~~Hay días en los que las mujeres nos sentimos especialmente sensuales y atractivas, aquel era uno de esos. Nada mas notar en su cara los rayos de sol que entraban por la ventana sintió un escalofrío que le recorrió toda la espalda y le hacía recordar aquella sensacional noche. Era lunes y, una noche tan larga y excitante no se le podía ir de la cabeza tan fácilmente, recordaba cada mirada, cada gesto, cada caricia y cada uno de los sensuales besos que le habían dedicado a su cuerpo. No quería levantarse, el roce de las sabanas mantenía despierto su deseo, el deseo de volver a compartir algo mas que una noche con su nuevo amante. Pero ya era tarde, debía ponerse a estudiar, los exámenes se acercaban y no perdonaban el tiempo perdido.
Durante todo el tiempo que paso delante de los apuntes no dejo de acariciarse, dejaba deslizarse sus manos por dentro del jersey y le dedicaba suaves caricias a sus pechos, que permanecían libres de la presión del sujetador que ese día no se puso. Sus pezones se erizaban con el contacto de la palma de la mano y sus dedos jugaban con ellos; sin pensar en lo que hacia únicamente pendiente de lo que estudiaba empezó a darse cuenta de que estaba excitada, prácticamente se levantó así, pero ya era la una de la tarde y se encontraba muy cachonda .
Ringgggg!!!!, ringggggg!!!!!, ringgggg!!!
El teléfono le sobresalto mientras comprobaba su excitación y seguía acariciándose.
Ella: ¿Si?
El: ¡Hola!, ¿me recuerdas? Como no iba a recordar esa voz, era él, apenas tardo un par de días en llamarla, seguro que tampoco podía olvidar la noche que pasaron juntos.
Ella: ¡Claro! ¿Cómo estas?
El: Bien, pero mejor ahora al oirte. Tienes una voz muy dulce y excitante. Llevo toda la mañana pensando en ti, tengo ganas de verte. Era verdad, había pasado la mañana, delante de la mesa de su oficina, absorto, recordando sus curvas y deseando tenerla cerca.
Ella: ¿Sólo de verme? Se sentía deseada y le encantaba, era una sensación muy placentera, que aumentaba su excitación.
El: De verte, de acariciarte, de besarte, de darte placer, de que me lo des tú. Estaba excitándose y no dudo en llevar su mano al pantalón, que desabrochó rápidamente, para comenzar a acariciarse, primero por encima del calzoncillo y luego dentro.
Ella: ¡Mmmmmm! ¡Qué bien! Me has leído el pensamiento. Yo también me he acordado de ti y de la otra noche, me lo pase muy bien.
El: ¿Cuándo nos vemos y repetimos? Seguía acariciándose, la voz de ella y los recuerdos le ponían muy cachondo, LA DESEABA
Ella: ¿Mmmmmm? Te invitó a cenar, mis compañeras de piso han acabado las clases y se han ido para sus casas, no volverán hasta los exámenes, esta semana estoy sola. Sólo pensaba en el postre, mientras le invitaba a su casa.
El: ¡Acepto! A las nueve estoy en tu casa, ¿qué cenaremos? El se la quería cenar a ella. Seguía acariciándose, estaba muy excitado, pensar en la noche que podría tener le ponía mas.
Ella: A las nueve esta bien. Ya pensaré que cenamos, tu trae el vino, y el postre, ¡jejejejeje!
El: ¿Porqué te ríes? Sabía perfectamente la razón de su risa.
Ella: Espero que aciertes con el postre y traigas lo que espero.
El: ¿Qué esperas? Estaba seguro que lo mismo que él deseaba.
Ella: Pues. ., un montón de caricias y de besos y mucho placer. ¿Lo traerás? Yo tengo algo de eso, tengo ganas de darte unos besitos por el cuello y bajar con caricias por tu espalda,. La conversación le excitaba más y más por momentos, no dejaba de acariciar su coñito, con la mano que no sujetaba el teléfono. Cada vez estaba más mojada y más cerca del orgasmo.
El: ¡Uy! Lo llevaré, iré con ganas de ti; de besarte, de acariciarte, de hacerte mía y que disfrutemos del más dulce de los postres. Voy a comerte enterita, de los pies a la cabeza, muy despacito, dedicando un tiempo especial a tu coñito, a saborear tu clítoris. Sentía su polla bien dura entre las manos y seguía con aquella paja tan placentera.
Ella: ¿Sabes? He estado toda la mañana acariciándome, mientras estudiaba y ahora estoy muy cachonda, no dejo de acariciar mi clítoris mientras hablamos y me correré enseguida. Paso mi manita rodeando mi coñito y me entretengo donde más me gusta, meto un dedito, lo saco, meto dos, los saco. Me acaricio el clítoris con vigor. ¿Qué haces tú?
El: Disfruto de una paja inmensa, tu voz me pone muy cachondo y estoy deseando follarte. Voy a follarte durante toda la noche, hasta que me duelan los huevos, quiero que me comas la polla una y otra vez y también disfrutaré de tu culito. Ahhhhh! Mientras le contaba sus planes para la noche seguía acariciándose y a punto de acabar.
Ella: Me encantan tus planes. Follameeeeeee!!!!!, me corroooooo!!!!, ahhhhhhhh!!!!!, ohhhhhhh!!!!, mmmmmmmmmmmmmm!
El: Yo también, putaaaaa!, me corroooo!!!!!!!!, ahhhhhhhh!!!!!.
Ella: Mmmmmm! Tengo ganas de verte cabrón, me ha encantado oírte y pensaré durante toda la tarde en tu polla, me la voy a comer entera.
El: A mi también me encanto oírte. Prepara una buena cena que el postre será cansado. Me pone muy cachondo tu voz, me encanta, eres increíble. Te veo esta noche. ¡Un beso en tu boca!