levantaba y había un hueco grandísimo, con cajas. Saco casi todo y había de todo. Consoladores de todos los tamaños y formas, arneses, vibradores, bolas chinas… menudo “arsenal”. Cogiendo una caja de zapatos en concreto.



Me indico que fuéramos para el salón. Encendió la tele y cogiendo algo de la caja de zapatos, que no pude ver lo que era, porque me lo impedía su espalda. Cogió un mando le dio al play. Se veía la habitación de sus padres, la cama sin nadie, al rato se ve a la madre, estaba totalmente desnuda, se tumbaba en la cama y colocaba parte de los “aparatitos” que acababa de ver junto a ella. La madre le decía auténticos disparates al padre, me refiero a insultos y otras cosas, mientras se masturbaba con los consoladores. Estaba claro que la madre era mucha mujer para tan poco hombre. Tenía unas tetas mucho más grandes de lo que intuí cuando la conocí. De pronto dio al pause y mirándome…



-Ves porque no le puedo respetar. Conmigo muy machito y donde lo tiene que ser nada.



-Hay que saber diferenciar, las cosas Pedro. No hay que mezclar los momentos sexuales, con la vida normal. Con el matrimonio del otro día por ejemplo, yo a ellos los respeto un montón, lo del sexo es otra cosa.



-Vale lo que tú digas (Saliendo del salón)



Como veía que no venía, fui a ver qué pasaba, cuando me lo encontré roncando en su cama. Por lo que decidí recoger todo, no fuera que sus padres le pillaran y lo dejaría donde lo saco todo. Cuando llegue al salón y ver a la madre allí en la pantalla, no me pude resistir y di al play.



Pude ver como ella mirando a la cámara, le decía cosas como… que un día se fallaría a algún hombre que le diera lo que le hacía falta, metiéndose un consolador hasta bien dentro. Oía al marido que la llamaba puta, que seguro que ya lo tenía pensado y decía nombres que yo no tenía ni idea. Pero ella le decía que no, que eran viejos para ella, que serían más jóvenes. Luego se puso a cuatro metiéndose uno pequeño por el culo, diciéndole que ya pillaría a alguien que la rompiera bien el culo y que no le pasara como a él, que tenía una polla de mierda, que no se ponía lo suficientemente dura para metérsela.



Luego se quitó el consolador pequeño que se metía en el culo y le dijo al marido, venga maricón ven a comerme el culo, que ya lo estoy preparando para cuando encuentre un macho de verdad. Se vio movimiento de la cámara y luego se vio aparecer al marido desnudo, que se puso a comerla el culo. Ella se meneaba y los dos melones que tenía como tetas, se movían de tal manera, que provoco que se me pusiese dura, menuda visión…



Guarde todo y lo deje donde estaba. Marchándome luego. Pero en la cabeza ya tenía metido como follarme a la madre de Pedro, sería muy difícil, porque era muy borde y no pondría su matrimonio en peligro. De camino a mi casa ya iba pensando como ingeniármelas para estar con Lili.



Prácticamente pasó una semana sin encontrarme con nadie, el jueves en el gym me encontré a Pedro, que me miro con cara de avergonzado, yo me di cuenta rápidamente y me dirigí hacia él, antes de que pudiera decir nada, le dije que éramos amigos y que yo era una tumba. La cara le cambio y me dio un apretón de manos.



Luego cuando salimos del gym, me dijo que el viernes se reunía los más cercanos para cenar y celebrar el ingreso de el en la empresa. Que quería que fuera, me lo pidió de por favor. Me hice rogar un poquito, estaba loco por ir. Pero había que tensar un poco la cuerda, diciéndole que no quería que mi presencia estropeara la noche, que después de lo sucedido con su madre… no podía, que lo sentía.



Mis cálculos eran, que como era el mimado de su madre y había cedido a trabajar con el padre, lo que hizo que la tensión desapareciera de su casa, él se lo contaría a su madre de alguna manera, la madre me lo pediría y sería un buen acercamiento. Claro esto era la idea que me hice, pero ya veríamos si me equivocaba o no.



Estaba en mi casa metido en la ducha y oía sonar el teléfono, pero no me moleste en salir, ya llamarían de nuevo.



Cuando acabe de ducharme, mire el teléfono y no sabía quién podría ser. Ya llamarían otra vez. No me equivoque. Era la madre de Pedro.



-Disculpe que no la cogiera antes, estaba en la ducha.



-No pasa nada, pero si me vuelves a tratar de usted… perderemos las amistades.



-Bueno pues dime para que me llamas.



-Me ha contado Pedro que no quieres venir mañana a la cena. Para él y para todos es importante. Como me imagino que es por lo del otro día, solo quiero pedirte disculpas, porque me equivoque y me pase mucho contigo.



-Mira, me gusta ser sincero. Lo malo que solo te equivocaste en lo de que te vacilaba, que eso no era verdad. Pero en el resto… me calaste bien calado. Y no quiero que como tú te diste cuenta, alguien más se pueda dar cuenta o que me pueda pasar contigo y… te enfades. (Hubo un silencio)



-No sé qué has podido ver en una mujer mayor que tú, bastante mayor.



-Si lo dijera, ni me saludarías, porque en algunas cosas podría sonar a falta de respeto, aunque no lo fueran, lo mejor que me quede callado.



-No has dicho que te gusta ser sincero, pues demuéstralo.



-Pues que una mujer tan exuberante, con ese cuerpazo, que es imposible que los ojos no lo miren... y no se enfade, pero es imposible que su marido pueda… ya me entiende.



-Que no me trates de usted y termina.



-Alimentar ese cuerpo. Dicho esto, entiendo que no quiera ya, que vaya a la cena. Le diré a Pedro que me puse malo. Y ya está.



-Entiendo que un jovencito se encapriche de una mujer madura, pero no hay que darle mayor importancia, ya verás con el tiempo como cuando pienses en esto te reirás. Y ahora viene lo más importante…  ¿Tú crees que puedes hacerme el favor de ser civilizado por una noche?



-No quiero mentir y mucho menos comprometerme a algo que no sé si lo puedo cumplir. Lo único que me puedo comprometerme es a tratar de intentarlo.



-Me conformo con eso.



-¿Y tú me puedes hacer un favor a mí? Bueno mejor dicho dos.



-Suelta por esa boquita.



-Como Pedro me ha dicho que luego iríamos a un sitio a bailar, que bailemos una canción lenta.



-No creo que sea lo más conveniente.



-¿Sí o no?



-Siempre que te comportes como debes.



-A eso si me comprometo.



-Pues entonces sin problemas. ¿Y el segundo favor?



-En una foto de hace poco, que vi en el álbum de Pedro, ibas con un vestido azul oscuro, me gustaría que lo llevaras. (Era un vestido de los que me gustan, que dejan pocas cosas a la imaginación)



-Es que ese vestido es casi más de verano, que de esta estación. Y no sé si será muy adecuado…



-Si siempre vas provocativa, reconócelo. “Lo que se van a comer los humanos que lo disfruten los humanos y más sufre el que ve que el que enseña”. Y yo soy un sufridor… Jajaja.



-Sufridor no sé si serás, pero un caradura sí. No te lo prometo lo veo difícil. Porque no creo que a mi marido le haga gracia.



Era difícil analizar la conversación, porque siempre mi parte positiva es la que gana, pero esta vez tenía que prevalecer la prudencia, la cordura. El jueves acabo de lo más normal, estudiando y con tranquilidad. Me llamo Pedro por teléfono y me conto lo planificado para el día siguiente. La cena seria en Altea, eso no me gustó mucho, porque supondría una hora y media, de viaje entre la ida y la vuelta.



Pedro me dijo que la noche la pasaríamos en un hotel de allí, que el padre invitaba a todo, que ya tenía mi habitación reservada. Por lo que se ve, había tirado la casa por la ventana, para celebrar que su hijo trabajaría con él. Me parecía un poco exagerado, pero…



Seguía sin hacerme ninguna gracia, porque lo que yo había pensado era que si la cosa no pintaba bien, siempre me quedaba despedirme cortésmente e irme a ver a Eva o al local de intercambios. Así la cosa se complicaba más.



Yo sabía porque me lo dijo Pedro, que toda su familia comería en Altea y aunque me invito a la comida también, decline la invitación de la comida. A las seis de la tarde ya estaba allí. Me indicaron mi habitación y subí a dejar las pocas cosas que lleve. Entre ellas un traje, que no me hacía especial ilusión en ponérmelo, pero un día era un día.



Localice a Pedro y estuvimos juntos. A las 9 nos subimos a nuestras habitaciones, que estaban en pisos distintos. La cena era a las 10. Baje un poco antes de la hora y me dirigí al restaurante, cuando me paro una persona del hotel, preguntándome mi nombre, se lo di, miro una lista y le indico a otra persona donde me tenía que llevar.



Yo creía que seriamos pocos, pero vaya sorpresa parecía una boda. Ya estaba casi todo el mundo allí. La mesa que me toco era de “traca”, eso sí cerca de la mesa principal, pero la persona más joven de la mesa no cumplía ya los 70 años.



Lo primero que pensé es que me la había jugado la madre de Pedro. Pero empecé a fijarme en el resto de los comensales y los más jóvenes, quitándonos a Pedro, una mujer de la misma edad que Pedro más o menos y a mí, ninguno bajaba de los 40 años.



Mi cara era un poema, la conversación de los componentes de la mesa era “divertidísima”, para el colmo, a mi derecha me toco una mujer, que era viuda, tía abuela de Pedro, sorda hasta decir basta, me hablaba yo la contestaba, si la preguntaba algo ella me contestaba cualquier cosa. Pedro que estaba en la mesa con sus padres y abuelos, me miraba y se partía de risa, algo le decía a su madre, que se notaba que se aguantaba la risa, por cierto la madre iba vestida con total discreción.



Cuando acabamos la cena pero antes del café y los licores, el padre de Pedro se levantó y cogiendo un micrófono que tenían preparado. Se dirigió a todos los que estábamos allí. A la familia y a los directivos de su empresa. Por lo que no era yo el único que no era de la familia. Después de llevar un rato soltando el rollo, soltó el bombazo… “Que su hijo entraba a trabajar en la empresa, que estaba muy preparado (Eso era cierto) y que antes de un año, el dirigiría la empresa ya que él pensaba jubilarse.



Por las caras que pude ver, nadie se lo esperaba, ni tan siquiera Pedro ni su madre. Cuando termino muchos aplausos, me dio la sensación que mucho pelota. La gente se acercaba a dar la enhorabuena a Pedro, parecía una película de El Padrino. Ahora me explicaba de esa cena tan especial.



Pedro se escabullo y se acercó a mi mesa, le di la enhorabuena, estaba contento pero nerviosísimo, ves como no era tan malo. Me dijo que lo celebraríamos bien esa noche. Luego se acercó Lili, que había ido por varias mesas de los familiares. Cuando llego a la mía…



-¿No estarás molesto por colocarte en esta mesa? Es que no había otro sitio, discúlpame. Te debo una.



-Por lo único que estoy molesto es porque si me hubieras dicho, que venía un autobús del INSERSO (Para quien no lo sepa, es un organismo que prepara viajes para personas de la tercera edad), me hubiera ahorrado en venir en mi coche. Y por lo demás muy bien, ya sabes que me gustan las maduritas y más maduritas… imposible.



-Jajaja, que borde que eres. (Y se fue)



Una vez que finalizo todo y después de muchas fotos, la gente mayor se fueron a sus habitaciones. Pedro me dijo que se iba a poner más cómodo, que en media hora venían a recogernos para ir a una discoteca y no tener que conducir. Por lo que me subí a la habitación y me cambie.



Me había fijado que Pedro estaba todo el tiempo detrás de la mujer joven. Indagando me entere que era una prima suya. Cuando baje Pedro me metía prisa, que ya estaba uno de los autobuses. Así que nos fuimos a la discoteca, cuando llegue vi que más que una discoteca, era un pub gigante. Pero eso sí, con muy buena pinta.



Una vez dentro, estuve buscando con la vista alguna de las maduritas que vi en la cena, en concreto a tres, que se las veía cara de muermos junto a sus maridos, parejas o lo que fueran.



Rápidamente muchos de los hombres de la cena se pusieron en corrillos, sabía que eran directivos, así que supuse que estarían hablando del futuro cambio. Llegaron el resto de los invitados y entre ellos los padres de Pedro. El padre vestía igual, pero la madre… el vestido quedaba mejor en vivo, que en foto. Apetecía tropezar y caer de morros en ese escote, lo peor es que me venían imágenes a mi cabeza.



El padre se fue con parte de la familia a una zona que tenía reservada para él, lejos de la pista de baile y del follón. Yo estaba observando, el grupo de hombres que dije al principio, bebían como esponjas, el padre de Pedro no les andaba a la zaga. La mayoría de las mujeres con cara de cabreo, disimulándolo muy mal y Pedro babeando junto a su prima. Como ya la gente empezaba a estar muy “alegre”, decidí ir a bailar con las mujeres que había.



Al rato el cachondeo era máximo. Para ponerlo mejor me fui al DJ para pedirle que pusiera salsa. Empezamos todos a bailar salsa, como ellas estaban por la labor, me harte de meterlas mano, así a lo tonto. Ninguna se quejaba. Y cuando a alguna con motivo del baile, le pegue el paquete, no dijeron mucho. Eso si algunas colaboraron muy bien.



En un momento dado, me di cuenta que Lili estaba mirando desde el borde de la pista. La hice señas de que entrara a bailar, pero dijo que no. Rápidamente algunas de las mujeres la agarraron y la metieron en la pista. Era el empujoncito que la hacía falta, al rato está bailando como todas.



En un momento dado la cogí y baile con ella una canción de salsa, agarrándola de vez en cuando bien por las caderas y restregándola el paquete por el culo, pero solo porque la canción lo requería.



Cambiaron la música y aproveche para ir a beber un poco de agua. Estando en la barra se me acercaron dos mujeres, ninguna era de las que yo me había fijado. Pero de las dos una estaba muy bien. Nos pusimos a hablar cuando llego Lili, Pedro y su prima. Las dos mujeres dijeron… ¿Doña Liliana a que baila muy bien?, contestando ella que lo cierto era que sí. Pedro dijo que se había llevado una sorpresa viéndome, al igual que la prima. Las dos mujeres se fueron quedándonos Pedro, Lili, la prima y yo.



Pedro y su prima estaban, pero como si no estuvieran. Hablaban entre ellos y a los oídos. Pero la madre me dijo…



-Hoy estarás a tus anchas, has visto como las atraes, todas las maduritas para ti. No se puede pedir más.



-Que va, siempre se puede pedir más o se puede esperar más.



-Jajaja, con lo que están bebiendo los maridos, alguna caerá esta noche y apuesto por una de estas dos que estaban aquí.



-Yo espero más. (Tocándola el culo con la mano que me protegía la barra, de cualquier mirada indiscreta)



-Carlos, esto no es lo que quedamos. (Con voz firme)



-Estoy cumpliendo con lo que dije.



-Mientes. Dijiste que te comportarías como debes.



-Y es lo que hago, es un pecado no acariciar este culo. (Seguía moviendo mi mano por encima del vestido, que se notaba que o no llevaba nada o un tanga muy pequeñito)



-No es correcto, déjalo, no hagas que me enfade.



Cuando empieza a sonar música lenta. Pedro entonces dice que va a bailar con su prima. Yo digo que se espere que vamos su madre y yo, pero la madre no está por la labor. Luego me dices que soy yo el que no cumplo. Espera que voy a decir a mi marido que bailemos, como me va a decir que no, espérame en la pista. Ella se fue donde el marido y al rato vino, nos metimos en la pista, que con la música lenta se animó bastante gente.



Me puse a bailar sin pasarme, entre otras cosas por dala confianza y porque la canción ya estaba empezada.



-¿Bailas muy bien, donde aprendiste?



-De pequeño, como era un patoso, me pusieron a bailar, bailes de salón, para coger ritmo. Que luego con el deporte y el ejercicio… llegue hasta aquí.



-Ves como si quieres puedes ser agradable.



Cuando se inició la nueva canción la apreté más junto a mí. Ella no se lo esperaba, al rato debía notar como me creía. Ella se hacia la loca. No decía nada, se limitaba a bailar y punto. Supongo que esperando que terminara la canción e irse. Efectivamente acabo la canción y muy amablemente, se disculpó y se fue.



Pedro me hizo acompañarle a donde estaba su padre, que estaba contentillo, me agarro por banda y me dijo que ya sabía quién era mi tío, que porque no se lo dije…  seguía hablándome y yo lo cierto que pasaba, solo me fijaba en Lili, que estaba radiante. El seguía y Pedro se dio cuenta de lo pesadito que estaba, así que dijo que se iba a bailar con su prima otra vez.



Animándome a mí que buscara a alguien con quien bailar. Yo con toda la intención del mundo, dije que todas estaban ocupadas, que como no bailáramos él y yo… El Padre soltó lo que más alegría me dio en toda la noche… Mira Lili, ya te he encontrado pareja, es que la gusta bailar mucho. Yo dije que a mí también. Pero como no quería que luego dijese que había sido por obligación, añadí que lo mismo estaba cansada, que no había porque bailar.



Corte el mío, cuando ella dijo que descansaría un poco. Me salió mal la jugada. Allí sentados uno enfrente del otro y el marido hablando de política con los que había allí. Era inaguantable el rollo que se estaban contando. Yo decidí desistir, me levante, dije que luego volvería y me encamine a la barra. Lejos de la vista de este grupo.



Cuando llego a la barra, se me acerca un camarero y cuando voy a pedir un refresco, oigo… dos baileys con hielo. Me gire y era la madre de Pedro.



-Jajaja, quería saber lo que aguantabas oyendo hablar de política y de batallitas.



-Pues como has visto poco. No llegue a la fase de las batallitas.



-Y mi marido poniéndote a huevo el bailar conmigo, si supiera lo peligroso que eres, no lo hubiera dicho.



-O si, quien sabe.



-¿Qué quieres decir con eso? (Dijo con cara intrigada)



-Para quitarse trabajo u obligaciones de encima, como lo de bailar. Que para mí no es ni un trabajo ni una obligación.



Se quedó como pensativa, por lo que actué con rapidez, agarrándola de la mano y llevándola a la pista de baile. Una vez que nos pusimos a bailar, no me espere, la apreté bien, cuando cogía una posición que sabía que mis manos no se verían, aprovechaba para bajarlas y acariciar su culo. Y en otras ocasiones, se lo agarraba y lo apretaba bien.



Pasaron varias canciones y ella no decía nada. En un momento dado note como un dedo suyo, jugo con mi cuello y mi pelo, todo un avance. Aprovechando ese movimiento, dije en su oído, que la deseaba, que la desee desde el primer día que la vi. Notaba como ella iba cediendo y como movía sus caderas. Seguíamos así, cuando la dije al oído que la esperaba en los servicios, ella me miro a los ojos y movió la cabeza afirmativamente.



Dejamos de bailar y ella se fue a donde su marido. Yo anduve un poco viendo a la gente y me dirigí a la zona de los servicios, no había nadie estaba despejado. Pero pasó media hora y no apareció. Regrese de nuevo a la fiesta y la vi de pie hablando tranquilamente con otras personas. Ella me vio y ni se inmuto, yo estaba buscando a Pedro, cuando Lili se me acerco y me dijo, que no podía ser… yo solo me gire diciéndola, que eso me lo podía haber dicho antes y no tenerme de plantón más de media hora, pero que si eso le había alegrado la noche, que entonces me parecía bien y que luego no me hablara de quien vacilaba a quien.



No la di tiempo de decirme nada, vi a Pedro y me acerque a él. Que me dijo que también me estaba buscando. Me conto que su prima lo tenía “malísimo”, que habían quedado para pasar la noche. Que se iban para el hotel. Ya estaban los autobuses.



En eso vino la madre de Pedro y le dijo que no se perdiera mucho, que su padre estaba fuera de juego, alguien tendría que llevar el coche y ayudarla a acostarlo. Pedro con toda la cara del mundo dijo que él había bebido bastante y no podía conducir. Pero que yo no bebía que llevaría el coche y que allí ya estaría el para ayudarla.



Cortaron la música y todos fueron para los autobuses. El padre de Pedro estaba que no podía ponerse en pie él solito. La madre se quedó solucionando cosas con el local. Una vez que acabo me dio las llaves, acerque el coche a la entrada y fui a ayudar al padre de Pedro. Prácticamente lo lleve en volandas, hasta el coche, se había hasta orinado.



Fui siguiendo los letreros que indicaban la situación del hotel, hasta que llegamos. El marido nada más que decía tonterías, que yo no terminaba de entender, pero que Lili si debía entender, porque lo mandaba callar y estaba nerviosa. Una vez en la puerta del hotel llame a Pedro y solo me decía… apagado o fuera de cobertura. Se lo dije a Lili, ella llamo y lo mismo. Menudo cabrón, este estaba ya en su fiesta particular.



Como pudimos lo llevamos a la habitación, era una suite, lo tumbamos en la cama, ella no se atrevía a pedirme ayuda para quitarle toda la ropa sucia. Por lo que tome la iniciativa. Él tenía los ojos prácticamente cerrados, pero no paraba de balbucear, yo creo que eso era lo que más nerviosa ponía a Eli.



Se empezaron a entender cosas como… te han pegado bien la cebolleta, te han dejado cachondona para mí. Y muchas más cosas de ese tipo, ella estaba roja como un tomate, pero no decía nada, yo la ayudaba y cuando estaba agachada, parecía que en cualquier momento esos melones saldrían de su prisión. Me venían las imágenes que vi cuando su marido la comía el culo… uuufffffff.



Lo desnudamos y lo tapamos, parece que se quedó más tranquilo, la pregunte si me podía lavar las manos, así lo hice y cunado Sali del baño, él estaba durmiendo, ella estaba en el saloncito de la habitación, salí y cerré la puerta.



-Gracias por todo, disculpa a mi marido, pero es que no aguanta la bebida. (Se frotaba las manos, nerviosa)



-No me tienes que dar las gracias, además no lo hice por tu marido. Y no me digas que no aguanta la bebida, si se ha bebido hasta el agua de los floreros. Si ya sé que bebe.



-Ya sé que lo hiciste por Pedro.



-Lo hice por ti y al hacerlo he podido comprobar que tenía razón.



-Razón… ¿en qué?



-En que tu marido no puede “alimentar” ese cuerpo que tienes y menos con lo que he visto que tiene.



-Eres un chico simpático, no seas desagradable.



-Mira si no es verdad lo que he dicho, te acuestas junto a tu maridito y ya está. Pero si es verdad lo que he dicho… mi habitación es la 227. Y ahora me voy.



-Gracias por todo y te debo otra.



-Me cobrare una y me iré.



Me acerque a ella y la bese en los labios, suavemente al principio, hasta que abrió su boca invitando a mi lengua a entrar y cuando estaba la cosa más caliente, pare de besarla y me fui.



Llegue a mi habitación, me di un remojón en la ducha y una vez seco, me metí en la cama desnudo como duermo siempre. No me quede esperando, porque igual que quedamos antes y me hizo esperar para nada, ahora me metí en la cama, si sonaba la campana, pues me levantaría y ya está. Me puse música ambiental, mire mi reloj, ya había pasado más de media hora, apague la luz.



Cuando oigo entre llamar o arañar la puerta, algo raro, que con la música ambiental, no distingo bien, pero está claro que están llamando a la puerta. Así desnudo como estoy me levanto y abro la puerta, poniéndome detrás, es Lili, tiene cara de cortada, la hago pasar, cierro la puerta y cuando me ve, se nota que no me esperaba desnudo. Su cara es de una niña vergonzosa, no de una mujer de 53 años.



Me acerco a ella, huele a recién duchada, huele divinamente. La doy la vuelta, dejo caer los tirantes del vestido, mientras la mordisqueo los hombros, puedo ver y sentir, como se le eriza la piel. Ella sigue sin hablar, pero me ayuda sacando los brazos de los tirantes, de tal forma, que mientras sigo con sus hombros y su cuello, bajo el vestido hasta la cintura, dejando esas fabulosas tetas al aire, no lleva sujetador, aunque están caídas son muy bonitas, muy apetecibles.



No dejo de lamerla el cuello, se lo mordisqueo, se lo succiono suavemente, mientras mis dedos juegan con sus pezones, que ya están al máximo de su esplendor. Mi polla está a reventar. La digo suavemente en su oído, las ganas que la tenía. Las pajas que me hice pensando en ella. Las ganas que tenía de comerla por todos los sitios. Ella se iba agitando mientras me oía.



Al final se decide y mientras sigo diciéndola cosas, ella lleva sus manos hacia atrás, agarrando mi polla, al principio con timidez, pero rápido se le pasa y la agarra con ganas. Dejo caer del todo su vestido, viene sin nada debajo, suelto uno de sus pezones y llevo mi mano a su coño, lo tiene muy arregladito y está bien mojadito.



Cuando nota uno de mis dedos en su clítoris, se le escapa un gemido profundo. Sigo hablándola y la digo, ves cómo se nota que te hace falta. Tu eres demasiado caliente, necesitas que te follen en condiciones, se le escapo un sí muy bajito.



Quise subir el tono y ver como respondía. Se notaba que te hacía falta, una putita como tú, vistiendo como vistes, levantando pollas por donde pasas, tiene que ser follada todos los días, hice un silencio para luego decir ¿Verdad, putita que tengo razón? Esta vez dijo un SI, bien sonoro.



La lleve hasta la cama la tumbe boca arriba, sus piernas quedaron fuera de la cama, la devore las tetas, sus pezones igual, se los deje hinchadísimos, mientras la follaba con mis dedos. Luego la di un beso para notar como estaba, estaba en el punto ideal.



Me puse de rodillas en el suelo, sus piernas las pase por mis hombros, mi boca empezó a lamer y mordisquear sus mulos, por la parte interna. Mientras con los dedos jugaba con su culo, que se notaba prieto. Hasta que mi lengua se metió dentro de su coñito, relamiéndolo, sin descansar. Ella solo hacía que moverse, cuando noto mi lengua en su clítoris pareció volverse fuera de sí, pero cuando llego al éxtasis total, fue cuando absorbí el clítoris, atrapándolo con mis labios y rodeándolo con mi lengua sin parar, el orgasmo fue brutal.



Ella mirándome a los ojos me dijo que ya estaba bien, que desde que noto ese pollón tenía ganas de comérselo. Había dado un cambio brutal, ya no estaba callada, se sentó en el borde de la cama y me hizo acercarme, diciéndome que en mi vida nadie me haría una mamada así. Además le gustaba mirarme mientras me la comía, era todo vicio, como a mí me gustan.



Cuando llevaba un rato, la dije que me la quería follar, que se pusiera a cuatro. Ella me dijo que mejor ella encima, que la gustaba más y que la encantaba que la comieran las tetas mientras. Hice amago de ponerme un condón, ella me empujo para que me tumbara y se sentó, se la clavo de golpe.



Mientras cabalgaba la acariciaba sus tetas, sus pezones. La dije que se tocara ella mientras. Ella dijo que la daba corte. La agarre una mano y se la lleve a su clítoris, empezó a tocarse, verla así y esa cara de satisfacción, hacía que me pusiera más cachondo.



Se nota que llevas sin follar mucho perrita, ¿cuánto?, ella sonriendo lascivamente dijo que ya había perdido hasta la cuenta. Me incorpore un poco para comerle las tetas y aproveche para meterla un dedo en el culo, cuando lo noto suspiro.



Yo sabía que estaba loca por probar por el culo, así que la dije que su culito reclamaba algo, ella con voz entrecortada dijo que sí, pero que no sabía si yo con lo que tenía… no la deje acabar y la dije que no se preocupara. Que la primera vez costaría un poquito, pero que cuando llevara un mes follándoselo, entraría estupendamente. Ella me sonrió y me morreo. Corriéndonos los dos a la vez, que gustazo, ella quedo tumbada encima de mí, pero seguía moviendo suavemente.



Me dijo que así no se me bajaría, que todavía nos daba tiempo a otro. Pasando a morderme los pezones. Que bien los lamia y los mordía, se me erizaba todo. Quería sonsacarla, sin decir lo que yo sabía.



-Que diría tu marido si nos viera así.



-Yo que sé, lo mismo le gustaba mirar.



-Si seguro…



-De verdad, él sabe que no me puede dar lo que yo necesito. Ya me ha insinuado ciertas cosas, pero… yo siempre he sido fiel, ya se soy tonta.



-Cada cual hace lo que quiere, por eso no eres tonta.



-A mí me gusta… bueno cosas.



-Es como si te conociera, te gusta un poco más duro, que te digan lo puta que eres, la pasión que levantas, que te follen en unos servicios como quería hacer yo esta noche…



-Qué hijo puta que eres, has acertado en todo. (Ya no se movía suavemente, lo hacía con más intensidad, le había puesto cachonda lo que la decía)



-Pues este hijo de puta te va a desvirgar el culo, quien te lo hubiera dicho, eh.



Me levante y fui al baño, había visto un aceite de baño, no era mucha cantidad, pero no vendría mal.



La dije que se relajara, que se tumbara boca abajo. Ella obedecía en todo. Me agache y le comí el culo, lo fui dilatando con mis dedos, la dije que se tocara ella también. Me embadurne bien toda la polla, ella al verme me dijo que así brillante y totalmente depilada se veía morbosa.



Con los dedos que estaban con aceite, aunque era poco se los metí en su culito. Me puse encima de ella, pero sin dejar caer mi peso, volví a lamer su cuello, a excitarla, pase mi lengua por su espalda, por su columna, la daban como escalofríos. Ella me decía que si seguía así, se corría otra vez.



Coloque mi polla en la entrada de su culito, metía y sacaba, pero sin llegar a meter la cabeza del todo, hasta que la note más relajada y empuje un poco más. Entro la cabeza de la polla, más que quejarse, fue sorpresa. Luego continúe, poco a poco, notaba como ella no protestaba, pero la debía de doler un poco.



Me paraba, hasta que se hacía a ella y se relajaba, entonces metía un poco más, así poco a poco, sin prisa. Hasta que ella noto mi pelvis en sus nalgas, soltando un por fin. La dije que al principio marcara ella el ritmo.



Menudo putón eres, como te gusta una buena polla. Según le decía esto ella movía más su culo. Ahora ya era mi turno. Ahora puta vas a recibir lo que necesitas y mereces. Empecé a follarme ese culo más rápido y más fuerte. Ella medio levantaba las caderas, para recibir mejor el empujón. Probé y la di un azote, no se quejó al contrario se movió mas cachondamente, así que de vez en cuando le daba uno.



¿Quién te va a poner a partir de ahora este culo en forma? Y ella con voz cachonda decía que yo. Que cuanto se había perdido, iba a decir algo más cuando de pronto empezó a correrse y yo la di bien fuerte. Se la fui sacando despacio, cuando la saque, ella decía que sensación mas buena.



La hice dar la vuelta, me encantaba ver su cara y sus tetas, me puse a la altura de su cara y me empecé a hacer una paja, la dije que preparara la boca, diciéndome que solo se corrió su marido en su boca una vez y no le gusto. Que me corriera en sus tetas.



La dije que de eso nada, que se preparara, a regañadientes lo hizo, yo creo que por compromiso. Pero una vez que iba a empezar se la metí y me corrí. No hizo ningún asco y se lo trago todo. Diciéndome que la gusto y eso que me corrí más que su marido. Ella se levantó como pudo, decía que no estaba para esos trotes, que estaba desentrenada. A lo que yo la dije, que era cuestión de entrenar más y nos reímos. Se acercó me dio un grandioso beso y se fue. Que ya era muy tarde.



A las 9,30 en punto me sonó el teléfono de la habitación, que era Pedro que me dijo que estaba esperándome abajo. Maldije todo lo que puede y me arregle para bajar. Cuando llegue estaba Pedro en una mesa grande y me conto sus aventuras con su prima, para luego preguntarme… ¿Y tú?



Y yo, a dormir como un lirón. Me dijo que no mintiera, que le habían dicho, que de mi habitación se oyó de todo. Yo haciéndome el tonto le dije que debería ser un error. Él puso cara de chasco.



Aparecieron los padres y se vinieron con nosotros. Pedro medio regaño a su padre por cómo se puso y luego pregunto cómo habían dormido. El padre que bien pero que tenía dolor de cabeza. Y la madre sonriendo y mirándome, dijo que hacía años que no pasaba una noche así, pero que se le hizo corta. Yo apuntillando dije que también podía ser por falta de sueño, que para eso venia también una buena siesta. El padre me dijo que yo si sabía. La siesta es muy española.



La madre volviendo a sonreír dijo que sería cuestión de planteárselo, pero que probaría a ver qué tal. Con eso ya estaba dicho todo. Como era un buffet libre, el padre se levantó coger su desayuno y la madre le dijo a Pedro que cogiera un bollo con café con leche para ella.



Cuando nos quedamos solos, mirándome profundamente a los ojos me dijo que ya me avisaría para dormir la siesta y que no podía faltar.


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  • Categoría: Maduras
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