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Mi ingenua Any (V): Descubierta por su esposo

En esa época, me escondía para tener sexo con otras, ya que mi Lety no tenía conocimiento de mis aventuras sexuales, ni con sus parientas ni con mis amigas, mucho menos con Any.



Pero en el caso de mi ingenua, ella era muy descuidada y en ocasiones estuvo a punto de ser descubierta por su marido, ella no solo lo engañaba conmigo, solo un estúpido le creería, pero me encantaba cogerla por eso no le reprochaba nada.



Era el 12 de diciembre, se suponía que estaba trabajando, ¡pero en realidad fui a verla a su casa!



Entre charla y charla y cerveza y cerveza, los ánimos subieron de tono, ¡ella sabía perfectamente que solo iba para hacerla mía!



A: Bueno, ¡entonces a lo que viniste!



L: Jajá, ¡me encanta que ya sepas que vengo a darte lo que te gusta!



A: ¡La verdad me urge un poco, lo necesito y ya se nos está acabando el tiempo!



L: Tranquila hermosa, ven nena, ¡mira lo que tengo para ti!



Me saqué mi verga que se estaba poniendo dura, con sus manos comenzó a acariciármela, yo me recosté en el sofá para recibir el masaje de su delicadas y suaves manos.



Su lengua empezó a lamerme desde mis testículos hasta la cabeza de mi pene, lo besaba rico, mientras lo hacía mis manos acariciaban su trasero durito, mi pene estaba durísimo, ella lo tomo con sus dos manos y comenzó a succionarlo y luego metiéndolo por completo a su boca, sentía como se ahogaba y como mi verga ya estaba en sus anginas, pero eso no era impedimento para que ella lo sacara, emocionado por su rico acto, ¡la tome de la cabeza y le empecé a follar la boca!



L: ¡Any que rico!



Después de que se engullera mi palo unos minutos, nos desnudamos por completo y nos fuimos a su cama, ahí la acosté y le levante las piernas, acomodándome para darle una rica chupada, comencé con besos en sus entrepiernas y roses de mi lengua con sus labios vaginales.



La introduje despacio en su húmeda vagina, le apretaba sus tetas y la miraba, sus ojos de borrego a medio morir, eran excitantes, ¡jugaba su clítoris al punto de endurecerlo como piedra!



A: ¡Bebe, que rico ah!



L: ¡Me encanta tu pucha!



Mis dos dedos entraron a su caliente vagina, los movía fuerte mientras mi boca ya estaba devorando su par de tetas, al mismo tiempo le daba besos mordiéndole sus labios.



¡La puse en cuatro, y empecé a penetrarla fuerte, le acariciaba las nalgas y su espalda, los gemidos que salían de ella me ponían a mil, le apretaba sus piernas y agachándome un poco le mordía su cuello!



La disfrute un buen rato en esa pose, luego la acosté y acomode sus piernas en mis hombros, le entraba con facilidad, mordía sus pezones y su cuello, tomándola de la cintura la movía para acompañar mis movimientos acelerados, el sonido de mis bolas chocando con ella se escuchaba en todo el cuarto.



¡Le doble la pierna poniéndola de lado, se la dejaba ir mientras me deleitaba con sus hermosas piernas, le besaba su pie derecho y mi mano izquierda apretaba sus pechos!



A: ¡Ah! ¡Así bebe, así!



L: ¡Que piernas! ¡No me canso de tocarlas!



A: ¡Que rico me coges bebe, como quisiera esto todos los días!



L: ¡Para que te casas, lo tuvieras todos los días!



A: Uf, cógeme bebe, ¡solo cógeme!



La puse en la orilla de la cama y le levanté las piernas para dársela de “carretilla”, ella estaba súper mojada, mi verga entraba ya por completo, mis 21 cm la atravesaban poco a poco en su rica vagina, ¡sentí como escurría!, chorros y chorros de dulce placer brotaban de ella, ¡por la pose en la que la tenía sus chorros le salpicaban la cara!



A: ¡Ah!!!! ¡Papito que rico, me vengo bien rico!



L: ¡Que rico me mojas bebe, uf me pones a mil!



A: ¡Por dios, que orgasmo!



¡Yo aún no terminaba y la puse en cuatro nuevamente, pero esta vez para darle en su culo!



A: Despacio nene, uf, ¡despacito por favor!



L: ¡Que estrecho, me encanta perforarte el culo!



A: Si amor, ¡pero no tan duro por favor!



L: Descuida nena, ¡solo dolerá al principio ya sabes!



Mi cabeza entro primero, su estrecho culito la apretaba deliciosamente, apoyándome en sus nalgas empecé a empujársela suave, sus quejidos me incitaban a moverme fuerte, pero me contenía, ¡quería hacerla sufrir y gozar al mismo tiempo!



L: Te gusta amor, ¿te gusta mi verga?



A: ¡Ay! Si amor, uf, ¡si me gusta!



L: Pues muévete nena, ¡devórala!



A: ¡Dios mío, que dolor pero que rico!



Comenzó mover su cadera, puse mis manos atrás para que ella se enterrara sola mi verga, los gemidos eran exquisitos, ¡mi verga se ponía mas y más dura y su culito se hacía más y más grande con los movimientos!



A: ¡Luis que rica verga!



L: Te mueves riquísimo nena, que nalgas, que piernas, ¡uf!



A: ¡Dámela fuerte bebe, hazme gritar amor, ah!



L: ¡Como digas guapa!



¡Acelere mis movimientos, se la dejaba ir con tal fuerza que se quedó boca abajo, yo encima de ella, le apretaba la espalda y la cabeza, mi verga seguía dominando su culo, del placer ya le escurría saliva y dejaba toda la cama llena de ella!, ¡le empecé a jalar el cabello, se lo jalaba tan fuerte que le arranque un poco!



A: ¡Ah! ¡Me lastimas, pero no dejes de meterla!



L: ¡Eres una putita bebe, eso me encanta de ti!



A: Ya me lo hiciste grande, uf, ¡me va a doler varios días!



L: Para que te acuerdes de mi nena, ¡ahora te llenare de leche tu culito para que se impregne mi ser en ti!



A: Si amor, dame tu leche, ¡ya la quiero!



L: ¡Ese pobre hombre no sabe la bestia sexual que es su esposa!



A: ¡Ya no hables de él y cógeme!



L: ¡Toma bebe, toma, toma mi verga, toma, abre tu culo para mí, ábrelo todo, recibe mi leche, recíbela!



¡Me vine dentro de su culo a chorros!, ella se movía para hacerme gozar más, mi leche invadía su culo y escurría hasta su vagina que ya también expulsaba líquidos del placer sentido, estábamos en el orgasmo que nos olvidamos por completo que estábamos en su casa y cama.



-Ya llegué amor!, ¡escuché mientras mi verga toda mojada salía del culo de Any, -hermosa donde estas!, ¡nos quedamos paralizados y sin poder hacer más su marido abrió el cuarto y nos encontró desnudos!



M: ¡Peor que pasa aquí!, ¡Any que haces y tú!, Luis que pasa!



L: ¡Pregúntale a tu mujer amigo y luego reclamas!



A: ¡Mi amor, espera! ¡No es como tú crees!



La verdad no me sentí mal, me puse mi ropa mientras ellos alegaban, el intento golpearme, pero no pudo ya que no era tan bueno, se quedó discutiendo con su mujer mientras yo me retiraba sabiendo que mi historia con ella, ¡ya había terminado!


Datos del Relato
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