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Categoría: Maduras

ROCIO LA PROFESORA

Como les contaba en el relato "Rosalba la hija de don Romeo", en clasificación de infidelidades, Don Romeo me habló respecto a la boda de su hijo, y acepté a se padrino, y como madrina se habían puesto de acuerdo con Rocío, la profesora de la aldea. Dos días antes de la boda, llevé una novilla, y un cerdo que serían destazados, para la comida de la boda y unas cajas de licor, don Romeo no se encontraba pues con sus hijos andaban arreglando los detalles, solo estaba Rosalba, quién me recibió muy alegre y bromista, luego fué a prepararme un refresco, y con su caracteristica picardía, me dice: "fíjese que el día que le dijeron a la profesora que si quería ser madrina, le contaron que usted sería el padrino, y después empezó a hacerme preguntas sobre usted, y yo le conté que el día que usted se quedó a dormir aquí, al día siguiente yo la había visto sin querer bañarse desnudo, y le dije que tenía una gran pijota gruesa". y soltó una gran carcajada, yo no sabía si creer o no que le haya dicho eso, solo le pregunté y ella que dijo?, y me dice solo se sonrió y se puso roja, y eso de ponerse roja, es porque le llamó la atención, acotó. cuando estaba despidiendome de Rosalba, pasó un niño en bicicleta,y le comentó a Rosalba que ese día tenían clases hasta las diez, porque la profesora tenía una reunión de maestros en Escuintla a las dos de la tarde, o sea me dijo Rosalba que se va a ir en el bus próximo para poder llegar puntual, me mejor dele Ud. un aventón, y mandó de regreso al niño de la bicicleta para avisarle. Cinco minutos después llegó la profesora, tenía aproximadamente 40 años de edad, alta, de un cuerpo muy hermoso, pechos medianos, cintura delgada, morena clara, ojos avellanados, se le notaban bonitas nalgas y pantorillas torneadas, pelo castaño ondulado, un poco abajo de los hombros. Durante el camino hablamos de muchas cosas, me comentó que en una oportunidad me había visto y fué para la fiesta de los trabajadore y sus familias, que don Romeo la había invitado, que había conocido a mi madre, porque habían compartido un rato mesa, y que le extrañaba que yo tan joven manajara una empresa tan grande,( en ese entonces yo tenía 22 años). Como llegamos a buen tiempo, la invité a almorzar y la dejé en la oficina Deptal, a la cual iba, le pregunté que color de ropa llevaría a la boda, y le dije le pregunto porque vamos a estar juntos casi todo el tiempo y quiero matizar con su vestuario.

Yo llegué a la casa de don Romeo, un día antes de la boda, dado que la misa era a las 9 de la mañana, por la noche nos tomamos unos tragos, y fué cuando don Romeo me comentó que Rosalba andaba en el juego de cupido, que estaba entusiasmando a la profesora. Como quería saber algo de ella, me comentó Don Romeo, que Rocío llego a la escuela recién cumplidos los 19 años, que se hizo novia del hijo de un finquero, que luego la embarazó y nunca la volvió a buscar, de esta relación nació una niña, de ahora unos 19 a 20 años, que recién se casó con un maestro de su edad, y que trabajan en una escuela al lado opuesto de la aldea. Me comentó que a la profesora la enamoran mucho, pero que es muy seria y siempre se dá su lugar.

La gente invitada era casi toda la aldea, todo alegre, y la música de un grupo de cuerdas y marimba, después del tradicional vals, la segunda melodía son los novios acompañados de los padres y los padrinos, cuando estaba bailando con Rocío, me dice gracias por las flores que me envió con Rosalba, son muy lindas, y como supo que son mis favoritas, inmediatamente busqué con la mirada a Rosalba, que al costado del patio se estaba riendo, y mostró una flor que tenía en la mano, ahí entendí aquello de le voy a echar una mano.

Al rededor de las cinco de la tarde nos marchamos, nos acompañaron dos personas más que eran de Escuintla, y finalmente la fuí a dejar a la casa de una tía de ella. Pasaron dos o tres meses y un día llegó ella acompañando a Rosalba a dejarle unas cosas a don Romeo,(Rosalba sabía que ese día llegaba a la fábrica y mas o menos la hora) cuando estaban por irse yo llegué, y ante una seña de Rosalba entendí el juego, el ciclo escolar ya había finalizado, si Rocío fué con Rosalba a la fábrica era porque juntas iban a la aldea, y luego la profesora regresaría con algunas cosas de la escuela, me fuí con ellas y de regreso la llevo a cenar y después nos dimos un beso, empezó suavecito para terminar en un beso fogoso, nuestras lenguas se trenzaron, ella empezó a ponerse cachonda, me dijo me gusta mucho, creo que demasiado, pero no puedo seguir así, se bajó del vehículo y se fué, yo no pude dejarla en su casa porque en la entrada de su colonia, estaban arreglando una tubería y no había paso. Pasó el tiempo y no volví a verla aunque hacía intentos, sin la intervención de terceros. Antes de la navidad, a través de don Romeo se iban a comprar uns pavos para la cena de los trabajadores, y yo tenía que llevar el dinero, el proceso de selección de semilla estaba en su auje y don Romeo estaba a cargo de eso, por lo que fuí a la aldea a dejarle el dinero a Rosalba, y cuando llegué estaba despidiéndose Rocío, por lo que no tuvo alternativa de que venirse conmigo, en el camino aparté para el río que me había enseñado Rosalba, nos sentamos bajo el almendro en el cual cogimos con Rosalba, y cuando sentimos estábamos, en un apasionado beso, la recosté entre la hojarasca, y empezé a besar sus ojos, sus labios, su cuello, desabroché su blusa, y sobre su sostén empezé a mordisquear su pezones, la poca resistencia que había puesto se desvaneció cuando subí el brasier y mis labios se posaron sobre un pezón tibio, duro y hermoso, quité la blusa y el sostén, eran unos pechos un poco más grandes de lo que me había imaginado, su torso era hermosa de piel lisa, que fué poniendose de gallina conforme mi lengua y mis labios lo recorrían, cuando besaba sus pechos ella gemía de placer, bajé lentamente sus pantalones, a la vez que yo me despojaba de la camisa, y fué cuando ella empezó a lamer mis tetillas y las mordisqueaba suavemente, los dos estábamos, ella con su calzón y yo en boxer, se lo quité, y estaba completamente depilada, era un cuerpo hermoso, de curvas exquisitas, lamí su almejita, tomé su clitoris y ella se aruqeaba de placer,de gozo, y fué exquisito sentir los jugos abundantes y sabrosos que salieron de su vagina, en un orgasmo tan ansiado, talvez por 20 o 21 años de no tener un macho a su lado. Me saqué el boxer y puse mi pene en su boca, ella cuando lo vió sólo sonrió,(rápido recordé cuando Rosalba le había dicho algo mi pene), y antes de chuparlo me dice a ver si me cabe, es muy grande, empezó a lamerlo inexpertamente, pero poco a poco y por instinto empezó a hacer su trabajo, le dije voy a terminar si quiere se lo saca, o se lo traga, la respuesta fué seguir mamandolo mas rápido y me vine en su boca. Empezé nuevamente con la mamada de su vagina, y cuando sentí se colocó en un 69, cuando estámos listos para la batalla, la recosté boca arriba, y lentamente la empezé a penetrar, sentía sus paredes lubricadas y calientes, ella con sus talones me empujaba, entraba y salía con facilidad, casí la sacaba toda y la embestía, ella me dijo cuando ya vaya a terminar la saca por favor, vivo sola y no planifico, empezé a bajar el ritmo ya lo hacía depacio, y con sus mismos jugos dilataba su ano, ella sabía lo que iba a suceder, si no acababa en su vulva acabaría en su ano, para ella iba a ser experiencia nueva, pero no tenía alternativa, ya entraban tres dedos de mi mano, y ella estaba a punto de venirse, le dí mas rápido cuando sentí sus contracciones, y se vino, sentí que fué un momento marvilloso para ella, acabar con la verga del hombre que la había perturbado , el hombre que nuevamente la hizo sentir mujer deseada, del que la había llevado al climax, y del hombre que le hizo despertar tantas cosas, como después lo confesó. Aún después de haber terminado le seguí dando, por espacio de unos ocho a diez minutos, besandola, mordisqueando sus pechoa, nuevamente se aferró a mi me apretó con sus musmos y me dijo más rápido, y se volvió a correr en otro explendido orgasmo, yo salí y siempre sobre ella bajé mi pene a la entrada del ano, y poco a poco, centimetro a centimetro, la penetré hasta el fondo bombié tres veces y me corrí inundando su culito con mi semen, después de una media hora, nos metimos a bañar, en el resto del camino me contó lo que yo, ya sabía por medio de don Romeo, la vi tres, cuatro no se cuantas veces más, pero en ninguna de esas veces quiso volver a hacer el amor conmigo, me dijo: Estoy enamorada de tí, y si volvemos a hacer el amor no voy a tener voluntad de decirte que no acabes dentro de mi, y no quiero un hijo a mi edad, uno`por tu situación de casado, otra por mi hija y otra la gente de la aldea donde trabajo. Con el tiempo la volví a ver pero fué a través de su hija, porque tengo la buena o mala suerte de acarrearme problemas familiares con mis hembras, pero eso ya es otra historia.
Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 4.74
  • Votos: 38
  • Envios: 2
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