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La habitación del hotel

Me encontraba trabajando fuera de casa.



Me alojaba en un discreto hotel de la zona donde estaba trabajando. Después de la jornada de trabajo, llegué al hotel me di una ducha para quitarme el estrés y cansancio del día y al salir me dirigí a la ventana a fumar un cigarro. En pelotas como estaba.



En la habitación de enfrente un piso por debajo había una chica tumbada en la cama. No se percibía muy bien si estaba buena, pero lo que podía ver tenia buena pinta.



Estaba tumbada en la cama con un vestido corto y podía apreciar unas bonitas piernas con una bonita figura.



De pronto se acerca a ella un chico que salía de la ducha envuelto en una toalla y se queda parado al pie de la cama.



Ella se incorpora poniéndose a cuatro patas en la cama, se acerca a él y tira de la toalla dejándola caer al suelo, comienza a tocarle las piernas, los huevos y va acercándose para comenzar a mamarle la polla.



Le estaba haciendo una bonita mamada, sujetaba su polla con la mano derecha y le recorría todo el glande con la lengua. Se la introducía en la boca y la llevaba hasta el fondo.



Buena chupada le estaba haciendo, porque enseguida el chico la aparto de su fenomenal trabajo.



Ella se tumbó en la cama mirando hacia arriba y subiendo su vestido por encima de la cintura. El chico se colocó entre sus piernas, le retiró las bragas y le metió la polla donde ella estaba pidiendo. Pero cuál fue mi sorpresa, que cuatro o cinco empujones después, el chico sacó su polla y se corrió encima de ella.



Se levantó y desapareció en el cuarto de baño. Y yo que pensaba que iba a ver un polvazo en directo. Regresó del cuarto de baño con una toalla que le dio a ella para que se limpiara y volvió al cuarto de baño dejándola sola.



La chica se limpió y tiro la toalla. Acto seguido comenzó a magrearse las tetas con una mano y el coño con otra. Se estaba dando lo suyo y lo que no le había dado el otro. Estuvo un buen rato magreándose el coño hasta que de pronto levantó el culo, se tensó y disfrutó de su orgasmo. Se quedó relajada unos minutos y después se levantó dirigiéndose a la ventana.



Al asomarse a la ventana me vio en la habitación de enfrente, un piso más arriba. Cruzamos nuestras miradas, se mantuvo unos instantes en la ventana, supongo que analizando la situación y dándose cuenta que yo había visto todo lo sucedido, imaginando que yo lo había visto todo y así era. Volvió a mirarme, sonrió y desapareció en el interior de la habitación.



Vaya pedazo de tía, estaba buenísima. Unos 28 años, morena con el pelo largo, dos pedazos de tetas de escándalo y un cuerpazo de miedo. Aun puedo ver su culo alejándose de la ventana.



Así quedó la cosa.



Cuál es mi sorpresa cuando voy a cenar al restaurante, que me encuentro a la pareja cenando en una de las mesas del restaurante uno frente al otro.



Me siento alejado de ellos, pero con visión directa hacia ella.



No tardó mucho en darse cuenta de mi presencia, aquel que había visto lo ocurrido un par de horas antes...



Ahora si me estaba dando cuenta de lo buena que estaba, lo bonita que era de cara y el cuerpazo que tenía.



Miraba hacia donde yo estaba y no apartaba la mirada cuando yo miraba hacia ella.



En un momento se levanta para ir a buscar comida del bufet y admiro su cuerpazo y como se mueve. Sin perder ni un segundo, me acerco a la misma zona donde ella estaba para coger comida y me coloco detrás de ella, se gira, me mira, sonríe y continua con lo que estaba haciendo.



Como había poca gente y donde estábamos, no había nadie más le digo:



—Vaya mierda de polvo el de esta tarde.



Y contesta:



—¿Cómo?



—Lo que has oído bonita.



—¿Tu sabrías hacerlo mejor?



—Puedes estar segura.



—Mañana a las 8:00 se tiene que marchar y estará toda la mañana fuera. Habitación 108.



—Entendido.



Se dio la vuelta y se marchó a su mesa con lo que había cogido. Todo esto había sido una conversación sin mirarnos tan siquiera, el uno detrás del otro.



Yo estaba alucinando. Lo que me acababa de decir. Yo creo que ya no sabía ni donde estaba la mesa que yo ocupaba.



Terminé de cenar y me fui al bar a tomar un café.



Estando allí de nuevo apareció la pareja. Pasaron delante de mí, cogidos de la mano. Yo estaba sentado junto a la barra y al pasar ella se giró hacia mí me giño un ojo y continuó con su chico a una mesa del final del bar.



Terminé mi café y me fui a mi habitación a descansar.



Como podéis imaginar estaba pendiente de la ventana y con unas ganas locas de que pasara la noche.



Como una hora después, vi que se encendía la luz de la habitación. Y al rato, vi como ella corría las cortinas y empezaba a desnudarse. Se quitó el vestido y se quedó en tanga y sujetador. Vaya pedazo de culo que tenía la muy zorra. De espaldas a la ventana se quitó el sujetador lo dejó encima de una silla y después empezó a bajarse el tanga inclinándose hacia delante y mostrándome todo su pedazo de culo en pompa. Dejo el tanga en el mismo sitio, miro hacia atrás hacia mi ventana y se tumbó en la cama como dios la trajo al mundo.



Madre mía que pedazo de hembra. Unos minutos después apareció su chico, cerró las cortinas y perdí toda visión. Se apagó la luz de la habitación y lo demás corría a cargo de mi imaginación...



Madre que noche más larga... y ahora quien concilia el sueño....



Puse el despertador a la 7:30 y me metí en la cama con un calentón de miedo y sin querer tocarme para estar bien dispuesto para la mañana siguiente.



Tardé en dormirme y supongo que lo haría debido al cansancio.



Como podéis imaginar en cuanto sonó el despertador me levanté como un resorte. Me fui directo a la ducha y me preparé para acudir a mi cita. 



Mi trabajo, me permite flexibilidad de horario, por tanto, no tenía inconveniente al respecto y a las 8:05 estaba tocando la puerta de la habitación 108 que no tardo en abrirse con una mujer impresionante envuelta en una toalla de baño y con una sonrisa en la cara.



—Buenos días —le dije.



—Buenos días. Te estaba esperando. Pasa. —Contestó.



Nada más entrar y cerrar la puerta la agarré por la cintura y la atraje hacia mí. La miré a los ojos, sonrió y comenzamos a besarnos, a comernos la boca con pasión y con ganas de juguetear con nuestras lenguas. Fuimos caminando hacia atrás sin dejar de besarnos, sin separarnos y cuando estábamos junto a la cama, me aparté un poco de ella, tiré de la toalla que cayó al suelo y pude observar el pedazo de cuerpo que tenía la hembra que estaba delante.



Sus pedazos de tetas miraban hacia el cielo con los pezones duros y erguidos. Coloqué mi mano izquierda en su cintura y la derecha se apoderó de una de aquellas tremendas tetas mientras le chupaba los pezones y le besaba por todas partes aquellas tetas. Ella inclinó su cabeza hacia atrás y suspiraba con mis lametones y caricias.



La senté en la cama y la recosté hacia atrás. Comencé a besarle las piernas. Besaba sus rodillas y la parte interior de sus muslos subiendo hacia arriba para llegar a la parte que ambos estábamos deseando alcanzar...



—Te voy a comer el coño como nunca te lo han comido.



—Hazlo, lo estoy deseando.



Separé sus labios vaginales y comencé a pasar mi lengua por ellos, lo hacía de abajo arriba, metía mi lengua en su cueva y recorría todo su coño con mi lengua. Chupaba, succionaba y pasaba la lengua sin parar, mientras ella jadeaba y con sus manos jugueteaba con mi cabello.



Volvía a empezar y pasaba mi lengua desde su culo hasta su clítoris una y otra vez. Se retorcía de placer y no dejaba de jadear.



—Sigue, sigue, no pares, madre que manera de comerme el coño.... sigue ummm, ahhh, dame más.... como me gusta….



Acerqué mi lengua a su clítoris, que estaba abultado y durito, le hacia círculos con mi lengua, lo chupaba y jugaba con el así como a ellas les gusta, con un me toca pero no me toca....



—Cabrón si sigues así me voy a correr... No pares….



—Eso es lo que quiero, que te corras.



Ya no había vuelta atrás... comenzaron sus espasmos y comenzó a apretar sus manos en mi cabeza. Le estaba llegando un tremendo orgasmo. Aproveché para meter dos dedos en su coño y notar sus contracciones mientras se corría como una perra en celo...



—Ahhh



—ummm



—me corrroooo, diossssssss, me corroooo, no paress cabronnn



—siiiiii… Siguee, me corroo



—vamos cómete mi coño cabrón, que me corrooo



—dame dame dame massss



—ahhhhh



Poco a poco comenzó a bajar la intensidad de sus movimientos y sus contracciones comenzaron a disminuir. Se quedó relajada. saqué mis dedos de su coño y los llevé a mi boca para saborear sus jugos.



Me separé de ella y le dije:



—Te ha gustado ¿ehhh zorrita?



—Me ha encantado, nunca me habían comido el coño así. Lo haces fantástico.



—Puede que te enseñe alguna otra cosa si te portas bien.



—Lo intentaré, esta mañana estoy dispuesta aprender.



Se sentó en la cama, y comenzó a desabrocharme el cinturón, me bajó los pantalones y los calzones, quedando a la altura de su boca aquella polla que en segundos se iba a comer enterita. La ayudé a despojarme del resto de mi ropa y cuando estaba totalmente desnudo comenzó a chuparme la polla.



Con una mano acariciaba mis abdominales y con la otra agarraba el mástil para dirigir la perfecta mamada que me estaba dando.



Jugaba con mi polla, sabía lo que hacía, pasaba la lengua por el tronco, jugaba con mis bolas, metía toda la verga en su boca y chupaba como una posesa jugueteando con su lengua.



Se apartaba y jugaba con su lengua en mi frenillo una y otra vez, movía su mano y dirigía mi polla dentro de su boca para seguir mamando como una buena puta mamadora de pollas que era.



—Sigue chupando así cariño que lo estás haciendo muy bien. No es la primera polla que te comes



—Me encanta tu polla.



—Pues sigue mamando que a mí me encanta como lo haces.



—Voy a pegarte un mamazo que no vas a poder olvidar y no pienso parar hasta que obtenga mi premio.



—Lo recibirás, pero todo a su debido tiempo.



—Ponte en pompa que te voy a comer el culo como no te lo han hecho antes.



—Después, ahora déjame que te la chupe.



—No, ahora.



La separé de mi polla y la coloqué en pompa encima de la cama como le estaba diciendo. Sabía lo que hacía… Separé un poco sus nalgas y comencé a comerle el culo. Vaya pedazo de culo que tenía…. Lamía sus cachetes y besaba la entrada de su ano. Le pasaba la lengua bien pasada por el agujero del culo que lo tenía precioso y la estaba poniendo a mil. Ya te dije que sabía lo que estaba haciendo. La estaba calentando como hay que calentar a una mujer para después pedirle lo que quieras y tenerlo concedido antes de preguntar.



Suspiraba con mis lametones en su ojete.



—Me encantaaaaa… uffffff… cómeme el culooo… que gustazooo así… así… sigue... sigue comiéndote mi culo.



—Te gusta eh zorrita.



—Sí, me encanta.



—Ven, comete mi polla, que ahora si te voy a dar tu premio.



Se agarró a mi mástil como una loca, estaba desatada, ahora sí que chupaba... mejor que antes y mira que lo sabía hacer bien, pero estaba cachonda perdida y ahora mamaba mejor todavía…



Estuvo mamándome la polla un buen rato sin parar, hasta que ya no podía más… y le dije:



—Ahí viene tu premio putita. Me voy a coreeerrrrr…



Aumentó el ritmo de la mamada y fue tragando cada chorro de mi calentita leche que disparaba dentro de su boca, no se apartó ni un segundo recibiendo toda la corrida como una buena puta mamadora tiene que hacerlo y seguir mamando hasta dejarla bien limpita y reluciente, prolongando el placer del macho que te está follando y haciendo gozar.



—Muy bien zorrita. Te has portado.



—No merecías menos después del orgasmo que me has provocado. Y me tienes caliente como nunca había estado.



—Pues prepárate, que estamos empezando.



—Ahhh ¿sí?



—Claro, no pensaras que me voy a ir sin follarte ese bonito coño depilado que tienes.



—No esperaba menos, pero con el orgasmo que me has arrancado podría darme por satisfecha.



—Pero como puedes estar tan mal follada por ese marica.



—No aguanta mucho follando y la mayoría de las veces tengo que terminar por mi cuenta.



—Pues así le vas a durar poco a ese maricón.



—Es buen chico y le quiero mucho.



—Sí, pero si no te folla bien tendrás que buscar quien lo haga y a la larga...



—Bueno y que tal si te como esta polla un poco a ver si esta lista para un nuevo asalto.



—Prueba…



Sin más, comenzó a comerme la polla, y enseguida comenzó a ponerse dura, como a ella le gustaba. Mis manos acariciaban sus tetas y una de ellas se acercó hasta su culo, jugueteaba con la entrada de su ano, hasta que uno de mis dedos comenzó a introducirse en él.



—Ehhh, ¿qué haces?



—Tu sigue chupando y disfruta de lo que te hago.



Así hizo, siguió chupando y dejo que mi dedo jugara con la entrada de su culo. Lo estaba disfrutando porque suspiraba. Alternaba jugar con su coño y su culo mientras ella mamaba. Cuando se quiso dar cuenta ya tenía dos dedos dentro de su culo y le gustaba porque no protestaba en absoluto.



Mi tranca estaba dura como una estaca y me estaba poniendo a mil con la espectacular chupada que me estaba pegando.



Le dije:



—Ven aquí zorrita, móntate en mi polla y mueve ese lindo culo.



Me tumbé encima de la cama y no tardó ni un segundo en clavarse toda mi estaca en su empapado coño. Diciendo:



—Que pedazo rabo tienes cabronazo, como estoy disfrutando esta polla.



—Cabalga zorrita y disfruta de una buena polla.



Subía y bajaba, hacia círculos y disfrutaba del mete y saca, mientras yo amasaba aquel par de tetas tremendas que desafiaban a la gravedad. Vaya par de tetas bien puestas, colocadas en su sitio y mirando ligeramente hacia arriba. Pellizcaba y tiraba de sus pezones erectos, jugaba con ellos y se retorcía de placer aumentando las metidas de mi rabo en su coño.



—Madre mía que bien me follas, como aguantas. Así da gusto follar. No me canso de tu rabo y me voy a correr como una zorra otra vez.



—Dale duro cariño que es toda para ti...



—Me corrooo, me corroooo, ummm… me viene, me viene otro… me corrooo.



—Dámelo, dámelo, que me gusta cómo te corres. Te voy a follar bien folladita que tienes falta.



—Ya lo creo. Diosssss que gusstaaaaaaazo… me corrooooo, me viene… sigue sigue... AHHHH UMMM, toma corridaaa.



—Vamos putita mía. —le dije mientras le daba un cachetazo en sus nalgas.



—Me encanta. Madre que manera de follar y yo perdiéndome todo esto…



Bajó de mi dura polla para descansar, pero acto seguido le di la vuelta y me puse encima de ella, colocando mi dura polla entre sus nalgas, besándole el cuello y comiéndole la oreja. Estaba como loca, suspiraba y no paraba de moverse.



—Joder como me pones cabronazo, me tienes cachonda perdida.



—Ven levanta el culo que te voy a follar bien folladita.



Me coloqué detrás de ella que se puso a cuatro patas y le inserté sin miramientos mi estaca en su coño, entrando hasta el fondo sin dificultad ninguna, estaba caliente como una perra.



Empecé con un ritmo suave entrando y saliendo de ella. Poco a poco fui aumentando el ritmo y dándole duro como ella merecía.



—Madre mía como me estas follando. Dame duro cabron que me encanta como me follas.



—Te gusta ehhhh zorra.



—Sí, me encanta. Dame fuerte que me corro otra vez. ummm masss, dame masssssssssss. cabronn que gustoo. Fóllame, fóllame que me corro.



Al ver los preludios de su nuevo orgasmo, le metí el dedo gordo de mi mano derecha en el culo, lo que aumento su placer y excitación.



—Ahiii como me ponessss… no aguantooo… me corrooo…



Le vino otro descomunal orgasmo y la acompañé en su corrida bajando el ritmo, pero con la polla bien dentro.



Ahora que ya estaba bajando de la nube de su orgasmo, fui sacando despacio mi polla de su encharcado coño y justo cuando salió del todo apunté la punta de mi polla en su culo, sujetando sus caderas y apretando despacio, pero sin pausa para la entrada de mi polla en su culo. Se quedó muy quieta esperando a ver que acontecía y mi polla iba entrando poco a poco en su culo, sin prisas, tenía media tranca en su culo y paré para que se fuera dilatando y haciendo a la polla que tenía dentro.



—Que cabrón eres me vas a follar también por el culo.



—Claro cariño, que esperabas… ¿qué dejará escapar un culo como este? Menudo culo tienes cariño



—Que bien sabes lo que haces. Lo estoy disfrutando, pensaba que me dolería, pero me gusta.



—Claro que te gusta y más que te va a gustar.



—Házmelo despacio, quiero disfrutarlo.



—Tranquila, lo vas a gozar.



Ahora comencé un mete y saca en su culo suavecito, entrando y saliendo de su ano, pero a la vez entrando cada embestida un poco más dentro con mi polla, hasta que la tuvo toda dentro. Comencé a follarla aumentando el ritmo y mi mano acariciaba su coño. También acercó la suya para excitar su clítoris mientras la estaba follando por el culo.



—Joder como me gusta esto. Fóllame, fóllame...



—Ya te dije que te gustaría.



—Dios, no pensaba que pudiera ser tan puta. No pares de follarme.



—Te gusta que te follen bien ¿eh zorrita?



—Me encanta. Nunca me habían follado tan bien. Dame por el culo. Párteme el culo 



Aquellas palabras me estaban poniendo ya en el límite y me estaba dando tanto placer follarme aquel pedazo de bombón que ya no pude aguantar más y le dije:



—Me voy a correr.



—Yo también me corro otra vez. Fóllame, fóllame que nos corremos juntos. ummm no aguanto más… me corroooo, me corroooo…



Explotamos en un brutal orgasmo. Ella se convulsionaba, gritaba y se corría como una loca, mientras yo me vaciaba en sus entrañas y le llenaba el culo de leche calentita.



Me quedé tumbado encima de ella con mi polla aun dentro y le dije:



—Vaya polvazo tienes hija mía, me ha encantado follar contigo.



—A mí sí que me ha encantado, nunca me habían follado tan bien como lo has hecho tú.



Me puedo duchar. —le dije mientras sacaba mi miembro de su dilatado culo.



—Claro que puedes.



Me levanté y me dirigí al baño para darme una ducha. Mientras me estaba duchando escuché como se estaba aseando sus partes íntimas y limpiando los restos de mi corrida. Me tomé mi tiempo y disfruté de una relajante ducha. 



Cuando salí del cuarto de baño secándome con la toalla, ella estaba sentada en la cama. Me miró y me dijo.



—Y ahora como voy a pasar yo sin que me follen así.



—Apunta mi teléfono y estamos en contacto. Follaremos cuando podamos.



—Ven acá—me dijo tirando de la toalla



Se acercó a mi polla y comenzó a mamármela. Estaba flácida, pero con el jugueteo de su lengua tardó poco en reaccionar y ponerse bien dura otra vez. Cuando la tenía bien dura y ya un poco excitado por la mamada me tumbé encima de ella, se la clave de hasta el fondo de su precioso coño y comencé a darle una dura follada con un ritmo de escándalo. Pronto empezó a gritar:



—Dios como me follas... dame duro cabrón, dame, dame, dame… dios que gustazo. Fóllame, fóllame te voy a comer la polla cada vez que me lo pidas.



—Me encanta follarte pedazo de puta. Estás de buena que revientas. Te voy a follar mil veces.



Seguí follándola a un ritmo endiablado y de pronto me dice



—Me corro otra vez cabron, me corroo, me corrroooo, ahhhhh, diosssss, me corrooo, no aguantooooo



—Pues toma mi leche putita que yo también me corro



Seguí follándola hasta que los dos explotamos en un orgasmo al unísono. Quedamos un rato abrazados y después nos levantamos.



Le dije:



—Chúpame la polla y límpiamela



Me la chupo y me la dejo reluciente.



—Eres una tremenda folladora y hay que ver lo mal follada que estabas.



—Creo que tienes razón, pero no te preocupes que te llamaré.



Termine de vestirme, nos dimos unos apasionados besos y nos despedimos.


Datos del Relato
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