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"Con la sugerencia de dos amigos, les presento como fue ese 8 de diciembre, pero contada por mi marido."
Esto fue que; a los dos días de la cita con el médico, en el que pude sentir una revoltura de sentimientos, bueno, son de celos y de cierta excitación, ya que por momentos me sentía que vivía una película XXX, pero segundos después reaccionaba y veía a mi mujer, de pie, de repente con la mirada al techo, otras, viéndome, pero recuerdo sus ojos y sus muecas de excitación, con la vista en mí, como preguntando, ¿Te gusta amor como se están fajando a tu mujer?
Lo más difícil fue cuando el médico, le dice.
- Se me estaba pasando tomarte la temperatura antes, para medir que tanto aumenta.
Tomó a mi mujer de la cintura, una mano debajo de la bata y la otra por encima, pero de la espalda, así al girarla, con la mano que tenía debajo, la deslizó hacia atrás, por lo que descubrió sus piernas y cadera, y le dijo que se empinara, ella separando un poco las piernas, colocó sus brazos sobre la mesa de exploración, volteó a verme y rápido cerró los ojos, pensé por un momento que era pena, pero no, lo que fue que estaba excitándose y disfrutaba.
Ya con la batita arriba, yo podía verle sus curvas, sus nalgas redonditas y sus piernas muy ricas, con sus pechos colgándole.
El médico se acercó, traía en su mano un tubo de gel, se colocó un poco en el dedo y abriendo con una mano las nalgas la otra empezó a untarle en su culito, que de repente metía adentro, que se perdía la uña, cosa que a mi mujer le estremecía, pude ver como sus piernas las movía con cierto movimiento, sus ojos los cerraba y a veces los ponía en blanco, y se mordía los labios así estuvo un par de minutos, pero no sólo así, ya que al fijarme bien, otro dedo rozaba la panocha y se introducía, por eso entendí lo que mi mujer sentía.
Para ese momento, yo estaba sintiendo unos celos con ganas de salir corriendo, pero también, una excitación que me hacía respirar algo rápido y sin darme cuenta, me agarraba mi verga y la sobaba.
Vi entonces como tomó el termómetro rectal y lo introdujo. Después ayudó a enderezarla y ella volvió a quedar de pie, frente a mí, pero de perfil, con el aparato dentro de su culo, estos diseñadores, como hacen aparatos que sirven, no sólo para lo que los hacen, sino para algo extra, como ese termómetro gruesecito, si, una punta de unos dos cm de largo, pero después iba engrosándose hasta alcanzar el grueso de un plátano, digo, más o menos calculando, como dicen, a ojo de buen cubero.
A ver Profesora, dijo el médico, déjeme checar. Y colocando su mano en el pecho, lo empezó a frotar, según checaba sí había algún indicio de bolitas, pero podía verle como también frotaba su pezón, y que mi mujer abría la boca muy sensual y los ojos, a veces cerrados, a veces en blanco, así durante unos minutos, después le dijo, permítame, y levantó la bata, mi mujer se inclinó un poco, y él retiró el termómetro, 39° dijo, y lo puso en un recipiente.
Regreso para decirle que se sentara, así él la ayudó a sentarla en la mesa, cosa que ella podía hacer, pero ya pensaba yo, que en lo más que podía, lo hacía para agarrarla, para manosearla, cosa que a ella le gustaba mucho y que yo los viera.
La recostó y ella, abriendo un poco las piernas, como si supiera que seguía, quedó con la mirada en el techo, giró su cabeza a la pared, como evitando verme, pude apreciarle una piel muy rosada, el médico colocó su mano en el muslo derecho y parecía como acariciándole más que revisándola.
Subió su mano, al llegar a su pelvis vi como deslizó un par de veces su mano, frotándole la vagina, pero sin pensar que pasaría, me tomó de sorpresa, ya que como les digo, me estaba excitando también.
Me dice el médico, venga, me levanto, me paro a un lado de ella, a la altura de su cadera, sus piernas abiertas un poco, la mano de el sobre la vagina de ella, me dice. Mira, a las mujeres como tu esposa, esto que hice, es lo máximo como para estar muy calientes. Para que te des una idea. Si ella se sube a la micro, o al metro, o en un lugar donde haya hombres que la toquen o que ella pueda rozar un poco, es suficiente para que se excite. Así que lo que le he hecho, ha sido mucho para que esté sumamente excitada, mira, me dijo, y quitó a mano de su panocha, la vi y pude darme cuenta que estaba muy mojada.
Me dice, dele un beso.
¿Cómo?
Bésela, ande, en la boca. Así como yo estaba, la verdad, no se me hizo nada difícil, pero al hacerlo, sentí su boca muy caliente, digamos, bastante caliente.
¿La siente?, me dijo, la temperatura que tiene es muy alta, ¿y sabe? Ella no tiene la culpa, es algo que siente natural por su ninfomanía. La verdad, necesita un apoyo, si no te dijo nada fue un error, pero por temor de perderte, apóyala, mira, yo me especializo en casos como este, así que te puedo decir que es más común de lo que piensas y ¿te imaginas? Te divorcias, no te vas a quedar solo, vas a querer rehacer tú vida, pero tienes, un 33% de que salga igual, otro 33% de que sea peor y otro 33% de que sea mejor. Si ves la probabilidad, es de tres, 1 que pueda ser mejor, pero también recuerda cómo te trata, ¿te gusta como te ha tratado? Yo te aconsejo, que la apoyes, es algo que ella no podrá evitar en su vida, y sí podría ser perjudicial si la dejas.
Todo lo que me has visto tocarla, acariciarla, es para que veas que dentro de los celos que puedas tener, también puede haber muchas cosas, muuuuuchas cosas buenas, como mayor placer, mejor forma de entenderse que harán de la relación sea más sólida, pues ella, al sentirse apoyada, será mucho mejor esposa de lo que era.
Mira, ahora vamos a hacer algo, pero dentro de todo lo que sientas, y pienses ahora, medítalo, date el tiempo de comprenderla, de pensar a futuro, no solo en ella, también en ti.
Te repito, no eres el único caso, hay muchos, y sólo un porcentaje muy bajo, toman la decisión de divorciarse, pero también un porcentaje alto de ellos, se arrepienten después.
A ver profe, le dijo, y metiendo su brazo por debajo de las piernas, y el otro bajo su espalda, la levantó, y girando sus brazos, al puso suave en el piso.
Te voy a tomar otra vez la temperatura, y ella volvió a colocarse en la posición que sabía, pero ahora, con la cola bien paradita.
No aguanto, dijo mi mujer, se quitó la bata y quedó desnuda, se agachó y poniendo sus brazos sobre la mesa de exploración se empinó y paro sus nalgas, qué hermosa se vía, la verdad, yo estaba que no aguantaba de lo excitado, pero pude controlarme.
Me iba a hacer a un lado pero me dice el médico, no espera, me dio el gel, ponle un poco, me dijo, lo hice, úntale, y la verdad en ese momento me temblaba la mano, estaba yo bien excitado, le empecé a untar, y vi como por encima de su hombro, me veía con unos ojos de, perdóname, no puedo evitarlo, pero no me dejes.
Y cuando le metí el dedo, cerró los ojos, apretó sus labios con uno de ellos medio mordiéndolo con sus dientes, y escuché que me decía, así amor, métemela, así, méteme dos, anda, y yo no pude pensar, lo hice, que sean tres me dijo.
Espera, me dijo el médico, he aquí una prueba que tendrás que pensar. Párate aquí, lo hice como me dijo a unos 40 cm de las nalgas de mi mujer.
Cual fue mi sorpresa que me dice el médico, pon una mano aquí, al momento que ponía su mano en la nalga izquierda de mi mujer, con cierto moviendo, y la otra, aquí, así lo hice, ten ahora bájala, así que lo que me imaginé eso fue lo que pasó, abrí las nalgas de mi mujer, volteo a verla, tratando de verle los ojos, pero mi sorpresa es que al volver a girar mi cabeza, veo como el médico le frotaba su verga entre el hoyito y su panocha, ella paraba más su culo, así que, no solté sus nalgas, pero si sentí como unos piquetes en mi panza, mi corazón latía más rápido, no digas nada, me dijo el médico, aguanta, aguanta, y se la empieza a meter, ella lanza unos gemidos suaves, pujaba y su voz suave, aaaah... Mmmm…. Haaaaayyy que rico, que rico, estoy muy caliente, más porque me estas viendo, me excita mucho más, que rico es disfrutar esto contigo aquí, apoyándome, aaaah. Así, métemela Jorge, (lo nombro por su nombre y me sonó como que había mucha familiaridad o amistad) así, así, aaaaa, yaaa. Y el médico que se la clava, ella lanza un grito ahogado, pero su cadera empezó a moverse y el a sacarla y meterla, creo serían una 5 veces cuando ella empezó a decir entre gemidos, así, haaay que rico me estoy viniendo, mmmm, me estoy viendo sigue, sigue, cógeme más así anda aaaaa, sí, sí, mmmm, soy su puta, sí tú pinche puta, mmmm, me dice el medico que me acercara, lo hice, me dijo que pusiera mi mano en su vagina, lo hice, métele ligeramente el dedo, me dijo, sientes?, sí, sentía muchas contracciones de su vagina, y seguía, seguía, tardo un par de minutos.
Viste, con tu permiso me dijo el médico y aumentó su movimiento, y la apretó de las nalgas, hasta que pude entender que se estaba viniendo dentro de mi mujer, ella empezó a moverse más, él me dijo métele dos o tres dedos, lo hice y provocó unos gemidos y pequeños gritos de ella dándome cuenta que gozaba mucho más de lo que sentía conmigo a solas. Terminó.
Se la sacó. Escurría un poco de toda la leche que le dejó ir. Mi mujer lo que hizo, fue algo que no esperaba.
Amor, de verdad te amo y no quiero separarme de ti, dame la oportunidad de demostrártelo, pero si decides eso, yo lo aceptaré, me abrazó, pero se empezó a agachar, me bajó el cierre, metió la mano y me sacó la verga, que de inmediato me la empezó a mamar, que mojado estas, me dijo, me gusta porque siento que también te gusto verme.
Me chupaba la verga mejor que otras veces, pensé que por todo lo que había pasado, no aguanté y me vine rápido, ella sigue chupando hasta que quedó limpia. Se levantó me volvió a besar, y se retiró al cuartito, para vestirse, sin que el médico le dijera algo.
Mientras ella iba a vestirse, el médico me dijo.
Mira me dijo, piénsalo bien, me han tocado muchos casos al revés, que el marido es muy caliente y la mujer se da de santita, y ya cuando toma confianza se vuelve una rica puta.
Mira, no la desaproveches, podrás tener mucho más de lo que piensas, te lo voy a decir pues es parte de la vida. Si te pones listo, podrás tener una vida más cómoda económicamente, de verás, piénsalo un poco y vas a ver. Dale la oportunidad, por lo menos un medio año, no te vas a arrepentir.
Te aconsejo, platica con ella, hagan una vez con algún amigo de ella o tuyo, que sea accidental, tú te escondes que no vea que estas ahí, y la otra, utiliza al amigo para que lleve a dos más sin que se enteren, y que sea el que pida.
Salió mi mujer, la vi, muy bonita, no sé, la sentí como más mía, no se como decirlo, pues también, sentía esos celos, ese otro yo, que me decía que no. Pero lo evité, así que la abracé, y salimos así del consultorio, ella ya le había pagado al médico antes.
Quiso hacerme la plática, pero le pedí que no, que me dejara pensar, reflexionar en lo que había pasado esa hora y media.
Por eso te pedí que no trajéramos el auto. Fue algo que Jorge me sugirió, por eso te pido, ya que ahora estás confundido, me des otra oportunidad de mostrarte otra experiencia, ¿sí?
Dime qué.
Ven, fuimos al metro, has de cuenta que eres mi amigo, con ganas de fajarme. Se acomodó de tal forma que quedó a espaldas de un señor de mediana edad, al verle los pechos por el escote, éste, no disimuló nada, se le quedaba viendo, al escuchar que ella me decía, es que mi marido no me hace caso, pienso que me engaña, ¿será que ya estoy fea?, no supe mucho que decirle, pero traté de seguirle la corriente, de ninguna manera, estás muy bien.
A veces siento muchas ganas de sexo, me dijo, pero ya no sé qué hacer, y vi que se movía un poco, el hombre a sus espaldas se acomodó y vi cómo se movía, ella, se quedó quieta, pero después le movía su culo, y el, al sentirla, bajó la mano y la empezó a manosear, le agarraba la cadera, vi como subió su mano y le agarró sus pechos, se los estrujaba, trataba de mantener una cara tranquila pero podía verle que estaba muy excitado, vi como ella movía pero no supe cómo, le hizo, pero entre empujones y paso de las personas que subían y bajaban, quedaba acomodada frente a él, en una de esas, giró un poco su cabeza, lo vio y sonrió, y bajándose, me dijo, vente, y nos bajamos unas 5 estaciones antes de donde nos debíamos bajar.
Sorprendido, le dije, que pasó, ¿por qué nos bajamos? Ella sonriendo, me dijo, tuve dos orgasmo ahorita y mira, me enseñó la mano que tenía algo de cuidado, se pasó el papel de una mano a la otra, y se limpió, se la chaquetee me dijo, se vino y a mi me metía la mano y me agarraba la panocha, sentí bien rico, mucho más que otras veces, pues el que estuvieras frente a mí, me provocó más excitación, me emocioné más al verte ahí parado.
¿O sea que esto lo has hecho otras veces? Sí me dijo.
Quedé sin palabras.
Así llegaos a la casa, me recosté en el sofá.
Tenía las palabras del médico. También en mi mente, imaginaba como había estado eso ene l metro.
Las palabras del médico. Dale la oportunidad. Piensa lo que pasaste ahorita. Creo que ya empecé, sin querer, pero ya había tenido mi permiso.
Mi mente fue muy cuadrada.
Cuánto era excitación, cuántos celos, y la verdad, fue muy rico, pero podría decirles que aún con dudas, el apoyarla, después de pensarlo un par de horas, era más conveniente, pues al verla como se veía, con esa bata, sus piernas, su culo, como se la metía el médico, en fin, todo, fue mayor el placer de disfrutarla, que los celos de verla como se la cogía otro hombre. También, el ver a ese hombre como la manoseaba, y lo que provocó
Se acercó y con voz tímida y muy cariñosa, me dijo, amor, perdóname por no habértelo dicho, pero entiéndeme que tuve miedo. Para ese momento, como la sentí y lo todo lo que había pasado, ya no la traté como los últimos días.
Tranquilo, me dije, pero hazla sufrir un poco, si te ama realmente te va a aguantar.
La tomé de los hombros, frente a mí. Discúlpame, es algo que está revuelto en mi mente, sí, disfruté mucho, pero la desconfianza está, y los celos, no sé qué hacer. La solté, ella se acercó a mi y se recargó en mi pecho, ya no la quité, la dejé.
Ella me dijo. Sabes, me siento más tranquila, como que me siento liberada de este remordimiento por haberte ocultado, pero también me das ánimo, ya que no me quitaste como otras veces, ves, tu mano la tienes en mi cadera. Fue que me di cuenta que la estaba agarrando.
Pasó el día, la tarde, la noche. Se fue a la escuela, yo me quedé en casa, un rato más, y ya que estaba para arreglarme y salir a trabajar, sonó el timbre, ¡era mi suegro!
Sí, mi suegro llegó a casa, pues mi mujer le platicó a su mamá lo que pasó, como era lógico, así que nos visitó para tratar de platicar conmigo lo que fue su vida con mi suegra y así poder lograr que conserváramos nuestra relación.
Mira, me dijo. Cuando mi mujer me dijo, éramos muy jóvenes, pero me lo dijo muy triste, ya que no contaba con el apoyo de nadie, pues en esa época, todo lo de sexo era tabú. Así que la entendí y puse todo mi empeño en ayudarla. Al principio, por lo que quieras, me hacía de la vista gorda. Ella se iba a veces a medio día y llegaba ya casi al caer la noche. Por lo regular eran un par de horas, esto, unas dos o tres veces por semana.
Cuando nació Margarita (la hermana mayor de mi mujer) era algo más complicado, pues tenía que cuidarla, y era más complicado, así que hablé con mi mujer y le dije que no saliera, que le daba mi apoyo y que mejor citara a sus amigos aquí.
Así pasaron unos 3 meses, cuando ya más la curiosidad y comentarios de ella, que accedí a estar presente con ellos, es decir, con mi mujer y el amigo. Ya te platicaré como fue esa primera vez. Que más que nada, yo veía. Tenía unos 20 años de edad, ella 18.
Así fui agarrando confianza, y hasta buena amistad con sus amigos, que hasta ellos me recomendaban clientes y pues eso, la verdad, influyó para que el negocio creciera.
La verdad, se dio a veces de repente, otras planeada. Como la primera vez que pasó en el taller.
Deja, te comento que siempre, había sido en casa, ellos subían y ya después yo los alcanzaba, muchas veces ya los encontraba acostados en la cama descansando, desnudos, otras en pleno acto, ella de perrito, y él dándole duro por el culo, o su panocha.
Esa primera ves en el taller, fue que llegó un cliente (necesitaba una revisión, aclaro, los de ella, son amigos)
Por lo regular ella vestía muy coqueta, su minifalda, les recuerdo en aquella época, era común vestir así.
Le dijo que traía un problema en el motor y ella se acercó, era un muchacho como de unos 27 años, delgado, como de 1.65 m, yo estaba arreglando un auto y estaba abajo del auto. No me vio el muchacho, creyendo que era la hija del mecánico, le empezó a hacer la platica y ella, que no se hacia del rogar, pues era un candidato más, le coqueteaba, y al ser cliente nuevo, más se ponía de puta, pues era para que volviera a regresa, así que le coqueteaba también y su sonrisa, que siempre ha sido muy bonita, daba pie a que los hombres le siguieran coqueteando y lógicamente, tratando de tener su “amistad”
Abrió el cofre, y él le decía que tenía, ella se empino algo más, tratando de que la falda se le subiera más, así que dio resultado, pues el joven le veía las piernas. Qué bonita estás, le dijo, ella con su sonrisa picara, le dijo, ¿de veras te parezco bonita?
Si mucho…
Bueno, mi papá le platicó a mi marido todo como se dio, pero eso será otra historia, lo que sí les digo, era y fue un buen ejemplo para mí, de una buena técnica para hacer crecer el negocio y por lógica, aplicarlo en mi matrimonio y que mi marido creciera también en su negocio.
Mira. Te pido de favor, sé que mi hija te ama, y yo te entiendo, la verdad, pero ¿sabes? Yo he tenido muchas satisfacciones con mi mujer, dale la oportunidad a mi hija. Por favor. Mira, no te quiebres más la cabeza con muchos pensamientos. Mi mujer ya platicó con Lucerito, ya sabe que puede hacer. Déjala que ella te diga que hacer, déjate llevar por ella. Te aseguro que no te vas a arrepentir.
En la tarde que regresó de la escuela, le dije que había llegado su papá y que habíamos platicado.
Tomo la palabra.
Ese día sabía que había ido ya mi papá, así que pensé que hacer para darle un motivo más a mi marido, así que llegué, lo saludé y le dije que me esperara en la sala.
Subí, me di un baño rápido, y me puse una faldita corta, con un corpiño, y bajé, me senté en sus piernas, tomé su mano y la puse en mi muslo, llevándola a mi entrepierna y sintiendo sus dedos en mi panocha… sedo la palabra
Pues al verla como bajaba de la escalera, esas piernas, bien ricas, sus pechos, y esa mirada, ya que podía hacer, ¡¡¡¡naaaaaddaaaaa!!!! Me desarmó por completo.
Se sentó y nada que resistirme, al sentir su piel, sus piernas, y sobre todo, lo caliente de su entre pierna, su vagina, ya no aguanté.
Mira amor, me dijo, creo que lo importante ahora es que te des cuenta que te hablo con la verdad, y que, si en algo te fallé, no lo haré más, que siempre te contaré todo y tal como es.
También a mí me gustaría saber bien que pasó ese 8 de diciembre, pues también hay cosas que no recuerdo, así que hay un compañero de la escuela que estuvo accidentalmente allí y que podría ayudarnos.
Vamos a invitarlo aquí, y nos platique, ya de lo que salga, sea algo espontáneo, algo que nos haga a ti y a mí, disfrutarlo de la misma manera. De improviso.
Bueno, le dije, pero entre más rápido mejor. Le dije así porque ya me dominaba más la curiosidad de verla coger con otro, que los celos que pudiera yo sentir.
No tenía caso esperar más tiempo, así que, al otro día, en la mañana, me llamó por teléfono y me dijo que ese día por la tarde, me dijo, llegaría Manuel, uno de los empleados administrativos de la escuela, de unos 23 años, unos 6 años menor que ella, de 1.85 m y no gordo.
Escogió a él porque al ser de administración, no tiene contacto directo con él, al menos, eso me dijo, o, no tan seguido, si se saludan y platican todos, pero como las juntas y reuniones son mucho más entre maestros, los del área de oficinas, salen antes o no se quedan en la escuela después del horario normal.
Por tal motivo, con él era más adecuado, ya que tendría la oportunidad de que ella supiera más cosas de lo que se dice de ella, y así yo también, poder saber que, lo que ella me había estado platicando desde que la descubrí, era cierto y no me había ocultado nada. Lo que no se imaginó Lucerito, es que también ella, conocería cosas que la tomaron por sorpresa y que pasaba o hablaban. Bueno, también yo, claro.
Llegó de la escuela como a las 2 pm, subió y se bañó, se arregló y bajó conmigo a la sala.
A las 3 con 20 suena el timbre, ya pasaban unos 20 minutos de la hora que habíamos quedado. Voy a abrir.
Que tal Manuel (ya conocía a casi todos sus compañeros, pues también de repente iba por ella a la escuela)
Pasa, te esperábamos, pero la señora se estaba poniendo muy nerviosa, primero de la emoción y después pasó a los nervios pensando que no vendrías.
¿Y eso por qué? Me responde Manuel con cierta curiosidad.
Pues ya sabrás en un momento, no quiero decir algo que le quite suspenso a lo que estás por vivir los próximos minutos u horas.
Dibujé una sonrisa tratando de guardar también la calma, pues yo también estaba algo nervioso, combinado con celos y excitación, que mi corazón latía algo rápido, pues esta era una primera experiencia, no para convencerme de apoyarla, sino de vivirla con ella como el hombre que comparte a su mujer para que ella tenga satisfacción sexual plena, pero también saber algo más de cómo es ella.
Ella viste muy bien, le dije, pero en casa es algo más especial, así que, ahora que la veas, no te preocupes si en lugar de verme, estas platicando y le ves las piernas, o el escote, o.. o… lo que quieras, tú disfrútala viéndola.
Sí, me respondió, y agregó, bueno, la verdad, siempre la disfruto, y no solo yo, todos.
Me dejó en suspenso. Ahora él a mí.
Entramos al departamento, la veo que está en el sofá, viendo la TV, con su minifalda cortita, pegadita, su blusita corta que además floja y con un escote que le permite ver sus pechitos firmes, pero también corta, a medio estómago, dejaban ver su vientre, su ombliguito al descubierto, para admirar mejor su vientre plano sin llantas ni grasa extra.
Pude verlo como se le quedó viendo, pues estaba claro, que por muy corta que llevara la falda a la escuela, no sería como la que ahora tenía puesta, así se acercó, y ella, antes de que lo hiciera más, se paró, como tenía la pierna cruzada, al levantarse, lo hizo de una forma más abierta, lo que nos permitió verle su tanga roja.
Se sonrieron y le dijo que se sentara
Gracias, la verdad es que sí la he visto, a veces, te digo, sube las escaleras para los otros salones, lo hace despacio, y se nota que hasta se sube la falda un poco más para que podamos verle las piernas, y la verdad, varias veces a la semana, nos da ese placer. Hemos platicado, y a parte de lo buenísima que está, es que caímos que es exhibicionista, y que padre que sea así. Esta re buena.
Otras veces se sienta para platicar algo, pero esta con las piernas algo abiertas y podemos vérselas, hasta la pantaleta.
Bueno, rompí el silencio, fíjate Manuel que ese día de la fiesta en la escuela, la de fin de año que tuvieron en diciembre, fue algo difícil para mí, pues una cosa es pensar que como es mi mujer de exhibicionista y que puede haber infidelidad, y otra es verlo, es comprobarlo, por eso, ese día ocasionó que tuviéremos un disgusto muy fuerte y que quisiera pedirle el divorcio.
Como tu mismo ves, ella esta muy buena, y su forma de ser sexualmente es algo increíble, así que ya pensando mejor las cosas y platicándolas con ella, le pedí que fuera honesta conmigo y me dijera que ha pasado en su vida, así que me dijo que podríamos empezar con ese día, ya que ella también no recuerda mucho, por lo que te invitó este día para que tu nos dijeras como y que pasó, según recuerdes.
Pero, es que es difícil poder hablar de ella, así, si fuera con otros amigos, no sería nada difícil.
Mira, le dije, con toda libertad, si nos dices, que pasó, no sólo vas a ayudarnos a despejar algunas dudas, también podría yo, ser más comprensivo y apoyarla, así quitarme dudas de divorciarme. También ella, estaría más tranquila pues no se acuerda de algunas cosas.
Vi como dudaba, así que añadí. De veras Manuel, sin temor, dilo, habla lo que viviste, pero sobre todo, como se vivió ese día entre todos, no me voy a enojar, no tengo por qué, soy yo que te estoy pidiendo lo hagas con todo lo que pasó.
Este…. Mmmm…
Dime qué quieres decir, ya te dije, sin pena. Dilo tal cual lo pensaron o lo que escuchaste, y también, lo que tú pensaste o ha pasado en la escuela entre los profesores. Bueno, también con alumnos, dijo ya un poco más sin pena.
Te pido algo, le dijo a Lucerito.
Dime.
Podría ponerte la ropa de ese día.
Ella se sorprendió un poco, pero para demostrarle la confianza se levantó y en unos 5 minutos regresó como ese día había ido.
Que buenísima te ves, le dije para también motivar a Manuel. Sí dijo él, la verdad maestra, está usted super buenísima, la verdad, no se me ha olvidado desde ese día, ya han pasado un mes casi, y la recuerdo como si hubiera sido ayer.
Ya no me hables de Ud. Dime de tú y con toda confianza como te sientas. Le dijo ella
Ese día, empezó Manuel, llegué con los refrescos y las botellas de brandy y tequila, éramos como 15 nada más, los demás no pudieron y se fueron temprano.
Ya como a las 6 nada más quedábamos 5 profes, las maestras Lucero y Laura.
Ya te dijo mi mujer, no digas maestra, dile normal por su nombre.
Bueno, también recuerdo que Lucero llegó con ropa normal, y Laura le dio una bolsa y se fue al baño, salió ya con el vestido así, y claro que a todos nos hizo voltear al verla, como fue, todos se le acercaron y le dieron una copa, y entre salud, y salud, se ponían a bailar, pude ver como la acariciaban la espalda, pero lo flojita que esta l falda, podían a veces meterle la mano, que se perdía en la falda, pero se abultaba la parte de las nalgas, como la manoseaban y ella que disfrutaba con sus ojos a veces cerrados otras su boca con mueca de satisfacción y otras mordisqueando los labios.
También uno que otro, dejaba a Lucero y se iba con Laura, también a manosearla, besarla, en fin, todo lo que se dejaba.
Con el paso de las horas, como a las 8, Laura se fue, pero la llevó Marcos, así que nos quedamos 4 y yo con Lucero.
Ella se sintió mareada, se acercó a mi y me dijo que se sentía muy mareada, que la trajera a su casa.
Claro que no la dejaron salir, eran como las 8, según ellos muy temprano, así que Raúl, el director, le dijo que se recostara un rato en el sofá de su oficina, todos se ofrecieron a llevarla pero dijo que no, acompáñame me dijo, yo la llevé, y la recosté, claro, al verdad, no podía desaprovechar, y le agarré las pantorrillas, y las acomodé en el sofá, después según acomodándole la falda que por si estaba cortita, espera dijo Lucero, a ver cómo fue.
Ahí empezó lo bueno, mi mujer, se levantó del sofá, se acercó a Manuel y muy coqueta le dijo que le mostrara como había sido ese día.
Con cierta pena se puso de pie, ella le dijo, ándale, ya.
La Agarró entre sus brazos, la cargó y caminó a donde esta yo. Me quité y ya la recostó. Ella lo veía con una mirada diciendo, soy tu puta, síguele.
Vi cómo le agarró la pantorrilla, y como fue muy enfática que lo hiciera como ese día, según recordara, vi como le acaricio su pierna hasta la rodilla, después le dije, así está a gusto, le pregunté, pero no me contestó, otra vez lo hice y nada, lo que supuse que se había quedado dormida.
Así, continuó, no pude evitarlo. Vi como empezó a acariciarle la pierna, más arriba, y más hasta que llegó a sus nalgas, pasó por enfrente su mano, pudiéndole agarrar su entrepierna y después se empinó, le besó un poco la pierna, y sobre la pantaleta cerca de la vagina, se levantó y haciendo aun lado el tirante, le chupó y besó su pecho. Para terminar en la boca. Aquí ella me correspondió el beso y con un pequeño gemido, me retiré y salí, me estaba calentado mucho y no quería ser sorprendido.
Salí y me preguntaron, les dije que se había quedado dormida. Casi de inmediato fue uno, después el otro, y ya en un minuto todos la veían, pero uno, no digo quien, le subió la falda más y los tirantes, los hizo a un lado, así quedó descubierta la pantaleta y los pechos.
Se acercó otro, y se sentó a un lado y empezó a acariciarle la pierna y subía a las nalgas y bajaba y bueno. Otro igual otro los pechos, en unos minutos uno la manoseaba las piernas, otro los pechos y otro la entrepierna.
Esto lo decía Manuel pero se lo hacía a Lucerito.
Ya uno desesperado, dijo, ya, a la goma todo, además es una pinche puta que le gusta la verga, lo único es que no siente por borracha, pero hay que variarle un poco, que se siente.
Pues entonces, con permiso, Raúl la agarró de la cadera, la acomodó boca arriba, y le bajó la pantaleta, y otro, mientras le quitaba el vestido, ayudado por otros.
Empezó a besarle la pierna, otro los pechos, subió y metió su boca entre las piernas, uno la agarro así, y la sostuvo.
Eso decía Manuel mientras se lo hacía a mi mujer acostada en el sofá, claro, ella se veía muy nerviosa, pero igual, sentía que estaba excitándose mucho.
Así él le empezó a besar su vagina. Pero cómo dijo mi mujer, así que Manuel acercó su boca a la panocha de ella y se la empezó a chupar, claro, ella de inmediato se excitó y gemía suave, yaaa, mmmm que rico. lástima que no sentí ese día.
Después, la agarraron así, y la tomó de la cadera, y la giro, le levantó la pierna y se la metió así, y que se saca la verga y se la clava Manuel, así en pocos minutos estaban actuando ese día, yo imaginaba como estaban y los demás lo que disfrutaban al tener a la puta de mi mujer para ellos como quisieran.
Pero ya cuando el cuarto profe se la estaba cogiendo, dijo Manuel, ella ya empezó a moverse más, movía su cadera de un lado a otro y lanzando sus gemidos bien ricos, así, métemela, así, mmmm
Ya terminó el y la agarró otro, fue cuando ella preguntó. Uy, ¿y cuantos son?, donde estamos, y se enderezo. Ya le dijeron y que se deja caer al sofá de nuevo diciendo, ándale Jaime, métemela, cógeme como quieras, cójanme todos, mientras me repongo, síganme dando como quieran, así pues ni tardos, ni perezosos, la empezaron a manosear, los pechos, las nalgas las piernas, toda ella.
Así pasaron unas dos horas, y ya ella repuesta, pero desnuda, sólo con sus zapatillas puestas, ellos igual, bueno, yo también, desnudos, seguimos entre copa y copa, y ya menos cogida, era más ella que nos chupaba la verga, a veces a uno, otras a otro, pero ya no respondían igual, ya la edad, ya el alcohol, en fin. Pero la puerta de la dirección cerrada.
Ya como a las 11, me dijeron que la trajera a su casa, vino conmigo Jaime, y la dejamos y nos fuimos, claro, sin desaprovechar que le ayudamos a entrar, pero ahí en la puerta nos la cogimos de nuevo. Y ya, fue un rapidín.
Híjole Manuel, la verdad, no me imaginaba eso, pensé que había sido en un restaurante y que ya al salir se la habían cogido, como se dice, de rapidín.
Pero nada más de imaginarme, no es nada más el saber lo puta que es Lucerito, sino lo deseada por muchos.
Uy no, si te dijera, también hay muchos alumnos que me han dicho que que buena está, que dieran por cogérsela, en fin. Aaaaaaah! Y papás.
La verdad, Lucero es una mujer que todos deseamos, que envidia sentimos pues tu la tienes siempre.
Que se levanta Lucero, se acerca a Manuel, lo jala, el se para, y acercándose, veo como e agarra su bulto sobre el pantalón, se agacha, le baja el cierre, mete la mano, y le saca la verga…
Que bruto… que verga, no sentí deseos, no soy puto, más bien sentí envidia, que vergota, con ganas de tener la mía así, cuantas viejas no podría tener con una así!!!!.
Ella agarra la mía y la cubre con sus manos, la de él la cubría y podría decir que, con la mitad de otra mano, apenas la cubría.
La agarró, y se la metió a la boca, se la empezó a succionar…
Dejo que ella siga mejor.
Mientras terminaba el relato, recordé como me cogió, me hizo tener dos orgasmos en ese momento, sentí su verga gruesa y grande me penetraba mi panocha, al pegar sus huevos a mi culo, tenía que su verga me llegaba a la garganta. Por eso ahora no iba a desaprovechar el momento y la oportunidad que me daba mi marido.
Terminó, y ya me paré, me sentía muy mojada, bien excitada. No sabía como las piernas me temblaban y las movía como si tuviera ya la verga dentro.
Le agarré su vergota, me la metí y sentí en cada parte de mi boca, cada parte de su verga, la chupé, y cuando sentí que se iba a venir, le dije no espera, me tendí en la alfombra abrí mis piernas y le dije anda métemela, Así el me montó, sentí como busco con su verga mi vagina, y la puso, le dije, métemela duro, y el lo hizo, me arrancó un grito como nunca, pues eran muchas emociones acumuladas y su verga penetrándome, sentí que me rompía todita.
Mi cadera subía y bajaba al rito que el metía y sacaba su verga, sintiendo como sus huevos golpeaban mi culo, que no pude y los agarré, queriendo metérmelos por mi culo, tuve dos orgasmos, cuando sentí como el me agarraba con mas fuerza y supe que se vendría, así que me preparé y de sentir su leche como entraba caliente hasta adentro de mi panocha, eso me provocó otro orgasmo. Así continuó unos minutos más y al final, quedamos los dos exhaustos y el encima de mí, con su cara a un lado, lo busque y dándome su boca se la chupé, lo bese, mientras mi mano, buscaba sus huevos, pues u verga dentro de mí, me llenaba bien rico.
Después de un rato, me levanté, me fui con mi marido, el estaba con su mano, sobre su verga y pude ver que estaba empapado de su propio semen, se había masturbado al vernos, yo me agaché, le dije amor, y le empecé a lamer la mano y la verga, limpiándole el semen y claro, tragándomelo.
Nos acomodamos, ella junto a mí, enfrente Manuel, ya desnudos, mi mujer nos ofreció algo de tomar, una cuba para cada quien, y al darle el vaso le dijo.
Manuel, con esto que ha pasado, te voy a proponer algo, es la primera vez que lo hago de verdad, pero se que te puede gustar.
¿Te gustaría que fuera tu mujer?, claro, para cogerme como quieras y cuando quieras. Esto incluye como hoy, que puedas pasar un día de vez en cuando, digamos, cada tres meses, una reunión, así como la de hoy.
Pues claro Lucero, sí.
Entonces que te parece si tu me das un gasto, como si fuera tu esposa, así me tendrías de igual manera. El es soltero, y bueno, ya mi mujer le dijo que con unos 2,000.00 a la quincena podría, y que como todo, en el momento que quisiera, podía dejarla.
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