En una de las esquinas de la pista me encuentro yo con unos colegas a la caza y captura de la mujer mas guapa de la sala, alguno de mis amigos ya han encontrado a la que esperan sea su victima y merodean a su alrededor como buitres. Yo sigo buscando, ninguna de las chicas de la sala llama mi atención entre aquel maremagnum de brazos y piernas que aparecen y desaparecen de mi vista al gusto de la luz blanca parpadeante que hace que todo parezca que se mueve a cámara lenta. Mi cabeza se mueve de un lado para otro de aquel habitáculo y cuando una sensación de mareo me empieza a embargar producto de la mezcla de alcohol y del continuo meneo, justo en ese momento en el que ya no distinguía bien si es que la gente se movía o era mi cabeza la que daba vueltas, justo en ese instante, apareces ante mi, radiante, bella, rodeada de buitres que como yo han clavado sus ojos en ti. Sonríes a cada instante dejándote querer por cada uno de esos buitres a los que los ojos se les empiezan a salir de las orbitas, y como idiotizado me acerco a ti y me uno a ese grupo de gente que desde fuera me parecía estúpida y que se mueve al compás que marcan tus caderas en el medio de la pista. Me convierto en un idiota mas que no hace otra cosa que mirarte, de vez en cuando tu mirada se cruza con mis ojos de besugo saltones, sonríes y mi cara se torna aun mas estúpida y solo acierto a balbucear un a a a ha ha sido a mi, me ha sonreído a mi ¡¡ como si a los demás les importara dado que habías sonreído a los ocho gilipollas que allí estábamos. Poco a poco el grupo de inútiles con las neuronas apagadas iba en aumento y a ti se te veía mas que en tu salsa hasta que mediada la noche y sin previo aviso tu dulce cuerpo deja de contonearse y todos nos quedamos parados, mirándonos unos a otros, sin llegar a comprender, nos miras y tus ojos se detienen en los míos, debo de ser el que tiene una cara mas estúpida, te acercas a mi y dándome la mano me llevas hacia la puerta sin mediar palabra, yo te sigo como un perrito faldero, hay algo en ti que me impulsa a seguirte. El resto de los estúpidos parece recuperar el sentido y se dispersan por la sala en busca de algún amigo poco afortunado como ellos.
Me llevas a la calle y andamos unos trescientos metros antes de que alguna palabra salga de nuestras bocas, las primeras las dices tu:
- ¿Te vienes a mi casa ?- Simplemente asiento con la cabeza, me encuentro en un estado febril que me impide cualquier otro apto o reacción por mi parte, sonríes y encaminas tus pasos hacia tu casa.
Al llegar allí, te metes en la cocina no sin antes invitarme a sentarme en uno de los sofás de salón, sales de ella con un par de copas en la mano, una de las cuales me tiendes amablemente, la acepto sin mediar palabra ya que me vendrá bien para relajarme y tomar un poco el control de la situación, sonrió agradecidamente el ofrecimiento y de un trago apuro la copa que me habías ofrecido. Al dejar la copa en la mesita del salón una sensación de mareo se apodera de mi, te vuelves borrosa y sin mas desapareces de mi vista.
Mis ojos me empiezan a responder, la sensación de mareo aun no ha desaparecido de mi cuerpo pero puedo abrir los ojos aunque aun no soy consciente de lo que con ellos veo. Una voz en tono enfadado llega, esa si, nítida a mis oídos, una voz que protesta y que se dice a si misma que la próxima vez la dosis de somníferos tiene que ser menor ya que casi se le hace de día.
La palabra somnífero se queda clavada en mi mente y poco a poco empiezo a comprenderlo todo, me intento incorporar pero no soy capaz algo me retiene fijamente anclado al suelo. Mi cabeza empieza a ser consciente de lo que ocurre y miro a mi alrededor, la verdad lo que me encuentro no me agrada nada, la habitación se encuentra casi a oscuras iluminada solo por la luz de unas velas. Mi situación es aun peor, atado de piernas y brazos y abierto en una incomoda forma de X, y lo que es peor, completamente desnudo, la verdad es que esto ultimo es lo que esperaba de la noche pero es que el resto no entraba en mis planes.
De la oscuridad, ataviada completamente de negro y con un rictus de perturbada en la cara apareces tu, mi reacción, la lógica, intentar salir corriendo pero los dolores punzantes y agudos en mis tobillos y muñecas me recuerdan que mi situación no es la mas adecuada para este menester. Burlona ríes de mi intento y clavando tu afilado tacón de aguja en mi estomago me obligas a estarme quieto.
- Imbecil ,¿ No ves que no puedes escapar de mi ?- Me dices mientras siento como tu tacón casi perfora mi estomago.
- Vas a ser mi juguete esta noche, solo te voy a pedir una cosa, grita, es que me pone mas oír tu dolor.
Unos sudores fríos me empiezan a brotar por la frente.
- Que me ira a hacer esta jodida demente- pienso desesperado y totalmente impotente.
Te pones de rodillas sobre mi, clavándolas justo entre mis piernas, un intenso dolor sube por mi espalda y se agolpa en mi garganta impidiéndome gritar.
-¿No te duele perro ?- asiento con la cabeza- Pues grita mamón de mierda- Me golpeas la cara arañándome con tus afiladas uñas, me golpeas una y otra vez hasta deshacer el nudo de mi garganta, por primera vez abro la boca.
-!Puta suéltame ¡- Son mis primeras palabras y salen de mi boca a la vez que las primeras lagrimas caen por mi rostro.
- Pero si sabe hablar. Hoy vas a experimentar el verdadero dolor, esclavo de mierda y ten por seguro que esas son tus últimos palabras, si hablas te haré daño, mas daño. Llora y grita como un perrito asustado.
Yo no podía dejar de pensar en otra cosa, en mi mente solo había dos palabras, zorra y loca pero me creí tu amenaza y me las calle.
Tu no dejas de golpear mi rostro con una mano y de clavar tus dedos en mis costados con la otra, con cada uno de tus arañazos un grito ahogado sale de mi boca. Las lagrimas surcan mi cara y escuecen en las heridas con las que tus uñas me han marcado. Dejas de golpearme.
-Haber si esto te gusta- Dices mientras una de tus manos, la que antes me golpeaba, desaparece en la penumbra del cuarto. Cuatro pinzas de madera son lo que hay en tu mano cuando esta vuelve a la luz.
- Dios que ira a hacer con eso .- Me pregunto en pensamientos ante el miedo a abrir la boca. Guardando dos entre las piernas coges una en cada mano, las abres y sin ningún miramiento las clavas en mis pezones, mi grito esta vez ya no es ahogado, esta vez retumba en las paredes de la habitación, mis lagrimas ya no parecen lagrimas si no hileras que demacran aun mas mi rostro al teñirse de rojo de mi sangre,
Coges las otras dos pinzas en las manos y te separas un poco a mi, el alivio de no notar la presión de tu cuerpo en mis huevos es momentáneo ya que no tardas en pinzarme los huevos, el dolor es tan intenso que el grito me produce una arcada que casi me lleva a vomitar dejando un sabor desagradable en mi garganta que me hace toser.
- ¿Te atragantas perro? Quieres algo de beber haber si se pasa ?.- asiento con la cabeza. !Desgraciado de mi¡
Te pones en pie, te desnudas de cintura para abajo y abres tus piernas sobre mi cara.
- Esta calentito pero espero que te guste .- Al decir esto me doy cuenta de tus intenciones y entonces si que me entran ganas de vomitar, empiezo a sentir como tu meada caliente cae sobre mi cara, escuece tanto en mis heridas que incluso me hace dudar sobre la conveniencia o no de dejarlo caer en mi boca y tragármelo pero prefiero gritar como una nena.
- !Puta ¡- Grito cuando tu asqueroso pis deja de caer en mi cara mientras tu no dejas de reírte de mi.
- No sabes lo cachonda que me pone que me insultes .- Me dices sin dejar de reírte , con una sonrisa perversa y una mirada que me asusta.
- No te preocupes nenaza, me queda poco para acabar contigo. Estoy excitada y deseo follarte , pero antes ...
Esa manera tuya de dejar la frase inacabada me pone los pelos de punta. Asustado observo tus pasos por el cuarto.
- ¿Que me vas a hacer ?- pregunto con un nudo en mi garganta y con un escozor tremendo en mi cara.
- No vas a tardar en comprobarlo- me dices mientras yendo a uno de los laterales del cuarto levantas un par de velas del suelo y vuelcas su cera incandescente sobre un cuenco de madera.
-¿Te vas haciendo una idea ?- Una carcajada acompaña la frase. Solo de pensarlo empiezo a retorcerme, las esposas hacen llagas en mi piel y mis muñecas y tobillos sangran.
Te acercas a mi con el cuenco lleno de cera, te arrodillas sobre mi, colocas el cuenco a un lado y me sueltas con una mano las dos pinzas que aun me oprimían los huevos. Sonríes y disfrutas de mis sollozos y gritos, acaricias mi polla y cuando la encuentras a tu gusto te la clavas en el coño .
- !Ahora me vas a follar ¡
- Ni lo sueñes .- Contesto yo con ninguna gana de colaborar contigo.
- Veras como si imbecil de mierda .- Sujetas el cuenco en ambas manos y lo pones sobre mi pecho y viertes un poco de cera hirviendo sobre mis pezones.
Grito mientras tenso mi cuerpo por el dolor arqueando mi espalda.
- ¿Lo ves perro ?. Ves como si me vas a follar .- Y diciendo esto viertes un poco mas de cera en mi cuerpo. Cada vez que la cera me quema mi cuerpo se arquea por el dolor y mi polla se clava en ti de manera involuntaria. Cuanto mas caliente te vas poniendo mas rápido viertes cera sobre mi pecho, mis pezones, mi cuello incluso mi cara ya anteriormente magullada.
Mis convulsiones son cada vez mayores, mis gritos mas intensos y mi dolor insoportable, es tan intenso que no siento la sangre correr por mis muñecas y tobillos.
Grito te insulto y tu disfrutas mas y mas.
- Me corro perro me corro ¡¡¡.- Gritas como una loca sin dejar de verter cera sobre mi.
Un ultimo grito y te paras, mi cuerpo arde por la cera que solidifica en mi pecho.
Te levantas me miras y te ríes.
- Ja ja ja, si el muy mamón esta empalmado ¡¡
Acercas tu boca a mi polla y la muerdes, creo que estoy a punto de desmayarme pero justo entonces un roce de tu lengua en mi polla me hace estremecer y siento como me corro y te lleno la boca de semen. Te levantas, me miras, sonríes y ... me escupes mi semen a la cara.