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INFIEL PRIMERIZA

Hola amigos espero estén bien, hoy vengo con una nueva entrega y esta vez me toca hablar de Julia, una madre de tres hijos que su marido nunca está en casa y ella se ahoga las ganas en el café, así como dice esa famosa canción.



“Hola, mi nombre es Julia, me pasaron tu contacto, quisiera estar contigo, contratar tus servicios, hace tiempo que no tengo sexo y la verdad estoy muy necesitada, mi marido nunca esta y entre los hijos y la casa todo es muy monótono, espero tu respuesta”



Su caso me pareció conmovedor y cliché, la típica casada que no es atendida, la verdad me la imagine muy sexy o de esas que cuando se quitan la ropa tiene un cuerpo exquisito, así que le conteste que sí, pero ella quería que fuera a su casa, ya que si salía los parientes de su marido inmediatamente le avisarían, eso pasa cuando vives tan cerca de la familia.



Ahora me sentía con la obligación de ir y cogérmela tan rico que jamás se olvidara, así que le dije que llegaría y me presentaría como el “carpintero” me vestí de jeans, una camisa de cuadros y botas y fui a su casa, cargue una pequeña caja de herramienta que tengo para emergencias, prácticamente me metí en mi personaje.



Cuando llegue a la casa y mientras me acercaba vi como de las casas vecinas me miraban de arriba abajo, una señora gorda y vieja me pregunto que quien era, le conteste que el carpintero, que iba a tomar medidas.



Toque la puerta, las miradas no cesaban, fue entonces que finalmente abrió la puerta, una mujer alta unos 3 cm más alta que yo y eso que mido 1.85, caderona, ojos verdes, su cara ya pintaba arrugas y su cabello algunas canas, pero se veía espectacular en ese pants entallado color negro.



J: Tu eres el “carpintero”



CA: Si, ¿usted es Julia?



J: Si, pasa, ¡te estaba esperando!



Estaba ella sola sus hijos no estaban, estaban en la escuela, me ofreció agua de frutas, su sonrisa era fantástica, pero su trasero aún mejor.



J: ¡Guau!! Estas muy guapo, ¡te imagine así pero no tanto!



CA: Gracias, ¡usted también está muy bien!



J: Bueno, ¡tenemos poco tiempo y no sé cómo empezar!



CA: Ok, ¡que es lo que más deseas!



J: ¡Dios mío! Desnúdate!



Sin decir más comencé a desnudarme, ¡ella abría los ojos al máximo con cada prenda que dejaba caer en el piso, pero se emocionó al punto de gritar un poco cuando vio mi pene!



CA: ¿Qué pasa?



J: ¡Es enorme!



CA: ¡Gracias! Quieres tocar?



Ella con chapetas en la cara solo acento con la cabeza, la tome de la mano y la coloque en mi abdomen, ella me miraba de arriba abajo, bajo su mano lentamente hasta comenzar a tocar mi verga que empezaba a endurecerse. Con su otra mano comenzó a acariciar mi trasero yo estaba caliente, sus manos a pesar de ser grandes eran muy suaves, comenzó a subir y bajar mi prepucio, mi cabeza comenzó a llenarse de fluido, ¡me miro fijo entonces yo le tome la cabeza y la empuje para que mi verga estuviera cerca de su boca!



CA: ¡Chúpala cielo!



J: Es que…



CA: ¿No te gusta?



J: ¡Nunca antes eh chupado un pene!



Su declaración me excito más, pensé que estaba frente a una virgen, que mujer en su vida jamás la a chupado me dije en ese momento, pero solo le acaricie la carita y le pedí que abriera la boca, ella cual principiante me obedeció, pero cerro sus ojos, comencé a pasar mi punta por sus labios, se sentían tan suaves, ¡luego le pedí sacar un poco su lengua y de arriba para abajo le pasaba mi pene!



J: ¡Agh!! ¡Sabe muy saldo, uhm!!



CA: Tranquila, te acostumbraras, ¡ahora abre la boca métela hasta donde puedas!



Julia comenzó a introducirla despacio, su boca se sentía genial, hacia muecas de asco, pero no dejaba de engullir, mi verga entro un poco más de la mitad, luego le pedí la sacara lentamente moviendo su lengua, ella obedeció, le pedí repitiera el ejercicio, ¡meter y sacarla a su velocidad y mientras ella se acostumbraba al sabor de mi verga me daba una delicada y suculenta mamada!



CA: ¡Uhm, que linda boca, uhm!!



J: Uhm, ¡esto comienza a saber rico!



CA: ¡Te dije que te acostumbrarías! ¿De verdad nunca se la chupas a tu marido?



J: ¡No! Él es muy religioso y solo coge normal, según el como dice la biblia.



Eso me pareció un desperdicio, tener a semejante mujer, con todo grande y sumisa y que no la coja como se debe me molesto, pero bueno, para estaba yo, para llevarla al mundo de lo sexual y delicioso.



La tomé de su nuca y empecé a follarle la boca, ella me permitía entredecirle mi verga hasta tocar su garganta, que rico sentía como entraba, ella me apretaba las nalgas y me empujaba también no sé si se estaba ahogando solo sé que eso me estaba haciendo a punto de venir, ¡bastaron unos empujones más para llenarle su rica boca de mi semen caliente!



CA: ¡Ah!!! Que rico, ¡tu primer trago de semen!



J: ¡Agh!! Esto esta saladísimo, ¡pero no sabe mal!



Se puso de pie y vi que su pants marcaba manchas de que su concha estaba súper mojada, ella sonrojada me sonrió, la tomé de la mano y nos fuimos a su recamara.



Ahí sin titubear comencé a desnudarla, le quité su blusa, sus pants su brasear y su cachetero, era duela de un cuerpo espectacular, blanco, sin estrías, casi nuevecito, no parecía ser madre de tres niños, recorrí con mi lengua desde los dedos de sus pies hasta sus orejas, ella se erizaba y gemía al sentirme pasar por sus muslos, abdomen, pechos, darle mordidas en sus pezones y cuello, con mis dedos comencé acariciar sus labios vaginales, ella se retorcía riquísimo, mi mano ya estaba toda húmeda, entonces me pidió se la chupara, ya que nunca antes se lo habían hecho.



J: ¡Por favor, se amable, uhm!



CA: Esta riquísima, ¡me cuesta trabajo creer que esta es una concha de 40!



Estaba cerrada, a pesar del poco vello que tenía olía riquísimo y sus labios parecían sin estrenar, comencé con ligeras lamidas, mis manos apretaban las tetas y mi lengua entraba lentamente en su tesoro.



J: ¡Ah!!! ¡Que es esto!



CA: Uhm, ¡que vagina más exquisita!!



Con mis dedos la abrí su concha y comencé a lamer como gato, ¡luego tome su clítoris y el di mordidas suaves y lo succione poniéndoselo gordo como uva!



J: ¡Ah!!! ¡Que rico, uhm!!



Una y otra vez mi lengua arremetía en su clítoris, mi boca se metía un labio y luego el otro, esa mujer se retorcía gemía y escurría como nunca antes vi a una chica hacerlo.



Finalmente, no tolero más, entre su respiración agitada y gritos la exquisita esposa sumisa comenzó a venirse a chorros en mi cara, y bebí su néctar delicioso, ¡ella ponía los ojos en blanco y solo alcanzaba lanzar una que otra palabra!



J: ¡Ah!! Jamás sentí algo así!



CA: ¡Es que jamás habías estado con un hombre!



Mi verga estaba dura y lista para entrar en acción, la acomode en la cama, tome sus piernas abriéndolas y comencé a penetrarla con suavidad, sus suspiros y muecas me calentaban a mil, comencé a moverme rápido de adelante hacia atrás besándola y apretando sus hombros, mi verga entraba hasta el fondo y la sensual casada ¡gemía y gemía!



Ella me abrazaba bien rico con sus piernas, así que la tome de sus nalgas y la cargue, yo de rodillas y cargándola, la ensartaba rápido y fuerte.



CA: ¡Uhm, que rico aprietas!



J: ¡Agh!! ¡Que rico, uhm, que rico!



La puse en cuatro, Julia se veía magnifica con sus ricas nalgas grandes y fuertes, comencé a metérsela despacio, sus gemidos me excitaban más, una vez dentro, comencé con el mete y saca fuerte, la cama rechinaba, ella gritaba, que rico momento vivíamos.



J: ¡Ah! Nunca había sentido esto, que rico, no pares, más, ¡ah!!



CA: Así nena, como gimes, me encanta tener mi verga dentro de ti, tómala, uhm, ¡tómala!



J: Que es esto, ah, ¡me voy a hacer pipí ah!!



Eso significaba que se estaba viniendo en un rico squirt que mojo todas sus sabanas, sus movimientos me tenían fascinado, una mujer ardiente y sexual que estaba abandonada, lo bueno que existen tipos como yo para hacernos cargo.



Después de estar cogiéndomela de perrito un buen momento, me acosté y le pedí subiera a cabalgarme, ella subió y se ensarto riquísimo, pero no sabía moverse mucho, solo se quedaba parada, entonces la tome de su cintura y comencé a moverla, ¡despacio y en círculos!



J: Uhm, que rico, ah, ¡jamás me había subido en un hombre!



CA: Mamita no te preocupes, uhm, aquí estoy para que aprendas, ¡que rica vagina!



Poco a poco la sensual casada comenzaba soltarse, ella solita ya se movía, sus movimientos me daban un gran placer, se agachaba besarme y nuestras lenguas se enrollaban delicioso, yo apretaba sus ricas tetas y pellizcaba sus pezones, luego yo también me movía para hacer más placentero el momento.



CA: Uf, ¡aprendes rápido!



J: ¿Te gusta? ¿Lo hago bien?



CA: Eres fenomenal, una buena alumna, ¡me gustaría tenerte en casa y practicar diario contigo!



J: Eso sería una gran idea, uhm, ¡ah!!



Ella ya como una experta estaba dándome la espalda mientras se movía riquísimo ensartándose solita toda mi verga, yo la tomaba de las nalgas y la dejaba caer con velocidad sobre mi palo, el ruido de sus nalgas chocando en mi pelvis era música para mis oídos.



CA: ¡Que rico, uhm, mami síguele, uhm!



J: ¡Oh! si, ¡ah!



Ella cada vez aumentaba su ritmo por consecuente la sensación aumentaba y ambos exclamábamos a punto de llegar al éxtasis.



CA: ¡Que rico no pares, uhm!



J: ¡Oh, ah rico, uhm!



CA: Coges fantástico, ¡me vas hacer venir!



J: ¡Lo quiero en mi cara!



Me moví como un toro salvaje, ¡levantándola con fuerza cuando sentí que ya no podía ms y coloque su cara en mi verga la cual expulso bastante leche caliente!



J: ¡Oh!! ¡Que cálida, uhm, ah!!



CA: Cométela, uhm, ¡tómala!



Julia probaba mi semen, se veía muy rica escurriendo de su vagina y llevando mi semen a su boca y probándolo una y otra vez.



Finalmente deje de sacar leche, ella se puso de pie y me abrazo agradeciéndome el momento, entre a su baño a asearme un poco y ella aun con olor a mi leche me acompaño a la puerta, donde afuera estaba la gorda fea mirando nuevamente, nos despedimos como si nada y la deje satisfecha y llena de semen.


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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