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HISTORIAS DEL TOLITA 2

HISTORIAS DEL TOLITA 2

Rosendo me tomo de la mano poniéndose de pie con su víbora bamboleante, totalmente desnudo como estaba. Se le veía una sonrisa de oreja a oreja. Yo también estaba desnudo y a su merced. Muy caliente. Muy listo para cualquier cosa que aquel macho quisiera hacer conmigo.

Nos pusimos de pie y el restregó su cuerpo contra el mío y me dio un profundo, largo y gran beso que disfrute plenamente. Caminamos hacia la casa. Entramos, el me llevaba de la cintura, con sus manos grandes y poderosas, me acariciaba al costado del muslo.

De pronto me apoyaba contra la pared del pasillo y nuevamente volvía a comer mi boca con desesperación y una calentura que a mí me volvía loco. Con mi verga totalmente empalmada, apuntando al cielo.

Cuando llegamos a la cama que tenía obviamente preparada para mí, me sentó allí entre caricias y gemidos explotados y ardientes.

Con su boca llego a mi verga dura. La tragó con profundo ardor y deseo. La comió arrancando de mi garganta gruñidos desesperados.

Subió por mi vientre lamiendo, acariciando con la boca, llego a mis pezones erectos, furiosamente parados, los mordisqueó a su gana y placer. Los chupo con devoción de adorador, al menos lo sentía así.

En un costado de la cama observé, una gamuza roja fuerte, envolviendo algo rectangular. Allí estaba prolijamente colocada, a pesar de la vista, no podía distraerme de las mamadas que me daba Rosendo, en tanto pellizcaba mis muslos con sus dedos. No dejaba distraerme, hubiese sido un pecado. Alcanzo con voracidad mis bolas. Las metió en su boca y yo me retorcía de placer.

__Ahhh que rica verga tienes putita…pero…no acabes…quieres…aguanta…disfruta bebe…__ rogaba Rosendo mientras volvía a engullir.

Dejo mi pija dura como estaca. Busco mi boca y me besaba, nos besábamos, cruzando nuestras lenguas desatadas, endemoniadas.

Tomó la caja desenvolviendo la gamuza. Me miraba a los ojos afiebrados y brillando. Mire su verga que comenzaba a crecer lentamente mientras desenvolvía el preciado cofre hasta que  por fin lo abrió.

Apareció un pequeño aparato cónico. Tenía una punta y se ensanchaba no más de dos o tres centímetros. Sus ojos brillaban de una manera tremendamente perversa y satisfecha.

Jugo con el objeto en sus manos, no tendría más de cinco centímetros de largo. Lo metió en la boca y lo chupo y luego me lo dio a mí. Repetí la operación. Era de metal, delicado y frio. La baba lo hacía más resbaladizo , casi se caía de mis labios.

__Esto lo meteré dentro de ti cariño…__ me anuncio Rosendo con su verga totalmente dura.

__Pero antes date la vuelta__ dijo y yo me extendí con mi cola hacia arriba. El masajeo mis glúteos, los mordió suavemente besando y lamiendo la piel. Yo como zorrita emputecida gemía de placer y calentura.

Cuando llego a mi agujero radiante de calor y mojado, casi abierto, entró con su lengua y empezó a chupar mi ojete. Su lengua lo abrí. Empujaba hacia adentro con tanta vehemencia que creí entraba con todo el ancho de su molusco para repasar las paredes vírgenes de mi territorio trasero.

El frio metal se deposito dentro, prontamente. Gruñí de deseo. Estaba loca de gozo. Mi cola sentía el frio metal y la piel desgarrándose suavemente con un  pequeño punzante dolor, pero el placer que me atravesaba era superior y enloquecedor.

__Ay, ay, Rosendo…ohhh que placer…ahhhh__ susurraba  en tanto el hombre que me tenia culito para arriba besaba mis nalgas, las lamia y acariciaba mi pija y mis huevos a placer, sin soltarme un minuto.

__Sabia que esto te gustaría amorcito…ahhh…si quiero hacerte gozar como nadie lo ha hecho…__ me decía Rosendo mientras abría mi culito desesperado por una buena verga, el se hacía desear, se hacia esperar, pero me hacia gozar plenamente. Su propia pijota ya estaba dura otra vez. Era seguro que habría tomado algo, pensé yo, que tampoco era una carmelita descalza. No tendría práctica en cuestiones de sexo, pero la teoría la llevaba bien.

Mi cola lanzaba llamas, en tanto el objeto de metal que me había introducido mi amante, trataba de escapar de su funda. Rosendo no se inmuto, seguía besándome y chupando mi cola. Luego me mostro en sus manos otro preciado juguete. Era más grande y ancho que el anterior, aunque no era como su garrote de carne.

Le vertió suavemente y lento una especie de aceite de perfume fuerte y penetrante, luego con sus dedos gruesos paso el mismo liquido por mi agujero caliente, baboso, hambriento.

Llevo el garrote de juguete y lo empezó a hundir en mi ojete sin miramientos haciendo que yo empezara a dar pequeños grititos de zorrita caliente y emputecida.

__Ay, ay, ay…papi…siii mételo…hasta el fondo…ahhhh

__Que linda putita eres Tolita…sabia que te gustaba la verga dese el primer día que te vi…ahhh me encanta ese culito tuyo que quiere pija…si…siii. Eres una perra caliente…__ el garrote ficticio entró por completo y me sentí ensanchado y muy caliente, el movía el objeto arrancando suspiros y gemidos explosivos. Pero yo quería otra cosa, yo quería su fierro dentro de mí de una vez, aunque gozara como putita y gimiera y lloriqueara con aquel pedazo de juguete en mi ojete baboso y caliente al rojo vivo.

__Quiero tu pedazo papi…ohhh por favor…ya cógeme de una vez…Rosendo hazme tuya, soy tu perrita…ahhhh

__Ya va cariño, ya va___ gemía el macho maduro. Mientras pasaba el aceite por su pedazo enervado, rocoso, duro. Me mostraba como lo hacía mientras yo tenía abierto y dilatado mi virgen culito, que pronto dejaría de serlo.

Rosendo me dio unos chirlos dejando rojas mis nalgas apetitosas y deseables. Gruñía aquel macho que me estaba dando tanto placer. Pellizco. Saco el juguete de mi ojete profundo y sin decir agua va, metió su carne viva dentro de mí.

__¿Lo sientes putita?...ahhh…esto es para ti…tómalo…ahhh

__Si, si dámelo, ahhh, ay, ay…siii__ su manguera abrió del todo mi culito, un pequeño dolor se asomó, pero mi calentura era tan enorme que paso fugaz, como un soplido de mariposas en el mar.

Aferrado a mis caderas el macho poseyó todo mi ser. Sus bolas golpeaban en mis nalgas, llenas de leche para mí. Empujaba, penetraba, taladraba mi ojete en llamas, puro fuego. Rosendo iba y venía dentro de mí. Suavemente fuimos cayendo, estirados, yo de costado, el sin sacarla. Levanto una pierna mía para hacer más comoda la penetración, haciendo que mi gozo fuera cada vez mayor y mas pleno.

Con una mano libre me sobaba los pechos duros y erectos, con la yema de los dedos acariciaba frenéticamente. Pellizcaba, arrancando de mi garganta estertores de gozo y lujuria.

Bajaba a mi pija dura y la pajeaba dulcemente, apretando mis huevos y haciendo que mis convulsiones crecieran prontamente listo para acabar. En tanto me bombeaba con un ritmo sin descanso. Taladrando de manera dulce, loca, pasional.

__Eres un bebe tan dulce y dispuesto…que perrita resultaste Tolita…ahhhh, me vuelves loco, quiero cogerte todo el tiempo…siii dulce…ahhh me tienes loco…ahhh…ohhhh…divina cola…__ al decir estas palabras parecía que la manguera en mi ojete se inflamaba mas y mas.

Empecé a soltar mi semen, chorreando por todas partes de manera abundante.

__Ohhh estas acabando de caliente mami…eres una linda putita…tan caliente estas, ohhh se abre mucho mas tu culito….ohhhh si divina…ahhhh__ las embestidas de Rosendo arreciaban, chupaba mi cuello y lo mordía, marcándolo con ansias y calentura.

Notaba que tarde o temprano llenaría mi cola de su leche. Me abrazaba, apretando mis pezones duros, levantados, mi pija se volvía a caer largando los últimos hilos de semen sobre mis muslos.

El me apretaba todo. Hacía que mi cola se pegara más y más hacia él. Me atraía, estábamos pegados, sentí sus gordas bolas chocar contra mí y eso me ponía a mil. Furiosas embestidas, bombeaba locamente. Mordía mis orejas.

__Eres mi hembrita, ahhh, si, si…te quiero tener sí siempre Tolita…eres muy putita cariño…ahhh….ohhh como te abres para mi…__ Rosendo era un macho caliente. Lo note desde siempre. Me cogía divinamente. Era mi primer hombre. Mi primer macho. Eso no lo olvidaría jamás. Me partía el ojete sin descanso. Sacaba su verga y la volvía a clavar, hundiendo esa daga para partirme en dos.

Empezó a dar gritos de  demente, aferrado a mis hombros, apurando las embestidas y llenándome la cola por primera vez con su abundante, pegajosa y deliciosa leche de macho.-
Datos del Relato
  • Autor: MARIO
  • Código: 65491
  • Fecha: 01-09-2022
  • Categoría: Gays
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