Hola, me llamo Carol, y quisiera contarles de cómo le hice una fantasía realidad a mi esposo, sin que él supiera que también me la estaba cumpliendo a mí.
Creo yo, que de tanto ver porno, a mi esposo se le metió la idea de querer verme con otro. No quiero decir que al principio dude, pero que por darle gusto lo hizo… pues la verdad, siempre me ponía la idea, porque soy una adicta al porno, al sexo, y a todo lo que conlleve. Día que no tenga sexo, veo porno y me masturbo, con los dedos, con juguetes, con zanahorias, pepinos, etc.
En fin, que me desvío, la idea era que mi esposo quería verme con un chico de verga grande, y aunque él no la tiene TAN pequeña, la verdad es que solo tiene 15 centímetros, pero tiene un grosor bastante normalito.
Puedo mencionar que no soy precisamente una esposa fiel, por lo que cada vez que voy al pueblo de mi familia, para visitar a mis padres, aprovecho para darme unas revolcadas de campeonato con dos o tres exs que tengo ahí, señores casados que conmigo consiguen a la puta (que no cobra) que necesitan en su vida… para olvidarse de sus aburridas esposas.
Pues resulta que cuando mi maridito decidió buscarme candidatos para su sesión voyeur, me sugirió utilizar una página que él ya estaba revisando desde antes… (y ya verdad yo ya estaba dudando de sus preferencias, porque vi en su historial, que visitaba páginas de hombres pingones ofreciendo sexo… ya no sabía si los buscaba para mí o para él…) …
Bueno, ¿que hice cuando supe que él me estaba buscando candidatos?
Le dije a uno de mis amantes verga gorda, al que llamaremos Héctor, que se inscriba en esa página, le comenté el plan de mi esposito, lo cual a él le dio un morbo tremendo… follarse a su amante en frente de su esposo, sin que él supiera que ya eran amantes.
Pues resulta que viendo las páginas para búsquedas de encuentras con mi esposo, “encontré casualmente” el perfil de mi amante, y lo puse entre los candidatos, luego de unos días de “deliberaciones” y de comparaciones de penes, le dije que había tomado una decisión: Héctor, a mi esposo le pareció adecuado, pues en las fotos se apreciaba claramente su verga de 17cms y SUPER GORDA.
El día prefijado, Héctor viajó para “conocernos”, y teníamos tantas ganas de empezar, que, aunque habíamos quedado en ir a comer, y luego a bailar, para terminar la noche en el hotel… nos salteamos la comida para que me pasen a comer directamente a mí.
Ese día estaba con un vestidito negro delgadito para fácil acceso y poder bailar sexy sin problemas… aunque al final sirvió para empezar a follar rápidamente.
Cuando entramos al cuarto, mi esposo se ubicó en un sillón, y yo senté sobre él, Héctor nos siguió y se paró junto a la cama, sin saber como continuar… todos se quedaron congelados por un segundo…
Hasta que obviamente YO tomé la iniciativa, me levanté, y empecé a mover la verga de Héctor por encima de su bermuda, bastó unas moviditas, para hacer evidente a mi marido que tenía un cohete en plena forma escondido ahí… luego le dije algo como “mira, con eso la pasaré muy bien”, le di un abrazo a Héctor y luego le desabotoné y bajé su bermuda mientras él se sacaba el polo, y aún con el vestido puesto, me arrodillé al borde de la cama, y se la empecé a chupar.
La verga de Héctor ya se encontraba totalmente dura, mi esposo se sorprendió e hizo algún ruido de sorpresa, mientras Héctor se terminaba de desnudar y se echó en la cama, yo subí a la cama y se le empecé a chupar en 4, poniendo el culo en la cara de mi esposo, el cual siguió sentado en su sillón, el cual al parecer ya había decidido que sería su butaca privilegiada.
Me apliqué a la idea de chupar esa pinga larga y gorda, sin olvidarme de los huevos, y también pajeandole esa verga con las manos. Usualmente, le hubiera dicho algo a Héctor antes de hacer que me lama el chocho, pero estaba tan excitada, que solamente me giré, y le puse mi vagina en su cara, mientras yo se la seguía chupando.
Normalmente Héctor no me lamía el culo, pero se veía que él también estaba super excitado, porque aparte de estar durísimo, me metía sin ascos la lengua al culo. Luego de unos minutos de estar así, me giré y lo empecé a cabalgar, mientras seguí dándole la espalda a mi maridito. Subía y bajaba de esa polla, luego ya me eché sobre el fuerte pecho de Héctor, mientras el seguía penetrándome sin parar.
Recién en este momento me di cuenta de que ni siquiera le había pedido que se ponga condón, pero ya me daba igual, nada me importaba.
Me enderecé un poco, y empecé a subir y bajar en su polla, pero luego me salí para darle unas cuantas lamiditas.
Luego de eso, decidí que quería verle la cara a mi esposito mientras cabalgaba, por lo que empecé a subir y bajar en la polla, dándole la espalada a Héctor, y con la cara en la dirección de mi marido. Pero la verdad es que estaba tan excitada, que casi ni podía verlo, solo estaba concentrada en acariciarme el clítoris mientras esa super verga durísima me daba una y otra vez. A estas alturas yo ya estaba gritando y gimiendo sin parar, al menos estábamos en un hotel, porque si hubiéramos estado en mi casa, toda la cuadra se hubiera enterado que me estaban taladrando.
Luego probé una nueva posición más descansada, ya no hincada sobre la polla, pero con las piernas apoyadas en la cama, pero igual mostrándole el culo a Héctor, y mirando hacia mi esposo, el cual al parecer estaba demasiado en éxtasis como para moverse y participar.
El que no estaba paralizado, aunque sí recontra parado era Héctor, el que aprovechó para ponerme en 4, se bajó de la cama, y me empezó a dar de perrito con mucha fuerza, con todo el impulso que podía. Yo gritaba y gritaba sin parar, que por favor no se detuviera, que ya estaba por terminar. Por suerte Héctor no pensaba en parar, y seguía dándome de a perrito, como la perrita que soy.
Luego me echó boca arriba, me puso las piernas en los hombros, y empezó a penetrarme con él afuera de la cama y empezó a entrar y salir de mí con una energía que no tenía normalmente. Parecía un degenerado que solo pensaba en penetrarme, y eso a mí me encantaba.
Después se echó encima de mí, y me empezó a penetrar empujando su culo hacia él, de manera que pueda entrar más y más de su larga y gruesa polla. Yo ya no podía más de la excitación, y ví que mi esposo solo se la movía por encima del pantalón, al parecer quería demostrar que se podía controlar… en ese momento yo ya pensaba en chupar mientras me la metían… pero si solo quería ser un mirón, por mí también estaba bien.
A continuación, Héctor me echó de lado, y empezó a penetrarme desde atrás, consideré pedirle anal, pero mejor para otro día, en el que tenga planeada una doble penetración.
Como quien respira un poco, me saqué su pinga, y se la chupé de nuevo, como quien prueba su propio sabor y le da un descansito a mi agitada vaginita, que aún se recuperaba de un nuevo orgasmo. Mientras se la chupaba, Héctor me acarició el culito, y me metió un dedito en el culo, pero solo un poquito.
Luego seguimos tirando echados, pero un poquito relajados… aunque la relajación no le duró mucho, porque poco a poco empezó a acelerarse, mientras que yo tenía una pierna en el aire, para tratar de darle una buena vista a mi marido, para que vea como el pene entraba desde atrás.
Como quien descansaba un poco, me eché boca abajo, pero Héctor no pensaba en descansar, se puso encima de mí, y empezó a penetrarme desde arriba. Yo ya no cabía de gozo, y ya no gemía, simplemente gritaba. Después me levantó el culo, y me empezó a dar de a perrito con los dos en la cama, para luego girarme y acabar follándome encima de mí, yo ya no sé ni como estaba, pero la cosa era que como sea que me moviera, seguí penetrada y me seguían bombeando. No había descanso, y los orgasmos eran continuos.
Finalmente, empezó a follarme de una manera bastante convencional, con él encima de mí, solo entonces me di cuenta de algo: no nos habíamos besado ni una sola vez, solo fui su objeto sexual para agujerear, y eso para mí estaba genial.
Por último, lo empecé a ver boqueando, y me anunció que se iba a correr, me arrodillé a sus pies, saqué la lengua, y recibí su lechita. Mientras mi esposo miraba en silencio. Luego de que Héctor se corrió, se la chupe unas cuantas veces más.
En ese momento, a mi esposito se le ocurrió que era hora de irnos… solo tuve un polvo, pero igual no protesté, me había dado mi gusto:
Follarme a uno de mis amantes frente a mi esposo, con su consentimiento, y sin que él supiera que era mi amante. Mientras tanto, él pensaba que yo le había cumplido SU fantasía, aunque cuando salimos apurados del cuarto (y apenas me saqué el semen de la cara rápidamente con una toalla, por lo que podía haber tenido rezagos), mi esposo estaba bastante serio o preocupado.
No hemos vuelto a hablar del tema, pero igual esperaré a que él me lo comente… porque ya vi que volvió a revisar páginas de contactos, ahora en secciones de dos hombres que buscan una mujer para tríos, y en secciones de parejas hombre-mujer, que desean una mujer adicional, ¿ahora mi esposito querrá que me CONVIERTA en lesbiana? (pobre maridito, tantas cosas que no sabe de mí…)