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Categoría: Fantasías

Con mi mujer siempre probamos cosas nuevas en el sexo, por un tiempo f

Con mi mujer siempre probamos cosas nuevas en el sexo, por un tiempo fuimos normales, pero no pudimos contenernos por mucho tiempo

 

Mi mujer y yo, llevamos muchos años casados y de nuestro matrimonio tenemos dos hijas preciosas.

Estuvimos muchos años viviendo nuestra sexualidad de forma “poco convencional”, podría decirse a la vista de una sociedad, aún, bastante conservadora. Para mi mujer el sexo es una forma de vida y no se conforma con un sexo monótono. Le gusta el experimentar sensaciones nuevas para luego decidir si le gusta o no, pero para eso debe probarlo todo, según dice ella.

Hace unos años llegamos casi al límite. Lo que hacíamos se nos escapaba de las manos, es como una droga que cada vez quieres más y más, pero no teníamos el control. Era como un torbellino en el que no nos parábamos a pensar, solo actuábamos hasta que pasó algo que nos hizo recapacitar.

En un fin de semana de lujuria y pasión descontrolada, mi esposa tuvo relaciones sexuales con 7 hombres y ninguno fui yo, pues quería quedarse embarazada de uno de ellos y que quedase claro que yo no era el padre. Esa idea nos excitaba a ambos sobremanera y lo preparé todo para que yo fuese el anfitrión perfecto para que mi esposa tuviese todos los hombres que pudiera follarse en el fin de semana y así poder quedarse en cinta de forma segura. Yo tenía seguro cuando eran sus días más propicios para que se quedase embarazada y realicé una selección de hombres con buenas cualidades para que todo llegase a buen fin.

Efectivamente, se quedó preñada en ese fin de semana, pero ocurrió lo imprevisible. Abortó a los tres meses de gestación.

Después del aborto que tuvo mi esposa, el que sería nuestro tercer vástago, estuvimos meditando sobre nuestra vida y lo que había pasado. Nos vinimos abajo y tuvimos una temporada en la que no queríamos tener relaciones extramatrimoniales. Nos dimos un tiempo para fomentar nuestros lazos familiares y aparentar ser una familia normal. Afianzar nuestro amor y retomar el modo de vida que se nos presume.

La verdad es que este impás nos duró menos tiempo del que yo creía. En cierto modo, yo quise que durara más, pero está claro que ella no tenía esa fuerza de voluntad necesaria para poder aguantarse las ganas de tener relaciones morbosas y placenteras.

Al cabo de cierto tiempo la empecé a notar diferente. Lo achaqué a que empezó a trabajar en una empresa nueva. Llevaba contratada, algo así como 5 meses y la veía más contenta, más abierta, más jovial. Era una empresa de controles de calidad e implantación de sistemas. El caso es que llegó la época de navidad y por consiguiente la cena de empresa. Ella ya estaba bastante integrada dentro de la empresa, ya que su trabajo consistía en controlar todos los departamentos internos y hacer de auditora.

A este tipo de eventos, normalmente solo van los trabajadores, sin cónyuges, pero en este caso a mí también me invitaron. Yo tenía muchas ganas de ir, pues para mí sería aburrido. Todos sus compañeros hablando de cosas del trabajo y yo me quedaría un poco fuera de lugar, pero mi esposa me dijo que no fuera tonto y que le acompañara, que sus compañeros eran gente divertida y lo pasaríamos genial.

Algo dentro de mí saltó como un resorte que creía dormido y escondido. Cuando mi esposa se pone así, con ganas de hacer cosas, con alegría, con esa cara de felicidad, es porque sabe muy bien lo que quiere y no para hasta conseguirlo. Era esa cara la misma que ponía cuando quedábamos con algún amigo para hacer nuestras diabluras y no me equivocaba.

Llegó el día de la cena y a las niñas las llevé a casa de mi suegra para estar nosotros solos sin preocupaciones y si llegábamos tarde no tendríamos que preocuparnos de las niñas. Yo esa tarde no me encontraba bien. Me dolía un poco la cabeza y no tenía muchas ganas de fiesta, pero la insistencia de que fuera, por parte de mi mujer, hizo que me arreglara y me dispusiera para ir al evento.

Mi mujer quiso ir deslumbrante y ya creo que lo hizo. Se puso un vestido super ajustado, que realzaba su figura esbelta y delgada. Se colocó un sujetador que le hacía unos pechos, además de perfectos, como más grandes y voluptuosos. Ahora entendí por qué quería que fuera. Si va así, con ese vestido y sola, tendría moscones que no la dejarían ni a sol ni a sombra y yo sería su parapeto.

Cariño, por mucho que me arreglo, no veo atractiva, creo que voy a ir más discreta.

No seas boba, estás como un tren y tus compañeros van a flipar cuando te vean así. Seguro que babean por ti.

No digas tonterías, anda, ya no soy la mujer que era. Me siento mayor y ya no despierto sensaciones en los hombres como antes.

¡Eso no te lo crees tú, ni en broma! Si vas así le vas a poner el rabo duro a más de uno, jajaja.

¿Tú crees? Lo que daría por sentirme deseada como hace tiempo. Ya sé que dijimos dejar ese tipo de cosas, pero me gustaría, aunque sea por una vez, volver a sentirme deseada por otros hombres que no seas tú.

Jooo, dijimos que no volveríamos a eso otra vez, fíjate donde nos llevó la última vez y lo mal que lo pasamos.

Tienes razón, cariño, lo sé, tienes razón. Pero… me encantaría volver a sentirme deseada, sé que me entiendes.

Si es que eres una diablesa, joder, como voy a negarte que te sientas feliz. Pero prométeme que solo será hoy y que si la cosa se pone seria, pararás. ¿ok?

Jajaja. ¡¡¡Te quiero tanto mi hombre!!! Prometido. Tú estarás allí y observarás como tu mujercita se porta como una campeona. No hay nadie en este mundo que sepa subirme la moral mejor que tú. ¡Te adoro!

Al ponerse el vestido y ser tan ajustado, se le marcaba la tirita del tanga y decía que no le gustaba que estaba más rellenita y se le notaba todo, así que le dije que se lo quitara y que fuera sin nada debajo. Pero claro, el coño no lo tenía depilado como a ella le gusta, tenía pelitos incipientes que le estaban saliendo y me dijo que así parecía una guarra, así que me dijo:

Cariñito, ¿por qué no depilas el coño?, no querrás que tu mujercita vaya con estas pintas, ¿verdad?

Pero… ¿es que pretendes enseñarle el coño a alguien?

Nunca se sabe, jajaja. La verdad es que no quiero ir así, me siento sucia y hoy quiero sentirme estupenda y tú vas a hacer que me sienta una diosa. Así que manos a la obra. Luego te dejaré que me lo limpies como solo tú sabes hacerlo.

Eso solo significaba una cosa, que mi esposa estaba caliente y quería jugar un ratito antes de ir a la cena. A mí me encanta hacerle las labores de peluquería en el chochito, y ella lo sabe.

Se quitó el vestido y se tumbó en la cama con las piernas abiertas, esperando a que yo llegara con la cuchilla, la espuma de afeitar y una pequeña palancana que tenemos para estos menesteres.

Cuando llegué a la habitación, ella estaba tocándose el coñito por fuera como queriendo hacerse una paja, pero solo estaba haciendo eso para ponerme cachondo y que me fuera más agradable la labor de rasurado.

Me agaché y empecé mi labor. Le dejé el chocho precioso. Con una tirita de pelitos encima del coño, en plan “punky”, como dice ella. Cuando se lo limpié, me cogió la cabeza y me la metió en la entrepierna para la limpiara con la lengua.

¿Ya sabes, cariño?, el mejor after shave que existe es tu saliva, así que lame bien que no quiero que se me irrite.

Yo me puse a chuparle bien la rajita, y usando mis labios y mis dedos, empecé a hacerle una mamada de las mías.

Joder, cabrón, que bien lo me lo comes, no hay nadie en el mundo que me coma el coño mejor que tú.

Eso me hacía más grande y me ponía el ego por las nubes, así que me apliqué bien a fondo. Mis dedos entraban en su vagina, mientras mis labios succionaban su clítoris. Con los flujos que le salían del coño tenía mis dedos bien lubricados y le metí un dedo en el coño y otro en el culo, como sé que le gusta. Empecé a hacer cirulos con los dedos en su esfínter y eso unido a mis dientes apretando su clítoris y mi lengua jugando con él… le proporcioné un orgasmo acojonante. Me agarraba del pelo, me metía la cabeza más dentro, casi me deja sin respiración, apretaba las piernas mientras gritaba de placer.

He de decir que mi esposa grita un poco cuando se corre, pues estando las niñas se corta bastante, cuando sabe que no nos escuchan saca fuera de sí toda la energía reprimida en forma de gritos y frases como “Diossssssssss, me corro, cabrón, me corro, sigue, joder, me corrooooo”…

Cuando terminó, llegaba mi turno. Tenía la polla a reventar y me empecé a desnudar cuando ella dijo:

¿Dónde vas iluso?, ya tendremos tiempo esta noche, ahora vamos a llegar tarde, venga, vístete que no llegamos.

Me quedé en blanco, no entendía por qué no quería follar un ratito, siempre está dispuesta a sentir una buena polla dentro de su coño y/o culo, pero esta vez me dejó con una calentón de tres pares de huevos, y sin tener tiempo ni para masturbarme. Cuando quiere ser diablesa, lo hace a la perfección. De todas formas ella sabe que si me tiene así de caliente, estaré más pendiente de todo.

Nos vestimos, la besé y nos fuimos al restaurante.

Fuimos en coche y como llegábamos tarde, la dejé en la puerta mientras yo me fui a aparcar. No tardé mucho, la verdad, pero cuando llegué ya estaban todos sentados y para mí fue un poco violenta la situación, ya que no conocía a nadie. Encontré con la mirada a mi mujer y la vi sentada flanqueada por los dos lados por dos tipos compañeros suyos. Me acerqué a ella y antes de que pudiera decir nada, me presentó a sus compañeros. Uno de ellos se ofreció a cederme el sitio pero ella dijo:

No te preocupes, mi marido es mejor que siente allí, junto a Ramón que fijo que se llevarán bien. Los dos son del mismo equipo de futbol y seguro que tendrá más conversación que aquí entre nosotros que le aburriremos con nuestras cosas. ¿Verdad cariño, que no te importa?

Claro, que no me importa. Venga, ¿dónde me siento?

Allí enfrente, el tipo de la corbata roja es Ramón. Preséntate y dile que soy tu mujer.

Lo cierto es que sus compañeros se extrañaron por la situación, lo noté en sus expresiones, pero la verdad es que yo preferiría hablar de futbol que escuchar sus cansinas conversaciones de calidad.

Me senté donde me dijeron y me hice amigo de Ramón. Un tipo divertido y además teníamos cosas en común.

Yo observaba de lejos a mi esposa y estaba todo el rato riendo y haciendo bromas con los dos tipos esos. Yo como si no existiera. Me sentí un poco desplazado por mi mujer pero se me pasó enseguida en cuanto entablé conversación con el tal Ramón.

Empezó la comida y todo era normal. Después del segundo plato vi como se levantaron los tres y mi mujer mi hizo el gesto de que iba a fumarse un cigarrillo a la puerta. Cosa que no le di la mayor importancia, aunque supuse que era su estrategia de ponerles calientes a esos dos tipos.

El postre tardaba más de lo normal y yo volví a sentirme mal. Además del ligero dolor de cabeza, las tripas estaban haciendo de las suyas y decidí no aguantar más e ir al baño. Me disculpé un momento para ir al servicio.

Cuando llegué no había nadie, así que me metí en una de las dos cabinas donde estaban los inodoros. Me senté para hacer mis necesidades cuando oí entrar a alguien. Eran los dos acompañantes de mi esposa y les escuché hablar. No era mi intención cotillear, pero es que se les oía perfectamente.

¿Has visto como ha vendió hoy Elisa? Cada día está más buena esta tía.

Ya lo creo, y que perolas tiene la hija de puta. Poco más y me salta un ojo con esos pedazo de pezones que tiene.

Tiene un polvazo de la hostia. Y creo que no lleva bragas, la he tocado disimuladamente cuando salíamos y no he notado nada en la cintura y culo.

Qué cabrón, ¿le has tocado el culo?

Jajaja, un poco, al salir la he agarrado por la cintura y luego he bajado las manos disimuladamente por el culo y no me ha dicho nada, ni siquiera ha hecho ademán de retirarse.

Tío, que está su marido delante, no te pases.

Venga coño, ese tipo no se merece ese pedazo de hembra y además no se entera de nada, con Ramón a su lado, tiene conversación para rato. ¿No ves como le ha manejado cuando ha llegado? Fijo que es un puto calzonazos y no le de caña a su mujer. Estoy seguro.

Jajaja. Que cabrón eres.

Cabrón no, cabrona ella. Una tipa que se deja tocar por un hombre, sabiendo que está su marido delante, fijo que tiene unas ganas que te cagas de que le metan un rabo en condiciones. Me apuesto lo que quieras a que el maricón de su esposo no le da lo que tiene que darle. Ya lo verás. Ahora en los postres voy a meter caña a ver por donde sale.

No tienes huevos a hacerlo. Jajaja.

¿Que no tengo huevos?, ¿Qué apostamos a que Elisa tiene ganas de guerra esta noche?

Cállate, hombre, no líes ninguna historia que no quiero malos rollos.

Ok. Pero si hay oportunidad ya verás cómo me tiro a ese monumento. Jajajaja.

A mí lo que me flipa son las pedazo de tetas que tiene. Me ha puesto a mil.

Pues esta noche te mandaré una foto de sus tetas cuando me la esté follando, jajaja.

Y salieron del baño riéndose los dos.

Ese tipo era un puto salido, pero la verdad es que además de haberme jodido la conversación, me di cuenta que me estaba tocando el rabo dentro del baño. Sería la calentura que tenía y había propiciado mi esposa antes de venir o el vino de la cena, o la conversación caliente de esos dos sinvergüenzas. El caso es que mi excitación fue mayor que el cabreo. Mi esposa lo había conseguido, seguía siendo un “cañón” de tía y los tipos babeaban por ella. Solo tenía ganas de verla para contárselo.

Mientras salía del baño, empecé a pensar que si mi esposa sería capaz de hacérselo con ese tipo. Yo era un escollo en las pretensiones de su compañero y después de pensármelo un poco, decidí, ponérselo fácil. Así podrá comprobar si mi mujer volvía a ser la puta que fue y si ese tipo lograba follársela.

Al entrar en el comedor, me dirigí hacia donde estaba mi esposa y le dije, delante de sus acompañantes:

Cariño, no me encuentro bien, creo que voy a tomar el postre y me voy a ir para casa.

Le guiñé un ojo como aprobando lo que estaba pasando, sin que ellos se dieran cuenta. Miré de raspajillón al tipo que estaba a su lado y esbozó una sonrisa maliciosa que me hizo un cosquilleo en la parte inferior de bragueta, que casi me empalmo.

¿Pero tan mal te encuentras?

Un poco, creo que estoy encubando algún virus o algo.

Bueno pues después de los postres nos vamos a casa.

No te preocupes cariño, tú quédate y pásatelo bien. Disfruta de la fiesta. No seas boba.

Al tipo se le iluminó la cara al oírme decir eso.

Me fui a mi sitio, me tomé el postre y un café. Miraba a mi esposa con esos dos tipos y no veía las manos del que quería follarse a mi esposa. Las tenía bajo la mesa. Mi mujer se reía con ellos. Mi cabeza empezó a pensar en cosas… ¿le estaría metiendo mano?

Mi polla estaba dura y no podía levantarme del asiento. Ramón me hablaba pero no escuchaba lo que decía. Mi puta cabeza sólo pensaba en imágenes de ese tipo fallándose a mi diosa. Me armé de valor y me levanté sigilosamente. Me puse detrás de ellos tras un biombo que había, para poder observar que hacían. Mi vena voyeur, salió a relucir. No vi casi nada, pero si observé que su mano derecha desaparecía bajo la mesa, pero realmente no llegué a ver nada más. Era más lo que imaginaba que lo que veía.

Me acerqué a ellos para despedirme y lo hice de tal manera que ellos escucharan lo que iba a decir.

Creo que me voy a acostar en la habitación de las niñas, no vaya a ser que te pegue el constipado, me tomaré una pastilla para dormir a ver si mañana me levanto mejor. No vengas tarde.

Le di un beso la boca a mi mujer y ella me respondió de forma muy sugerente. Eso lo hace cuando está caliente. La conozco bien. Mi imaginación iba bien encaminada. Cuando me acercaba vi como el tipo sacaba la mano de debajo de la mesa.

Hice que me iba pero no lo hice. Me quedé fuera esperando que salieran. Estuve dando vueltas arriba y abajo, buscando el mejor sitio para observar sin ser observado. La espera era interminable. Pero… empezó a salir todo el mundo del restaurante.

Yo buscaba a mi esposa y no la veía. Sí vi al amigo que salía charlando con otros compañeros, pero a mi mujer y su pretendiente no los veía. Sí, por fin salieron.

¿Qué ven mis ojos?

Salieron los últimos y él la tenía cogida por la cintura. Ella hacía como que cojeaba. Sería por los taconazos de 9 centímetros que se había puesto. El tipo aprovechó para agarrarla bien de la cintura.

Vi como se iban todos hacia una sala de fiestas que había al lado. No sé cómo hacer para que no me viesen si entraban allí. Pero me armé de valor y entré 5 minutos después de ellos.

Me pedí una copa en una barra que había arriba y medio me escondí en una zona oscura. Podía observa todo sin temor a ser descubierto. Lo malo era que si entraban ganas de ir al servicio, me podrían descubrir, así que no bebí mucho para no tener ese problema.

Vi a mi mujer, tomando copas y charlando con más gente, no solo con ese tipo. Lo malo fue cuando empezó a bailar en la pista. Estaba sensual, lasciva, sexy… y sobre todo muy provocativa. Se empezaron a juntar chicos cerca de ella, pero llegó su macho, a interponerse entre los chicos y mi esposa. La agarró por la cintura y la apretó contra su cuerpo y bailaron muy pegados, muy, muy pegados. Fijo que ella notaba el bulto del pantalón de ese hombre en su coñito.

Se le acercaba al oído, no sé si para hablar con ella o para besarla. No podía distinguirlo desde mi posición. Pero ya me estaba imaginando lo peor. El colega del tipo estaba en la barra observando cómo su amigo se ligaba a mi esposa. La escena era rocambolesca pero increíblemente excitante.

Creo que mi mujer tampoco quería que el espectáculo se le fuera de las manos y que todos los compañeros pensaran que era una puta redomada, que es lo que es.

Se separó de él y se fue al baño. En ese momento estuve tentado de ir tras ella y meterme en el baño con ella, follarla allí mismo y decirle que hiciera lo que quisiera, pero… no me atreví. Preferí seguir mirando en la distancia.

Cuando salió se fue a la barra y seguramente le dijo al amigo que le pidiera una copa. Está claro que no quería quedarse a solas con el otro, así parecería que se integraba más y no habría cotilleos indeseables.

El macho alfa aún seguía en la pista bailando con un grupo de compañeros y mi mujer sacó a bailar a su amigo, el de la barra. Era más tímido que su amigo, pero para mi gusto estaba mejor y seguro que a mi mujer le gustaba el porte de ese y el descaro del otro.

Estuvieron bailando y sobando a mi esposa por turnos, de forma prudente y sin pasarse, aunque vi que de vez en cuando hacían bromas y le daban cachetes en el culo a mi mujer, pero de forma más infantil que lasciva.

Ya me estaba aburriendo y mi copa se me terminó. En ese momento vi como algunos compañeros se empezaron a ir y mi esposa estuvo hablando con los amigos como diciendo que ella se iba a ir también y estuvieron convenciéndola para que se quedase. No sé cuál fue su conversación, pero el caso es que al cabo de poco rato, tomaron dirección hacia la puerta. Mi mujer no cojeaba para nada.

Salieron los tres juntos y yo esperé un ratito para salir sin ser descubierto. Espero que no los pierda de vista o que me pillen espiándolos.

Tuve suerte. Salí sin que me reconociera nadie y vi la figura de los tres alejándose despacio hacia un aparcamiento. Yo tenía el coche cerca, pero si se iban en coche no me daría tiempo para seguirles. ¿Qué hago?, ¿les sigo y me la juego o me voy para casa a esperar acontecimientos?

Ya sé. Mandaré un whatsapp a mi esposa preguntándole donde iban a ir. Solo espero que lo vea y que no lo cotilleen los acompañantes. Así que les seguí y cuando vi la oportunidad le mande el mensaje:

Cariño, os estoy siguiendo y me encanta verte así, pero dime donde vais para poder seguir espiando sin ser visto.

Vi como se dio cuenta del mensaje y como cogió el teléfono. No le vi la cara, pero fijo que se sonrió maliciosamente.

Volvió a guardar el teléfono en el bolso sin contestarme. Eso me molestó un poco, pero luego pensé que no era momento para contestar pues los dos tipos la flanqueaban y no la dejaban ni a sol ni a sombra.

Seguí andando tras ellos. Efectivamente iban hacia un aparcamiento. Me supuse que cogerían el coche de uno de ellos para ir a otro garito o para llevar a mi esposa a casa. Aunque ella, habiendo visto mi mensaje, seguro que se dejará querer para tomarse la última en otro sitio.

Se acercaron a un todo terreno negro que, por lo visto, era el coche del más tímido. Se subieron los tres, pero atrás, ninguno se montó delante. Ufffffffff.

Me empecé a poner nervioso. Mi cabeza empezó a funcionar, mi polla se puso dura. ¿No sería capaz de follarse a esos dos tipos allí mismo? La verdad es que el sitio era oscuro y retirado, un sitio perfecto para follar en el coche, pero… ¿los tres? Demasiado rápido iba todo. Algo no me cuadraba.

Me acerqué sigilosamente hacia el coche, evitando poder ser visto por los retrovisores o por las ventanillas.

La luz interior estaba encendida, eso me dio ventaja pues los de dentro del coche tienen menos campo visual si tiene la luz de dentro encendida y así pude acercarme más y poder ver lo que hacían.

Me puse tan cerca que incluso les escuchaba hablar, no entendía lo que decían pero les escuchaba hablar y no jadear. Eso me tranquilizó un poco hasta que me acerqué lo suficiente como para ver más.

Las ventanillas traseras estaban tintadas y la visión no era muy buena, así que decidí acercarme más.

Entonces vi a los tres. Mi mujer en medio y ellos a los lados. Ella tenía agarrada una cartera con las manos y encima de esa cartera había tres rayas, supongo que de coca, y empezaron a esnifarlas una para cada uno. Cuando acabaron empezaron a reírse y a decir cosas que no llegué a entender. El más tímido cogió lo que sobró y lo untó en un cigarrillo para fumárselo y en ese momento, el otro cogió la cabeza de mi esposa y le dio un morreo alucinante, que ella respondió sin pudor alguno. Al separarse, mi esposa no quiso dejar al otro mirando y le estampó otro beso en los morros con lengua, como ella sabe besar mientras que el atrevido el tocaba la cintura y subía sus manos por sus tetas.

Mi mujer paró eso y les cogió las manos a los dos y se las retiró de su cuerpo. La sentí hablar, pero sin saber que les dijo. Al ratito salieron los tres del coche y se encendieron el cigarrillo pasándoselo de uno a otro. Se reían, decían chorradas y querían tocar más a mi esposa y ella se hacía la estrecha. Eso lo hace para poner más cachondos a los tipos. Es ella la que quiere llevar las riendas y tener el control de la situación.

Fuera del coche si les oí hablar. Ella sabía que yo andaba cerca así dijo en alto donde iban a ir a tomarse la última copa o penúltima, quien sabe…

Cuando vi que se volvían a meter en el coche, con las mismas me fui andando deprisa a por mi coche y desplazarme hasta el bar donde habían quedado. Me percaté que mi esposa se montó delante y el macho atrevido detrás.

Cuando llegué al destino y estaba aparcando, recibí un mensaje en el móvil. Me puse nervioso. Estaba como un niño esperando la noche de los reyes magos…

Estamos en el boogaloo. Me he metido en el servicio para poder escribirte. Esto está muy lleno, nos tomaremos solo una y quiero llevarme a los dos a casa. Así que vete y hazte el dormido. Dime si quieres que lo haga así o si no me los follaré en el coche. Contesta rápido.

Siiii. Tráelos a casa. Quiero que lo hagas en casa.

Así será. Mi cornudito, que ganas joder. TE QUIERO!

No le hice caso y quise ver un poco más como se desenvolvía con esos tipos en las distancias cortas.

Entré en el bar y me quedé en la esquina opuesta. Estaba a tope y me costó verles, pero les vi y ellos a mí no.

Me pedí un gintonic y me situé de forma que pude observarles. No vi mucho, la verdad, pero sí me di cuenta de sus actitudes. Se les notaba más sueltos y como la música estaba alta, se acercaban mucho a su oído para hablarle y de vez en cuando veía como se turnaban para acercarse a ella y rozarse. Incluso vi que jugaban a pasarse la bebida de boca en boca. El atrevido tomaba un trago y sel o daba mi esposa de su boca y luego el otro hacía lo mismo. Al acabar era mi esposa la que tomaba el trago y se lo daba a cada uno de ellos. Ese era un juego al que jugábamos hace tiempo. Era una forma de romper el hielo y besarse sin llamar mucho la atención, solo lo justo, jejeje.

Después de eso me tomé mi copa y me fui sin ser visto. Me disponía a montarme en el coche para irme a casa cuando recibí otro mensaje:

Cabrón te he visto en el bar. Te has puesto cachondo, verdad? Vamos a meternos una rayita en el coche y les he convencido para ir a casa los tres, no me ha costado mucho. Quizás en el coche hagamos algo para darte tiempo. Ya te contaré. Bsssssss. No contestes.

Recibir ese mensaje me puso la polla muy dura. Necesitaba llegar pronto a casa para hacerme una paja pensando en lo que estaría por venir.

Ya estábamos inmerso en donde lo dejamos hace ya unos años y me diera cuenta que mi condición de cornudo voyeur me excitaba tanto o más que la de cornudo consentidor.

Llegué al parking, dejé el coche y subí corriendo al piso. Me desnudé y me metí en la cama de mi hija mayor. Con el móvil en la mano por si enviaba algún mensaje más. Mi cabeza estaba tope y mi rabo también, así que no duré mucho y me corrí como un pelele en menos de dos minutos.

Esperé, esperé, ya eran casi las 3 de la mañana y estaba a punto de quedarme dormido cuando escuché las llaves de mi esposa entrando en la cerradura de casa y unos murmullos que me hicieron cerciorarme de que no venía sola. Pero… ¿vendría con uno o con los dos?

Me acerqué a la puerta del dormitorio que la tenía entreabierta, no pude resistir la tentación de saber quien venía y escuché decir a mi mujer en voz baja:

Esperad aquí que voy a cerciorarme que mi esposo está dormido. No hagáis ruido.

Me metí corriendo en la cama, nervioso y expectante. Mi mujer abre la puerta y se acerca a mí.

¿Estás dormido?

Para nada, le dije casi susurrando.

Pues hazte el dormido que me he traído a los dos, así que no hagas ruido, ¿ok? Voy a coger las pastillas del sueño para demostrarles que te la has tomado y que no te vas a despertar.

Me dio un beso y se fue de la habitación, dejando la puerta semi abierta.

Al rato, oí como se acercaban. Yo me hice el dormido. Entró en la habitación y dijo:

Veis que dormidito está mi querido marido. A este no le despierta ni una terremoto, eso os lo aseguro.

Y escuché unas risas de fondo.

¿Vamos a la habitación o queréis que nos tomemos algo en el salón antes?, aunque creo que es mejor tomarnos algo antes, así comprobaremos si se despierta con el ruido. ¿Qué os parece la idea?

Sí, mejor y podemos entrar en calor mientras. Dijo uno de ellos.

Cuando se fueron, me acerqué a la puerta de la habitación sin hacer ruido para escuchar lo que pasaba en el salón. Escuché como se preparaban unas copas y risas, pero no podía acertar a saber que decían, así que me armé de valor y salí al pasillo para estar más cerca.

Solo tenían la luz de la lámpara pequeña encendida, la que está al lado de la mesita del teléfono. Eso me daba más margen de maniobra, pues ellos no podían verme pero yo sí a ellos.

Mi mujer había puesto la televisión en una canal de videos musicales. Supongo que era por atenuar ruidos. En el sofá estaban sentados los dos compañeros de trabajo de mi mujer, los mismos que estuvieron toda la noche con ella, pero a la que no vi, fue a mi esposa. Estaban los dos hombres solos hablando, pero al momento apareció ella con una bandeja con vasos, una botella de ginebra y tres tónicas.

Ellos entados y ella enfrente sirviendo los cubatas. No dejaban de mirarle el canalillo mientras les servía y en so que dice ella:

¿Os gustan así?

Sí, así está bien, que no quiero pasarme con la bebida.

No me refería a los gintonics, precisamente, jajaja.

Se empezaron a reír los dos y el más atrevido, es que no me acuerdo de su nombre, dijo:

Yo las prefiero al descubierto, aunque así están estupendas.

Bueno esperad aquí que voy a ponerme más cómoda, con dicen en las películas y de paso voy hacer una visita de control.

En ese momento me fui a la habitación y la esperé a que viniera. Me encontró sentado en la cama y se medio asustó de verme así.

¿Qué haces? A ver si te van a descubrir, métete en la cama, joder.

Ni de coña, estaba en el pasillo mirando lo que pasaba. Esto de voyeur me está excitando.

Vale, pero no hagas ruido. Dime que me pongo para estos tipos.

Yo creo que el camisón transparente sin nada debajo. O… ¿va a dar mucho el cante?

Creo que sí, mejor me pongo el conjunto negro bajo el camisón. Que se pongan burros con tan solo mirar.

Perfecto. Ya sabes que estaré en el pasillo, así que ten cuidado que no se acerquen.

No te preocupes, tú no hagas ruido y ya está. Venga, voy a cambiarme que no quiero hacerles esperar.

Se fue a nuestra habitación a cambiarse y cuando salió, yo estaba en la puerta del dormitorio, ya que tiene que pasar por delante del que esa noche sería mi dormitorio, la vi despampanante. ¡Dios!, estaba de muerte. Me dio un piquito en los morros y se fue al salón.

Cuando llegó al salón les preguntó si así les gustaba más.

¡Madre mía, impresionante!

¡Joder!, estás para comerte y no dejar rastro.

A mí lo que me corta es que se pueda despertar tu marido y vernos aquí.

No te preocupes, en serio, éste no se despierta hasta mañana a las 12, de eso estoy segura. Si no estuviera segura al 100%, no os hubiera traído a casa.

Eso parece que les tranquilizó un poco.

Ella se sentó entre ellos dos y empezaron a hablar del morro que tenía haciendo lo que estaba haciendo y ella les decía que no es la primera vez que hace algo así. Que le excita un montón, ponerme los cuernos en mi propia casa.

El más atrevido le cogió la cabeza y la giró mirándola fijamente y le estampó un morreo más lascivo que amoroso. Mientras tanto el otro empezó a tocarle la espalda y bajaba su mano hacia el culo. Después fue el que la besaba el que ponía sus manos en el culo de mi esposa y sus manos se rozaron. Así que no tuvo más remido que quitar las manos de su trasero y tocarle las tetas desde atrás, mientras los dos amantes estaban gozando de su beso eterno, o al menos eso me pareció a mí de lo que duraba.

Mi esposa, paró el magreo para dar un trago a su copa y uno de ellos se quitó la parte de arriba de su ropa. Dejando ver su torso desnudo sin pelos, totalmente depilado.

Así empezamos a estar en las mismas condiciones.

¡Ummm!, sin pelitos, guay, como a mí me gusta. ¿y tú?, quítate lo de arriba que quiero verte.

Fue como un relámpago, el otros se quitó lo de arriba también y lo mismo, sin pelitos.

Me encantan los pechos sin pelos, mi esposo tiene una mata de pelos que no me gusta, pues cuando le como las tetitas me molesta tanto pelo, pero a vosotros… ¿podré comeros las tetitas?

Por supuesto, pero yo también quiero comer tetitas, ¿o he de decir tetorras?

No sé compruébalo tú mismo.

Mientras mi esposa se puso a comerle los pezones a uno, el otro le quitó el sostén y salieron de golpe sus tetas. No dejó de sobarle los pezones y las tetas, mientras ella se dedicaba a comerle los pezones a su amigo.

El tipo empezó a tocarle la cabeza a mi esposa y ella se puso a cuatro patas en el sofá, apoyando su manita inocente en el paquete de ese hombre, sobando arriba y abajo, por encima del pantalón su verga, mientras no dejaba de mordisquearle los pezones.

El otro le bajó despacio el tanga sin que ella pusiera ningún impedimento, pero todo esto con el camisón puesto. Ella se inclinó hacia la bragueta del tipo al que estaba chupando los pezones y empezó a morderle la polla por encima del pantalón. Desde ni posición, podía ver que el bulto era considerable.

El mas taimado, levantó el camisón dejando su culo al aire y metió su cabeza dentro de él. Estaba comiéndole el coño y/o el culo. Mi esposa dio un gemido de aprobación y estaba tan caliente que desabrochó los pantalones del que tenía enfrente y sacó su pedazo de rabo con la mano.

¡Esto sí que es una buena polla y no la del cornudo de mi esposo!

Cómetela, vamos, que me estoy poniendo malo.

Si más dilación, se metió ese rabo en su boca y empezó a tragarse ese pedazo de carne, pero mientras lo hacía, miraba hacia el pasillo, como queriendo encontrarme en la penumbra. Ella no me podía ver, pero sabía que estaba allí, observando.

Joder, tronco, no veas cómo me está comiendo la polla esta zorrita. Es acojonantemente buena.

El otro no respondía, estaba muy ocupado haciéndole una mamada de coño a mi señora esposa.

La cosa se empezó a poner más seria cuando noté como mi esposa estaba empezando a entrar en la zona sin retorno. Tenía en una mano la polla del tipo y se estaba empezando a correr de la buena mamada que le estaba haciendo el otro compañero.

Sigue comiendo me la polla. Zorra, que te voy a llenar hasta los ojos.

Esto le puso muy burra a mí mujer y más aún cuando mientras decía esto, le agarraba la cabeza con fuerza y hacía que se tragase su tranca sin darle respiro.

Mi mujer se corría en ese momento, quiso zafarse de las manos de su amante mientras se corría pero él no la dejaba y era porque el cerdo estaba corriéndose en la puta boca de mi esposa.

Nunca había visto nada parecido, ella corriéndose a la vez que se tragaba el semen de un buen macho.

Cuando terminó de correrse él, ella seguía corriéndose con la lengua del otro hombre jugando en su coño. La imagen de verla ella desencajada, gozando y gimiendo como una perra, se me quedó graba a fuego en el cerebro. Fue espectacular.

Pero de lo que no me di cuenta, por que no alcanzaba a verlo, era que el que estaba detrás de mi amada esposa, ya se había quitado el pantalón y estaba masturbándose mientras le comía el coño y cuando se incorporó tenía la polla en la mano y giró a mi mujer, tumbándola en el sofá y empezó a correrse en sus tetas cara y tripita.

¡Toma puta, toma!, a ver si te crees que solo vas tener leche de uno solo, jajaja.

Fue alucinante. Yo tenía mi mano en la polla y estaba masturbándome viendo esa escena. Casi me corro, pero me aguanté.

Se sentaron los tres, otra vez en el sofá y dijo mi esposa:

Venga, vamos a tomarnos las copas y descansar un ratito, porque… ¿no pensaréis que esto ha sido todo, no?

Se rieron y estuvieron un rato medio disculpándose por haberle llamado, puta, zorra, y lindeces semejantes. A lo que ella respondió, que ni mucho menos, que le encanta las palabras soeces en esos momentos, pero que de lo que estaba pasando allí ni se les ocurriera decir nada en la oficina o sería muy desagradable.

Ellos asintieron, que por supuesto que no dirían nada, pero que les encantaría que no solo fuera esa vez, que querían más. A lo que ella respondió, que ya veremos, según os portéis eta noche, jajaja.

Se acabaron las copas y ella dijo:

Creo que estaremos más cómodos en la cama. ¿No os parece?, pero antes quiero hacer una cosa. Os voy a llevar delante de mi marido con las pollas duras. Me pone burlarme de él así, ahora que está profundamente dormido.

Pero que cabrona eres, por mí de acuerdo

Y por mí también.

Se desnudaron por completo allí mismo, por idea de mi esposa y así me daba tiempo a que me fuera a la habitación a hacerme el dormido.

Al cabo de unos cinco minutos oí abrir la puerta. Yo estaba tumbado de espaldas a la puerta, y noté como se acercaban.

Cariño mío, mi corundo grande, estas dos pollas me van a follar en tu cama y tú ni te vas a enterar de lo grande que te van a crecer los cuernos que ya tienes, así que descansa que esto es para personas mayores. Jajaja.

Después de eso, escuché como se iban de la habitación los tres y comprobé que mi polla estaba más dura que nunca.

Escuché de fondo… qué puta eres, tienes un morro que te lo pisas, eres increíble…

Esperé un rato y mientras lo hacía no dejaba de masturbarme como un niñato. Estaba muy excitado y cuando estaba a punto, lo dejé y me incorporé para dirigirme a nuestra habitación. Solo espero que haya sido tan prudente de haber dejado la puerta abierta para que pudiera ver algo desde el quicio.

Me acerqué sigilosamente y cada vez que estaba más cerca, oía gemidos y susurros. Eso me tranquilizó pues sabía que estarían al lío y no se percatarían de mi presencia.

Mi mujer es única y como sabe agradarme. Efectivamente la puerta estaba abierta y la luz de la mesilla encendida. Me acerqué más y me puse a espiarles.

¡DIOSSSS!, no habían pasado ni cinco minutos y mi mujer tenía la polla del modosito en la boca y la del otro en el coño. Estaba a cuatro patas follando los tres a la vez.

Así estuvieron un buen rato cuando mi mujer paró y dijo:

Abre ese cajón y saca un bote de gel lubricante que hay dentro. Necesito las pollas dentro de mí ¡Ahora mismo!

Sin perder tiempo el tipo que estaba follándola dejó de ¡hacerlo y fue a por el gel. Se lo untó en la polla y le puso un poco en culo.

¿Quieres que te dé por culo, Perra?

Tú qué crees, cabrón. Méteme ese rabo por el culo ya y tú por el coño. ¿Seréis capaces, verdad?

El tipo se tumbó boca arriba en mi cama y mi mujer en cuclillas se empezó a meter ese pedazo de tranca por el culo, tardó un poquito, era muy grande, pero cosas más gordas se ha metido ella por su agujerito.

Una vez insertada, ella dio un gemido de placer y se le abrieron los ojos como hace siempre que tiene una verga en culo.

Ahora tú cariño, métemela en el coño. Uffffff, em voy a correr enseguida, lo estoy viendo venir.

Desde mi perspectiva veía perfectamente como tenía el rabo el culo y como el otro se colocaba para follarle el coño a la vez. Cuando le metió la polla. Mi mujer dio un alarido.

Me vais a partir, me muero, muero, me muero. Así, así, así..

Empezaron a moverse a un mismo compás. Aquellos no sé lo que duró, pero a mí se me hacía eterno, ver como bufaban los hombres y como jadeaba mi mujer y como yo tenía mi rabo a punto de estallar.

Al cabo de un rato ella se empezó a correr como una posesa, ya no hablaba en bajito, ya eran voces descarnadas, ellos arremetían cada vez con más violencia y en un momento dado mi mujer dijo:

Me corro, me corro, me corro….

Y ellos también se corrían, pero ninguno sacó la polla de dentro de mi esposa. Se corrieron los tres a la vez. Serían las ganas, el morbo, la excitación de la situación, y yo también me corrí en mi pijama.

Me fui a mi habitáculo sin ser descubierto con todo el pijama lleno de semen y más contento que un niño con zapatos nuevos.

Dejé de escuchar y me acosté, creo que me dormí.

Al cabo de un buen rato, escuché otra vez gemidos de mi esposa y bufidos de los hombres. ¿Otra vez estaban follando?

Me levanté con sumo cuidado y de pronto dejé de escuchar los gemidos y me acojoné por si podían pillarme y me volví a la cama.

Menos mal que lo hice, pues justo cuando están ya arropado, se abrió la puerta de la habitación si sentí que estaban los tres allí. En silencio noté como se acercaba mi mujer a mi cara y noté como un líquido viscoso caía por mis mejillas, llegando a la comisura de mis labios. Hice lo indecible para no moverme y aguantar lo que fuera.

Oí como se reían y se fueron. La muy cerda me había llenado la cara semen de esos dos hijos de puta o de uno, yo que sé. El caos es que lo lamí y supe que era eso al instante. Pero no me moví.

Escuche al agua del baño, supongo que estarían lavándose y en ese momento miré el reloj despertador… ¡eran las 6 de la mañana! ¿Cuánto tiempo me quedé dormido? Se tiraron más de tres hora follando en mi casa, en mi cama con mi mujer…

Después de un rato oí cerrarse la puerta de la calle y unos pasos rápidos que venían a hacia mi habitación.

¡¡¡Cariño!!!, ¿sigues despierto?

Claro, he debido quedarme dormido un rato, pero he visto lo que has hecho. ¡¡Eres una PUTA ZORRA!!

Dije eso mientras la besaba lascivamente. Su boca sabía a sexo, pero no me importó, es más, me excitó.

Venga vente a la cama, que la tengo calentita y te cuento. ¡Cuánto te quiero cabrón cornudo!

Nos fuimos los dos a la cama donde habían estado los tres follando sin descanso y olía a sudor y semen y flujo, olía a gloria. Nos tumbamos en la cama, que aún estaba mojada de flujos sexuales y empezó a contarme lo sucedido mientras me pajeaba despacio.

Todo lo que me contó ya lo había visto in situ y estuvimos un rato haciendo comentarios al respecto. Lo único que me perdí es que después de que hicieran la doble penetración, descansaron un ratito y se me metieron otras rayas de coca y eso hizo que los tipos se pusieran a tope a otra vez.

Mientras yo dormía volvieron a sodomizar a mi esposa los dos y le hicieron otra doble penetración, cambiando de sitio. El que antes le follaba el coño fue quien le dio por el culo y viceversa. Ella quería que se corrieran en su boca y así lo hicieron. Con su boca llena de semen de los dos fue cuando vino a mi dormitorio a echármelo por la cara y así, bautizarme, según les dijo ella, como Cornudo.

Después me contó, que a ella le encantó la sesión y que ellos querían repetir, que ya les daba igual que estuvieses allí dormido o no. Al final ni se acordaron de que estaba en la habitación de al lado.

Me incorporé y quise meterme la polla por el culo, pero me dijo que lo tenía dolorido de tanto usarlo y que esa noche solo me pajearía, que mañana sería otro día. Así que me resigné y me corrí con su mano, echando toda mi esencia encima de mi cuerpo. Me dijo que no me limpiara, que quería que durmiese así lo que quedaba de noche.

Le pregunté que qué haría con ellos…

Tendré que follármelos más a menudo, ¿no crees? Uno es el jefe de zona y el otro es contable. Me puede venir bien tenerlos atados por los huevos por si hay movimientos de personal.

La cabrona de mi esposa, no da puntada sin hilo. Sabe muy bien a quien follarse para sus propios intereses. Es maquiavélica cuando quiere.

Así que, ella tiene el puesto asegurado y sexo del bueno cuando desee. Después de ese día me cuenta sus andanzas y hemos vuelto a vivir nuestra sexualidad de forma menos convencional y más morbosa.

Datos del Relato
  • Categoría: Fantasías
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