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¡ME ENCANTA MI PERRO!

Era el mes de marzo cuando la temporada de verano esta por terminar. Pero aquí en Floripa hacia unos 26 grados centígrados. Una suave brisa entraba por la ventana que daba justamente al mar. A escasos 40 metros las olas parecían bailar sobre la dorada arena. Todo era quietud. Regina estaba desayunando en el living leyendo una revista mientras escuchaba a Rocío Jurado cantar una canción de amor.
Estaba descalza, con el camisón corto, que dejaba ver su tanguita que apenas le tapaba el pubis, pero que no alcanzaba a tapar unos rizos rebeldes que escapaban sobre un costado. Se había levantado hacia un rato, había preparado el café, las tostadas, la manteca y el dulce que tanto le gustaba, no sin antes prepararle el suyo a Napoleón su perro ovejero alemán favorito. Antes de sentarse a la mesa abrió la puerta trasera de la casa y lo dejo entrar. Este rápidamente dio cuenta de su comida y se tiro en el suelo mirando hacia fuera.
No se había preocupado en arreglarse, nadie iba a venir a visitarla tan temprano, por lo cual después de desayunar se limito a pasarse un peine por sus cabellos, se arreglo el camisón y se quedo mirando en el espejo, como sus senos se mostraban tensos aún sin sostén. Se puso de perfil, se dio media vuelta observando con agrado su imagen y su figura espléndida. Se pasaba la mano sobre la transparente tela del camisón a lo largo del vientre para sonreír complacida ante el espejo. Salió alegremente de la habitación en dirección a la cocina.

No obstante teniendo los platos aun en la mesa, se permitía leer con mas atención una revista, apoyando las piernas sobre una banqueta frente al sillón que estaba recostada. Napoleón como todo perro, daba vueltas olisqueando todo aquello a lo que se aproximaba..

En esa rutina instintiva del animal, como en tantas veces, paso cerca de ella, la olisqueó y trato de pasar la cabeza por una lado de la banqueta por entre sus piernas, por lo que sin dejar de leer, alargo la mano retirándosela a la vez que le decía: - Vamos, Napoleón, no seas pesado-
Era una situación que por cotidiana, no tenía importancia, pues tras un par de intentos el animal siempre cedía, e iba en busca de otros menesteres en los que entretenerse.
Esta vez, quizás porque ella despedía un aroma más intenso que otras veces, se puso pesado de verdad e insistía en meter su enorme cabeza entre sus piernas. Seguramente percibía, las consecuencias de la evolución de sus fluidos durante la noche. Al llegar pasada la medianoche, tras quitarse los zapatos de sus agotados pies, como todas las noches de sábados, se relajaba en el sillón, mirando un poco de televisión. Mas esa noche acertó en un canal que estaban pasando una película porno que la excitó, llevándola al extremo de masturbarse en la cama, pensando en que Luis, una amigo muy atractivo, le hacia lo mismo.

Vaya, -le dijo entre risas– a Napoleón ¿a ver si voy a tener un amante en casa desde hace siete años y yo sin enterarme?- después de tratar de retirarlo siete u ocho veces.
La verdad es que su insistencia estaba dejando al descubierto esa sensación confusa entre deseo y rechazo que le provocaba cada vez que el animal hacia ese gesto y que siempre quedaba oculta por la suspensión rápida de su iniciativa.

Bueno... tampoco tiene tanta importancia, estoy sola, -pensó-, mientras volvía a la revista, pensado que la cosa no pasaría de unos cuantos olfateos.

El animal coló la cabeza y comenzó a olfatearla. El roce de su húmedo hocico entre sus piernas, no le resulta tan indiferente como suponía; le producía una sensación agradable que si bien sentía el impulso de rechazar, la mantenía quieta dejándolo hacer.

El olfateo y el roce sobre el tejido de la tanga la estaba excitando en cierto modo. Pero cuando un lengüetazo, rozo la parte descubierta del interior de los glúteos sintió una corriente nerviosa que le recorrió, desde la zona de contacto hasta la columna y de ahí a los riñones; dejándola atónita, sin reacción, y más porque su lengua había despertado a su concha al rozarla a través de la fina tela.

Se quedo a la espera de lo que siguiera, sin mirar la revista, solo expectante de lo que seguiría. Que fue un segundo y un tercero, que no por esperados fueron menos placenteros, haciéndole sentir fuego entre las piernas. Las que abrió ahora voluntariamente, impulsada por el deseo de dejarle llegar.

Él repitió una y otra vez, incrementando cada vez mas su excitación con cada lengüetazo, hasta el extremo de obligarla a despojarse de la tanga, para sentirlo mejor. Tras lo cual apoyo la espalda en el respaldo del sillón y las caderas en la banqueta, quedando con las piernas abiertas frente a su lengua, que no tardo en volver a la actividad.

Pero ahora con la concha descubierta, recibía a cada paso de su lengua una autentica conmoción, intensificando la excitación hasta gemir. Unos minutos después estaba a gusto y a punto de un orgasmo, al lamerle desde los labios hasta el vientre de manera sobrecogedora, obligándose hablarle al animal entrecortadamente: Sigue, Napoleón, sigue... ¡por favor, me estas volviendo loca! Sigue... sigue.

En un momento no pudo aguantar mas, un orgasmo intenso, le recorrió desde la vulva al vientre obligándola a arquear la cintura durante el clímax hasta el punto de sentir un calambre en la espalda que no impido el disfrute de aquella acabada. Después, cerro las piernas, para evitar las punzadas que la lengua de Napoleón le producía.
Estaba feliz, relajada, con los ojos cerrados mientras se acariciaba la concha. Napoleón no sabia que hacer, dando vueltas a su alrededor ante la imposibilidad de seguir en aquello que lo excitaba. Abrió los ojos y se dio cuenta que los genitales del perro estaban al alcance de sus manos, estaba muy caliente. Había disfrutado tanto que seguía interesada en seguir, por lo que aprovechando la proximidad, paso la mano sobre sus testículos, provocándole una reacción inmediata. Se quedo quieto, con las orejas en tensión, sorprendido seguramente con la sensación que le producía su caricia. Comenzó masajeándoselos con suavidad y después su mano toma aquella soberbia pija para comenzar una masturbación que le hizo arquear el lomo e iniciar los típicos movimientos de copular.

El tacto de sus genitales, y la respuesta del animal habían vuelto a excitarla hasta el punto de pensar como seria una penetración. Por lo que no tardo en llevar a cabo la forma de realizarla. Lo agarro del collar y lo puso frente a ella siguiendo en la misma postura del principio, sentada en la banqueta mientras inclinaba para delante su concha hasta su alcance y reposar su espalda en el sillón. No dejaba de masturbarlo, mientras veía que su pija empezaba a salir totalmente de su peluda funda mientras lo atraía del collar. Con una mano lo ayudo a poner las patas delanteras sobre ella, dejando las traseras en el suelo en una posición adecuada para que pudiese penetrarla.

Con sus caricias, su olor y su postura, el animal instintivamente comenzó un movimiento de vaivén en la búsqueda de su vagina que no acertaba a encontrar, lo cual necesariamente resbalaba sobre su culo y los muslos con su ya crecida pija.

Ella lo ayudaba orientándola hasta le entrada de la vagina, y cuando el animal encontró los labios menores y sintió el roce de su concha acelero sus movimientos aproximando su cuerpo entre sus piernas. Ella sentía como a cada embestida brusca, rápida y violenta, dentro de su concha le provocaba un orgasmo tras otro, y la aproximación de uno nuevo le provocaba el deseo de hablarle al animal: -siii..., sigue..., sigue cogiendome..., sigue empujando esa pija, asi... si, asi... aaahh... aahh,- gritaba mientras él seguía en su tarea hasta que paro jadeante, con su lengua fuera de la boca y quieto, sujetado por sus manos en los codos derramándose dentro de ella. Todo el día la persiguió: la experiencia fue muy diferente a como había podido suponer
Datos del Relato
  • Categoría: Zoofilia
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5 comentarios. Página 1 de 1
ru
invitado-ru 11-06-2016 00:44:37

esta bueno, pero recontraincompleto..en lo mejor, se termino...ja!

pedro
invitado-pedro 31-12-2013 18:48:58

que rico amiga , goza lo mas que puedas

doggy
invitado-doggy 18-05-2005 00:00:00

repugnantemente erótico . Es legal una relacion de este tipo? Contagiosa? adictiva? Es impresionante pues las primeras relaciones sexuales que vemos son generalmente entre perros y tienenn un fuerte impacto entre los niños especialmente, en algunos produce repugnancia, en otros temor pero en todos una curiosidad muy grande.Tengo hermanas y perros y no me gusta mucho la idea de verlos en juegos raros. Tan cambiado esta el mundo?

milagros
invitado-milagros 07-04-2004 00:00:00

nunca habia leido algo asi pero me exito tanto que tuve que masturbarme locamente.espero tener un perro asi algun dia,para una experiencia igual o mejor

Ivonne ceja López
invitado-Ivonne ceja López 20-09-2003 00:00:00

En realidad nunca he tenido una experiencia zoofílica, pero l aforma en que vas desarrollando la historia me hace pensar que me estoy perdiendo de algo muy rico...me gustó mucho. Felicidades

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