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Ángeles y Diablos VI

Pasaban lentas las horas, parecía que no me iban a sacar nunca de allí, hasta que aparció un hombre que abrió la puerta y me dijo que le siguiera, obecedí sin poner ningún obstáculo, no quería pasar más días sola, quería volver a ver mis compañeras, saber que había pasado con ellas, si seguían vivas o habían corrido la misma suerte que Meira, mi querida Meira.

Este hombre se llamaba Ash, era rubio de cara angelical, ojos azules como el mismo mar, encantador, no entendía que hacia allí, donde sólo había maldad y malos pensamientos.

- Eva ¿te lo han dicho ya?

- ¿El qué? - pregunté

- Ha venido un médico que te va a examinar esas heridas, tal vez tengas una oportunidad – eso me hizo que pensar.

- ¿Quién eres? – le pregunté - ¿Porqué me ayudas?

- Yo no te ayudo ¿quién te ha dicho semejante cosa? – le miré a los ojos desesperada, pero no dijo nada más.

Llegamos al salón y Gunter me presentó al médico, parecía un hombre normal, que debía ser la primera vez que iba allí, porque lo miraba todo con cara de extrañado.

- ¿Qué le ha pasado a esta chica?

- Tuvo un accidente y los perros la mordieron.

Me miró a los ojos, pero yo no podía decir nada que después me costara la vida, así que asentí y dije que esa mentira era verdad.

El médico llamado Bill, dijo que quería examinarme el muslo, que esa herida tenía mala pinta, para eso nos fuimos a la habitación contigua.

- ¿Es verdad lo que me ha dicho Gunter?

- Sí – dije sin pensar – es verdad.

- Deberías tener más cuidado, este tipo de mordeduras podrían resultar fatales, pero por lo que veo está bien, - permaneció callado un momento - ¡Oye! sólo te lo preguntaré una vez ... – me miró - ¿Qué te ha pasado? Tienes mala cara, estás demasiado delgada, ..., dímelo, no tengas miedo, no se lo diré a esas personas lo que tú me digas quedará entre nosotros.

Le conté todo, desde el día en que me trajeron allí, el infierno que he tenido que vivir, las humillaciones a las que he sido sometida en contra de mi voultad, todo tipod e vejaciones, violaciones, maltratos físicos, hasta lo de Meira, ... él me escuchaba muy pendiente de todo detalle, aunque me interrumpía para que le contara los detalles más insignificantes, lo que sentía, lo que me hacían, como me lo hacían, que me decían, si me gustaba o no, ..., quería saberlo todo, absolutamente todo, ...

Puso su mano en mi muslo y dijo:

- Creo que esta herida habría que coserla para que cicatrice mejor – asentí – no te preocupes que no te dolerá.

Me senté en la silla y dejé que me subiera la falda hasta el muslo, me tocaba muy suavemente, tenía las manos muy ásperas, pero no me molestaba, era mi salvación, la única persona desde meses que estaba dispuesta a ayudarme.

Vi como sacaba de su maletín aguja e hilo, me dijo que me tumbara y me relajara, así lo hice, me eché para atrás, cerré los ojos y ... sentí un fuerte golpe en la cabeza.

Estaba medio dormida medio despierta, vi todo lo que me hicieron, primero me cosieron la herida del muslo, decían cosas que eran ininteligibles para mi en aquellos momentos, Gunter también estaba allí, él me miraba, miraba mi muslo, me subieron un poco más la falda, intenté de tenerlos, pero me sujetaban muy fuerte, entonces el médico sacó una jeringuilla y me pinchó, no sé que me pusieron pero después de eso no pude ni hablar ni moverme durante horas, sentí una presión increíble en el pecho y como se me iban entumeciendo las extremidades, cerré los ojos deseando que fuese un sueño, ..., los volví a abrir y allí seguía todo igual.

Gunter me quitó la ropa, me ató a una silla y se fue mientras el médico estaba en el otro lado de la habitación, no podía verle bien, pero estaba quitándose la ropa, se acercó desnudo, y aunque quise correr no pude no mover ni un músculo , me miró a los ojos y me pegó una bofetada, apenas la sentí, pero saboreé la sangre que empezó a manar de mis labios, me tocaba los pechos salvajemente, mientras decía obscenidades, me sentía peor que nunca, ..., había confiado en este hombre y había usado todo lo que le conté para ponerse también en mi contra, ..., empecé a llorar y eso le excitó, me pegó puñetazos en la cara sin cesar hasta que me doblé de dolor, .., el efecto de lo que me había puesto se estaba pasando, pero Gunter me había atado muy bien y era imposible moverse.

- Ya me han dicho lo puta que eres, ahora vas a satisfacerme a mí - ordenó.

Negué con la cabeza y me quitó la mordaza:

- ¿Qué dices puta de mierda?

- Que no – grité – que me sueltes .... – me pegó una patada en la boca, sentí un dolor grandísimo, pero él se acercó y me metió la polla en la boca.

- Si haces alguna tontería te mataré – me amenazó, pero ya estaba harta de aquello y no estaba dispuesta a dejar que nadie más se aprovechara de mi, le chupé la polla y cuando dejó de estar vigilándome le mordí, le mordí con tanta fuerza que me quedé con el trozo en la boca, lo mastiqué y luego se lo escupí, no hizo nada, se quedó parado mientras se desangraba, ...., Gunter entró corriendo al oír su grito y cuando vió lo que había hecho se llevó las manos a la cabeza, corrió hacia el médico, llamó a todos y se lo llevaron.

Me dejaron atada a la silla toda la noche, no pude dormir, tenía demasiado miedo de que pasara algo mientras dormía, así que decidí quedarme despierta y vigilar.

A madianoche Gunter apareció por allí:

- ¿Sabes lo que has hecho? – me preguntó.

- Sí – dije orgullosa – no quiero seguir aquí, quiero irme, quiero que me dejéis en paz, no diré nada, peo dejame marchar.

- No puedo – dijo rotundamente – no puedo.

- ¿No puedes o no quieres? – le pregunté intentando ablandar su corazón.

- No quiero – me destrozó – no te irás de aquí nunca, vete haciendo a la idea de que morirás aquí dentro y jamás nadie vendrá a por ti, porque nadie sabe que este lugar existe – se levantó , dio un portazo y se fue.

Pensé que nadie me molestaría durante la noche, así que me dormí.

Ash entró en la habitación y se acercó, me desató y dijo:

- Sigueme – aunque le pregunté que a donde no me dijo nada, para que no intentara nada me ató una correa al cuello, tiraba despacio, muy dulcemente, .... – hemos llegado – dijo, me señaló una puerta – debes entrar ahí.

No llame simplemente entré y me encontré cara a cara con el médico, estaba medio muerto en la cama, había perdido la cordura, decía cosas sin sentido, hablaba de muejres de hombres, hablaba de mi, ...., estábamos solos en la habitación, de repente me miró, sentí que me mataba con la mirada, no podía moverse:

- Esto te costará la vida zorra.

Gunte entró y me pegó en la cabeza con algo muy duro que me dejó inconsciente, cuando desperté estaba atada a una mesa, Gunter me miraba desde una silla, cuando vió que me desperté, se acercó a mí y dijo:

- ¿Sabes lo que va a pasar, verdad?

- Sí – dije – haz que sea rápido – empezó a reírse.

- Eres de lo más crédula Eva, no vas a morir, pero tendrás que recibir un castigo, no sabíamos que hacer contigo y entre todos hemos hablado y ya lo tenemos resuelto, ..., no te dormiremos estarás despierta todo el rato, queremos que veas lo que vamos a hacer contigo – y se fue.
Datos del Relato
  • Autor: LORELAY
  • Código: 9014
  • Fecha: 16-05-2004
  • Categoría: Varios
  • Media: 4.88
  • Votos: 43
  • Envios: 1
  • Lecturas: 937
  • Valoración:
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